sábado, 30 de noviembre de 2013

Contra el miedo, todos a votar el 8D



Nelson Acosta Espinoza

Todos a participar en las venideras elecciones municipales del 8 de diciembre; sin dudas, miedos, con coraje y a todo evento.  Si el candidato de la MUD a su alcaldía, por ejemplo, goza de su simpatía, vote por él con la tarjeta de la unidad. Si tiene reparos hacia su persona lo invito, entonces,  a votar contra Maduro mediante la tarjeta unitaria. Si al final no le gusta ni el candidato ni la tarjeta de la unidad, sufrague por el de su preferencia, siempre y cuando milite en el bloque democrático. Es necesario ir a votar en cualquiera de los escenarios descritos. Hay que obtener una mayoría de votos superior a la que obtenga el oficialismo. De esta manera pondríamos en evidencia al régimen y se abrirían las puertas para el ejercicio de otro tipo de política libre de las ataduras de carácter electoral.

Si, amigo lector, yo le imprimo a este evento un carácter plebiscitario. Guardando las distancias, tiene coincidencias con el que se llevó a cabo el 30 de noviembre del año 1952. En esa fecha se realizaron elecciones para escoger los diputados a la Asamblea Nacional Constituyente. El partido Unión Republicana Democrática (URD) obtuvo una clara mayoría y fue desconocida por el gobierno de la época. Hoy, al igual que en aquella ocasión, los votos que van a ser consignados el próximo 8 de diciembre no buscan el triunfo exclusivo de una organización política. Este evento, a mi juicio,  debería asumirse, por un lado, como el triunfo "de todas las fuerzas políticas con raíces verdaderas en la entraña popular (Alberto Carnevali dixit)" y, por el otro, a modo de  llamamiento a la rebelión ciudadana. Esta apelación podría constituir el punto de partida para la formulación de una política a ser compartida por todos los factores democráticos existentes en el país.

Como podrán notar, amigos lectores, en esta lectura de los próximos comicios, no le otorgo un valor máximo a los programas y promesas de gestión. En realidad las elecciones, en general, se ganan mediante la elaboración de relatos que logren alcanzar los corazones de los electores. Las apuestas programáticas, son importantes y necesarias; de hecho ellas constituyen un blue print de la futura actuación del candidato. Pero, si esta "copia en plano" no está inscrita en una narración apropiada, su capacidad de seducción resulta limitada. En el marco de esta coyuntura, el eje del relato opositor debería girar en torno a dos ideas sustantivas: primero, en socialismo no podemos progresar y, segundo,  en democracia se vive mejor. Para avanzar, entonces,  se hace indispensable confrontar la visión socialista de la política y de gobierno. Antagonizarla desde todos los frentes. En este sentido, las alcaldías constituyen un frente de primera línea en las batallas que se avecinan. De ahí la importancia de salir victoriosos en estas próximas elecciones.

Hay un punto que es necesario resaltar. El chavismo como identidad política permanece relativamente  estable. A pesar de la grave y caótica situación económica, los estudios de opinión revelan que esta identidad ha mermado, pero no en las proporciones que se esperarían habida cuenta del desastroso gobierno del Presidente Maduro. En fin, ganar estas elecciones municipales contribuiría a la construcción de una sólida identidad democrática que competiría con la socialista. Para ello sería necesario que intervenga la dimensión afectiva; es decir, movilizar las "pasiones" asociadas a nuestra rancia cultura democrática.

En otras palabras, la gestión en las futuras alcaldías democráticas deberán estar al servicio de este propósito: “gerenciar” proyectos subordinados a la construcción de una sólida  identidad ciudadana, democrática y republicana.


Bajo esta óptica, entonces,  resulta imprescindible salir a votar el 8D

Las razones detrás de la "guerra económica" de Maduro


Asdrúbal Romero

El Gobierno en su más reciente arremetida estratégica pretende detener su estrepitosa caída de imagen tratando de engañar, una vez más, al pueblo, sobre todo al segmento que le ha favorecido con su voto en anteriores contiendas electorales. Para ello, hace ver que está tomando radicales medidas contra las causas de la problemática económica que aqueja a la gente cuando, en verdad, lo que está es tratando de aprovechar con fines electorales los síntomas de una enfermedad cuyas causas estructurales son mucho más profundas. Actúa como el médico que intenta bajar la fiebre sin realmente averiguar cuál puede ser la raíz infecciosa que la está originando.


