domingo, 23 de diciembre de 2012

Feliz Navidad 2012


Los directivos de este Observatorio enviamos nuestro más cordial saludo a nuestros lectores, simpatizantes y colaboradores.

Al completar este segundo año de actividades, nos damos por muy satisfechos. Hemos publicado un total de 209 entradas que han sido visitadas por más de 30.000 amigos, procedentes de numerosos países, algunos tan cercanos como Colombia, México, Argentina, y casi toda Centroamérica y otros tan remotos como Madagascar, India, Filipinas o Indonesia.

Las estadísticas de lectura nos indican que los temas más visitados son los relativos a las autonomías en España, un tema de gran actualidad tanto en Venezuela como en la madre patria; y, sorprendentemente, el artículo sobre el investigador Gene Sharp (Cómo hacer una revolución) ocupa un segundo lugar. En tercer lugar, un tema muy cercano a todos los venezolanos, en especial a los carabobeños: La Cosiata.

A todos quienes nos han leído  a quienes han colaborado a enriquecer nuestro blog con artículos y comentarios, a todos nuestros amigos y críticos, les enviamos un cordial saludo navideño. Muchas serán las emociones que nos depara este próximo año, que tan rápidamente se nos viene encima.

¡Feliz Navidad y un venturoso año 2013!

sábado, 22 de diciembre de 2012

La abstención, según Felipe Mujica

Mucho se ha hablado sobre la abstención en las recientes elecciones para gobernadores, donde la oposición sólo gana 2 de las 23 gobernaciones. En una lúcida exposición, Felipe Mujica, secretario general de MAS (Movimiento al Socialismo), explica las causas de la alta abstención y advierte sobre la inapropiado de descalificar a quienes no concurrieron a votar.

Por su importancia en esta discusión, presentamos a continuación un vídeo de la entrevista realizada en Globovisión en el programa Buenas Noches


Abstención: las falsas aseveraciones



El presente artículo fue publicado originalmente en el blog labragaazul. Reproducimos aquí los interesantes argumentos del autor
Octavio Acosta Martínez

Tarea difícil ésta para mí, el tratar de escribir algo sobre política en esta época (hoy es 21/12/12) cuando estamos en los preparativos para la elaboración de las hallacas, las gaitas y aguinaldos inundan el ambiente y nos encontramos en el clásico corri-corri previo a la noche del 24. Pero es que cuando enciendo el televisor y sintonizo un canal nacional, o leo la prensa escrita, el tema siempre está ahí: el análisis de los resultados de las elecciones para gobernadores. Y dentro de éste, el fenómeno de la abstención y su incidencia en dichos resultados, surgiendo ella como la gran culpable de la derrota de la propuesta (¿hubo una “propuesta”?) de la tolda opositora. Como desde antes de este último proceso electoral me he sentido bombardeado por un discurso tendente primero, a disuadirme(nos) de cualquier intención abstencionista, y después a calificarme(nos) –más bien “descalificarme(nos)”- y culparme(nos) por el fracaso obtenido, siento como la necesidad de referirme a algunos de estos argumentos esgrimidos. Dado que dentro la división del trabajo casero inmediato me corresponde la honrosa tarea de limpiar las hojas para las hallacas, iré directamente al grano para salir rápido de esto…

miércoles, 19 de diciembre de 2012

“El chavismo cuenta una historia; la oposición recita letanías”



Nelson Acosta Espinoza

De entrada digámoslo sin titubeos: las elecciones del pasado 16 de diciembre constituyeron un tremendo fracaso para la oposición. No vale la pena insistir sobre la dimensión aritmética de estos comicios. A estas alturas abundan análisis muy agudos sobre esta materia. En estas breves líneas, entonces, posaremos la mirada en la connotación política de este evento.

¿Qué significado podemos extraer de estos resultados? ¿Qué enseñanza pueden proporcionar de cara a los futuros eventos políticos? ¿La dirección política de la oposición estará a la altura de los próximos acontecimientos? ¿Habrán comprendido el sesgo cultural implícito en la invocación chavista?

Comencemos a dilucidar estas interrogantes a partir de la última incógnita. Partimos de la siguiente aseveración: para poder combatir la oferta oficialista es esencial entender su sentido discursivo. En otras palabras, no basta y, constituye un error estratégico, adjudicar sus repetidos éxitos electorales a la dimensión distribucionista y clientelar que caracteriza su acción de gobierno. Es decir, sus triunfos no responden únicamente a estas políticas asistencialistas. Este sesgo populista siempre ha estado presente en la formulación e implantación de políticas públicas por parte de todos los gobiernos de la IV y V república. No olvidemos, el carácter rentista del estado venezolano. Lo nuevo, por no decir lo inédito, ha sido acompañar estas políticas con una estrategia de sentido que ha proporcionado una identidad política estable a amplios sectores de la población empobrecida del país. La oposición, es necesario reconocerlo, no ha podido superar la visión estrictamente electoral: se vota contra Chávez y no a favor de una nueva propuesta o visión de país que contraste y compita con la oficial. No han logrado elaborar un relato político alternativo que rivalice con el oficialista y proporcione una nueva “visibilidad” a los sectores populares.

En la pasada elección presidencial, por ejemplo, el candidato de la oposición, en una primera fase, apuntaló su oferta electoral en la gestión que había realizado en el estado Miranda; posteriormente, intentó resignificar la oferta oficialista por la vía de hacerla más eficiente y perdurable (Ley de Misiones). En otras palabras, no contrastó el “cuento” chavista con un relato alternativo que se nutriese de los valores de la cultura popular del venezolano. No pudo traspasar el campo simbólico que caracteriza a los sectores medios del país. Su oferta se ancló, por así decirlo, al interior de una endogamia discursiva y, en consecuencia, no pudo interpelar a los sectores pobres de la población del país.

En la elección regional en el estado Carabobo se llevó al extremo este error estratégico. La campaña se centro en intentar establecer una equivalencia entre la gestión del ex gobernador Acosta Carles y la propuesta que encarnaba el candidato del oficialismo. En esta apuesta discursiva la dimensión simbólica de los pobres estaba ausente. De nuevo, no se pudo superar el imaginario que lo identificaba con la clase media. No se hizo uso del “trademark” simbólico que caracterizaba la gestión de los Salas: la descentralización; no se transformó la personalidad del candidato en una narrativa que lo aproximara a los sectores populares. En fin, su mensaje careció de nitidez y poder de evocación. No pudieron elaborar a una propuesta simbólica que enfrentara a la figura presidencial. El verdadero adversario.

Se aproxima un nuevo acto electoral. Es probable que el sesgo religioso y emocional impregnará con profundidad la oferta oficialista. Las enseñanzas que proporcionan los últimos fracasos políticos y electorales deberían estar a la orden del día. La lucha política, sin duda, girará sobre las palabras que interpelen y emocionen a la totalidad de la población. Más allá de las letanías ¿podrán los sectores democráticos construir un relato que proporcione una nueva identidad a los sectores empobrecidos del país? ¿Serán capaces de federalizar su discurso? ¿Harán uso de los contenidos emblemáticos de la diversidad contenida en la cultura popular?

