domingo, 26 de enero de 2014

Editorial

Este domingo, 26 de enero de 2014, el gobernador de Carabobo, Francisco Ameliach, ha publicado en el diario Notitarde, una carta abierta a los valencianos que contiene una interpretación histórica donde relata la insurrección de Valencia en 1811. Este Observatorio ha decidido publicar el artículo del historiador Juan Carlos Contreras, docente de nuestra Alma máter, la ilustre Universidad de Carabobo, donde se interpreta lo sucedido en esta ciudad en aquel entonces.

Que el lector decida cual es la verdad histórica detrás de estos sucesos y las razones de la insurreción.

¿Contra el Rey o contra Caracas?

La encrucijada de Valencia entre 1808 y 1812

De acuerdo al profesor Contreras, Fernando Peñalver, desde posiciones inequívocamente republicanas, defiende el federalismo y la pretención valenciana de convertirse en capital de una provincia en igualdad de condiciones a las de Caracas.  Fernando Peñalver. Grabado Original 1844. Litografía de Therry Freire Paris.
Juan Carlos Contreras (*)

La élite criolla de la ciudad de Valencia, como sus similares del resto de Hispanoamérica, utilizó el cabildo como el principal instrumento para la defensa de los fueros y privilegios acumulados desde el siglo XVI. A su vez, la monarquía borbónica del siglo XVIII enfrentó aquellos privilegios desde el ambiente ideológico de la Ilustración pero con el objetivo de imponer el absolutismo.

Si bien, la dinastía borbónica no logró sus objetivos, puso en evidencia los intereses de los distintos componentes de la sociedad colonial. La élite valenciana demostró su apego a los valores estamentales, propios y característicos de las sociedades “tradicionales” y, por lo tanto, su resistencia a la innovación en la estructura social, a la centralización político-administrativa y al desconocimiento de sus antiguos privilegios económicos.

Luego de sobrevivir a la ofensiva reformista, la élite valenciana tendrá que reaccionar ante la crisis de la monarquía hispánica y al advenimiento de nuevo paradigma de la Modernidad. Su posición ante la invasión francesa de 1808 fue de fidelidad monárquica y resguardo a los valores inherentes a dicho sistema. Ante la autonomía de 1810 y la convocatoria al congreso constituyente, la de colaboración con Caracas, pero a su vez la de férrea defensa de lo que considera su espacio político frente a la preponderancia que, desde la centralización borbónica, había adquirido la capital.

En este sentido destaca su más activo diputado ante el congreso, Fernando Peñalver, quien desde posiciones inequívocamente republicanas defiende el federalismo y la pretensión valenciana de convertirse en capital de una provincia, en igualdad de condiciones a las de Caracas. El cabildo valenciano, monárquico, hará el mismo esfuerzo, con igual o mayor determinación que Peñalver, y amenazará directamente a la capital de las nefastas consecuencias de tomar cualquier determinación antes de resolver la división de la provincia de Venezuela.

A estas advertencias los diputados caraqueños, mayoritarios en el congreso, hicieron caso omiso, urgidos por lo que ellos consideraban el problema fundamental, la independencia y el nuevo orden republicano. Ante la declaración de independencia de 1811, la importante presencia peninsular y el desconocimiento caraqueño a las pretensiones autonomistas, precipitan la división de la élite de la ciudad y del resto de sus componentes sociales. La insurrección de Valencia contra la república de 1811 daba cuenta de las tensiones ideológicas, regionales y sociales que caracterizaron la transición de una sociedad monárquica a los nuevos valores republicanos.

Una vez sometida la rebelión y asegurado el poder republicano en la ciudad, Valencia es declarada capital de la Confederación de las Provincias Unidas de Venezuela. Por una parte, dicha declaración alejaba la presión sobre Caracas, acusada casi por unanimidad, de la enorme preponderancia que efectivamente tenía sobre las otras ciudades de su provincia y sobre las demás provincias de la confederación. Pero el traslado de la capital federal a Valencia significaba que la élite de dicha ciudad quedaba desarmada del argumento de la capitalidad provincial pues se convertía en el centro político de la nación. Sin embargo, ¿qué poder tenían los valencianos sobre el congreso cuyos diputados seguirían siendo mayoritariamente caraqueños?, ¿o sobre las cortes de justicia?, ¿o sobre el ejecutivo federal?

El partido realista parecía neutralizado pues se había impuesto sobre ellos todo el peso de las instituciones republicanas, pero estas instituciones también serían ajenas al poder de los patricios valencianos partidarios de la independencia. Hasta Puerto Cabello, que no había tenido representación propia en el congreso por depender todavía del partido capitular valenciano, se había deshecho, por su nueva categoría de ciudad, de aquella incómoda tutela que arrastraba desde el siglo XVIII. La capitalidad de la nación se había convertido en un paliativo para asegurar la adhesión republicana de Valencia pero anulaba sus propósitos de un espacio sobre el cual ejercer poder.

De nuevo restablecida la autoridad de España, en 1812, el partido realista de la ciudad, renacido, trató de sacar provecho de la insurrección de 1811, escondiendo la colaboración autonomista con Caracas del 19 de abril de 1810. Valencia, decían los realistas, había reaccionado tarde, pero había demostrado, con sangre, su fidelidad a la monarquía, por lo tanto, merecía no sólo conservar sus fueros y privilegios autonómicos, sino que optaba a más, ahora, a la capitalidad de la Capitanía General de Venezuela, desplazando por completo a las "facinerosos e infieles" caraqueños. Su insistencia en la capitalidad fue reclamada en tres ocasiones a partir de 1812.

La crueldad de una guerra total que pronto se desataría entre venezolanos monárquicos y venezolanos republicanos, haría palidecer estas disputas regionales; pero más allá de las rivalidades geopolíticas, el asunto de fondo seguía siendo la pervivencia de la mentalidad del Antiguo Régimen y su larga y compleja transición, a lo largo del siglo XIX, hacia el paradigma de la Modernidad.

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(*) Juan Carlos Contreras. Historiador (ULA), Master en Historia (CSIC-Madrid) Magíster Ciencia Política (USB) Docente FACES UC-Maracay y UPEL-Maracay. PPI Candidato.

Obediencia debida


Nelson Acosta Espinoza

El término obediencia debida pudiera describir la conducta asumida por el gobernador Ameliach en relación al conflicto suscitado entre los ciudadanos carabobeños y el presidente Nicolás Maduro. Apremio que surge a partir de procedimientos autoritarios que afectan la integridad simbólica y material de esta ciudad. Como seguramente es de su conocimiento, amable lector, el gobierno central mediante tres decretos presidenciales (664, 665, y 666) pretende despojar a la ciudad de Valencia de sus más significativos símbolos (Teatro Municipal y Parque Recreacional Sur) y la administración de tres populosas parroquias Santa Rosa, Rafael Urdaneta y Miguel Peña.

