domingo, 25 de enero de 2015

Condolencias

El Dr. Casal, entre sus actividades, fue un gran aficionado taurino

En la tarde del sábado 24 de enero de 2015,  falleció en la ciudad de Valencia el Dr. Rafael Enrique Casal, un venezolano ejemplar, venido de las tierras del estado Portuguesa y asentado en la ciudad de Valencia.

El doctor Rafael Enrique Casal era Médico Radiólogo, egresado de la Universidad de Carabobo, y ejerció en Valencia y en el estado Carabobo cargos en el Área Asistencial, Servicio de Radiología en el Hospital Central de Valencia y posteriormente Jefe del Servicio.

Además, fue Profesor de Radiología en la Cátedra de Medicina IV de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad de Carabobo. Como dirigente gremial fue Presidente del Colegio de Médicos del Estado Carabobo (1974-1978); Concejal del Distrito Valencia; Presidente de Funval; y Senador de la República.

El Dr Casal compartió con pasión su profesión médica y la militancia política. Médico reconocido y querido; militante de las causas democráticas. En estos últimos años invirtió sus energías y talento en la organización de un nuevo proyecto para el país. Fiel a su vocación democrática nunca abandono la pasión por Venezuela y su ideario democrático.

A su señora esposa, Graciela Waskier, hijos y demás familiares nuestro más sentido pésame.

La agonía del Estado Mágico Bolivariano


Nelson Acosta Espinoza

El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, ha presentado su memoria y cuenta en un mensaje a la nación televisado a todo el país, seis días después del plazo máximo otorgado por la Constitución.

Amigo lector, debo confesar que me siento confundido en relación a esta última alocución del ciudadano Presidente. Usted, desde luego se preguntará, en que ámbito de mi vida se asienta esa confusión. ¿En el público o en el privado? O, quizás, ¿en ambos? Pues bien, voy a ser honesto, mi embrollo reside en la circunstancia que no encuentro las herramientas conceptuales apropiadas para caracterizar esta última alocución del ciudadano presidente Nicolás Maduro. Desde luego, mi incertidumbre se ubica en el espacio del discurso público. Y, esta desazón, se intensifica ante el hecho de que estamos hablando de la primera personalidad pública del país. En corto, el Presidente de todos los venezolanos.

He indagado en torno algunas de las herramientas interpretativas que ofrecen las ciencias humanas en general (antropología, economía, psicoanálisis, semiología, etnopsiquiatría, teoría del discurso, etc.). He llevado a cabo este esfuerzo con la intención de encontrar instrumentos que me permitan adjetivar adecuadamente la intervención realizada en cadena nacional del día 21 por Nicolás Maduro. Este ejercicio se justifica, a mi parecer, por las expectativas que se habían generado en torno a su intervención, habida cuenta de la difícil situación económica, social y política que enfrentamos los ciudadanos.

El siempre recordado José Ignacio Cabrujas proporciona una primera pista en este ensayo de interpretación: en Venezuela el estado “es un brujo magnánimo dotado de poder para reemplazar la realidad por ficciones fabulosas…” Y, el Presidente, en concordancia con esta hipótesis ha encomendado a Dios el destino de la economía venezolana. Ha reemplazado lo real concreto por lo mágico religioso. “El petróleo nunca volverá a los 100 dólares. Dios proveerá. Jamás le faltará a Venezuela” Maduro no solo evadió los anuncios esperados por la población, sino que a tono con la idea del estado mágico, coloco en una instancia superior la seguridad económica y social de la población venezolana.

Desconozco la densidad de las lecturas del ciudadano Presidente. Pero siempre he tenido la impresión que Nicolás Maduro y, con mayor intensidad, el difunto Chávez, intentaban presentar la realidad como una instancia de naturaleza mágica (lo real maravilloso). De ahí esa constante, en sus discursos políticos, de distorsionar el tiempo, para que el presente se parezca al pasado.

Lo real maravilloso funcionó por un tiempo. El componente real lo proporcionaban los fabulosos ingresos petroleros. Ahora sólo queda el dispositivo mágico y pareciera que esta instancia ya no es suficiente para enfrentar la intensidad de la tormenta que se avecina.

El economista Miguel Ángel Santos ha señalado con franqueza la borrasca que se aproxima. Ante ella ningún recurso mágico religioso será suficiente para poder enfrentarla. El Estado Bolivariano, entendámoslo de un vez, ha entrado en su etapa agónica. Citémoslo en extenso: “El país de las colas para la comida, de las golpizas por champú, jabón y toallas sanitarias…es el país petrolero de ochenta dólares por barril. Venezuela, es de todos conocidos, vende el petróleo a noventa días. De manera que hoy está cobrando de acuerdo a los precios de octubre, A partir de abril empezaremos a tener una caja acorde con cuarenta dólares por barril. Ese, el de abril, será otro país...” Y, no habrá recurso mágico ni real maravilloso, agrego yo, que pueda abortar esa conmoción social que se avecina y, que de cierta forma, ya se ha instalado en el país. Dios nos agarre confesados.

Entonces amigo lector, sin la menor duda, la política ahora es así.

¿Tiene la oposición un programa de Gobierno?