Actuar en contra de la especulación, que sería necio negar su existencia, o contra el acaparamiento, con el fin de enfocar el dedo acusador sobre el sector empresarial como el causante de todos los males que aquejan a nuestra economía es pura y dura manipulación, además, a estas alturas, pavorosamente irresponsable. La principal causa de todos esos síntomas, exacerbados por el galopante deterioro ético  a todos los niveles, es la pérdida acelerada del valor de nuestro signo monetario frente al dólar. El Régimen pretende ocultar que nuestra moneda ha perdido cien veces su valor en estos últimos quince años, de lo cual es el único responsable, pero como la economía real actúa como un cuero seco: esa disparidad disparada entre el verdadero valor de los bienes fuera de nuestras fronteras y el valor que el Gobierno pretende imponerles aquí dentro, está en el núcleo de la explicación de todos esos síntomas que tratan de vendernos como los causantes de nuestra crisis.

Mejor ejemplo de lo que digo no lo podrán conseguir, si no leen el espléndido y valiente artículo de Milagros Socorro en El Nacional de este domingo (24/11/2013) titulado “Caravanas de  200 camiones”. “No hay en la actualidad ninguna actividad más rentable en Venezuela que el bachaqueo”, así comienza la excelente radiografía de un negocio donde el simple traslado de un bien adquirido a precio regulado en Maracaibo hasta el otro lado de la frontera con Colombia, le incrementa el valor siete o más veces. ¡Qué hay una red de corrupción que ampara a ese negocio!  ¡Claro que la hay! Injustificable, pero explicable a través de una tentadora y poderosa lógica económica. Ahhh, pero el Gobierno no se atreve a  emprenderla contra los  militares que patrullan esa zona para endilgarles la causa del imparable desagüe fronterizo de parte de nuestra riqueza. La misma disparidad es la que causó toda la corruptela que se montó alrededor de la raspadera fantasma de los cupos para consumos de viajeros en el exterior, la que ha generado el incremento de las tarifas de los pasajes aéreos y el consecuente aislamiento internacional del país. Aunque con respecto a este problema también concurre otra razón: el Gobierno quiere mantener la ficción del pasaje a 6,30 pero no le cancela los dólares a las líneas aéreas. Dicen que van a ir por ellas, pues si van: preparémonos para ver cómo muchas líneas excluyen a Venezuela de sus rutas.

Es más fácil para el Gobierno emprenderla contra los empresarios y políticamente más rentable (así lo creen ellos). Se trata de meterlos a todos en un saco: a los empresarios enchufados que sí tuvieron acceso a dólares de CADIVI y vendían a precios similares a los de otros que, no queriendo cerrar sus negocios, se arriesgaron a comprar sus mercancías importadas al precio del mercado paralelo. En el primero de los grupos parece estar DAKA, que en el 2012 tuvo acceso a estos dólares preferenciales a pesar de que los bienes que comercializaba no entraban en el renglón de prioritarios de conformidad a la política que publicitaba el Gobierno.

Vamos a estar claros, la incidencia del dólar CADIVI ha sido mínima en cuanto a la adquisición de muchos bienes importados que llenaban los anaqueles, pero eso al Gobierno no le ha importado. Los ha maltratado a todos por igual. Pues bien, en el caso de los que se arriesgaron: habría que preguntarse si el continuo remarcar de sus precios no se debía más bien a la creciente volatilidad del precio del dólar paralelo que a una supuesta voracidad especulativa. ¿Se les podría culpar porque aplicaran la política del costo de reposición en la asignación del precio a sus mercancías en aras de no descapitalizarse en dólares y poder mantener la dimensión de su actividad de comercialización? 

Cuando el Gobierno habla de márgenes escandalosos de ganancia, lo hace en bolívares que van camino de convertirse en billeticos de monopolio. ¿Por qué no analiza los tales márgenes en dólares a ver si podrían calificarse de auténticamente especulativos? Porque no les conviene, sería reconocer una realidad que ellos quieren ocultar cuando la verdad es que pretenden mantener la ficción de una pujante economía montada sobre una gran mentira.  ¡Sería reconocer su estruendoso fracaso!

Por supuesto, en el análisis individualizado podremos conseguir casos de casos, y habrá algunos en los que subyaga esa voracidad por la ganancia fácil muy propia de esa moralidad media del ser humano promedio (Raymond Aron), la mismísima que alimenta el fenómeno del bachaqueo. El Gobierno tendría que ir a la raíz del tumor canceroso, a extirpar esa disparidad distorsionante que infla de tanta tentación a los demonios. Pero no, más fácil es echarle las culpas a los empresarios como casta parásita y si por allí se nos atraviesa uno, que además es diputado opositor, candidato y virtual ganador de una alcaldía de una ciudad importante: ¡mejor que mejor!