Las cartas están echadas. Seamos optimistas. Esperemos que la dirección política de la oposición, en esta ocasión, esté a la altura de los retos simbólicos que implicaría una nueva elección presidencial. Entendámoslo: es la emoción y no la razón la clave de la próxima contienda política.




martes, 18 de diciembre de 2012

Federalizar la educación



Recientemente hemos leído un interesante documento, producido por el Foro Cerpe, y presentado al país el domingo 18 de noviembre de 2012 por el diario El Universal de Caracas. Reproducimos en este espacio, la propuesta 6 de dicho documento. Por su importancia, sugerimos a los lectores vean el enlace, más arriba, del documento en su totalidad.

Educación para transformar el país 

- Foro Cerpe - 

7 propuestas


Propuesta 6. Un sistema educativo descentralizado

La descentralización educativa es un mandato constitucional y un nuevo modelo gerencial que debe incrementar la eficacia, la calidad y la equidad, además de la participación democrática. Pero sería un error promover una descentralización masiva, homogénea y de ritmos uniformes para todas las entidades político-territoriales y todos los órganos subnacionales. Algunas competencias podrían transferirse simultáneamente, otras deberán esperar que algunos estados o municipios estén en condiciones de recibirlas. Habrá que saber combinar trayectorias rápidas, intermedias y lentas como también diferenciadas según las realidades de los órganos subnacionales.

Eso sí, la descentralización básica debe comenzar en los planteles por lo que habrán de delimitarse ciertas nuevas competencias en materia de su organización y funcionamiento, basadas en un modelo de gestión autónoma. También, en el otro extremo, deben quedar delimitadas todas las competencias derivadas del principio de la rectoría indeclinable que sobre el sistema educativo deben ejercer los dos ministerios responsables de los procesos educativos. Postulamos un Ministerio del Subsistema de Educación Básica sin escuelas, que se encargue de establecer los marcos curriculares, de evaluar la calidad del sistema y de supervisar las actividades educativas de las gobernaciones, alcaldías y entes privados. (itálicas nuestras)

Progresivamente, todos los centros educativos oficiales del nivel inicial deben pasar a la responsabilidad de las alcaldías y todos los centros oficiales que impartan educación primaria y media deben ser gerenciados por las gobernaciones de los estados. Desde luego, las transferencias de responsabilidades y competencias deben ir aparejadas con el traspaso fluido de los recursos financieros correspondientes tanto a gobernaciones como a alcaldías. Todos los entes involucrados en la gestión educativa deben periódicamente rendir cuentas a la sociedad y al Estado.

Postulamos un Ministerio del Subsistema de Educación Superior que no pretenda arrogarse atribuciones propias de las instituciones del Subsistema, las cuales deben regirse por el principio de la autonomía responsable. Esas instituciones de educación superior, deben vincularse mas entre sí y con las organizaciones de su entorno. Podrían crearse Consejos Regionales de Educación Superior donde tengan participación la diversidad de instituciones de este Subsistema y también los representantes de gobernaciones, alcaldías, organismos empresariales y sindicales, amén de otras instituciones culturales y sociales de la región.

Las instituciones educativas, desde el preescolar hasta los postgrados, deben estar conscientemente inmersas en el entorno digital. La escuela, del nivel que sea, cada vez será menos el lugar donde se vaya a recibir clases y cada vez mas será el espacio donde se vaya a dialogar con los condiscípulos y con los docentes sobre lo aprendido en los entornos virtuales. Todo estudiante, del nivel que sea, debe disponer de una computadora personal, equivalente en esta etapa civilizatoria al cuaderno y al lápiz del pasado. Todos los centros educativos deben interconectarse en redes digitales.

Debemos avanzar hacia un modelo de escuelas dialogantes, de escuelas concebidas como espacios y tiempos de encuentro. En ellas debe operar un diálogo de todos los saberes. Debe realizarse una imbricación sistémica entre la educación que se realiza en los espacios educativos formales, no formales e informales. Las organizaciones educativas deben conectarse con sentido común y respetando el propósito pedagógico primordial con las redes de organizaciones sociales y con las organizaciones económicas productoras de bienes y servicios. Hay que avanzar en la dirección de las ciudades y sociedades educadoras.

jueves, 13 de diciembre de 2012

Hacia un nuevo compromiso histórico

Firmantes de los Pactos de la Moncloa que dan inicio
a la transición democrática  española. En primer plano, Felipe Gonzalez,  Adolfo Suarez y Manuel Fraga. Todos los partidos hicieron concesiones para facilitar la transición.


Nelson Acosta Espinoza

Los últimos acontecimientos en el país han puesto en el tapete la necesidad de pensar sobre la transición democrática. Este tema, de alta factura política, no debería tratarse exclusivamente desde una óptica electoral y jurídica. Desde luego, ambos aspectos son fundamentales y deben ser objeto de consideración y elaboración; máxime cuando es probable una elección presidencial en el venidero año. En cierto sentido, este sería el aspecto táctico. El estratégico, podría ubicarse en la necesidad de suscitar los acuerdos necesarios que proporcionen piso a un proceso de transición política. Asunto este que implicaría, entre otras cosas, dibujar una hoja de ruta que pueda conducir al país hacia una nueva estructura de poder más democrática, participativa y efectiva.

Es indudable que nos acercamos al final de un período histórico. El chavismo, podría definirse como el síntoma que habla del agotamiento de una versión de la república: la democracia liberal, centralista y representativa. Sus intentos de restaurar y profundizar sus aspectos más negativos manifiestan la inviabilidad de ese proyecto. Es en este sentido que expresamos la idea de cambio histórico. Los venezolanos debemos iniciar un debate, en el plano de las ideas, que comience a delinear una nueva versión de la república y del nuevo sujeto republicano.

Este Observatorio ha adelantado algunas reflexiones sobre este importante tema. Ha llamado la atención sobre la importancia de estudiar procesos de transición política, como los llevados a cabo en la España de Adolfo Suárez y el Chile de Patricio Aylwin. Inspirados en estas experiencias hemos propuesto una agenda política; puntos de partida en la búsqueda de un nuevo compromiso histórico que facilite la ruta hacia un modelo de democracia más avanzado al que ha estado vigente a lo largo de estas última seis décadas. Veamos;
  • 1. Alternancia en el poder (no a la reelección)
  • 2. Segunda vuelta en las elecciones presidenciales
  • 3. Respeto a los derechos de las mayorías y minorías
  • 4. Profundización de las libertades democráticas
  • 5. Valoración de la dimensión cívica del poder
  • 6. Voluntad expresa de iniciar un proceso de redistribución del poder que conduzca a una verdadera organización federal del estado venezolano.

La agenda descrita es de carácter general; apenas un esbozo para iniciar la discusión. 

Esperemos que la dirección política de la oposición, no se atasque en la dimensión táctica del tema y comience a visualizar su dimensión estratégica.

Para mayores detalles, vean las entradas anteriores en el blog tituladas La transición democrática en Venezuela. y el artículo Looking for Adolfo Suarez

"Estado comunal es la fachada para la redes de la corrupción"



El lunes 10 de diciembre, en el Hotel Centro Lido de Caracas, se llevó a cabo una interesante reunión. Miembros del Observatorio estuvieron allí para conocer de primera mano las propuestas y explicaciones de los invitados al foro. A continuación, la reseña aparecida en el Diario El Universal.