Miguel A. Megias

Recientemente conversé con un familiar en el extranjero, comentando la extraña situación de este “rico” país petrolero donde escasean tantos productos, donde las largas colas se han convertido en algo cotidiano y donde muchos ciudadanos no se atreven a salir de noche por el temor a la inseguridad. Y me preguntaba mi familiar: “¿y la oposición, es que no existe la oposición?”

Esto me ha llevado a reflexionar sobre el rol proactivo que los partidos políticos deberían tomar. Aunque, la verdad, no creo que ningún dirigente importante me lea (están muy “ocupados” como para leer críticas o sugerencias), no obstante he hecho una corta lista de lo que, a mi juicio, deberían estar diciendo, cara a formar un gobierno en un futuro cercano (según ellos, en las próximas elecciones arrasarán). Es decir, en vez de engancharse en criticar a Maduro, sus viajes y su gobierno, su dichos (“que Dios proveerá”), etc., la oposición debe comenzar a presentar propuestas, debatir los temas fundamentales del país y generar ideas viables. He aquí algunas, de las que, por ahora, nadie parece querer hablar. Gobernar no es quítate tu para ponerme yo”. Gobernar es proponer y cumplir.



Sobre el petróleo.

Chavez se inventó el lema “el petróleo ahora es nuestro”, que repetido hasta la saciedad se ha convertido en “verdad”, a pesar de que es una gran mentira. Lo que realmente debe significar es que el petróleo ahora, supuestamente, es manejado en forma soberana, que ninguna nación se adueña de este recurso natural (lo que tampoco es cierto). En realidad, el petróleo es del gobierno, lo utiliza a su mejor saber y entender, como si fuera el propietarios y el ingreso que genera va a unas arcas centralizadas desde donde le pasan una migajas a las regiones. Para que el petróleo sea “nuestro”, de los venezolanos, hombres mujeres y niños, habría que emitir acciones de PDVSA, la empresa petrolera estatal, y repartirlas por igual a todos los ciudadanos. Así, cuando PDVSA reparta dividendos, estos irían a los tenedores de las acciones, como en cualquier otra compañía. Desde luego, esta idea un tanto simple debe ser mucho más elaborada por expertos: el resultado final debería ser que el estado (el gobierno, realmente), cese de ser el dueño de este bien, que se reparta equitativamente y que sea el ciudadano el que se beneficie bien sea directamente o mediante algún mecanismo de fideicomiso (para educación, salud o vivienda, por ejemplo). En algún momento del pasado, el señor Rosales ofreció entregar una tarjeta (“mi negra”); es la única vez, según lo que he visto, que el petróleo fue materia de discusión.




Expropiaciones y confiscaciones

Ha sido harto demostrado que la nacionalización, las expropiaciones y las confiscaciones no han producido el efecto deseado (abaratar los productos y generar riqueza). Por el contrario, las empresas bajo el control del gobierno, en contra de la propaganda oficial, han dejado de producir, son una fuente inmensa de corruptelas y son en definitiva parte esencial de la escasez que vivimos. Un solo ejemplo bastaría. Cuando el cemento era privado, se conseguía en cualquier ferretería las cantidades que uno quisiera, al precio oficial (alredor de Bs 18 de los viejos). Hoy, con las fábricas productoras en manos del estado el cemento escasea; construir se ha convertido en un gran problema y a pesar de que el precio regulado es, según creo, alrededor de Bs. 80, en el mercado hay qua pagar tres veces más, y se consigue por cuentagotas y dando muchas vueltas. La expropiación de Agroisleña, propiedad anteriormente de mis paisanos canarios, ahora convertida para la “revolución” en Agropatria, ha tenido muy graves consecuencias en la producción de alimentos debido a la ineficiencia y corrupción de los nuevos dueños. Los políticos de la oposición deben decir claramente que harán para devolver las industrias a sus propietarios originales, para restituir las tierras expropiadas, y desnacionalizar, por ejemplo, nuevamente la industria del hierro. ¿Por qué no abordan estos temas, en vez de criticar y criticar al gobierno de Maduro?

El dólar confiscado

El bolívar (o cualquier otra moneda) debe tener la posibilidad de ser convertido en monedas de intercambio internacional (dólar, euro, etc.), tal como ocurrió en buena parte de los 40 años de gobiernos anteriores. Sin embargo, gracias al férreo control ejercido por la revolución, se ha hecho muy dificil poder cambiar bolívares por dólares o euros. La distorsión monetaria que se ha producido, entre el “dolar oficial” y el “dolar negro” es de tal magnitud que es mucho mas rentable obtener la moneda y venderla en el mercado negro que importar materia prima para producir bienes y servicios. Así, la corrupción ha generado auténticas fortunas por el sencillo mecanismo de obtener divisas baratas del estado y venderlas al mejor postor. El dólar oficial está a 6,30 (o a 12, dependiendo del trámite), mientras que el “dólar libre” se cotiza a 170. ¿Que político de la oposición habla, en estos momentos, de esta inmensa distorsión que, entre otras cosas hace muy atractivo el contrabando? Que yo sepa, nadie habla seriamente del tema. ¿Que haría el señor Capriles, por ejemplo, con esta papa caliente?