Lo cierto es que la tibieza de la defensa que esgrimió la dirigencia política opositora formal, tanto a nivel nacional como regional, ante el indisimulado atropello a las reglas del juego limpio democrático, pondrá a pensar a los empresarios si valdrá la pena que ellos salgan a la defensa de los políticos. Así, en esta Venezuela del sálvese quien pueda y en plena función del circo ELECTRODOMÉSTICOS PA HOY Y HAMBRE PARA MAÑANA, estaremos muy pendientes de ver si los resultados del 8D validan el efecto electoral a favor del Gobierno, que algunos analistas le han augurado a su irresponsable y suicida estrategia. Yo no estoy tan seguro de esto. Un problema de timing: la gente comenzó a ver con excesiva prontitud el triste espectáculo  de las grandes tiendas fantasmas con anaqueles vacíos, las emblemáticas empresas que cierran y ya todos hablan de un amigo o familiar que se queda sin empleo. Ya no se trata de pronósticos sino de realidades y nadie quiere un EPA MERCAL. Quizás esto incida para que la problemática nacional tome la máxima preponderancia que amerita en el análisis del qué hacer de cara a ese 8D y más allá de las fortalezas y debilidades de los candidatos locales y sus propuestas programáticas, más allá de la pésima conducción política en algunos estados (incluido Carabobo),  los electores se vuelquen a votar para poner a estos irresponsables en la picota que se merecen. 

POR ESTO ES QUE YO SÍ VOY A VOTAR y sobre el tan aleccionador episodio de Cocciola escribiré con mayores detalles después del 8D.


La bella durmiente



Julio Portillo

Venezuela es la bella durmiente. Todo ocurre en su territorio y no pasa nada. Sus habitantes están hechizados. Cuando despierten encontrarán un país en ruinas, desmembrado y en manos de los chinos. Como no hay como pagarles la deuda externa, los patriotas gobernantes les cancelaran con tierras. Seremos Chinozuela.

Las noticias se publican pero los venezolanos duermen. Las exportaciones petroleras cayeron 16% en cinco años. Nadie se explica a que bolsillos van los grandes ingresos del petróleo. PDVSA está comprando en el exterior aditivos porque no puede producir gasolina suficiente. 374% aumentó la deuda comercial de PDVSA. La economía padece desequilibrios fiscales y productivos. El propio Banco Central de Venezuela registra que la construcción pública y privada está prácticamente paralizada. No hay cabillas ni cemento. Y añade el banco emisor que el mercado laboral está afectado. Los contratos a los trabajadores petroleros están suspendidos.

Las compras externas de la empresa privada se sitúan 1,3% por debajo de las del 2009. No hay divisas. La escasez de productos es cada vez mayor. Los talleres mecánicos adelantan las vacaciones de sus obreros: no hay repuestos, ni pinturas de vehículos. Rumores de que las medidas tomadas contra las empresas de electrodomésticos, vendrán está semana contra las farmacias. Según el economista Pedro Palma se prevé una maxidevaluación en poco tiempo. Las compras externas agroalimentarias subieron 27,69%. La cifra llega a 5,7 millardos de dólares en los últimos meses.

Las lucecitas de la navidad y las rebajas a los electrodomésticos como medida electorera frente a los comicios del 8D, no han dejado incluso que trascienda más la última declaración de Maduro, quien en acto público llegó a decir: “Los capitalistas roban y especulan como nosotros”. Y a confesión de parte relevo de pruebas. Ni tampoco el pueblo se ha enterado del bono especial navideño anunciado para los militares.


sábado, 23 de noviembre de 2013

Primer Encuentro Nacional del Pensamiento Progresista del País

                                            


Nelson Acosta Espinoza
Nos encontramos el día pautado. Martes 19 de los corrientes en la sede del Colegio de Abogados del Estado Carabobo. Intelectuales, operadores políticos y líderes sociales de cuatro estados (Carabobo, Miranda, Zulia y Lara) participaron en este Primer Encuentro del Pensamiento Progresista del País. Intervinieron, con sus respectivas ponencias, nueve estudiosos y "prácticos" de la actividad política. Se abordaron los temas propuestos (Progresismo como identidad política, el progresismo como relato alternativo, progresismo y federalismo). Estos contenidos fueron tratados por estos nueve ponentes quienes asumieron los dilemas e interrogantes presentes desde una diversidad de encuadres teóricos. A pesar de la pluralidad, coincidieron en un punto esencial: la necesidad de recuperar la dimensión intelectual para el quehacer político. Aspecto este esencial para poder iniciar la construcción del nuevo relato que compita y sustituya al que ha prevalecido en el país a lo largo del siglo pasado y del tiempo presente. Un punto a resaltar. La contemporaneidad teórica en las presentaciones de los expositores.  Autores como George Lakoff,  Drew Westen,  Facundo Manes, Antonio Gutierrez Rubí entre otros, estaban incorporados en las elaboraciones de la mayoría de las exposiciones. Igualmente, conceptos derivados de las ciencias cognitivas (marcos cognitivos), del nuevo federalismo y la importancia del léxico respaldaban buena parte de las conclusiones políticas y las formulaciones de índole estratégico.