Ahora bien, a que viene la expresión "obediencia debida". ¿Cuál es su significado en el presente conflicto? ¿Explica esta palabra la pasividad del Gobernador Ameliach y su falta de voluntad en defender los intereses de los ciudadanos que lo eligieron? Veamos. Este concepto jurídico implica el cumplimiento de mandatos contrarios al ordenamiento jurídico y se relaciona con la actividad castrense. Ello es así, debido a la subordinación que los miembros de una jerarquía castrense deben rendir a sus superiores.

El gobernador de nuestro estado está obligado a procesar obediencia debida a su superior jerárquico, el Presidente de la República. Su lealtad no es con los ciudadanos que sufragaron por su persona; tampoco le rinde obediencia a la voluntad popular y, desde luego, a los principios autonómicos que deberían ordenar un estado descentralizado que escoge sus propios gobernantes, como es el caso de Carabobo.

Recientemente el presidente Nicolás Maduro revocó el decreto 665 que transfería la administración del Teatro Municipal de Valencia al ejecutivo nacional. Revocatoria que no fue producto de gestiones del gobernador Ameliach, sino de la fuerte oposición ciudadana a este instrumento de despojo. La "obediencia debida", en esta ocasión, funcionó en las dos direcciones, para la usurpación y devolución de este ícono de la ciudad de Valencia. En fin, el gobernador Ameliach carece de la autonomía que supone el ejercicio de la función pública para la cual fue electo. El rollo de los ciudadanos valencianos es, pues, con el presidente Maduro.

El país está siendo pisoteado por diversas autoridades estadales que, al igual que nuestro gobernador, carecen de autonomía y obedecen exclusivamente a los dictados del gobierno central. No me canso de señalarlo. El conflicto político en la Venezuela actual es aquel que opone, por un lado, los que practican la obediencia debida y, por el otro, los ciudadanos que ejercen de forma real la llamada democracia participativa y protagónica. Es imperativo, entonces, "enmarcar" los graves problemas nacionales (seguridad, vivienda, desempleo, inflación, escasez, etc.) en esta narrativa descentralizadora, autonómica y federal.
Hay que luchar unidos con la finalidad de derrotar a quienes ejercen el autoritarismo como forma de gobierno. En el caso de la ciudad de Valencia, es necesario arreciar la lucha y dotarla de una connotación de carácter nacional. Ello implica, entre otras cosas, experimentar otras formas de expresión (marcha cívica, por ejemplo) y enlazarla con situaciones parecidas que se están sucediendo en otras capitales del país (Barquisimeto, Maracaibo, Barinas, San Cristóbal, entre otras).

Finalmente, dejemos el “pescueceo” y entrompemos la obediencia debida con la desobediencia ciudadana.


Otro Pote de Humo



Asdrúbal Romero Mujica

Las redes sociales han alcanzado una intensa agitación, a raíz de la publicación en Gaceta de las nuevas providencias del CADIVI que no desaparecerá sino que cambiará de cachucha. De todos los tweets que he alcanzado a leer, voy a compartir dos con ustedes por haberme parecido particularmente inteligentes. De Alicia Hernández, a quien no conozco pero me gustaría conocerla, cito textualmente: Al Gobierno no le preocupa tu molestia por el cupo. Al contrario. Hace que no hables de “las otras cosas”.

Evidente, mi querida Watson –le diría yo si la tuviese cerca. El Gobierno ha tenido éxito en su maniobra distractora. Todo el mundo anda rechinando los dientes por los benditos cupos y poco se habla de lo “otro”, a menos que sea una víctima del “nuevo esquema de vida” en el que nos vemos inmersos. Por ejemplo: alguien a quien le hayan robado la batería de su automóvil –la “nueva moda”- y no logre conseguir en el mercado otra para reemplazarla. El Gobierno, no totalmente satisfecho con su éxito, se ufana en publicitar, incluso internacionalmente, que el “nuevo esquema cambiario” le permitirá ahorrar 1.576 millones de dólares, cuando este monto representa apenas un 3% de la cuantiosa deuda cuya obligación de pago es inmediata.

Este gobierno es tan opaco en su administración, que se nos hace extremadamente difícil, a quienes queremos hacerle un seguimiento al problema de la escasez de dólares, lograr juntar las cifras que nos permitan armar el rompecabezas. Como lo dice Julio Jiménez Gédler (alias @Juliococo) en otro tweet que no es de los dos que comentaré: “A esta fecha, aún no conocemos cuánto petróleo se produjo, cuanto se vendió y a qué precio, ni cuantos dólares entraron en 2013”. Así es, la opacidad es marca de fábrica de este régimen para poder seguir engañando. Pero, poco a poco, las cifras de la verdad van emergiendo y, por cierto, ellas se van ajustando al oscurísimo escenario que habíamos avizorado. Por ejemplo, en esta semana que transcurrió, la firma Ecoanalítica publicó un informe en el que se detallan las deudas en dólares con el sector privado: ¡51,9 millardos! Aclaremos algo: no se trata de una deuda contraída por el Estado con compromisos de pago a futuro. Ya se sabe que la deuda externa del país es mucho mayor y tampoco se conoce con exactitud a cuánto alcanza ya. La deuda a la que se refiere Asdrúbal Oliveros, director de Ecoanalítica, involucra sólo montos que ya debieron haber sido cancelados al sector privado, por concepto de importaciones autorizadas por CADIVI y no liquidadas, expropiaciones no pagadas, compromisos de pago incumplidos con contratistas internacionales del sector petrolero y empresas mixtas de la Faja del Orinoco, y así podríamos continuar con un prologando etcétera. Este es el monto que tiene de cabeza al Gobierno y del cual no quiere que se hable. Por eso, aparenta haber trabajado intensamente estas primeras semanas de enero para emerger, finalmente, con la “gran solución” que se cranearon: el novedoso “esquema cambiario” que les permitirá ahorrar, ya se los dije, apenas un 3% del faltante de caja que tienen. Porque viene a ser eso, después que se rumbearon los dólares, lo que quieren que pase debajo de la mesa es ese vulgar, aunque gigantesco, faltante de caja; como cualquier cajero que se hubiese ido a la discoteca a rumbearse el 97% de una nómina que debía cancelarse al día siguiente.

Traigo a colación el segundo tweet, éste de Rafael Uzcátegui (alias @fanzinero): “Si a ud lo que más le molesta ahora es la reducción de Cadivi tiene problemas de percepción de la realidad”. Gravísimos, le añado yo. El problema es que en ese monumental faltante de caja están los 463 millones que le adeudan a Empresas Polar, la mayor productora de alimentos procesados en nuestro país que ya advirtió sobre el riesgo de paralización de sus operaciones. En la misma línea, advierte el Presidente de Fedecámaras, Jorge Roig, en El Nacional (24/01): “Empresas se paralizarán por falta de divisas”. Según él, las líneas de crédito internacionales que todavía no se han cerrado para Venezuela, están a punto de serlo. ¿Hacia dónde vamos? Cierre de empresas, desempleo masivo, dantesca escasez e hiperinflación. Todo esto se veía venir, pero algunos parecen más preocupados porque ahora sus compras en Amazon les saldrán más caras. ¿Qué será esto? ¿Domesticación?