La gasolina

Así como los otros productos subsidiados (harina para arepas, aceite, azucar, café, y un largo etcétera) van hacia el exterior debido a la distorsión cambiaria, ¿que podemos decir de la gasolina, que en Venezuela es prácticamente regalada? La extracción de combustible hacia las islas del Caribe y hacia Colombia reporta millones de dólares en ganancias unos cuantos y en pérdidas a la nación. Y eso que el petróleo “es nuestro”. Claro, las mafias que controlan ese flujo tremendo de dinero no quieren que la gasolina suba. ¿Se atreverá Maduro, o si llega a gobernar el señor Leopoldo López, vender ese producto a su valor real internacional? ¿Quién le pondrá el cascabel al gato?

Libertad de comercio

Los controles de precio no han servido sino para aumentar la escasez. El gobierno se empeña en que las empresas vendan sus productos al precio que ellos fijen. Y en muchos casos, esos precios ni siquiera cubren los costos y las empresas deben ingeniárselas para producir otros renglones, que no tienen control, para compensar las pérdidas. Tal es el caso, por ejemplo, de los panaderos: el pan regulado es asequible. Pero como la rentabilidad es muy baja, compensan vendiendo muy caros todos los demás productos. Es así como en pan regulado valía, en diciembre, 25 bolívares mientras que el “pan de jamón”, tan popular en la cultura del venezolano, costaba 400 o más. ¡Casi 20 veces más!. Otro caso interesante es el de la empresa Clorox, fabricante de artículos de limpieza. Un buen día cerró sus fábricas y se fue del país, cansados de perder dinero debido al control de precios. Ahora se hace muy dificil obtener estos artículos, que ya no están regulados, a precios mucho mayores. ¿Será que la oposición restablecerá la libertad de comercio, con la idea de que las leyes del mercado, oferta y demanda, se puedan aplicar libremente? Habría que conocer que opinión le merece a la oposición este tema.

Concluyo aquí para no cansarles. Estoy seguro que muchos de ustedes están en condición de respaldar y ampliar esta lista. De lo que no estoy tan seguro es de si estos, y otros temas, serán algún día tratados por la oposición.

“Despierta y reacciona, es el momento”, fueron las palabras del Papa Juan Pablo II en su segunda visita a Venezuela, en 1996. Estamos esperando, amigos de Voluntad Popular, Primero Justicia, Un Nuevo Tiempo, Acción Democrática, COPEI... (perdonen que no los mencione a todos, la lista es muy larga...)


Primera visita del Juan Pablo II a Venezuela, con el presidente Jaime Lusinchi


La tercera vía



Por cordial invitación del Observatorio Venezolano de las Autonomías representantes de la Coordinación Nacional de la Tercera Via, ambas organizaciones sostuvieron un productivo encuentro en la ciudad de Valencia en la sede del Vicerrectorado Académico de la Universidad de Carabobo el lunes 19 de enero.

Ante una calificada audiencia los Coordinadores Nacionales de la Tercera Vía Carlos Padilla, Pedro Elias Hernandez, Gamal Sol y Maximiliano Donat expusieron temas relacionados con la necesaria diferenciación ciudadana de las cúpulas que preconizan la polarización haciendo énfasis en la necesaria despolarización y la deseada reconciliación nacional, asi como las necesarias reformas constitucionales   que garanticen un Estado Federal de Poderes descentralizados. Igualmente expusieron temas tales como la participación, con énfasis en la meritocracia,  de los gremios profesionales en la real conducción del país, el carácter ciudadano de la elección por las bases de toda precandidatura a cargos de representación popular y su importancia motivacional para otros cursos de acción, así como  proyectos legislativos relacionados con la materia petrolera, la protección social de jubilados  y pensionados y la necesidad de desarrollar ciudades globalizadas de alta capacidad competitiva.

Las mencionadas intervenciones fueron discutidas por parte de la audiencia bajo la dirección de Nelson Acosta y Miguel Megias del Observatorio Nacional de las Autonomías.

Como conclusión,  a propuesta por Nelson Acosta,  se aprobó la realización para el mes de abril de un encuentro nacional en Valencia para tratar temas relacionados con la despolarización y la reconciliación nacional, la elección por las bases de toda precandidatura a cargos de representación popular así como propuestas encaminadas a reforzar el planteamiento descentralizador.

Próximamente los coordinadores nacionales de Tercera Vía realizaran otros encuentros en ciudades del interior del país para potenciar propuestas que nazcan de la des centralización, desde las regiones y estados hacia los centros de poder.

domingo, 18 de enero de 2015

¿Ofertas electorales o políticas?


Nelson Acosta Espinoza

Amigo lector, la situación global del país empeora con el trascurrir de los días. Pudiéramos postular que la crisis que se nos viene encima es de carácter sistémico. Sin embargo, a pesar de los signos que la advierten la nomenklatura política, hasta este momento, no la ha asumido en su carácter total. Por otro lado, algunos actores de la oposición pecan de candidez en su caracterización del momento actual. No traspasan el umbral de la denuncias. Pareciera que carecieran de las herramientas cognitivas que les permitan apreciar la complejidad de la situación que confrontamos. O, pudiera ser que estos protagonistas, actúan dentro de los parámetros discursivos que definían la llamada vieja política.