Hubo coincidencia entre los participantes en relación a la falta de claridad relacionada con el linaje político de la palabra progresismo. En Venezuela, por ejemplo,  la han usado tanto las corrientes liberales como conservadoras de nuestra historia. El progresismo, entonces, sería un término al cual puede dársele diferentes interpretaciones en tanto práctica política y reflexión teórica. 

Ahora bien, ¿cómo podemos leer este concepto en el momento actual del país? ¿Que significa ser progresista en la Venezuela de hoy? ¿A partir de que circunstancias sería posible elaborar un relato progresista?Bien, en el marco del evento intente dar respuestas a estas interrogantes. Veamos un resumen de mis consideraciones sobre este tópico. En principio me permití postular que unas de las contrariedades en el país es aquella que se expresa en la disputa entre un relato centralista, autoritario y, otro, que apuesta a la diversidad federal y a las autonomías políticas. Es probable, así lo sostuve,  que no se comprenda a plenitud esta contradicción. De hecho los actores políticos no la asumen en su complejidad y riqueza política. Ello es debido a que estos actores (del oficialismo y del bloque democrático) se han constituido al interior de un marco cognitivo o relato político centralista. No han podido, aún, federalizar su discurso. ¿Qué significa esta última afirmación? Veamos.  Federalizar el discurso implicaría despojarse de esa óptica que homogeniza al país y que le impide dar cuenta de la diversidad cultural y política que caracteriza a Venezuela.

Un relato federalizado supondría, en fin, asumir una definición de los venezolanos desde las regiones: soy venezolano en tanto larense, carabobeño, apureño, zuliano etc. Este relato, desde luego, iría acompañado por  propuestas como  la de las autonomías regionales y el federalismo fiscal, entre otras cosas. En fin, ser progresista en la Venezuela actual, significa apostar fuerte por la organización federal del país y "enmarcar" los temas políticos en una narrativa federalizada.

Esta apuesta estratégica es fundamental. Sobre todo hoy en día. Recordemos que  la artificialidad de una Venezuela socialista pretende obliterar estas diferencias; cancelarlas y, en consecuencia,  intenta suprimir su potencialidad política. Para eso, entre otras cosas, se "habilitó" por quinta vez  al presidente Maduro.

viernes, 22 de noviembre de 2013

El regodeo de la cúpula.



Simón García
 
La cúpula oficialista mira la crisis como un arma. Su prioridad no es resolverla sino usarla para atacar a quienes califica de enemigos, entre los cuales incluye a todo el que no se subordine a su plan o exprese libremente una opinión. El gobierno, metido en la lógica inversa de su ideología, esta llevando a cabo una guerra contra el país. Y le impone rigores que ninguna otra sociedad de la región esta viviendo, con la excepción de Cuba.

Detenerlo y evitar que continúe su labor de destrucción está pasando a ser una exigencia de nación y no sólo una tarea que se le delegue a la oposición. Incluso, no es impensable que una parte de su base social de apoyo, sin abandonar sus convicciones, le haga saber que no comparte ni está dispuesta a protagonizar un salto colectivo al vacío.

Quien tenga ojos con vista propia habrá apreciado que el territorio rojo está minado de contradicciones y con pequeñas explosiones cada vez más frecuentes, especialmente por reclamos sociales y denuncias de incumplimientos. Habrá también distinguido que los enfrentamientos no ocurren sólo por el control del poder o el pugilato entre comisionistas, sino que existen, aunque todavía no salgan de cuerpo entero a la superficie, desacuerdos políticos con las líneas en las que se mueve la pugna Maduro/cabello.

El gobierno de Maduro empuja hacia una fase de subsistencia que continuará generando su inestabilidad, particularmente si se pone en evidencia que electoralmente es una minoría. Incapaz de producir un dólar más sobre la renta petrolera y de hacer obra de gobierno, optó por una gran operación populista para crear artificialmente una sensación de bienestar. Pero la falsa fiesta es un episodio más de retroalimentación de la crisis.

Frente a esa "viveza" populista no tiene sentido machacar que la causa de la inflación y la escasez no está en la especulación. Es una prédica que queda sin efecto cada vez que un dependiente nos cobra la inflación. Y menos si uno puede constatar, al comparar el precio del mismo producto en otro negocio, que si hay especuladores. Por eso, pagar con la gente sólo ayuda a invisibilizar las responsabilidades del gobierno.

¿Mejorará la percepción popular sobre el gobierno? ¿Podrá contener y revertir la pérdida de apoyo? No parecen existir respuestas automáticas porque quien está satisfecho por lo que pudo adquirir, también tiene temor por lo que vendrá un día después. Pero además, la crisis de fondo persistirá mientras se intente imponer un modelo que sustituye la propiedad privada y la democracia por el Estado comunal autoritario.