Fundación En Cambio debatió la inversión petrolera para el progreso

ELVIA GÓMEZ | EL UNIVERSAL
martes 11 de diciembre de 2012 12:00 AM

Con el patrocinio de la Alcaldía Metropolitana de Caracas, la Fundación En Cambio, que preside el ex gobernador Carlos Tablante (Aragua), realizó ayer el foro "Descentralización, inversión petrolera y progreso" en el que se abordó desde varias especialidades la mejor manera de sacarle provecho colectivo a las inmensas reservas de crudo con las que cuenta Venezuela y cómo invertir su rédito para diversificar nuestra economía y propiciar el desarrollo educativo y tecnológico.

Tablante explicó que la Constitución de 1999 y el proceso de descentralización es el camino correcto y por eso la jornada de ayer es el primer paso para promover entre las autoridades municipales y regionales el debate sobre la inversión petrolera local para el desarrollo.

"El verdadero poder popular es la descentralización" afirmó Tablante y explicó que "el Estado comunal es la fachada para ocultar las redes de la corrupción que han ido convirtiendo al Estado venezolano en un Estado delincuente, que es el verdadero peligro". Añadió Tablante que mientras el Gobierno nacional habla de que nuestro país es "una potencia energética" la realidad es que los ciudadanos padecen a diario fallas del servicio eléctrico y del gas doméstico.

Las ponencias del foro serán recogidas en un libro que se suma a los dos títulos editados por En Cambio, como son "Descentralización vs Neocaudillismo" y "Descentralización e Inclusión Social".

"Lo que buscamos con este foro es más democracia y más descentralización, diálogo y reconciliación", dijo Tablante y anunció la constitución de un observatorio nacional, que coordinará Henry Jiménez, y que trabajará en coordinación con expertos de México y Colombia para hacerle seguimiento al funcionamiento de la industria petrolera venezolana "que no es nada transparente y no publica sus estados de cuenta, sus balances y resultados".

El evento contó con la participación de Javier Estrada, de México; Jorge Sánchez Meleán (Consejo Federal de Gobierno y el Fondo de Compensación Interterritorial), Leopoldo López (Descentralización, inversión petrolera y fondo solidario), Ricardo Villasmil (Instituciones e inversión petrolera) y Aida Lamus (El petróleo es de todos los venezolanos: Hacia un modelo de gobierno corporativo que represente el derecho de los propietarios) entre otros.

El alcalde metropolitano, Antonio Ledezma y el líder de Voluntad Popular, Leopoldo López, coincidieron en la necesidad de promover el debate local involucrando a las comunidades y sus mandatarios.

López habló de un "corto circuito cultural" que ha hecho pensar durante décadas que la explotación del petróleo al máximo atenta contra el desarrollo de otras áreas de la economía, cuando debe debe ser al revés. Invitó a los venezolanos a dar el debate sobre convertir a Venezuela realmente en el primer productor de crudo a nivel mundial y devolverle a PDVSA su verdadero rol, porque está convertido actualmente en un "estado paralelo".

Gustavo Baquero, experto petrolero, planteó la interrogante de si Venezuela está preparada para aprovechar el complejo y diversificado mercado mundial. Citó que de los 360 proyectos petroleros importantes de todo el orbe, en Venezuela hay sólo seis. "Tenemos el 20% de reservas, pero sólo el 3% de la producción", precisó.

El evento concluyó con la firme decisión de los presentes de divulgar las propuestas y conclusiones de los participantes. Este Observatorio cumple con la tarea de difusión de las exposiciones.

A continuación, un vídeo del evento:


lunes, 3 de diciembre de 2012

Federalizar el discurso


Nelson Acosta Espinoza

Nos parece que la oposición democrática confronta un dilema político. Dos son sus vertientes: conceptual y práctica. Vamos a intentar desarrollar algunas ideas en torno a esta disyuntiva. 

En relación al primer aspecto, pudiéramos destacar que fracciones de la oposición hacen suya una concepción monolítica del país que no se presta para la valoración positiva de las diferencias que proporcionan identidad al colectivo nacional. En el plano práctico y, articulado a esta visión, sus organizaciones ejercen un “centralismo” que resta eficacia práctica e ideológica a la lucha política; operan, por así decirlo, con herramientas conceptuales que no facilitan la creación de un proyecto político alternativo.

Esta concepción se encuentra anclada en una tradición intelectual que ha tenido un cierto protagonismo en el campo de las ideas en el país; consiste en una visión de raigambre positivista que nos conceptualizaba de forma unitaria y apostaba a la acción efectiva del hombre providencial. Modernizar, por ejemplo, fue pensado como un acto “civilizacional” que desplegaba su racionalidad desde el centro hacia la periferia.

En el plano político, a lo largo del siglo XX hasta el día de hoy, este proyecto fue conceptualizado con la famosa frase, (Uslar Pietri dixit) de “sembrar el petróleo”. Más allá de su obvio significado, esta expresión equivalía a la idea, de acuerdo a la cual, que modernizar consistiría en domar los atavismos culturales regionales que obstaculizaban el acceso a una supuesta condición moderna, unitaria y homogénea para todo el país. Un “Santo Luzardo” gubernamental llevaría la civilización a los espacios emblemáticos donde reinaba, una “Doña Bárbara”, símbolo de la barbarie. Desde Pérez Jiménez a Hugo Chávez, con distintos apellidos, ha prevalecido este afán voluntarista de proporcionar homogeneidad a la diversidad que nos caracteriza como pueblo y nación. Desde luego, siempre cabalgando sobre el potro de la renta petrolera.

Un proyecto político alternativo debería asumir discursivamente esta relación entre lo “uno” y lo “diverso”. En otras palabras, pensar al país en términos del juego infinito de sus diferencias. Una oferta federal, en consecuencia, debería traspasar los límites de las propuestas jurídico-constitucionales y hundir sus raíces en los particularismos e identidades que alimentan conflictos y antagonismos que enriquecen nuestra complejidad cultural y política.

Desde luego, la defensa del Estado Federal y Descentralizado forma parte de la agenda de la oposición que se encuentra amenazada por las propuestas que encierra el llamado Estado Comunal. Esta es una tarea que hay que llevar a cabo. Pero, insisto, no es suficiente. Es indispensable desmoronar el contenido centralista que existe en el discurso que intenta enfrentar este proyecto del Estado Comunal. Desde una visión monolítica del país no sería posible tener éxito. Es por ello que proponemos la “federalización” del discurso político. En otras palabras, enfatizar las pequeñas narrativas y construir una visión de país que dé cuenta de sus diferencias y la diversidad cultural que nos define como nación.

Como sabemos, la uniformidad no es democrática.

