sábado, 27 de agosto de 2016

La Toma de Caracas




Nelson Acosta Espinoza
Bien, amigo lector, el 1 de Septiembre la ciudadanía acompañada por los partidos que conforman la MUD expresarán su firme voluntad de luchar por la realización del referéndum revocatorio.


Bajo el nombre de la Toma de Caracas, venezolanos de todas las regiones de la nación se reunirán en esta capital y marcharán por la dignificación de la democracia del país. Esta actividad que pretende reunir a cientos de miles de ciudadanos tiene una extraordinaria importancia simbólica. Pondrá, nuevamente, al descubierto la precariedad de los cimientos sobre los cuales se asienta este gobierno e, igualmente,  enunciará la irrenunciable decisión de ir hacia la recolección de 20% de las firmas para convocar definitivamente al referéndum revocatorio.


Vale la pena detenerse y explorar algunos de los escenarios predecibles para ese día. En primer lugar, es posible que el sector “duro” del gobierno se imponga e intente reprimir la marcha con el objeto de repetir los sucesos del 11 de Abril del año 2002. Este escenario, a mi juicio,  resulta un tanto improbable por varias razones. La primera de ellas es la debilidad del oficialismo y la actitud institucional que esperemos prive  en la conducta de la FAN. Por otro lado, tal como se señaló anteriormente, esta manifestación tiene un contenido simbólico. Sus organizadores no se plantean objetivos distintos a la demostración de su voluntad cívica y a reforzar la decisión de demandar la realización de RV. Igualmente,  esta demostración tendrá repercusiones a nivel internacional. Un conjunto de instituciones estarán observando y evaluando el desarrollo de los acontecimientos y, la cobertura periodística, será a nivel continental.


En fin, soy optimista. Espero que esta demostración se haga en sana paz y los sectores democráticos logren alcanzar sus objetivos. Sin embargo, es necesario estar atentos. El presidente Nicolás Maduro anunció recientemente que su gobierno prepara un plan de ofensiva que se iniciará el 1 de septiembre.


Es importante resaltar el apoyo a esta iniciativa de parte de sectores críticos del chavismo. Estas fracciones- son varias- coinciden en señalar que no habrá cambio “económico ni social ni de ninguna índole que no pase por la celebración de un referéndum revocatorio”. Como podemos deducir esta solicitud tiene un amplio apoyo dentro de las distintas parcialidades que hoy día hacen oposición a este gobierno socialista.


Voy a insistir en el carácter simbólico que tendrá  esta demostración. Desde luego, con esta aseveración no se pretende disminuir el impacto práctico que tendrá esta Toma de Caracas de llevarse a cabo cívicamente. Lo que si deseo expresar es que esta actividad debe ser vista como constitutiva, en el plano simbólico,  de la conflictividad social y política que marca actualmente al país. Ello implicaría, en consecuencia,  la constitución subjetiva del actor colectivo que suplantara al devaluado sujeto político  chavista.


La historia brinda ejemplos de cómo acciones de esta naturaleza se convierten en símbolos que anuncian el inicio de una nueva era. La toma de la fortaleza de la Bastilla,  el astillero de Gdańsk donde Lech Walesa junto otras personas fundaron el sindicato Solidaridad, la caída del muro de Berlín, la revolución naranja en Ucrania, se transformaron en iconos que encarnaron el fin de una época y comienzo de otra era histórica.


En otras palabras, la manifestación del 1S servirá, entre otras cosas,  para dotar de mayor consistencia y autonomía a un nuevo sujeto político ciudadano que deberá ejercer  la hegemonía en la Venezuela por venir. En este sentido,  esta demostración puede reforzar una nueva cultura política  y serviría como marcador simbólico de una  Venezuela en gestación.


Sin duda, la política es así.


















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