No hace falta acudir a las encuestas para verificar que la cúpula roja conmociona, pero no emociona. No tiene los méritos ni los conocimientos para gobernar, como lo han demostrado durante su primer semestre de desaciertos. Ahora están tiroteando el camino electoral porque lo intuyen adverso.

La élite eufórica celebra y recuenta sus privilegios. Goza con su jugada sin importarle las consecuencias posteriores. Pero en medio de su regodeo está a punto de cambiar definitivamente la imagen de Robin Hood por la del Rey Juan, acosado por su ilegitimidad y el desborde de la paciencia popular. El resto está en manos del empeño progresista para volver a reunir al país en una mayoría irrefutable.

jueves, 21 de noviembre de 2013

Progreso y doxa popular, una nueva visión de la pobreza.



Luis Enrique Vizcaya

Progreso, progresismo y otras categorías asociadas al primero, son abordadas desde diferentes discursos que incluyen los generados en la Filosofía, la Historia, Sociología y las ciencias sociales o humanas en general. Un ejercicio de transparencia intelectual nos obliga a destacar las dos referencias más importantes, la primera que revisaremos rápidamente, imbuida de la crítica de la modernidad donde el progreso es revisado genealógicamente, allí se resalta su condición de “categoría ideológica del discurso moderno que promueve la concepción homogénea-lineal- optimista de la historia. Idea-fuerza vehiculada en el discurso técnico para justificar el modelo productivista de occidente (…) Esta visión progresiva está presente como substrato semiótico en el terreno de las ciencias humanas, en el discurso ético-político, en la estética y, en general, en todos los sistemas de representaciones. Con la crisis de la modernidad, esta ideología del progreso se desvanece dando paso a una nueva sensibilidad posmoderna que postula el carácter relativo del conocimiento técnico y la discrecionalidad del desarrollo histórico” (Rigoberto Lanz, Las palabras no son neutras)

Para cumplir con nuestro propósito nos explayaremos en una segunda visión resemantizada, registrada en las reflexiones de importantes pensadores contemporáneos y, en el sentido y la sensibilidad de la Doxa popular, asimilada ésta a la concepción platoniana como opinión, conocimiento obtenido en la experiencia”, también como imaginación, fe o creencia de la gente no docta. Es evidente el sentido de mejoría de las condiciones de vida individual y colectiva que se resuma en la acción individual, social y humana de empujar hacia un destino mejor en la jornada cotidiana y en el tiempo histórico para alcanzar proyectos y horizontes más ambiciosos.

Puede ser objetivado en un empleo, una vivienda, un título profesional, un vehículo, un centro de asistencia médica, un parque, también en educación, justicia, seguridad, libertad o recreación. Es necesario resaltar una tendencia principal hacia la individuación de los logros.

¿LA IDEA DE PROGRESO SIGUE SIENDO LA MISMA?
 
Aun cuando hay indicios empíricos, fenomenológicos de la vigencia de la idea de progreso, es necesario comprender que la humanidad ha sido impactada por los procesos globalizadores, culturales y tecnológicos, generándose cambios sustantivos en nuestra civilización y a la cual no escapa nuestra sociedad nacional. No es posible soslayar las aspiraciones irrefrenables de cambio, las cuales han sido valoradas como caudal histórico, social, cultural, político y del imaginario del mundo occidental. Son fuerzas “inmanentes hacia el perfeccionamiento humano” como las califica Robert Nisbet, o como las concibe Hannah Arendt “la noción de que existe algo a un progreso de la humanidad como conjunto y que el mismo forma la ley que rige todos los procesos de la especie humana…”


viernes, 15 de noviembre de 2013

Se prohibe la inflación


Nelson Acosta Espinoza

El Presidente Maduro inició su ofensiva contra la especulación y la inflación. Ha decretado, así podemos decirlo, la prohibición al alto costo de la vida, escasez, especulación e inflación. En una operación discursiva ha declarado que la responsabilidad por lo que ocurre, radica en "otros": la trilogía del mal, la burguesía parasitaria y, desde luego, el imperio. Su gobierno, pues, carece de culpabilidad por el atolladero político y económico en que nos encontramos. Los verdaderos saqueadores, los que se roban los dólares del pueblo, son la burguesía parasitaria y sus representantes.

Nicolás Maduro ha dedicado cadenas nacionales de radio y televisión a machacar, hasta el cansancio, esta concepción de su política y de la realidad. Lo discursivo ha ido acompañado con medidas concretas. Ha ordenado reducciones de precios compulsorias y ha desatado una contra ofensiva a la "guerra económica" supuestamente desplegada por los enemigos del pueblo.