En ese escandaloso faltante de caja está el papel que le hace falta a los periódicos para poder circular normalmente. Me decía la Lic. Tibisay Romero, con ocasión del acto de “Valencia se respeta” el 23 de enero en la Plaza Sucre: “el problema del papel es mucho más grave de lo que la gente se imagina”. ¿Y el de las líneas aéreas? A todo esto habría que sumarle el problema de las divisas para este año. Ya Ramírez dijo: el sistema cambiario dispondrá de 42 millardos de dólares para todo el año –otra cifra que nos habíamos craneado a pesar de la opacidad gubernamental. No se sabe si a este monto habría que sustraerle lo correspondiente al servicio de la deuda, que algunos estiman hasta en 18 millardos (Econ. Jose Luis Saboin), pero en nuestra cacería de información pronto lo sabremos. Aun no siendo así, el monto es a todas luces insuficiente para atender las necesidades de una economía a la que se le ha mantenido artificiosamente engañada.

El problema más grave para el Gobierno es el faltante de caja. No halla cómo resolver y trata de esconder la implosión de su equivocado modelo, además plagado de corrupción e ineptitud. Se dice por allí que tiene ya varios meses conversando, secretamente, con el FMI para un crédito por 50 millardos ¡Bingo! No me consta que sea verdad, en todo caso: no me imagino a este socialismo del siglo XXI vendiéndole a sus ya alborotadas bases el tipo de ajustes al que obliga el FMI, ¡aunque caraduras serán hasta la sepultura! Tampoco alcanzo a imaginarme al FMI haciéndole ese gran favor político a este gobierno. Aquí lo que nos sale es obligarles a que renuncien. 

Con este régimen, ya va resultando harto evidente que no hay salida. ¡O salen ellos o implosionaremos todos!

domingo, 19 de enero de 2014

Cuando las barbas de tu vecino veas cortar…


Miguel A. Megias

Hasta hace unos días, el barrio El Gamonal, en la ciudad de Burgos (España), era completamente desconocido para la inmensa mayoría de ciudadanos, españoles o no. Del anonimato más profundo El Gamonal ha pasado a ser ampliamente conocido, sobre todo en España; pero también en Iberoamérica, donde muchos seguimos las peripecias de los españoles.

¿Que ha pasado para que se universalice el nombre de este pequeño barrio burgolés? Pues sencillamente, la protesta de los vecinos, primero; la publicidad lograda en esa primera etapa; y la protesta masiva, en toda España, en sintonía y simpatía con los del barrio en cuestión. Lo que los ha llevado a las primeras planas de todos los diarios españoles es la protesta ciudadana contra un alcalde que pretende (o pretendía, porque ya cedió) llevar a cabo una obra, en una de las principales calles del barrio.

No entraremos a precisar si la obra a realizar era o no beneficiosa para la comunidad; lo importante no es la obra, en si, sino la importancia que ha cobrado la reacción airada de los vecinos quienes llevan tiempo oponiendose sin que el alcalde de marras se diera por enterado. Hasta ahora, en que la pradera empezó a arder. Y para apagar el fuego, que se ha propagado a todos los rincones de España, solidarios con los vecinos de El Gamonal, el alcalde, D. Javier Lacalle, ha tenido que dar marcha atrás, a toda máquina. Primero intentó “detener, por ahora” la obra. Para, dias después, declarar que los trabajos no se “definitvamente, no se realizarán”.

Este ha sido un ejercicio, un valioso e imporante ejercicio, de poder ciudadano, de democracia en acción. Tal parece que en los 35 años que lleva en vigencia la actual constitución española, los ciudadanos de ese país han aprendido a olvidar los 40 años de férrea dictadura de Franco donde cualquier suspiro de protesta se pagaba con la carcel o con la muerte. Los españoles, tal parece, han perdido el miedo y están, por decir lo menos, “alzados”.

¿Que ha impulsado a cientos, miles de ciudadanos de toda la geografía española a acompañar al pequeño grupo de vecinos que iniciaron la protesta? Desde luego, la lucha de David contra el aparente Goliath es una de las razones. Muchas personas que ni conocen El Gamonal ni tienen nada que ver con la construcción de las obras proyectadas han visto en la protesta de unos pocos, la lucha entre los poderes establecidos y los ciudadanos “de a pie” que, aparentemente, no poseen el poder de echar para atrás las decisiones del gobernante de turno -el alcalde en el caso que nos ocupa.

Pero lo más curioso no es sólo la protesta, sino la forma en que lo han hecho. Los vecinos no han ido a la sede del la alcaldía, como pudiera pensarse, no. Lo que han hecho es ir a protestar ante el ejecutor de la obra, que es quien mueve, aparentemente los hilos del poder detrás del poder. Ha sido la protesta, además de contra el alcalde, contra una de las empresas que dirige el señor Antonio Miguel Méndez Pozo, mejor conocido como “el jefe”. Este señor, que fue condenado hace años por fraude y corrupción (incluso, estuvo preso siete meses por estos hechos), lejos de “apartarse” de la escena pública ha ido amasando fortuna, empresas y medios de comunicación, incluyendo un periódico de Burgos. Y aunque no parece un trabajo de Méndez Pozo, de alguna forma si lo es. Según el diario El País (España): “Se promovió a través de una empresa de proyectos de su propiedad (MGB) y fue recomendada como una obra necesaria a través de las páginas del Diario de Burgos, también de su propiedad. Para cuando se llegó a un concurso público donde las candidaturas eran supuestamente secretas, demasiada gente sabía la que Méndez Pozo señalaba con el dedo.” Por si algo faltaba en este drama, es bien sabido que el señor Méndez Pozo está intimamente ligado a los medios políticos del Partido Popular (PP). Y son los “barones” del PP quienes, en última instancia tienen la palabra definitiva en lo que a adjudicación de obras se refiere. ¡Toda una trama político-financiera!

Afortunadamente, ha ganado el pueblo, la democracia. Lo que parecía una desigual lucha entre un grupito de vecinos y un todopoderoso empresario –con alcalde de por medio- se ha convertido en una victoria, una rotunda victoria que el pueblo burgolés, en primer lugar, y el pueblo español también, celebran. Una victoria que, además, puede servir de ejemplo y guía para futuras protestas, dada la desfachatez con la que empresarios y políticos defraudan al pueblo español. Véase, por si quedan dudas, los “escándalos del yerno del Rey”, Iñaki Urdangarín y su real esposa, la infanta Cristina de Borbón y Grecia.