Desde luego, esta última afirmación es dura; no es complaciente. Disculpen los amigos lectores. En fin, esta aseveración tiene como propósito llamar la atención y poner de relieve que lo que ha entrado en crisis es el modelo político y cultural que ha prevalecido en el país desde el siglo pasado y, en consecuencia, se hace necesario ofertar otro que lo sustituya de raíz. Esta idea, a mi juicio, expresa el horizonte estratégico donde se debe ubicar el accionar político de la oposición.

Bien bajemos el tono del escrito y meditemos sobre lo afirmado en el párrafo anterior. Posemos la mirada en las elecciones venideras. Ojo, cuidado con el electoralismo. Esta práctica, en general, suele servir de anestésico para calmar el dolor y sufrimiento al que están siendo sometidos la población, en especial los sectores de bajos ingresos. Vale decir, la mayoría de los venezolanos. Esta desviación pudiera expresar una conducta miope y ciega. En las actuales circunstancias no es sabio colocar los cinco sentidos exclusivamente en el proceso electoral venidero. Esta actividad, desprovista de propuestas alternativas, puede llegar a ser letal para los intereses de los verdaderos demócratas.

Ahora bien, ¿cómo caracterizar la coyuntura? Y, a partir de ahí ¿cuál oferta programática es la viable? Los expertos ya han alertado sobre los desequilibrios que padece nuestra economía: fiscal, cambiario, monetario, financiero y petrolero. Han advertido la necesidad de un programa de ajuste que traería como consecuencia alta inflación, recesión, desempleo y mayor pobreza, “pero si no se implementa, las consecuencias serían aún peores y más traumáticas”. Como se puede observar la situación no es fácil y, pudiera existir la tentación, de escabullir esta realidad con fines electoralistas.

Afortunadamente, HCR ha olfateado el ánimo de la población y ha hecho un llamado de movilización a la calle. Estas congregaciones, en mi humilde entender, han de estar impregnadas de nuevas ideas, frases y palabras que deberían de sustituir las ya agotadas del bolivarismo madurista. Cuidado con hablar con el lenguaje del adversario. No lo olvidemos. Ya sucedió en las pasadas elecciones presidenciales.

Es en este espacio (la calle), sin titubeos, donde debemos construir los cimientos de la nueva democracia y organizar, a partir de ahí, una postura política con clara pretensión hegemónica. Vale decir, comenzar a construir la nueva realidad que va a sustituir el viejo y agotado socialismo bolivariano. Pero, para alcanzar este objetivo, es necesario hablar a la gente, a los honestos y decentes con prescindencia de su respectiva ubicación económica o de clase. En breve, escindir el electorado entre opositores decentes y enchufados corruptos. Punto de partida para iniciar la construcción del soporte social y político que requerirá las medidas de emergencia que el futuro gobierno habría de tomar.

Es ineludible, entonces, transformar el sufrimiento de la población en conocimiento y de ahí en poder. Así se podrá construir la nueva hegemonía democrática. Sin dudas, ahora la política es así.

Una crisis que doblega


Simón García

Como para remarcar las sutiles complejidades que se le atribuyen al pensamiento oriental, se acude al ya lugar común de que el ideograma crisis, en japonés, está formado por dos caracteres, uno que indica peligro y el otro, oportunidad.

La versión la puso de moda John Kennedy en un discurso que pronunció en 1959. Desde entonces se ha vuelto un recurso de la retórica del optimismo. Su uso tiene el efecto pedagógico de mostrarnos que una misma situación puede ser vista desde ángulos diferentes. Un medio útil para acrecentar el examen y la comprensión de cualquier fenómeno.

La interpretación es cierta, pero….Hay quienes señalan que en la traducción literal del concepto, puede haber un error porque el segundo ideograma es polisémico, por lo que puede significar también punto crucial, engaño o llave de unión. Son acepciones más sugerentes para abordar las catástrofes que el modelo y la gestión del llamado socialismo del siglo XXI ha creado

Tanto el modelo como la gestión han entrado en su crisis de inviabilidad. Se copiaron el modelo cubano por el afán de adquirir una tecnología de poder centrada en asegurar su ejercicio durante un largo ciclo. Pero la élite roja también tuvo que cargar con la destrucción de la propiedad, el empoderamiento del Estado sobre toda la sociedad, la imposición de la hegemonía comunicacional o la invasión gubernamental de la vida individual y familiar.

Se crea o no, esa aspiración a la continuidad presupone convertir al adversario en enemigo para aislarlo y liquidarlo político, como se ha hecho entre nosotros a través de la polarización o la confiscación. Acabar con el pluralismo político o la competencia empresarial es el primer escalón para tomar el control absoluto en ambas esferas. Esa ambición burocrática de poder explica la atipicidad de un proceso que se presentó como una revolución sin dar lugar a una ebullición de nuevas ideas, ni desatar la inspiración colectiva en grandes ideales ni adquirir el tono vigoroso de una epopeya. Ni hablar de que haya menos pobreza, desigualdades o que los trabajadores sean un factor avanzado de la producción.