Partidos políticos: Renovarse o perecer



Miguel A. Megias

Para el momento en que Hugo Chávez, en 1999, amenazaba con “freir las cabezas de los adecos en aceite” los partidos venezolanos ya habían perdido vigencia o estaban camino de desaparecer. La advertencia, claro, no se cumplió. Lo que si sucedió fue la sucesiva pérdida de contacto de los partidos con sus militantes y con la ciudadanía, en especial la más desasistida que se había convertido, para ese año, en “invisible”. La curva descendente de los partidos tocó fondo en 2005 cuando, sin aparentemente medir las consecuencias, los partidos de oposición llamaron a la abstención, poniendo en bandeja de plata, por cinco larguísimos años, todos los poderes en manos del gobierno de Hugo Chávez. ¿En que pensaban los dirigentes de la oposición? Tal vez, se nos ocurre, ni siquiera pensaban: actuaban por instinto, y éste les falló.

¿Había alternativas a la abstención? Este será un tema que los historiadores y analistas políticos tendrán que dilucidar en su momento. Por nuestra parte, creemos que esta actitud derrotista fue el producto de la escasa relación entre los partidos y sus militantes y entre los militantes y la ciudadanía en general. Es decir, las “cúpulas” o “cogollos” de los partidos decidieron abandonar la lucha por el poder: tal (errada) decisión va en contra de los postulados de cualquier partido. Pues el objetivo, el objetivo último y más importante de un partido, es llegar al poder, no ponerlo en bandeja de plata en manos del rival, no importa cuan poderoso pueda éste parecer. La “vocación por el poder” no es exclusiva de los partidos venezolanos. Por el contrario, partidos que han sido muy poderosos y que por circunstancias la pierden, se deben examinar para determinar en que fallaron y como conseguir, de nuevo, remontar la cuesta.

Tal es el caso del PSOE (Partido Socialista Obrero Español), frente al reciente descalabro en las elecciones generales que condujeron a su más poderoso rival, el PP (Partido Popular) a totalizar una mayoría absoluta en el congreso –lo que les garantizó la investidura de Mariano Rajoy, lider de ese partido. En la celebración del 30 aniversario de la llegada de Felipe González a la presidencia (era el líder del PSOE para entonces), éste habló con contundencia y dijo: “...El PSOE ha perdido la vocación mayoritaria y tiene que recuperarla”. Ante semejante afirmación solo queda santiguarse;  es una rareza que un político explicite con tanta claridad su pensamiento y su sentimiento. Y más aún cuando este demoledor análisis viene de un hombre que fue, por cuatro períodos, jefe del Estado español. A continuación un breve vídeo con las palabras de Felipe González.




La lección de este mensaje es muy clara, no sólo para el PSOE sino para todos los partidos perdedores en Latinoamérica -en particular en Venezuela- que por una razón u otra no han logrado renovarse, actualizarse, modernizarse. Y que, desde luego, han perdido, como tan claro lo dijo González “la vocación mayoritaria…”

Hace años, un político venezolano se hizo famoso por la siguiente frase (que ya forma parte del folklore nacional): ¿y con que se come eso?

Veamos. Eso se come, como en el caso español, proponiéndose, desde las bases hasta las cumbres de los partidos, primeramente la vocación de poder. Y en segundo lugar, una vez establecida esta premisa, convencerse –y convencer- que el poder es para lograr mayorías, no para ser simples comparsas. En nuestra opinión, varios son los partidos políticos venezolanos que pudieran, si se lo proponen, si se organizan, y si empiezan de nuevo a tener sintonía con los ciudadanos que ellos representan, llegar a esa “vocación mayoritaria”. Nos referimos, principalmente (sin desdeñar a los nuevos partidos) a quienes fueron las tres primeras fuerzas políticas en el pasado: AD (Acción Democrática), el partido social-cristiano COPEI, y el partido de izquierdas, MAS (Movimiento al Socialismo).

¿Y cuales son los requisitos para alcanzar el poder? Desde luego, una moderna concepción ideológica, excelente organización, recursos, sintonía con las nuevas formas de comunicación de masas (Internet, entre otros) y dominio de las redes sociales; y mucho, muchísimo trabajo de base para destronar a quienes detentan el poder, quitándoles una de sus principales banderas: la asistencia a los más pobres y desasistidos de la sociedad, que en casi toda Latinoamérica son mayoría, sin proponérselo.

Como ejemplo de lo que afirmamos, tenemos el caso del actual gobierno de Egipto. Durante muchos años, el partido representado por los hermanos musulmanes (Sociedad de los Hermanos Musulmanes), asistió, ayudó, alentó y acogió a una masa de ciudadanos desprovista de todos los privilegios que las sociedades modernas dan por sentado: educación, empleo, salud, seguridad. Y la semilla sembrada, en el terreno fértil de un pueblo ansioso por salir de la miseria y la pobreza, ha dado sus frutos. Aún cuando hay corrientes modernistas en el sentimiento general de los egipcios, fueron los hermanos musulmanes los que capitalizaron el descontento con el régimen del dictador Mubarak. 

Actualmente, la ciudadanía egipcia se debate entre dos polos: los tradicionalistas, dirigidos, ya lo dijimos, por el partido de los hermanos musulmanes que quieren imponer, entre otras cosas, la ley islámica de la sharía; y una población joven, pensante, educada en los principios occidentales, que aspira a tener un gobierno laico, moderno, alejado de las concepciones anticuadas del radicalismo del islam.

Para llegar al poder, en Venezuela, los partidos deben iniciar, urgentemente (tan pronto pasen estas “cruciales” elecciones de gobernadores del 16 de diciembre), estrategias para el largo plazo y no para la inmediatez y pragmatismo que les ha caracterizado. Alcanzar el poder no será fácil. Pero mucho más difícil será si no hay “vocación mayoritaria”.

Los partidos de antaño deben, entre otras cosas, resucitar la grandeza que una vez tuvieron. Y rescatar las viejas glorias, siempre pensando en las nuevas que les esperan. Pero también los jóvenes partidos deben repensarse y arriar las banderas de los nuevos tiempos.

Sólo renovándose y reinventándose, evitarán perecer.

martes, 27 de noviembre de 2012

Comuna vs Estado Comunal


Nelson Acosta Espinoza

“Es en la comuna donde reside la fuerza de los pueblos libres. Las instituciones comunales son a la libertad lo que las escuelas primarias vienen a ser a la ciencia; la ponen al alcance del pueblo; le hacen paladear su uso pacífico y lo habitúan a servirse de ella”. 

Cuidado amigo lector; no se confunda: esta sentencia no proviene de un afiebrado militante de la “revolución bonita”. No señor, esta reflexión fue escrita por el autor francés Alexis de Tocqueville y se encuentra en una obra fundamental para la compresión de la verdadera democracia “participativa y protagónica”, La democracia en América, publicada en el año 1835.

Comuna no es una palabra o concepto ajeno a la formas democráticas de convivencia. Por el contrario, es consustancial con el “buen vivir” y con la organización descentralizada y federal del todo cuerpo social y jurídico. 

Según Wikipedia, por ejemplo, en Suiza la comuna (en alemán, Gemainde) constituyen la entidad territorial básica y de menor nivel en la división político territorial de ese país. 
Para enero de 2006, existían 2.740 comunas. Algunas cuentan con sólo algunos cientos de habitantes y las ciudades más grandes, como Ginebra o Zúrich, también tienen estatus legal de comuna. Las responsabilidades de cada comuna (como educación, servicio médico, asistencia social, transporte público y recaudación de impuestos) son definidas por el gobierno cantonal y varían de un cantón a otro.