Que El Gamonal nos sirva de ejemplo. Hay mucho por lo que protestar en esta Venezuela atrabiliaria donde la ley y el orden lo ejercen los aparentemente poderosos. ¡Cuidado con los Méndez Pozo tropicales!¡Cuidado, con los pies de barro! No olvidemos que “cuando las barbas de tu vecino veas cortar, pon las tuyas a remojar”.

En este Observatorio nos unimos a la protesta en contra los desmanes del centralismo y desde luego avalamos y acompañamos al importante grupo de ciudadanos que exigen la restitución del Teatro Municipal, Plaza de Toros, Parque recreacional Sur más la revocatoria de “autoridad única” instituida por el gobierno central, en connivencia con el gobernador electo por todos los ciudadanos de Carabobo.

Y agregamos: “devuelvan el Ateneo; devuelvan los peajes y autopistas; devuelvan el aeropuerto y devuelvan el puerto; y, de ñapa, devuelvan los hospitales que en mala hora centralizaron.”

“Valencia se respeta y se hará respetar”

A continuación unos vídeos de las protestas de El Gamonal








¿Será Caradurismo o Ignorancia?

Caradurismo por la Paz y la Vida



Asdrúbal Romero Mujica

Lucía muy relajado y lleno de confianza mientras lanzaba. Lo hacía con ventaja con relación al pitcher del equipo contrario: por encima del hombro a pesar que la caimanera era de softball, quizás un mensaje no tan subliminal de que para él, al igual que para su antecesor, las leyes y reglas no se aplican con la misma obligatoriedad de observancia que para el resto de los mortales. Es muy sano, pensé, que un presidente sometido a tantas presiones como las que conlleva su alto cargo, pueda disfrutar de un momento de grato relax; pero yo no podría, en sus circunstancias, mostrarme ante el país con esa cara de satisfacción propia del que ha cumplido bien con sus deberes. Cada día que transcurre sin que se comiencen a tomar las obligantes decisiones que ameritan la compleja crisis económica que aqueja al país, lo deberíamos valorar como una señal de crasa irresponsabilidad de parte suya.

En verdad, es como si cada día se le aplicase una vuelta de tuerca adicional a una crisis que ya está lo suficientemente complicada como para que se piense, alegremente, que todavía se puede seguir difiriendo su atención sin que de ella se deriven sus implacables efectos. Se han pasado todos estos primeros días de enero discutiendo si disminuyen el cupo para viajeros e incrementan el de Internet, como si estos renglones de egresos en dólares para el usufructo de las personas naturales constituyeran el nudo gordiano del gravísimo problema que representa para el país: la ya crónica escasez de dólares. A juzgar por lo que nos revela Blanca Vera Azaf en “El Nacional” (9/1/2014): las facciones de los “radicales” y los “pragmáticos” en el gabinete económico se caen a dentelladas en la toma de decisiones sobre un asunto que no representa ni siquiera la quinta parte del gasto anual en dólares del país. Luce como si estuviesen evadiendo entrarle al verdadero núcleo del problema o quizás, como me lo sugirió alguien, dejan filtrar esas informaciones como maniobra distractora para mantener alejada nuestra mirada del verdadero corazón del drama. Mantienen a medio país en vilo, entrando todos los días a sus respectivas paginas bancarias a ver si ya tienen autorizados sus cupos de internautas. Mientras, nadie parece darse cuenta que en el núcleo de la crisis se continúa gestando un temible huracán.

¿Por qué no dicen cómo es que van a resolver lo de la deuda acumulada con el sector industrial que ya alcanza un rimbombante monto de quince mil millones de dólares? Esta deuda se ha generado, porque el BCV no ha tenido la disponibilidad en dólares para honrar el pago de las operaciones crediticias, debidamente autorizadas por CADIVI, para adquisición de las materias primas e insumos importados que requiere el sector industrial para sus operaciones. Los proveedores, muchos de ellos casas matrices de transnacionales que operan en el país, han venido postergando la dura decisión de cerrar sus líneas de crédito pero ya están al borde. ¿Qué va a hacer el Gobierno? ¿Va a dejar en “stand by” esa deuda y a buscarse nuevos proveedores en su sistema centralizado para compras internacionales? Esto implicaría la extinción definitiva del reducido parque industrial que nos queda en pie, con las gravísimas consecuencias de abrupto desempleo y pavorosa escasez, que en el mejor de los casos: sería “transitoria” hasta tanto el Gobierno resolviera el descomunal problema logístico de montar su “Big Mercal”, al cual todos los ciudadanos de este país tendríamos que recurrir para comprar desde un destornillador de estría hasta un automóvil. ¿Se lo imaginan? ¿De verdad creen que este gobierno tiene la aptitud para resolver tan complejo problema logístico, cuando no ha podido hacerlo ni siquiera con los productos de alimentación más básicos?

No desestimo la posibilidad de que esta cuerda de aventureros e irresponsables intente tan dantesca solución. Si han dejado que la crisis se incube hasta este punto, corriendo la arruga hasta el borde del precipicio, es porque son capaces de eso y más. Si lo hicieran, querría estar en primera fila para escuchar lo que van a decir los jerarcas de los sindicatos chavistas de las ensambladoras automotrices que, ignorantemente, se han plegado a la estrategia oficialista de destruir su principal fuente de trabajo, no obstante: los sueldazos que devengan –comparados a los de muchos profesionales en nuestro país, sobre todo los del sector educativo-; que vienen laborando en programaciones cada vez más reducidas debido a las continuas paralizaciones de planta y, no suficiente con lo anterior, que ingresan a sus bolsillos, anualmente, centenares de miles de bolívares por la reventa de dos automóviles que les asignan en cumplimiento de la cláusula de los “cupazos” contemplada en su normativa laboral. ¿Cómo se puede entender tanta locura? Mientras tanto, dan risa las tablas de precios para los diferentes automóviles que publicita el Gobierno, cuando todavía no ha decidido si va a pagar parte de la deuda a fin de mantener abiertas las líneas de crédito, ni cuál sería el valor del dólar a los efectos de la adquisición de los kits de montaje importados (CKD) para poder arrancar la producción este 2014, habida cuenta que las plantas ya prácticamente no disponen de este material. ¿Será qué creen que pueden seguir engañando per secula seculorum?

Quienes ya no parecen creerles más son las líneas aéreas, a quienes les deben tres mil millones de dólares, ¡un monto que es comparable al de las reservas líquidas operativas de las que dispone el BCV! He aquí el quid de la cuestión, ¡el nudo gordiano pues!: sólo en un par de montos de deuda señalados, cuya exigencia de pago era para ayer, ya se supera en seis veces la liquidez del BCV que dirige el pragmático Merentes (NMJ) –y hay más deuda de este tipo: no he incluido en esta sintética reflexión al sector comercial-. ¿Por qué no nos dicen cómo van a resolver tan gigantesco entuerto? Esta es la verdad de un gobierno que ha creído que podría seguir tapando lo nefasto de sus ejecutorias ad infinitum, mediante el teatro de mantener el dólar en un valor extremadamente ficticio. Han estirado tanto la liguita que ella ya no da más, su sección transversal ya entra en el campo de estudio de la nanotecnología. 