En nuestro caso, reproduciendo el vicio original de saltarse la función cohesionadora de la democracia e ignorar la necesidad de contar con el sector privado para desarrollar el componente capitalista de la economía, la cúpula gobernante se empecinó en imitar lo que en todo el planeta, incluidos los movimientos de más raigambre revolucionaria, se está abandonando como expresión de fracaso y atraso.

La acumulación de problemas no le da oportunidad a la cúpula gubernamental de salir ilesa y aún si abandonara la actitud de eludir las medidas que debe adoptar, la crisis ya la doblegó. El dejar hacer se está engullendo la popularidad, la legitimidad y la justificación de este gobierno. La disolución de su poder se está cumpliendo progresivamente, aunque formalmente conserve capacidad de mando.
Pero la crisis también tiene sus peligros, riesgos y desafíos para la oposición. Es aquí y ahora cuando ella debe saltar a ser una alternativa y dejar atrás su autoconfinamiento y la rivalidad entre egos.
La crisis no admite salidas individuales. El país desea nuevos rumbos y soluciones. El porvenir exige que la nueva mayoría plural que está emergiendo se concentre en frenar ahora la destrucción desatada y comenzar la reconstrucción de la sociedad sin populismos ni esquemas de concentración del bienestar en determinados sectores de la población.

domingo, 11 de enero de 2015

Enfrentar las nomenklaturas dominantes


Nelson Acosta Espinoza

Se aproximan las elecciones parlamentarias. Este evento tendrá lugar en el marco de una situación de creciente deterioro económico y político en el país. Esta circunstancia, a mi entender, hace obligante iniciar una reflexión sobre distintos aspectos que conforman nuestra cultura política. Es importante indagar, por ejemplo, sobre aquellos componentes que pueden facilitar la conexión eficiente con el electorado. En especial aquellas emociones que permitan enlazar a los votantes opositores con valores de la cultura popular del venezolano.

Como se señaló, este examen tiene carácter de urgencia y, sin lugar a dudas, este ejercicio ha debido ser asumido largo rato atrás por nuestras élites políticas democráticas. Sin embargo, exceptuando los análisis llevados a cabo por algunos reconocidos académicos, esta dirección política no los ha examinado con la profundidad apropiada. De hecho, esta circunstancia constituye un indicador del grado de agotamiento de este sector político.

Me voy a permitir dar continuidad a estas líneas con una breve reflexión sobre el grado de postración del modelo de partido político que ha prevalecido en el país. Ojo, valoración validado para todas las agrupaciones de esta índole. Hoy estas congregaciones, en particular la autodenominada socialista, no cumplen adecuadamente con tres de los objetivos principales de toda agrupación partidista: selección y elección de líderes competentes; articulación de propuestas y programas capaces de dar respuesta a los enormes desafíos que implica la superación de la actual crisis; y dinamización de la conciencia social mediante la creación de nuevos valores democráticos.

En cierto sentido, “la endogamia ha sustituido a la creatividad, el recelo a la confianza, y la jerarquía a la autoridad, entendida como mérito o crédito intelectual o relacional” (Antoni Gutiérrez-Rubí). Expliquemos el sentido de esta última afirmación. Lo que se intenta aseverar es que estamos viviendo una crisis de la política. En fin, ¿cómo debemos entender esta frase? Veamos. Esta actividad ha sido entendida y practicada exclusivamente, en estos últimos años, como la ocupación, gestión y dirección de las instituciones del estado. Y este reduccionismo endogámico es el que ha debilitado a los partidos políticos como espacios ricos y fértiles de capital político (personas, ideas, praxis), para residenciar en ellos los mecanismos de control orgánico de las élites dirigentes del momento. Los de la oposición no han escapado a este síndrome. Es por esta razón que es imperativo reflexionar sobre estos temas como paso inicial para construir una nueva mayoría. “pero para eso es necesario tener una conducta proactiva y dejar a un lado el ayayay” (Chuo Torrealba dixit).

Se requiere, entonces, de nuevas ideas que se expresen a través de lenguajes inéditos: federalizar el discurso, enfrentar a las nomenklaturas dominantes; estimular la rebelión de las regiones, aupar el federalismo fiscal constituyen, a manera de ejemplos, algunos conceptos en torno a las cuales se podría construir un nuevo discurso que informe y sustente a una praxis ajustada a las actuales circunstancias. En breve: una política con vocación de poder que se aleje de las obsoletas rutinas del pasado.

Hay que volver a ganar la Guerra Federal, en palabras de Rafael Grooscors Caballero, “Una Guerra Federal distinta, en la era de la informática, la digitalización, la sociedad del saber y del conocimiento.” La rebelión de las provincias no es una frase más. Expresa un programa político que apela a la singularidad del país y entiende a Venezuela como una nación de regiones.

De regreso a la reflexión inicial. Necesitamos más debates, indudablemente, pero una de las dificultades que hay que enfrentar reside en el modelo de partidos que prevalece en algunas agrupaciones de la oposición: jerárquico, centralizado, opacos y de una eficacia doctrinal cuestionable.