Es bueno, entonces, revisar algunas de las características del orden comunal y contrastarlo con la propuesta del Estado Comunal del gobierno. En principio, las comunas tienen un origen inmanente, voluntario, bajo el criterio de sus integrantes; son la expresión de la forma de vida que una sociedad quiera darse. Para su legitimidad, la comuna se explica en sí misma, por cuanto es la manifestación y acción de sus integrantes quienes al crearlas le dan su cualidad de ser; en las comunas sus integrantes son soberanos para darse el sistema de vida que decidan. La comuna asume todas las competencias sobre la vida, así lo que pueda resolver con sus recursos lo hace, y aquello que le sea complejo, como puede ser la planificación de la ciudad, la atención en materia de salud y educación así como la seguridad lo transfiere a institutos mancomunados en los cuales tiene plena participación. La economía de cada comuna puede estar financiada por impuestos directos (tales como el impuesto sobre la renta, impuesto al valor agregado, otros.), cuyas tasas fluctúan en una banda fijada por el gobierno federal. En fin, esta versión de la comuna, si se corresponde con la idea de profundizar la democracia y hacerla más participativa, protagónica y federativa.

Veamos ahora la propuesta por el oficialismo. En el programa de gobierno de Chávez se establece la creación del Estado Comunal y se fija como meta concreta la creación, en este período constitucional, de 3.000 comunas en las que vivirá el 68% de los venezolanos y 21.000 Consejos Comunales se sumarán a los 30.000 ya existentes. Esta propuesta se encuentra “legitimada” en un conjunto de leyes: Ley Orgánica de las Comunas, de economía comunal, de contraloría social, de la gestión y otras atribuciones, de los consejos comunales, entre otras. En fin, nos encontramos con una arquitectura jurídica que, entre otras cosas, es contraria a la constitución del 1999 y, desde luego, al espíritu y cultura democrática que caracteriza al venezolano.

Posemos la atención en algunas características del modelo de Estado Comunal: las comunas propuestas serían obligatorias y bajo la tutela del poder central; estarían sometidas a las leyes ya mencionadas y, su administración funcionamiento, quedaría sometida a la discrecionalidad del gobierno central. De forma tal que para que una comuna tenga validez tendría que ser aceptada por el poder central. En otras palabras, es la voluntad del gobierno, y no la de sus integrantes, desde donde nace su legitimidad. La “nueva geometría del poder”, coercitivamente, impondrá lo que estas asociaciones pueden o no hacer. Siendo materia fundamental de la comuna contribuir a la construcción del socialismo centralista del siglo XXI. En otras palabras, lejos de constituir en instrumento y fuerza de los pueblos libres, mutaría hacia una herramienta política e ideológica al servicio del poder constituido.

Resumiendo, el llamado Estado Comunal es contrario a las instituciones políticas vigentes como el sufragio universal, directo y secreto, el pluralismo, la alternancia en el poder y la independencia y autonomía de los poderes públicos, acusando importantes tendencias autoritarias.

Reforcemos la argumentación desplegada con evidencia empírica, por ejemplo, Suiza. Su peculiaridad como país reside en la muy amplia autonomía comunal que ejercen sus comunidades y el ejercicio de una variedad de competencias. Este margen de competencias es muy amplio: son responsables del control de habitantes dentro del territorio municipal, la seguridad vecinal, la escuela y la enseñanza pública, sanidad, el servicio de transportes y comunicaciones y la recaudación de los impuestos federales, cantonales y comunales. Esta singularidad de las comunas suizas, contrasta con la propuesta del estado comunal del oficialismo que castra y subordina la potencialidad autonómica de estas instancias comunales.

Es importante participar en la discusión de este y otros temas de la agenda oficial. No permitir el encajonamiento que produce la polarización política. Comunas y Estado Comunal, son puntos para deliberar en los escenarios que sean propicios. Debatir estos temas es fundamental; el aislamiento o desechar su discusión con un solo “portazo”, no tan sólo luce como inapropiado y expresaría “flojera” ideológica, sino que además, robustecería la propuesta gubernamental. Romper la polarización e ir al encuentro de los temas de la agenda pública, debemos asumirlo como una obligación ciudadana.

Reimpulsar los partidos políticos


Miguel A. Megias

Las democracias modernas tienen su fundamento en los partidos políticos. Estos representan, a grandes rasgos, las aspiraciones y visión de los ciudadanos en sus múltiples versiones.

En países donde sólo hay un partido, por ejemplo en China, Cuba o Corea del Norte, los ideales del partido único se imponen a la población que tiene que acatar sus idearios y proclamas. Los que no están de acuerdo –oficialmente no existen- deben aceptar que sus puntos de vista no son recogidos ni aceptados. Y deben vivir, les guste o no, de acuerdo a los mandatos del partido único –el partido comunista.

En otros países, dos partidos comparten el poder. El ejemplo más notable es el de los Estados Unidos de América. Allí, el Partido Demócrata y el Partido Republicano se alternan en el poder. Hasta ahora no ha podido surgir un tercer partido con suficientes partidarios como para llegar a alcanzar una cuota de poder. Aunque en principio ambos partidos son bastante parecidos, hay suficientes diferencias como para que el ciudadano pueda escoger entre una de las dos opciones que mas le convenga o en la que tenga mayor coincidencia con sus intereses individuales. Tal parece que la democracia funciona adecuadamente en esos sistemas.

Así llegamos a las democracias liberales europeas y americanas (son las únicas que hemos estudiado), donde una diversidad de puntos de vista, opuestos a veces, solapados otras, casi iguales en muchos casos, acceden a un poder que comparten en entes deliberantes llámese Congreso, Asamblea o Cortes. Allí, las leyes del país se elaboran tomando en cuenta diversos puntos de vista. Generalmente, se establecen coaliciones entre partidos, lo que permite formar mayorías y por ende, dictar leyes consensuadas con menos resistencia.

Nuestro país, Venezuela, tuvo esas características durante los 40 años que duró la (mal) llamada Cuarta República (de Betancourt a Caldera II). Aunque es cierto que dos partidos, el social-demócrata Acción Democrática (AD) y el social-cristiano COPEI dominaron el Congreso de la época, no es menos cierto que otros partidos, el MAS entre ellos (que llegó a ser la tercera fuerza política del país), URD, el Partido Comunista y muchos otros influyeron no sólo en la elaboración de leyes sino en la dirección del gobierno.

Todo eso ha comenzado a cambiar a partir de 1999. Con la elección de Hugo Chávez, el líder carismático-religioso, nacen nuevas alianzas que culminan con la desaparición de pequeños partidos de izquierda para configurar un nuevo gran partido, el PSUV (Partido Socialista Unido de Venezuela), que logra, gracias una torpe decisión de los partidos de oposición (abstención), a dominar por completo el Congreso, ahora llamado Asamblea Nacional. Este hecho configura el fin de una era donde la diversidad de partidos, opiniones y visiones fue capital para la elaboración de leyes y la dirección del país.