Por eso es que no les queda más remedio que aumentar la gasolina en un salto de garrocha al cual le tienen pavor, pero Maduro no reconoce su necesidad ni su urgencia. No tenemos prisa, dice, mientras insinúa la salvación del planeta como su auténtica motivación. Por eso, cuando haciendo zapping en mi televisor, me topé con la caimanera “arreglada” por la Paz y la Vida, me quedé por tres innings viéndola. Me había impresionado tanto ese rostro inicial de Maduro tan rebosante de confianza en sí mismo, que quería saber: si en algún momento se escaparía de ese rostro aunque fuera un minúsculo destello de esa angustia que muchos venezolanos llevamos tiempo cargando entre pecho y espalda. ¡Nada! Cuando me obstiné, iba ganando ocho a cero. A la confianza se le había sumado un casi imperceptible rictus de soberbia. Me entró la duda si no sería un caso de redomada ignorancia y que, como a Chávez, nadie se atrevía a decirle la verdad. ¿O tendría conciencia sobre el polvorín que estaba montado? De ser lo segundo, les digo: yo no tendría vísceras para exhibir tanto caradurismo.

domingo, 12 de enero de 2014

El precio de la libertad


María Corina Machado

La información se esparce, cruda y dolorosa por todo el país; desgarra e indigna. Una joven bella y exitosa, y su esposo, son asesinados en presencia de su hija. El país conmociona y recibo por la red social, entre exclamaciones de pesar, una preocupante: “aquí lo que hace falta es un Pérez Jiménez que ponga orden, por las buenas o por las malas”.

La desesperación por detener esta espiral destructiva puede llevar a algunos a contemplar la renuncia a la libertad, confundiendo el orden con la paz. Por eso alarman reacciones que llaman al “diálogo” con el régimen o al acatamiento de su pedido a no “politizar el hecho”.

Es hora de asumirlo. El brutal incremento del costo de la vida, la humillante odisea para conseguir comida y medicinas, y la violencia física y verbal, tienen un origen político y deben enfrentarse políticamente. ¿No politizar el crimen? El asunto es que para el régimen la violencia impune es política de Estado.

El régimen tendrá que adoptar en los próximos días decisiones económicas con alto costo político. Para ello necesita aquietar las fuerzas opositoras. Por eso invita a un “diálogo” que es tan fraudulento como los procesos electorales que ha convocado una y otra vez. El verdadero diálogo democrático exige reconocer la legitimidad del otro, respetando la pluralidad; nociones incompatibles con la conducta totalitaria del régimen. Su objetivo es ganar tiempo, compartir su fracaso y transferir la responsabilidad del drama nacional, que no se intenta corregir. La pulverización de la cohesión social, la destrucción del aparato productivo, el empobrecimiento de la población y la violencia impune, han sido provocados para lograr el control absoluto, físico, social, político, económico y espiritual de los venezolanos.

Este drama no se resuelve colaborando con el régimen o compartiendo su responsabilidad; sólo enfrentando este modelo y recuperando nuestra vida democrática. Ese es el precio de la libertad.

Queremos paz, orden y seguridad. Anhelamos la convivencia ciudadana. Pero no podemos sacrificar la libertad a “la paz” de los totalitarios. Reconocer esta realidad frente a un régimen despótico, implica asumir que la conquista perdurable de la libertad tiene un precio, y es alto. Nuestra generación está dispuesta a pagarlo.

¡Es la autonomía, estúpido!



Miguel A. Megias

Con la finalidad de derrotar electoralmente a George Bush (padre), en 1992 los directivos de la campaña de Bill Clinton acuñaron la frase “la economía, estúpido”, que luego se convirtió en el eslogan de la campaña que le dio el triunfo a Clinton: “es la economía, estúpido”.

La motivación de esta frase fue la de enfocar los temas de la campaña en los aspectos domésticos, donde Bush no había sido muy exitoso, quitándole relevancia a sus logros militares, en especial los de la Guerra del Golfo.

Hemos utilizado esta frase, que de ninguna manera pretende ser un insulto a nuestro alcalde, para resaltar que nuestra lucha, en esta Valencia de principios del 2014, no es para reivindicar mejoras en la recogida de la basura -asunto este muy importante, que agradecemos todos los valencianos- o en la seguridad, o en otros temas valiosos para todas la ciudadana; no, el tema no es ese, es otro. El tema es la autonomía municipal, que es lo único que se contrapone a ese centralismo “salvaje” que el gobierno central trata de imponer a las regiones.

Ese centralismo que nos ha ido arrebatando a las regiones, poco a poco, como el salchichón del que se corta una rodaja y no se nota; se le corta otra y tampoco se nota. Pero al final, rodaja rodaja, llega el momento en que el salchichón ya no existe. Recordemos, en el caso de Valencia, que primero nos arrebataron los peajes y el manejo de las autopistas regionales (y ahora todos lamentamos lo ocurrido, tristemente, con Mónica y Henry, por causa de una vía llena de huecos, sin luz y sin vigilancia). Seguidamente, tal vez no en ese orden, despojaron al estado Carabobo del manejo de su puerto y aeropuerto. No puedo ni negar ni afirmar que tal vez estos no eran manejados por el gobernador de la época con la mayor pulcritud; pero ahora, el puerto al menos, es propiedad de una empresa en la que Cuba tiene el 50% de las acciones. ¿Porque razón se le niega a nuestro estado, que es el legítimo propietario, el manejo del más importante puerto de Venezuela, y se permite que se le asigne a un país extranjero, por muy amigo que sea, desviando así los recursos que allí se generan?

Por último, se centralizan los hospitales, la salud; no hace falta abundar sobre el fracaso que esto ha representado para los ciudadanos, en especial para los más desposeídos.

Ha llegado el momento donde las voces, no sólo en Carabobo sino en todo el el país, se alcen y exijan la descentralización ya que el centralismo ha ido de fracaso en fracaso. Y ahora pretenden, desde Caracas, despojar, una vez más, el patrimonio cultural y material de la ciudad. Las reacciones de la ciudadanía no se han hecho esperar: protestas, marchas y solicitudes de reconsideración, dirigidas al gobierno central, se han hecho cotidianas. Los estudiantes exigen respuestas para el día miércoles 15 de enero. De lo contrario, según noticias de prensa, “estaremos tomando las calles de la ciudad, …, protestaremos, nos encadenaremos, haremos huelga de hambre...”. El final es previsible: no habrá respuesta y sin duda se iniciará un nuevo forcejeo entre la ciudadanía (los estudiantes, al menos), que exige sus derechos, y un gobierno que los conculca e ignora el reclamo. Bajo una óptica de la lógica, el gobernador debería ser el primero en reclamar; pero no lo hace. Sus razones tendrá...