En esta ocasión, el nominalismo alcanzó su punto más alto. Las nuevas frases han sustituido a la realidad. ¿Realismo mágico? ¿Lo real maravilloso? No creo, amigo lector, que el presidente se encuentre bajo la influencia de los grandes narradores latinoamericanos. Su visión metafórica de las cosas, obedece a un objetivo político y electoral concreto. Una estrategia del léxico, pues. Veamos.

A riesgo de pecar de abstracto, me voy a permitir en forma sencilla, explicar la utilidad del pensamiento metafórico. Esta figura permite destilar cognitivamente la realidad. Transforma en imágenes, en conceptos reconocibles, estructuras abstractas nacidas de nuestra experiencia con el entorno. El presidente no explica qué es la inflación o el desabastecimiento. Mediante metáforas bélicas logra cambiar semánticamente estos contenidos y los alinea en el marco de su contraofensiva para derrotar la aparente guerra económica desatada contra su gestión. Evapora cognitivamente la realidad y comunica en forma sencilla complejas realidades económicas.

Desde luego, toda esta operación se encuentra relacionada con la fragilidad de su presencia presidencial (es una figura sin perfil propio; sombra desteñida del difunto presidente) y la pérdida de conexión con las masas. No en balde, se encuentra arremetiendo contra figuras políticas regionales (Miguel Cocchiola, Enzo Scarano y Henry Falcón) que, hasta el momento, tienen el favor mayoritario del electorado.

¿Será exitosa esta estrategia? ¿Logrará reconectarse con la población? ¿Podrá sostenerla hasta el 8 de Diciembre? Y, después del 8, ¿qué sucederá? No es posible dar respuestas a todas estas interrogantes en este momento. Las dos primeras, dependerán de la conducta del bloque democrático. Los demócratas deberán pasar a la ofensiva y abortar la reacción de sorpresa que han provocado estas medidas en su seno. La acometida, el campo donde debería suscitarse el enfrentamiento, es en el dominio de la palabra. Las respuestas, a esta arremetida gubernamental, no deben ser reactivas ni tecnocráticas. Pareciera que es el momento de hundir el discurso en la profundidad del lecho plebiscitario. Recoger el guante, en otras palabras.

Desenterrar el hacha plebiscitaria es imperativo. La contienda municipal ya no es sólo sobre municipios y sus necesidades concretas. El oficialismo, y su futura ley habilitante, van a colocar la contienda en otro plano. No es descabellado, entonces, pensar que la civilidad republicana se encuentra en extremo peligro.

¿Tienen los demócratas las metáforas apropiadas? Lo sabremos el 8 de Diciembre.

Orwell repetido




 Simón García
Cuando George Orwell, un día de mayo de 1944, esbozó en una carta los riesgos que amenazaban al mundo, no estaba elucubrando. Socialista crítico, desapegado de la ideología marxista, intuía que Stalin tenía trazas de ser un Führer con otro uniforme. No se equivocó.
         
1984, título seleccionado por los editores para publicarla en 1949, constituyó un relato de advertencia desesperada sobre los métodos y los daños que la liquidación de la democracia, verdadero aparato respiratorio de la sociedad, estaba ocasionando en la URSS, mientras a nombre del socialismo se construía el primer régimen para negarlo.
         
19 años después de la fecha a la que alude el título de la novela, que debería ser incluida en un género distinto al de la política ficción, sombras siniestras comenzaron a oscurecer el horizonte de nuestro país. Sistemáticamente el régimen está repitiendo a Orwell y demostrando que éste aserto en características que son inevitables cuando el poder pervierte las intenciones originariamente revolucionarias.

Las regresiones anti políticas que está dibujando al gobierno tal y como él quiere llegar a ser, alcanza similitudes alarmantes con 1984. En los últimos seis meses se han materializado unas transformaciones totalitarias en el Estado, al que aún le conviene mantener un patio interno para el recreo de opositores y fachada democrática hacia afuera, que está imponiéndole a la sociedad formas muy perfeccionadas de control y acostumbramiento a una vida teñida por la autocracia. Estudiantes de los primeros años de bachillerato, influidos por la rescritura de la historia y los reflejos de la ideología oficial, están siendo modelados como hijos del autoritarismo. ¿Qué viene después?

Experimentamos una transición hacia las peores desvergüenzas humanas. Ya tenemos un sistema comunicacional que invierte la realidad, que cambia el sentido  de las palabras para que paz sea guerra o el cuartel de la planicie (como se conoció siempre por la meseta sobre la que se construyó en 1910) deba llamarse de la montaña; existe la policía para perseguir el pensamiento y castigar las “infracciones”  de opinión, se creó el viceministerio de la felicidad, se personalizan abiertamente campañas de odio y se intenta pulverizar todo indicio de oposición, así sea en las propias filas del partido único de la revolución.