Debemos aclarar que esto no sucedió por obra y gracia del chavismo, solamente. Ya para 1999, cuando Chávez se aloja en el poder, los partidos políticos habían perdido su razón de ser y su contacto con los ciudadanos. Los partidos eran, básicamente, repartidores de cargos y de recursos para sus partidarios. Poco o nada se debatía en el seno de los mismos que tuviera que ver con ideología o con el devenir de la nación. El negociado, el pragmatismo y la corrupción, fueron elementos primordiales en el auge y caída de los partidos políticos, grandes, medianos y pequeños. Baste con recordar que AD postuló a un hombre (Alfaro Ucero) no sólo desfasado en lo biológico sino en lo histórico; COPEI elige a una Miss, muy bella ciertamente, pero inadecuada para las tareas por venir; y así, a última hora cambian señas y postulan al hombre a caballo (Salas Römer), como representante de numerosos partidos. Y gracias a esos y a otros desaciertos, a pesar de estar sólo oficialmente apoyado por un minúsculo partido, logra Hugo Chávez acceder al poder.

Se ha dicho, y lo repetimos, que una democracia no funciona sin partidos políticos fuertes, que tengan fines que vayan más allá de conseguir prebendas para sus militantes o negociados de dudosa lealtad al estado. Cuando examinamos los resultados de las elecciones de 2010 para elegir a los miembros de la Asamblea Nacional, nos topamos con el voto muy disminuido de muchos partidos políticos viejos y con votación importante de algunos partidos relativamente nuevos, nacidos al calor de estos 14 años de dominación chavista: UNT (Un Nuevo Tiempo), PJ (Primero Justicia), VP (Voluntad Popular), etc.

Ante la arremetida del gobierno, que pretende hegemonizar el paisaje nacional reforzando por todos los medios posibles al PSUV (que es un partido cascarón vacío y cuyo único objetivo, aparentemente, es el monopolio del poder) sólo queda un dique de contención: reforzar, también por todos los medios posibles y disponibles, los partidos políticos de antaño y los actuales nuevos. Ello requerirá la selección de dirigentes jóvenes (mentalmente, no necesariamente de edad), arraigados en el ciudadano, que sean capaces de crecer, establecer alianzas y alcanzar cuotas de poder superiores a las actuales. Tres grandes partidos tienen esa posibilidad, sin descartar de antemano o otros: Acción Democrática, COPEI y el MAS (Movimiento al Socialismo).

La democracia venezolana se irá a menos, o a más, según la fuerza que estos y otros partidos políticos logren acumular. Precisemos que no es una lucha por tal o cual puesto, por tal o cual gobernación, como equivocadamente –según nuestro criterio- han manifestado algunos dirigentes de los viejos partidos. Alcanzar una democracia más participativa y con mayor arraigo en la población debe ser la tarea conjunta de los viejos partidos, si logran renovarse; y de los nuevos, si llegan a comprender la tarea que tienen pendiente.

El liderazgo religioso de Hugo Chávez


Ana Teresa Torres

Dada la importancia de la expresado por Ana Teresa Torres, este Observatorio ha transcrito el texto completo de la conferencia dictada en el Seminario: "Política venezolana y la construcción de mayorías. ¿El liderazgo religioso de Hugo Chávez?" Con Michaelle Ascencio, Enrique Alí González y Arturo Peraza en la Universidad Católica Andrés Bello el 13 de noviembre de 2012.

Hay una división de opiniones acerca de si el liderazgo de Hugo Chávez es político, carismático o religioso. No veo oposiciones infranqueables entre ellas. Es todo a la vez. Un liderazgo mantenido por catorce años invita a preguntarnos de qué fuentes surge el poder del líder para sostener la fidelidad de la masa durante tanto tiempo y a pesar de la precaria gestión de gobierno. Hay dos fuentes que saltan a primera vista y en las que no me voy a detener porque son las que constantemente son citadas y referenciadas por todo tipo de opinadores: el poder económico y el poder político. No hay mucho que agregar sobre esto porque es obvio. Si partimos de la definición de que las masas siguen a Hugo Chávez porque les brinda (o promete brindar) apoyo directo a sus necesidades básicas, que son prioritarias en sectores pobres o pobrísimos de la sociedad, y continuamos con la definición de que esas masas están controladas por un poder político sin barreras ni cortapisas, estaremos, sin duda, diciendo algo cierto y evidente. Pero si eso es lo único que mantiene la fidelidad al líder, entonces tendríamos que pensar que estamos definiendo a esas masas como un conjunto de cuerpos vacíos que solamente responden a la inmediata necesidad y al control intimidatorio de los mecanismos del poder. Debemos recordar que estamos hablando de personas (de muchas, por cierto) y no de máquinas a las que se les suministra combustible o se programa para actuar; y en términos religiosos –que es precisamente el tema que nos convoca–, bien pudiéramos decir que son cuerpos con alma. En ese movedizo terreno de la subjetividad se ancla la tercera fuente de poder del líder: el poder simbólico.

¿En qué se asienta este poder? ¿Cómo se expresa? Los efectos son intangibles, pero su vehículo es perfectamente visible y asible: en el discurso. En las palabras. En los instrumentos simbólicos que disponemos para construir nuestra identidad. Los seres humanos nos construimos y definimos en la palabra del otro, eso, al menos, piensa un psicoanalista. El lenguaje nos afecta y es el instrumento fundamental que nos constituye en personas. Entonces estamos obligados a pensar en la consistencia y naturaleza de ese discurso constituyente que ha logrado en tres lustros convertir a las masas, que durante cuatro décadas suponíamos democráticas, en fieles seguidores de una ideología no democrática, autoritaria, y encaminada día a día hacia el totalitarismo a la venezolana. 



Es tarea de los politólogos definir las características de esa ideología, de esa construcción política que ha creado Hugo Chávez, y que tiene cualidades muy particulares que no se dejan fácilmente asimilar a las ideologías estándar estudiadas por las teorías políticas. No soy politóloga, así que les invito a pensar en el fenómeno desde otros canales. ¿De qué está hecho el discurso de Hugo Chávez? Si corremos a definirlo como una sarta de palabrería sin sentido, una habladera de pistoladas, como se dice en criollo, no podemos continuar. El prejuicio nos impide comprender. Les invito a desprenderse de ese prejuicio según el cual el discurso de Chávez es pura cháchara. O en todo caso, a admitir que es necesario tratar de comprender mejor esa cháchara. No es una retórica hueca destinada a marear a los escuchas, tiene sentido y puede ser comprendida.

jueves, 22 de noviembre de 2012

Sobre la decisión de Carabobo


Asdrúbal Romero M.