La lucha, claramente, aunque no se haya expresado en esos términos, o aunque los actores no estén conscientes de ello, es entre la implantación, cada vez con mayor fuerza, de un estado centralista, por un bando; y por el logro de un estado federal, por el otro. Así de sencillo: estado centralista vs. estado federal, que es lo que reza la Constitución en su artículo 4º.

Este Observatorio “observa” que pudieran desatarse fuerzas que al final lleguen a ser incontrolables. El sector pensante no desea, de ninguna manera, que las manifestaciones lleguen a un punto de quiebre. Pero no puede evitar ver como a partir de la Declaración, cuando se constituye La Junta pro Defensa de los Derechos de Valencia, el 19 de diciembre pasado, la protesta ha ido en aumento y ya son varios los líderes , y de distintos ámbitos, los que van tomando, tal vez sin darse cuenta, la bandera del federalismo y de las autonomías municipales que hemos propiciado a lo largo de estos tres años.

Señor alcalde: es la autonomía municipal, lo que está en juego.

¡Dios y Federación!


Nelson Acosta Espinoza

En la Gaceta Oficial número 40.313, de fecha 11 de diciembre de 2013, aparece publicado un decreto presidencial mediante el cual se crea la Autoridad Única de Área para el estado Carabobo en el cual se desarrollará la “Ciudad Hugo Chávez”, que atenderá a las parroquias Santa Rosa, Rafael Urdaneta y Miguel Peña del municipio Valencia. De acuerdo con el Decreto n° 666, la Autoridad Única tendrá carácter de Servicio Autónomo sin personalidad jurídica, dependiente legalmente del Ministerio de Vivienda y Hábitat.
Las experiencias en el país relativas a esta figura administrativa y jurídica no han sido del todo beneficiosas. Un caso, si se quiere dramático, lo constituye la Autoridad Única de Vargas. Esta solución, formulada desde el gobierno central, no pudo dar respuestas a los inmensos problemas que generó la tragedia en esa entidad. Recordemos que tras este desastre, Chávez ordeno la creación primero, de esta Autoridad Única y, después, la formación de CorpoVargas. Estos entes tenían la responsabilidad de los trabajos de planificación, prevención y reconstrucción de las áreas desoladas. De acuerdo a especialistas sobre el tema, ha sido pobre y desorganizada la ejecución de los trabajos desarrollados por esa corporación. Ha prevalecido un exceso de racionalidad ingenieril en menoscabo de una comprensión más globalizante (dimensiones históricas, sociales y antropológicas) de la problemática asociada a la tragedia del Estado Vargas.

Otro ejemplo que ilustra esta política centralista es el denominado Programa Guayana. Su intención original era generar un polo de desarrollo y crear una nueva ciudad que sirviera como epicentro del desarrollo de toda la región de Guayana. Sin embargo, se incurrió en un exagerado racionalismo y un desprecio hacia las realidades históricas y antropológicas pre-existentes. Quizás aquí resida parte de la explicación de los graves desajustes que presenta hoy en día esa región.

Desde luego, existen otros ejemplos de esa política despreciativa con las autonomías regionales. Corpocentro, Corpozulia, Corporiente, Corpoandes, entre otras iniciativas, son expresiones de legado centralista de nuestra democracia. Este gobierno, sin duda alguna, desea “dar un salto atrás” y revivir situaciones que en el plano administrativo y político han mostrado su ineficacia y sentido autoritario.
El punto que deseamos enfatizar es sencillo. Lo que le está acaeciendo a nuestra ciudad es parte de un política expresa para recentralizar aún más al país. A Carabobo, por ejemplo, le han sustraído sus competencias relativas a la administración del puerto, aeropuerto y autopista. Le han aplicado una política restrictiva en el área de salud, educación y seguridad. En el plano impositivo no le devuelven los recursos fiscales generados en este estado. Ahora pretenden violentar la lógica democrática al intentar despojar del ámbito de la alcaldía la responsabilidad por el desarrollo de tres parroquias emblemáticas de la ciudad. Igualmente, en la esfera de lo simbólico los carabobeños han sido despojados de iconos fundamentales para su identidad como pueblo y región. Se pretende destruir la cultura urbana dentro de la cual todos los ciudadanos nos reconocemos como iguales.

En fin, estamos ante una oportunidad interesante desde el punto de vista de la formulación de una apuesta política que combata la que ofrece el oficialismo. Las usurpaciones a que están siendo sometidos los estados (particularmente Zulia, Lara, Táchira, Distrito Capital, entre otros) ofrece la oportunidad para elaborar una propuesta política que se enlace con el sentir e identidad de estas regiones. Un relato político único y diverso al mismo tiempo. Único, porque apuntaría a una sola reivindicación: autonomías políticas a las regiones. Diverso en tanto tendría que expresarse a través de las distintas claves culturales y políticas presente en las regiones. En otras palabras, a pesar que no tengamos una plena conciencia de lo que iniciamos, la lucha en Valencia es por la búsqueda de una nueva organización federal del país.

¡Dios y Federación!

lunes, 6 de enero de 2014

Cocchiola: ¡ponle el cascabel al gato!


Historia de una lucha entre los que pretendían mandar, desde el centro, y los que no se dejaban, en la periferia.





Miguel A. Megias

El gato en cuestión es nada menos que el gobierno central que recientemente promulgó decretos mediante los cuales se apropia de símbolos, bienes y reponsabilidades que pertenecen al municipio Valencia. Y el cascabel es una forma de obligar al gato a llevar el collar que la constitución le impone: el cascabel constitucional.

Imaginemos por un instante que el gobierno del señor Mariano Rajoy, mediante ley promulgada en unas Cortes donde tiene absoluta mayoría, obliga a la ciudad de Sevilla a entregar la plaza de toros de La Maestranza (popularmente es llamada “la catedral del toreo”). El pueblo sevillano -y el de toda España- se alzaría ante semejante atropello. Las horas de un día serían muchas más de las necesarias para que el gobierno retrocediera. ¡Con mi plaza no te metas! dirían a coro taurinos y no taurinos. Quien se atreva a tocar los símbolos sagrados (“¡La planta insolente del Extranjero ha profanado el sagrado suelo de la Patria!”, Cipriano Castro, 1902) corre riesgos con resultados difíciles de dilucidar.

Para los que vivimos en Valencia, taurinos o no, aficionados al teatro o no, nacidos aquí o no, los símbolos -que no son meramente edificaciones, como se les pretende señalar- son tan sagrados como para un sevillano su querida Maestranza. Llama entonces la atención la escasa cultura histórica que muestran quienes a troche y moche pretenden, de un día para otro, arrebatar a una ciudad, que no es cualquier ciudad, una ciudad que se precia en decir “¡aquí nació Venezuela!”, algunos de sus mas visibles símbolos: su plaza de toros, su teatro municipal, su zona recreacional sur. Y por último, pero no por ello menos importante, eliminar del control de la alcaldía una buena parte de la ciudad para convertirla en lo que dicen será la “ciudad Chávez”. Bueno, si, quitémosle a Sevilla el barrio de Triana y convirtámoslo en “ciudad Franco”. Incroyable!