Insistiendo en la rebelión de las regiones


Rafael Grooscors Caballero

En los últimos días del año pasado, casi llegando al primero del año en curso, Luis Vicente León, entre otros, se preguntaba qué podía o qué debía hacer la oposición ante la sistemática y organizada violación de los derechos humanos y constitucionales, perpetrados recientemente y una vez más, por el gobierno “bolivariano”, con el propósito de profundizar su control sobre el poder “fáctico” y garantizarse la continuidad de la “revolución”, con sus acólitos “atornillados” en los altos mandos de tal gobierno, evidentemente ilegítimo.

Coincidencialmente, en la misma fecha, otro importante analista político, Fernando Ochoa Antich, hablaba de la ininterrumpida sucesión de constituciones del siglo pasado, promulgadas por el régimen nefasto del General Juan Vicente Gómez, destinadas, fundamentalmente, a consagrar el “estado centralista” y echar por tierra las aspiraciones autonómicas que alentó la “guerra larga”, la Guerra Federal, a mitad del Siglo XIX.

Ambos finos articulistas concluyen, respondiendo sus propias interrogantes, que hay que insistir en una unidad opositora, para, por una u otra vía, volver a los días espléndidos de la Primera República democrática, reinaugurados el 23 de Enero de 1958, como necesaria prolongación histórica de la Revolución de Octubre de 1945.

Todos, aún animados de los mejores y más honestos propósitos, se olvidan de la Venezuela real, de la otra Venezuela, donde vive no la mayoría, sino nada menos que el 85% de los venezolanos, lejos de Caracas, la cuna del Libertador, pero eje fundamental del centralismo y cuartel principal donde el petróleo ejerce lo más impúdico de su codicia improductiva.

Porque, insistimos, esa Venezuela que vibra en Guayana, que asiste a las ferias productivas en Los Andes, que amanece trabajando en el Llano, que vigila las reservas mineras en oriente y en occidente, que hace y soporta la economía del país, luce olvidada por los líderes que se disputan, en la capital, los senderos y las herramientas para alcanzar el poder. Una Venezuela acorralada, silenciada, sometida y usurpada.

Lógicamente, esa Venezuela por cuyo poder se alistan los abanderados del gobierno y de la oposición, es la que presta las multitudes que acuden a las marchas y la que sirve de asiento para el hacer de los grandes medios de comunicación, como para que la llamen el centro de la opinión pública. Y esa Venezuela, para el país, aporta muy poco, por no decir nada, a su economía. No produce. Consume energía. Consume agua. Consume de todo, sin producir nada. Administra lo que la otra Venezuela produce y como si fuera un gran propietario del país, sirve a los demás, como en migajas, a través de una figura llamada situado constitucional, lo que supone le corresponde a los pobres estados del llamado “interior del país”, donde se afanan por sobrevivir los venezolanos que realmente producen para Venezuela. ¿Es o no es una gran contradicción política, sobre la cual casi nadie hace referencia en sus análisis?

No es el momento para pensar qué hubiera ocurrido si a finales del Siglo XIX, se hubiese entendido, cabalmente, para qué se dio y se ganó la Guerra Federal. Tampoco es la hora para averiguar lo que ya se olvidó de los Estados Unidos de Venezuela. Lo que queremos hacerle ver a los políticos en ejercicio, es que la gran Venezuela está mucho más allá de Paracotos y de Antímano y que es a ella, en el mejor de los casos, a quien le corresponde presionar para alcanzar el futuro que el país se merece.

¿Cómo burlar a los gendarmes de las instituciones públicas, secuestradas en Caracas? ¿Cómo poner a funcionar, en ejercicio, los derechos de los venezolanos productivos, del interior? ¿Cómo abrirnos al debate público, tratar las cuestiones fundamentales, atinentes al bienestar de más de 25 millones de venezolanos, puestos de una vez a gritar, voz en cuello, sus aspiraciones y sus deseos de luchar por Venezuela? ¿Cómo?

Trasladando la opinión pública a los 23 estados de la geografía territorial; ubicándola en los centros de producción; poniendo a figurar en un primer nivel de conducta nacional, a los venezolanos que producen la energía, el agua y todo lo demás que se consume en Caracas. Dándoles los derechos que les han usurpado a quienes no sólo pueden presionar para cambiar un gobierno y transformarlo en otro, verdaderamente representativo, federal, institucionalmente organizado de modo democrático, sino quienes son los únicos que pueden cambiar el rostro de la economía del país, explotando sus ingentes posibilidades agropecuarias, piscícolas y mineras, para colocar a Venezuela en los mercados mundiales, sin depender de los vaivenes acomodaticios del petróleo, como mono-producto de una economía en crisis. Rebelando a las regiones y permitiendo la revisión histórica que consolide, en verdad, el triunfo de la Federación. Rompiendo el mito de “la Capital” que lo puede todo. Acabando con el centralismo. Dándole autonomía productiva a los Estados y comenzando a pensar en otro lenguaje de ideas, muy distinto al que anidó en la brillantez del genio de muchos de los grandes pensadores extranjeros de siglos anteriores al presente. Pensando en Venezuela con pasión venezolana. Reivindicando al Orinoco. Poniendo los ojos en el Delta y en Amazonas. Allí está el futuro. Sacando a la gente a las calles en San Cristóbal, en Cumaná, en Calabozo, en San Félix, en San Fernando de Apure, en Cabimas y en Maracaibo. Pidiéndole a Caracas que entienda que su rol, en los nuevos tiempos, como Capital en un nuevo Estado Federal, es de mucha mayor trascendencia e importancia que el que hoy desempeña equivocadamente. Que sea sede de un Parlamento Federal, desde donde se lleven las riendas del poder con participación preferente de las regiones verdaderamente productivas. Que comprenda y que comprendamos todos, que las regiones son Venezuela y que las regiones han decidido rebelarse para salvar a Venezuela.