Pero los vientos soplan cada vez más fuertes contra la precipitación del gobierno hacia la ineficacia y una represión ejecutada en muchos órdenes distintos al policial. En el seno del  electorado oficialista está creciendo otra oposición con un rumbo que aumenta la inestabilidad política y agrava los problemas de inflación, inseguridad, escasez caída de la producción interna o furor de la corrupción.

Los signos de una implosión del régimen se acentúan. La mayoría piensa que la situación del país esta mal y no tiene buenas expectativas de mejoramiento para el 2014. La cúpula gubernamental está perdiendo credibilidad y la sensación general sobre el agotamiento de este ciclo está rodando hacia una convicción.

En ese cuadro es importante potenciar salidas democráticas y constitucionales. Nadie quiere un desenlace militar. Los que están favoreciendo el predominio de la presencia militar en el gobierno, también parecen querer evitarlo.

Todas esas circunstancias revueltas, hacen que 8 de diciembre, además de su significación para los destinos de cada ciudad, sea un evento para refutar la estrategia gubernamental conflictiva y dar un primer paso irrefutable para considerar otras opciones civiles de reconstrucción de nuestras oportunidades de país.       




  

jueves, 14 de noviembre de 2013

Crónicas de Canarias: un paseo en “guagua”

Terminal de "guaguas" de Santa Cruz de Tenerife

Miguel A. Megias

En Canarias, al igual que en Cuba, a los autobuses se les llama “guaguas” y raramente buses o autobuses. Desde hace años me he maravillado con el excelente sistema de transporte existente en la isla de Tenerife; maravillado y a la vez envidioso porque no tengamos en Venezuela, a pesar de los inmensos recursos de que se supone dispone la nación, algo ni siquiera parecido. Lo que prueba que el dinero no lo es todo: la voluntad, el conocimiento y la organización son tal vez más importantes que los dineros.

Vista parcial del terminal de "guaguas" de Tenerife


Titsa (Transporte Insular de Tenerife, S. A.) es la empresa que gestiona el transporte en autobuses y tranvías. Hace unos años les visité y me mostraron, entre otras cosas, el centro de comando de operaciones -algo parecido a una NASA en miniatura- desde donde vigilan y controlan, en grandes monitores de computador y mediante comunicaciones y GPS, la ubicación de las unidades -todas las unidades- en todo momento. Si tienen interés en conocer la excelente página web, que incluye itinerarios, mapas y mucho más, sigan el enlace más arriba.

Desde luego, la empresa -propiedad mixta del gobierno de Canarias y de sus accionistas, que también son sus empleados (lo que en Venezuela sería una empresa de cogestión socialista), tiene numerosas direcciones para el mantenimiento, actualización de flota, rotación de unidades y choferes, estudios de nuevos itinerarios, etc., etc. Ello les permite tener autobuses limpios, funcionando correctamente, y en caso de emergencias disponer de unidades adicionales para atenderlas; hasta las zonas más remotas de la isla tienen servicio de autobús.

He querido ilustrar, con este pequeño artículo, las bondades del sistema de transporte de TITSA.

Comenzaré a relatar mi viaje en “guagua”. Acordé con un amigo que vive en Puerto de la Cruz (a unos 40 Km de Santa Cruz), encontrarnos en el terminal de la ciudad de La Laguna, aproximadamente a mitad de camino. Con el itinerario de rutas en la mano, determinamos que el número del bus a tomar tanto para él como para mi es el nº 102. Y aquí me paro un instante: todos los buses tienen una ruta claramente especificada (muy visible en el frente y laterales del bus), y cada ruta tiene su número, 102 en este caso. En los terminales hay un horario para cada ruta que se cumple al segundo. El bus que yo debía tomar, salía a las 8:50 de Santa Cruz; y el de mi amigo, a las 8:40 desde Puerto de la Cruz. Y, tal cual, ambos buses salieron correctamente de manera que a las 9:10 nos encontramos, con una demora de apenas unos minutos entre llegada y llegada. Esa seguridad en los itinerarios es algo estupendo. Se puede programar, con seguridad, cuando sales y cuando llegas. Entre paréntesis, ese mismo bus, el 102, pasa también por el aeropuerto cada 30 minutos. De manera que al llegar a la isla en avión, no hace falta tomar un taxi para llegar a destino. Se puede tomar el bus y desde el terminal dirigirse a cualquier punto de la isla en transporte público. Lamentablemente no tenemos nada, en Venezuela, que se le asemeje.

Equipajes e incluso bicicletas pueden ser colocadas en el baul del bus


En el trayecto pude observar algunas cosas que me llamaron la atención. El conductor no cobra, salvo excepcionalmente: todos usamos un ticket multiviaje (15 euros), que colocamos en la máquina lectora a la entrada del bus. Sólo hay que indicarle al conductor el destino, para que asigne la tarifa que corresponde. Y así, el ingreso al bus es fluído, sin empujones ni retardos innecesarios. No tengo que decir que el interior está limpio, los asientos son cómodos y tienen poco desgaste y en vez de una música estridente a todo volumen, el conductor ha sintonizado una emisora local de noticias que apenas se oye.