Ya ha transcurrido suficiente tiempo para que la racionalidad se imponga sobre la carga emocional derivada de la derrota electoral del 7-O y los correspondientes análisis post electorales. Esto lo señalo, inquieto todavía, por la reticencia manifestada por muchas personas en cuanto a participar en las muy próximas elecciones regionales. En verdad: no hallo cómo calificar muchos de los argumentos recibidos con la finalidad de justificar razones para no ir a votar, o peor aún: la intención de favorecer con su voto al “esbaratador” que Chávez ha designado para nuestro estado, lo más extraño: provenientes de personas que me han demostrado, en el tiempo, estar bastante claras sobre el destructivo daño que este régimen le está infligiendo al país. Son argumentos de naturaleza muy diversa, algunos risibles -¿A quién pretenden engañar?-, otros con mayor asidero lógico aunque, en mi opinión, se concentran en un aspecto vulnerable de la candidatura de la unidad democrática y carecen del enfoque globalizante que demanda la decisión de por quién votar en tan delicada coyuntura.

Me voy a referir a un argumento en particular, el más reiterado y con mayor poder de fuego: Si nacionalmente nos abanderamos del principio de la alternabilidad democrática -hablando como oposición-, ¿cómo es que regionalmente vamos a contradecirnos? Dicho en forma elegante: la tesis de la coherencia política, que otros expresan en forma más coloquial y hasta un tanto alevosa mediante el cuestionamiento: ¿Hasta cuándo los Salas? Ciertamente, tienen una estocada válida, sería necio desconocerlo, pero: ¿Es eso suficiente como para inclinar la balanza hacia el otro lado?

Para leer el artículo completo, haga click aquí.

lunes, 19 de noviembre de 2012

La anomia identitaria de la oposición


Nelson Acosta Espinoza

En el campo democrático se ha producido un cambio de carácter primordial. Ha sido “expropiada”, en cierto sentido, la estructura narrativa tradicional mediante la cual estos partidos se comunicaban con el país. El oficialismo se ha apoderado de sus “palabras fuerzas” y “enmarcado” los temas importantes en su oferta discursiva. Los significados de términos como democracia, pueblo, región, pobres, religión, asistencialismo, industrialización, etc., han sido reconvertidos y han adquirido un nuevo sentido que le es otorgado por la ordenación narrativa del socialismo del siglo XXI. El gobierno ha desplegado una operación simbólica que ha transformado hasta los signos patrios: escudo, rostro de bolívar, bandera, uniformes del ejército nacional, y pare usted de contar. En fin, han dotado de una sólida identidad política a la mayoría humilde de la población. Identidad que aún no ha sido disputada por los sectores democráticos.

Tal es la naturaleza de esta mutación que ha despojado de eficacia discursiva a los sectores de oposición; el carácter reactivo de sus tácticas y la dificultad para elaborar un nuevo relato es muy probable que se encuentren ancladas en estas circunstancias mencionadas anteriormente.

Un tema a ser abordado con urgencia sería, entonces, la construcción de esta identidad que se contraponga a la que define al sector oficialista. La pregunta salta a boca de jarro. ¿Cómo se pueden construir? ¿En dónde se encuentra la materia prima para poder modelarlas? Y, finalmente, una vez constituida, ¿Cómo puede adquirir un carácter expansivo?

Sobre este punto hemos elaborado algunas ideas. Primero, sería indispensable articular la cultura popular a la narrativa democrática. Ello implica construir identidades políticas regionales a partir de sus tradiciones culturales (federalizar el discurso). Los componentes etnográficos que definen, por ejemplo, la zulianidad, valencianidad, andinidad, etc., deben ser resignificados y “encuadrados” al interior de un nuevo relato político que se presente como alternativa al que en la actualidad hegemoniza el escenario público. Segundo, comprender que la lucha política es una confrontación simbólica: se disputan las palabras. Tercero, dotar a estas identidades de un carácter expansivo; no encerrarlas en un ghuetto discursivo, todo lo contrario, hacerlas polisémicas de modo que el mayor números de sectores se sientan identificados con sus rasgos definitorios.

Veamos, a modo de ejemplo, un ejercicio sencillo. Tomemos vocablos clave del discurso de PSUV. Al estado comunal se le opondría el federalismo integrador; al poder popular se confrontaría con las autonomías locales; economía social se resignificaría como economía social de mercados; comuna socialista se traduciría como autonomías políticas; al hombre nuevo se le enfrentaría la ciudadanía democrática

Desde luego, estas palabras deberán ser encuadradas dentro de los marcos culturales regionales y a asociadas a nuestras convicciones morales más arraigadas. En fin, con estos y otros vocablos sería posible iniciar la construcción del nuevo relato; vinculando este “cuento” con las tradiciones, héroes, personajes populares, leyendas, etc., que proporcionarían la materia prima para la construcción de las nuevas identidades políticas.

Para poder construir con éxito el nuevo proyecto de país sería imperativo derrotar “esta anomia identitaria” que padece la oposición.

domingo, 18 de noviembre de 2012

Votar, o no votar, esa es la cuestión


Miguel A. Megias



Ante la pérdida de las elecciones presidenciales en Venezuela  corre por el país opositor una ola de desánimo y pesimismo que -tal parece- conducirá a la inacción y al derrotismo. No votar, abstenerse, parece ser una consigna que muchos pregonan por toda la geografía nacional. Desde luego, ese sentimiento está siendo reforzado por un oficialismo inteligente y perspicaz que se da buena cuenta que son ellos quienes tienen más que ganar en caso de que se produzca un abstencionismo masivo. Y lo estimulan por todos los medios.


Habiendo sufrido en mi juventud los males de una dictadura -la de Francisco Franco, en España, ¡esa si era una auténtica y terrible dictadura!- me da tristeza que los compañeros venezolanos no comprendan que en Venezuela aún queda democracia para rato. Pero que si no actúan, ahora, ya; si no salen masivamente a votar, poco a poco la irán perdiendo. El símil de salchichón -que rodaja a rodaja se va cortando, y cuando vamos a ver ya no queda nada que cortar- es aplicable al estado de la nación opositora actual. La inacción, el abstencionismo de la oposición en 2005, (¡que grave error se cometió entonces!) hizo posible que el gobierno -con sus partidos afiliados- obtuviera con un escaso 25% (la abstención llegó al 75%) de los votos, todos los curules de la Asamblea Nacional. Lo que le permitió al presidente Chávez, gobernar sin ningún tipo de oposición, por cinco larguísimos años.

¿Será posible que se tenga tan corta memoria? Esa es la cuestion: votar, o no votar.

Dos artículos que hemos leído recientemente, proponen posiciones claramente distintas. Hemos escogido algunos párrafos de cada artículo (y el enlace al artículo completo, para los que lo quieran leer). Sea Ud. el juez: lea y juzgue por si mismo y concluya lo que debe hacer a su mejor saber y entender. 

En cuanto a nuestra posición, lo decimos sin un ápice de duda: ¡hay que salir a votar! Si no por el mejor, por el menos malo. Sería extraordinario que en un gesto de reciprocidad en Carabobo (estado donde resido) hubiese un compromiso con la alternabilidad democrática.

Y no nos quejemos, si por inacción o por ignorancia, ayudamos a desmontar la (mucha o poca) democracia que aún nos queda y que tanta sangre, sudor y lágrimas costó construir.