No planteamos una rebelión armada ni un “guarimbeo” nacional. Lo que proponemos es una reacción inteligente, que haga estremecer a toda Venezuela y que demuestre que llegó la hora, al fin, para cambiar la historia. Que hay que volver a ganar la Guerra Federal para imponer un régimen autonómico, esencialmente productivo y auto-gestionado. Una Guerra Federal distinta, en la era de la informática, la digitalización, la sociedad del saber y del conocimiento. Una Guerra Federal del Siglo XXI. Todo, creando los climas de opinión necesarios, en el “interior”, para desconocer moralmente la ilegítima autoridad de Caracas y convocar los referéndum que hagan falta para abrirnos a un nuevo capítulo que no repetirá ninguno de nuestros fracasos anteriores. Venezuela será otra y sobre su engrandecimiento no sólo hablaremos nosotros; lo proclamará el mundo entero y lo celebrará toda la humanidad. ¡Feliz Año, compatriotas!

grooscors81@gmail.com

Las papitas de McDonald y otras nimiedades


Miguel A. Megias

En los últimos meses hubo una escasez en Venezuela del llamado “papel higiénico”. Asunto este que nunca antes había ocurrido en este país donde las fábricas existentes podían suministrar las cantidades requeridas por la población, en todo tipo de variedades: con olor a rosas, de color, blancas, dobles... Este tema, que le parecerá un poco cómico a quien no lo haya sufrido, tuvo repercusión internacional. ¡Venezuela sin papel tualet (así lo llaman en esta tierra de gracia)! ¡Que horror! ¡Que terrible!

Bueno, detalle nimio, dirán algunos.

Y ahora le toca el turno a la escasez de papas fritas en los establecimientos de comida rápida (¿comida basura?) que han proliferado en toda la geografía nacional. Nuevamente se oyen los comentarios, incluso en la prensa internacional. ¡Que horror! ¡Que desgracia! ¡Venezuela sin papitas fritas! Y para sustituirlas, McDonald está ofreciendo yuca frita o arepas, esos sabrosos condumios propios del plato de los venezolanos. Disculpen mi ignorancia, pero me pregunto ¿Será que las papitas de McDonald son tan especiales que no se puede usar tubérculos venezolanos? ¿Será que tendrán que intervenir los certificadores de la FDA (Food & Drug Administration, los burócratas encargados de dar el visto bueno a los alimentos y medicinas, en los EEUU) para que puedan aprobar las papitas fritas de McDonald, a ver si son aptas para paladares tropicales? Me he cansado de comer “patatas fritas” en España, un plato muy popular, y desde luego me saben mucho mejor que las famosas papitas del que te conté, que son, a mi gusto, secas y estiradas.

Un país que se precie debe estimular sus valores, sus alimentos, sus productos y no dejarse llevar por las majaderías de las grandes transnacionales. ¿Cuantos millones de dólares se habrán gastado no sólo en traer del exterior las toneladas de papas congeladas que se consumen en el país sino un sinfín de productos que, o no necesitamos, o podemos sustituirlos por productos nacionales? Desde luego, estoy de acuerdo en que sustituir un perfume francés por pachulí made in Venezuela no sería exactamente una buena decisión. ¿Pero las papitas...? ¡Por favor!

¡Comamos yuca y dejémonos de tonterías! A ver si el gobierno, por una vez, pone orden en la "pea".

domingo, 4 de enero de 2015

Un nuevo camino democrático



 ‎Nota de la Redacción:

Carlos Padilla Carpa Profesor Titular Jubilado de UNEXPO, IUPOLC. UNA. USR. IUP MARACAY. IUT LA VICTORIA, editor del blog El Republicano Liberal, ha venido trabajando en una propuesta que denomina La Tercera Vía.

La concibe como una opción distinta a la que expresa la MUD y el Madurismo gobernante. Entre las opciones programáticas que promueve, oferta la del Estado Federal Descentralizado. En este sentido coincide con la filósofía federalista que este Observatorio ha venido promoviendo lo largo de su existencia. Parece interesante el ofrecimiento de celebrar un evento donde se pueda debatir en torno a una agenda política distinta a las que están planteadas en el día en el país y, asumir el debate federa, como la alternativa a la situación de impasse histórico que vive la nación.

El federalismo, sin lugar a dudas, constituye una apuesta para una nueva distribución del poder en el país. Este Observatorio entiende que aquí residen los fundamentos para la construcción de una nueva alternativa que abra las puertas del siglo XXI venezolano.