Corresponde al alcalde en primer lugar, por más que no parezca tener muchos ánimos para entrar en esta pelea, ponerle el cascabel a ese gato que está dando zarpazos (brazadas de ahogado, dirían algunos). Si, al alcalde; ese que hemos elegido por mayoría para que nos represente -a los ciudadanos y a la ciudad (en abstracto). Pues debe ser el señor Cocchiola quien encabece la protesta ciudadana y quien reclame, (desde luego educadamente, en el mejor estilo europeo, pero con fortaleza y convicción) lo que ya los vecinos venimos reclamando. Al fin y al cabo, el sabía muy bien que al meterse en política le corresponderían días difíciles. Pues bien, ahora que es alcalde, que se monte en ese gato y que lo arree. Que nadie le obligó a ser alcalde; y que ahora cumpla con su obligación de defender su ciudad con la misma fuerza y energía con que conquistó el corazón de quienes votaron por él. ¡A cumplir, ciudadano Cocchiola! Para eso, entre otras cosas, te elegimos. Porque creemos que tienes carácter, convicciones, talento y amor por esta tierra que te ha abierto los brazos. ¡Defiéndenos!

Señor alcalde: los valencianos lo acompañaremos en estas luchas; y juntos haremos lo que tengamos que hacer para que no se nos despoje de lo nuestro (“Valencia se hará respetar”); pues nos corresponde, como sociedad civil (si, esa de la que un desafortunado día alguien dijo “¿cómo se come eso?”) defender desde nuestras respectivas trincheras lo que haya que defender.

Los primeros fuegos artificiales ya están en el cielo, ya están avisando. El 19 de diciembre un nutrido y representativo grupo de ciudadanos, representando los más diversos estratos de la sociedad valenciana, se pronunció en la declaración de Valencia y se constituyó en “Junta para la defensa de la ciudad de Valencia”. Esto nos trae al recuerdo la “Junta suprema conservadora de los derechos de Fernando VII” (1810), que fue el momento a partir del cual Venezuela comienza su emancipación y que culmina un año después con la Declaración de la Independencia. ¿Será que la Junta para la defensa de Valencia logrará la emancipación de nuestro estado? La historia lo dirá. Si se le pone el cascabel al gato o no.

Valencia, dos siglos después, nuevamente, da una lección de civismo y defiende, con amor, con entusiasmo, con patriotismo, y con el mismo ardor de entonces, lo que más le duele: sus símbolos y su patrimonio. Y no solamente los propios, los de este estado; sino también los de otros estados que, igualmente, están siendo despojados de sus derechos. Y rechaza al invasor caraqueño que pretende, mediante decretos y otras triquiñuelas, despojar a la ciudad y a sus ciudadanos de lo que legítimamente les pertenece. Esta, amigos, es una nueva lucha por la independencia regional, por las autonomías, que tanto hemos proclamado desde este Observatorio. Y a la que, sin duda, se sumarán otras regiones igualmente ariscas.

Al pueblo valenciano le asiste la razón y exige justicia. O mejor dicho, trato justo. No acepta, como no aceptó en el pasado, imposiciones centralistas desde una Caracas lejana y que desconoce la idiosincracia y las características culturales de esta patria chica que es Valencia. Que Valencia también es Patria, como lo es Maracaibo, o San Cristóbal o Barquisimeto, cada quien desde sus peculiaridades y óptica particular. Y tomo la palabra de Nelson Acosta: Venezuela no existe; Venezuela existe en tanto seamos caraqueños o andinos o maracuchos o margariteños. Unidad dentro de una diversidad regional que no puede ser manejada ni dominada por un gobierno centralista que no toma en cuenta las diversidades regionales, que despoja y expropia la provincia como si fuéramos sus vasallos, sus súbditos y no lo que somos: ciudadanos autónomos, aptos para gobernarnos sin imposiciones.

Es interesante remontarnos a la proclama de Cipriano Castro, quien el 9 de diciembre de 1902 dijo:

“Venezolanos:

El sol de Carabobo vuelve a iluminar los horizontes de la Patria y de sus resplandores surgirán temeridades como las de las Queseras del Medio, sacrificios como el de Ricaurte, asombros como el del Pantano de Vargas, heroísmos como el de Ribas y héroes como los que forman la constelación de nuestra grande Epopeya.”

Esperamos que Cocchiola esté a altura de las circunstancias.

Terminaremos diciendo que no quisiéramos estar ni en el pellejo de Cocchiola ni en el de Ameliach. Si el primero nos falla, si no entra en la lucha, si le tiembla el pulso, los electores se lo cobrarán en la siguiente vuelta del carrusel. Por tanto, tiene que entrar en la lucha, quiéralo o no. Y si Ameliach nos falla, si no ayuda al retroceso al que está obligado, si su fidelidad a Caracas es mayor que la fidelidad a su terruño, pasará a la historia como un Carabobeño que ayudó de despojar y a violar a su propia madre.

¡Valencia se hará respetar!

Valencia ¿se hará respetar?


Nelson Acosta Espinoza

Hoy sabemos que una de las formas más útiles de comunicar ideas es a través de la figura del relato. Ahora bien ¿qué hace que esta imagen literaria sea eficaz? En principio, permite organizar una información inconexa en una narración y, esta figura, que es una unidad de sentido per se, logra que la explicación a trasmitir sea más atractiva para el ciudadano. Disculpe, el amigo lector, por iniciar mi columna este año con esta digresión teórica. Lo consideré necesario y, a continuación, explicaré las razones que justifican este paréntesis conceptual.

Veamos, en sus últimos años la democracia venezolana presentaba un enorme vacío narrativo. Este espacio fue ocupado por un relato identitario que daba respuesta a las preguntas acerca de qué es ser venezolano. El chavismo, como bien lo comenta Colette Capriles en su artículo de El Nacional (2/01/2014), innovó sus formas de dominación "para hacerlas cada vez más antropológicas y menos políticas, más dependientes de una conexión identitaria (en la que el nacionalismo es esencial) que de una preferencia política".

Collett Capriles apunta, acertadamente, hacia la relación que es posible establecer entre los contenidos simbólicos de la cultura y la narrativa política. La credibilidad de una oferta política, entonces, depende de cuan estrecho sea el vínculo entre ambas dimensiones. Acción Democrática, por ejemplo, en su cúspide hegemónica logró conectar la identidad del venezolano con la característica partidista adeca. En otras palabras, el gran logro de esa dirección política fue la de universalizar, coyunturalmente, esa particularidad política.