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El regreso del profesor Jirafales

JEAN MANINAT | EL UNIVERSAL
viernes 16 de noviembre de 2012

En los años setenta, el profesor Jirafales desgastaba su infinita paciencia tratando de trasmitir su sabiduría a unos cuantos chamacos en una escuela que, entendemos, se ubicaba en los mismos estudios de Televisa donde se filmaba El Chavo del Ocho. Era el profesor del barrio. Estoicamente recibía el baño de burla y analfabetismo funcional que gregariamente le disparaba, en cada clase, el tropel inclemente de niñas y niños. Con los años, tan encomiable esfuerzo fue relegado progresivamente al horario vespertino, el twilight zone, donde los alumnos regresan a sus casas y los hoteles de alivio empiezan a llenarse.

Pero he aquí, que el profesor Jirafales regresa con nuevos bríos para ocupar el prime time de la programación política de nuestro país. Sólo que, como los androides en Matrix Revoluciones, se desdobla en idénticas reproducciones de sí mismo, para cerciorarse de poder aleccionar a los tontitos Nemo que pretenden ser o volver a ser- that is the question- gobernadores.

Para leer el artículo completo, haga click aquí
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Mi pequeña historia con el comandante y otros personajes

Octavio Acosta en labragaazul.blogspot.com

-¿Qué debemos hacer entonces?
Ésa es una buena pregunta y no tengo la respuesta, pero puedo contribuir a buscarla. La búsqueda de la respuesta correcta es la tarea más importante que deberíamos acometer. Claro, no es solamente una cuestión de voluntad, hay que tener la capacidad que tal empresa exige. Y, por otra parte, debemos afrontar el gran obstáculo que siempre se presenta en todo problema humano: nosotros mismos. Hay que lidiar con la gran variabilidad de la condición humana. Algunas veces esta variabilidad es de una inmensa riqueza, pero otras veces es desastrosa y sus consecuencias más aún. 

Alguien podría decir en la actual “coyuntura”: “Yo tengo la respuesta y sé lo que hay que hacer: votar por el pollo” (NR: se refiere al candidato a gobernador, por la oposición, en el Estado Carabobo). No se podría descalificar una opinión como ésa. Lo más que exigiría es que me den las razones por las cuales debo hacerlo. De pronto me presentan un punto de vista que no había antes considerado. Por eso, y pensando en los demás, estoy dando mis razones. Pero, ojo, la decisión que he tomado es mi decisión y no pretendo imponerla a los demás, sobre todo cuando de inmediato no sé qué hacer en sustitución. 

Mi decisión está además matizada por la impresión, muy personal, que me produjo la experiencia que expuse al comienzo de este relato. Voté por Chávez como respuesta ante aquella actitud asquerosa y desesperada de los partidos del estatus cuando se agruparon alrededor de la figura del viejo cabalgante. Fue la oportunidad para salir de todos al mismo tiempo ¿Voy ahora a votar por éste, por su clan y por todo lo que antes rechacé, para salir de Chávez? El drama revivido de la serpiente que se muerde la cola. 

Sí, una vez lo hice, con el clásico “pañuelo en la nariz”, considerando que era un situación coyuntural, pero el cupo de coyunturas con las que vine equipado se me agotó. Por eso aclaro (otro “ojo”): me voy a abstener, pero no estoy pregonando el abstencionismo. Cada quien debe hacer aquello que su entendimiento y razón –como el polo margariteño –le dicte.

Para leer el artículo completo, haga click aquí


martes, 13 de noviembre de 2012

Invitación al bautizo


Tres de los miembros del Comité Ejecutivo de este Observatorio han publicado libros relativos al quehacer político venezolano; Argenis Urdaneta, con el título Crisis institucional y gobernabilidad democrática en Venezuela, y Heindrich Gorodekas y Nelson Acosta Espinoza con el título Análisis del discurso político y democrático en Venezuela.

Ambas publicaciones bajo el patrocinio del la prestigiosa editorial del diario El Nacional, de Venezuela, y el Instituto de Previsión Social de la Universidad de Carabobo, IPAPEDI, serán bautizadas el jueves, 22 de noviembre, a las 19:00 en la sede de El Nacional.

A los autores, nuestras más sentidas felicitaciones y mucho éxito en sus emprendimientos.

Los partidos políticos y su financiación (Parte II)


Miguel A. Megias

En un artículo anterior comentábamos que partidos políticos como ONGs se han financiado mediante pequeños aportes o donaciones. Pequeños, pero que sumados pueden resultar en cifras importantes. Y uno de los ejemplos que citábamos era  la exitosa primera campaña del candidato Barack Obama a la presidencia de los Estados Unidos, en 2008.

Ahondando en este concepto, nos topamos con el término crowdfunding (del inglés crowd, masa o público y funding, financiamiento) que define con total claridad este nuevo concepto de financiamiento colectivo, (también denominado en España “micromecenazgo”), vía Internet.

Según Wikipedia, Crowdfunding es: “Cooperación colectiva, llevada a cabo por personas que utilizan una red para conseguir dinero u otros recursos; se suele utilizar Internet para financiar esfuerzos e iniciativas de otras personas u organizaciones”.

Efectivamente, son muchas las organizaciones y los proyectos, en todo el mundo, que obtienen recursos apelando a la buena voluntad de ciudadanos dispuestos a “arrimar el hombro” para ayudar en el financiamiento colectivo. Generalmente tales contribuciones son de montos pequeños, que para muchas personas apenas significan un sacrificio. Los montos pueden ser desde 2 hasta 20 euros o su equivalente en otras monedas.

Existen plataformas en Internet que se especializan en este tipo de operaciones. Por ejemplo, goteo presenta en su página principal seis proyectos que están siendo financiados mediante crowdfunding, para que el lector elija, si le interesa, alguno de ellos. Cada proyecto, al hacer clic sobre los enlaces, presenta en imágenes y a veces con vídeos los objetivos que se han trazado, que es lo que aspiran hacer con los fondos y que cantidad requieren.

A continuación un breve vídeo motivacional de un semanario digital, vía52, que aspira obtener fondos para su publicación:



Este concepto es fácilmente trasladable al financiamiento de partidos políticos. El primer elemento a tomar en cuanta es, desde luego, la credibilidad. Aún cuando parece  haber rechazo a políticos y a la política, todavía hay una gran mayoría de venezolanos que tienen fe y creen en los partidos de su preferencia. Esto ha quedado demostrado por las importantes cifras de votación en las recientes elecciones presidenciales en Venezuela. Los demás factores tienen que ver con los proyectos que un partido aspira a desarrollar y naturalmente debe existir un proyecto comunicacional que permita llevar a buen fin una exitosa campaña de crowdfunding.

Creemos que este tema debe ser considerado por quienes tienen posiciones importantes en el seno de los diversos partidos.  Ciertamente, el donante se desprende de un pequeño monto de sus haberes. Pero recibe a cambio, en primerísimo lugar, la satisfacción de haber "hecho algo" por el partido de su preferencia, con lo que se refuerza la democracia (democracia sin partidos no funciona). En algunos casos, el donante puede recibir algún tipo de recompensa o reconocimiento (diploma, tarjeta de pertenencia, etc.) que tiene un gran valor simbólico aunque su valor real sea ínfimo.

Dejamos a la consideración de nuestros lectores, la propagación de estas ideas tan brevemente esbozadas aquí.