Vemos con interés la propuesta de celebrar, en un futuro próximo, una reunión donde se trataría aspectos constitutivos de esta Tercera Vía. Estaremos atentos a la convocatoria.

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Un nuevo camino democrático

Carlos Padilla Carpa

Equidistantes de las cúpulas que pretenden vivir de la polarización, es decir, la cúpula madurista y la de los cinco principales partidos (AD, COPEI, Primero Justicia, Voluntad Popular y Un Nuevo Tiempo) que participan en la Mesa de la Unidad Democrática, se se está actualmente gestando la Unidad Nacional Alternativa, un nuevo camino democrático, integrado por partidos políticos nacionales y regionales, organizaciones civiles no gubernamentales, representantes de la sociedad civil  e individualidades independientes.

Este nuevo camino democrático, a modo de tercera vía a la venezolana,  se organiza bajo algunas de las siguientes premisas:
  • Estado Federal
  • Libre empresa, propiedad privada y diversificación económica
  • Reforma parcial a la Constitución de 1991
  • Estado de derecho y vigencia republicana
  • Despolarización y reconciliación Nacional
Esas proposiciones podrán ser replanteadas y desarrolladas con la participación democrática de los integrantes de esta fuerza disidente que se reunirá próximamente en una ciudad, aún por definir, del interior de la República.

El equipo promotor ofrecerá en los primeros días de enero una rueda de prensa para en la cual estarán presentes los promotores de la Unidad Nacional Alternativa  de todas las zonas del país.

Para leer el artículo original del señor  Carlos Padilla en el blog El Republicano Liberal, haga click aquí.

La batalla de las ideas se disputa en el lenguaje


Nelson Acosta Espinoza

Bien amigos lectores, iniciamos un nuevo año. Lo tradicional en fechas de esta naturaleza es desear buenas venturas y felicidades para este nuevo ciclo en nuestras vidas. Me uno a la tradición y deseo lo mejor a ustedes mis leedores.

Sin embargo, parece apropiado alertar sobre algunos nubarrones y tormentas que se avecinan en este año. Temblores económicos y convulsiones de carácter político. Veamos algunas cifras que destacados economistas han sacado a la luz pública. Ellas expresan el tamaño de los desaciertos e irresponsabilidad de este socialismo del siglo XXI: “Venezuela cierra con el año 2014 el cuarto boom de sus históricos 98 años de país petrolero, el más apoteósico de todos los tiempos. 

Si se sumaran todos los ingresos percibidos por el estado: petroleros, fiscales y la deuda consolidada en 16 años y la unificamos en dólares, encontraríamos que la sumatoria total de estos tres rubros alcanzan a la fantástica cantidad de USD 1.937.083.000.000. “Son, créalo o no, suficientes para trazar siete líneas y medias con billetes de cien dólares desde Venezuela a la luna”. A pesar de estas astronómicas cifras los logros alcanzados en áreas como educación, salud, seguridad fueron mediocres y atados a una cultura diseñada para el empobrecimiento cultural y psicológico de la población. Para el chavismo “ser pobre es bueno”. Así lo expresó, en cierta ocasión, uno de sus ministros.

Ahora bien, en este contexto se celebraran, así lo esperamos, unas elecciones parlamentarias. La mayoría de los estudios de opinión le adjudica una oportunidad de oro a la oposición en esta ocasión electoral. Objetivamente, los datos de los sondeos les favorecen. Podrían ganar estas elecciones y, es lo deseable, sacar una mayoría parlamentaria que prepararía las modificaciones legales para iniciar la restauración del estado democrático y de derecho.

Me voy a permitir alertar sobre un dato de antropología electoral. Sí, es cierto, los estudios de opinión registran una mayoría insatisfecha con las políticas gubernamentales. Igualmente, rastrean un deslave dentro de los partidarios del chavismo. Podríamos predecir, entonces, que estamos a la vista de la construcción de una nueva mayoría. A tal respecto, me permito subrayar que esa condición de “nueva” exige ser interpelada mediante distintos dispositivos discursivos que se desmarquen de los que tradicionalmente han sido utilizados por el bloque opositor. Pensar, por ejemplo, que este desagrado con la actual situación económica desembocaría automáticamente a los raudales opositores puede resultar una costosa ingenuidad política.

La acción de votar no es racional. En política, casi nada es racional. Se necesita emocionar para convencer. Es indispensable, en consecuencia, encuadrar el lenguaje opositor en formatos sencillos que formen y apelen a marcos cognitivos que desplacen a los desarrollados por el oficialismo. Estos frames son inconscientes y recogen un conjunto de ideas y conceptos que ayudan a los votantes a comprender el mundo.

Por ejemplo, al centralismo autoritario que postula una Venezuela única, el bloque democrático debería oponerle la idea de Venezuela como un país de regiones. Esta conceptualización afianzaría la idea federal y reforzaría las identidades regionales. Este podría ser el punto de partida para la construcción de un nuevo discurso que consolide esta nueva mayoría nacional.

En otros términos, los demócratas deberán entender que la batalla de las ideas se disputa en el lenguaje. Sin duda, la política ahora es así.