Ahora bien, estamos frente a una situación única. Gracias a la política de recentralización del gobierno, los símbolos culturales de las regiones pueden proporcionar un contenido significativo para la elaboración de un relato político que compita con éxito al del oficialismo. La ciudad de Valencia, a manera de ejemplo, ha sido despojada de sus símbolos identitarios (bandera, himno y escudo); de su patrimonio artístico; se ha desmunicipalizado tres instituciones emblemáticas de esta ciudad, Teatro Municipal, Plaza de Toros y Parque Recreacional Sur y se ha creado una autoridad única de área para el estado Carabobo que atenderá a las parroquias Santa Rosa, Rafael Urdaneta y Miguel Peña. Desde luego, esta usurpación no se circunscribe únicamente a esta ciudad. Los candidatos oficialistas perdedores en los comicios del 8 de diciembre han sido designados como protectores, presidentes de corporaciones regionales y ministros para la transformación de las ciudades. Ello configura una política diseñada para desconocer la voluntad popular e imponer una nueva división político-administrativa.

No es intención de este escrito ahondar en los detalles jurídicos y constitucionales que implica los decretos que acompañan a estas decisiones. Basta con señalar que son inconstitucionales e implican, desde luego, un desconocimiento de la voluntad popular, del sufragio y de la democracia como sistema político.

Si me interesa resaltar que la oposición tiene una oportunidad excepcional para hacer más antropológica su actuación política. En el caso de nuestra ciudad de Valencia, la Virgen del Socorro, el escudo de armas contentivo del águila bicéfala y su bandera pueden ser algunos de los símbolos alrededor de los cuales elaborar un relato federalista. En otras palabras, una oferta política con acento antropológico, tendría una mayor capacidad para suscitar un consenso cultural y simbólico en la población para resistir la usurpación a la cual esta siendo sometida. No basta con "surfear" sobre la protesta. Es indispensable desarrollar una narrativa política articulada a esta conexión de carácter identitario.

Finalmente, hay que entrompar con fuerza este año 2014. Recordemos que esperar no es saber.

¿Puede la MUD cambiar?


Thays Peñalver
El Universal, jueves 2 de enero de 2014

En un país cuyo 60% del electorado vive en ranchos, 1,21 millones no saben leer ni escribir y la media educativa es de 6to grado, la izquierda y la derecha no son precisamente posturas ideológicas, sino sencillamente imágenes (visuales, acústicas y mentales) que llevan a la mayoría del electorado a tener prejuicios políticos. Por eso hoy en día el factor diferenciador es el mismo de hace 100 años, la percepción de elitesco. Entonces si usted tiene esa pinta, no importará si presenta la reforma económica de Raúl Castro que le acusarán de plantear un paquete neoliberal salvaje, pero si usted no parece elitesco, puede regalar 10 veces más dinero a Cuba que lo que le da a su pueblo en misiones y lo aplaudirán.

Esto se debe a que en política, igual que en mercadeo "percepción es igual a realidad", no importa lo que piense de sí mismo, en realidad importa lo que perciban los demás. Porque a fin de cuentas, la política consiste en convencer a esos "demás" de que "alguien" los puede liderar. La percepción es pues tan importante que los imagólogos, como escribió Milan Kundera: "han descubierto con cínico radicalismo, que la única realidad, es nuestra imagen a los ojos de los demás".

Esta percepción de la derecha y la izquierda, es vital para responder a la pregunta ¿Está la oposición invertebrada o sencillamente mal vertebrada? El problema, amigo lector, es que hemos pasado 14 años con prohibición de hablar sobre nosotros, so pena de ser considerados como enemigos y todas las promesas de revisión y gran dialogo nacional cada vez que perdimos y los grandes debates nacionales sobre el futuro de la MUD nunca se dieron, porque en el fondo la realidad sugiere una incógnita mayor ¿puede la MUD cambiar?

La respuesta es compleja. Si descomponemos el voto de la MUD tendremos que existe una minoría de radicales de izquierda que se han marchado del chavismo (± 500 mil votos y que está aislada (me atrevo a decir incluso discriminada) por la mayoría de electores de la oposición. Luego tenemos a 2 millones de electores de las nuevas centroizquierdas, representadas en una "nueva" Acción Democrática (± 800 mil votos) desvinculada y avergonzada de sus posturas programáticas originales (hoy reproducidas sin vergüenza por el PSUV) y su ultima fractura llamada Un Nuevo Tiempo (± 1,2 millones de votos) cuyos fundadores y líderes son en su mayoría la juventud reformista de AD, lo que lleva a ese partido hacia la centroizquierda pragmática.

Después tenemos a otro grupo que está conformado por los electores copeyanos (± 600 mil votos) y de las fracturas socialcristianas o de juventudes formadas por líderes y simpatizantes exsocialcristianos (± 2 millones de votos) sumados estos a más de un millón de electores independientes que decantan su voto hacia la derecha (imagen conservadora), por ser de clase media profesional y sobre todo por estar aterrados de la izquierda revolucionaria. Por eso dentro de la MUD los movimientos "socialcristianos", "derecha", "humanistas" y "conservadores" son la fuerza ganadora, junto a una clase media aterrorizada por la "revolución" que conforma la alianza, el voto mayoritario y duro de la MUD.

Así pues y lógicamente por su composición, la MUD es en teoría un "Alianza electoral" de espectro amplio de partidos opositores, pero en la práctica electoral es un órgano del que emanarán los conservadores (derecha) porque electoralmente en la MUD esos conservadores son 3,5 millones y las izquierdas son 2,6 millones (y que lógicamente se detestan). Por lo que electoralmente jamás cambiará y políticamente jamás se integrará en un órgano viable para conseguir el poder por otra vía, que no sea gracias al debilitamiento del chavismo.

De esta manera y paradójicamente, el elector de nuevo se dividió durante 14 años, en el mismo sistema bipartidista de toda la vida. Por un lado el chavismo representando nada menos que los "ideales" (imagen visual, acústica y mental) de la vieja guardia adeca y por el otro lado la MUD sustituyendo nada menos que a Copei en la percepción del votante y por tanto, inequívocamente en ambos casos, en el prejuicio cognitivo de esos votantes. Y por eso es difícil que pueda cambiar, porque la MUD esta dominada electoralmente por un antichavismo que eclipsa cualquier propuesta o alternativa.

Lo que sí debería hacer la MUD es comenzar a hacer política. Dejar de contabilizarle al Gobierno las casas construidas o los kilos de pollos perdidos (porque a fin de cuentas, es hacerle propaganda buena o mala a los programas del régimen) y deben comenzar a explicarle al venezolano las cosas. Como bien dijo Churchill la "política es la habilidad de predecir lo que va a pasar mañana, la próxima semana, el próximo mes y el próximo año", si sucede, los votantes se acumularán de nuestra parte y si no, como también dijo Churchill "debemos tener la habilidad de explicar por qué no ocurrieron esas cosas". Que la MUD cambie o no, quizás no es lo importante, lo que necesitamos urgentemente son políticos que hagan verdadera política.