A medida que avanzamos, el bus se va deteniendo correctamente en todos los semáforos y cuando hay personas a punto de cruzar en los rayados (cruces de cebra, los llaman aquí), se detiene para que los peatones pasen (tienen preferencia) con tranquilidad y sin peligro. A medida que llega a la autopista aumenta su velocidad, pero nunca pasa de una marcha prudencial, tal vez unos 80 Km/h.

Y, en los puntos previamente establecidos, en las paradas, se detiene, apartándose de la vía, para dejar o recoger pasajeros. No hay paradas intermedias ni a gusto del conductor: el bus sólo se para donde está indicado y en cada parada hay aviso que indica cuales son las rutas que paran alli; tambien tienen un número identificador. Y en algunas paradasse dispone de una pizarra electrónica que indica que el bus de la ruta tal o cual llegará en tantos o cuantos minutos. Así, el pasajero sabe cuanto debe esperar por el bus que desea tomar. Mediante un sistema de mensajería SMS también se puede saber, cuando no hay pizarra electrónica, cuando llegará el bus. Basta para ello enviar el número de la parada y el de la ruta a un número de TITSA.

Todas las llegadas y salidas se muestran en la pizarra electrónica, como en los aeropuertos


Los terminales, tanto el de Santa Cruz como el de La Laguna están limpios, relucientes, impecables, como si los hubieran inaugurado ayer. Ambos disponen de grandes pizarras electrónicas donde se muestran los rutas, con sus horarios de llegada y salida, como en los aeropuertos. Si hay atascos o inconvenientes en la vía, los retardos se van indicando, minuto a minuto. Y desde luego, los terminales poseen baños, adecuados al tamaño del terminal, limpios, pulcros y modernos, con sistemas para la conservación del agua: grifos que al acercar las manos abren el chorro por unos segundos. Y por supuesto los lavamanos disponen de jabón líquido y papel para secarse las manos. Todo limpio, todo en orden.

Mis amigos dirán que para que me tomo tanto tiempo en explicar todo esto. Pues lo hago por las carencias que tenemos, inexplicablemente, en Venezuela. No tenemos rutas de buses; no tenemos buses modernos y limpios, salvo excepciones; no tenemos choferes bien educados; no tenemos horarios; ni tampoco música suave sino una especie de discotecas ambulantes. Y un largo etcétera de carencias.

¿Cuándo, Dios mio, llegarán los gobernantes que se ocupen debidamente del transporte público en Venezuela? ¿Cuando se acabará con el caos, el desorden y el abuso? ¿Será que es tan, pero tan difícil organizar un sistema de transporte que funcione tan bien como el de Tenerife?

Tomemos en cuenta que la isla tiene apenas  2.034 km cuadrados y 898.555 habitantes. ¿No podría un estado (o municipio) de tamaño similar, Valencia-Naguanagua-San Diego, (917 Km2 y  1,095,000 habitantes), por ejemplo, tomar la iniciativa y hacer algo parecido para “el pueblo”, que todos agradeceríamos? Tómese en cuenta que aquí, en Tenerife (y en el resto de España) los autobuses son utilizados por todo tipo de personas, desde obreros hasta señoritos, desde niños en edad escolar hasta ancianos o minusválidos en sillas de rueda. Toda la población se beneficia de un transporte público de calidad, a un precio razonable (un euro para rutas cortas). Es una bendición para el ciudadano; bendición que se paga con los impuestos, claro.

Seguiremos soñando, desde esta bella isla, por una mejor Venezuela. Algún día, algún gobernantes, en algún lugar de Venezuela tendrá la voluntad, la inteligencia, la sabiduría y el poder necesario para construir un auténtico sistema moderno de transporte colectivo. ¿Serán tal vez nuestros próximos alcaldes? Ya veremos...

A continuación, una galería de imágenes de las guaguas de TITSA.



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domingo, 10 de noviembre de 2013

Bolívar, ya no vales nada


Cecilia Sosa Gómez

Después de varias horas de cadena para explicar las medidas económicas, Nicolás Maduro, prefirió encontrar culpables de la crisis económica y social en lugar de reconocerla y corregir errores. Mas burocratismo(1) y poder centralizado, sin anuncio de medida económica alguna; y la inflación sigue campante.

Me enseñaba Jorge Méndez Bonilla cómo a su juicio era factible resolver la inflación venezolana en el corto plazo, rompiendo el círculo vicioso “devaluación-inflación-devaluación” iniciado el viernes negro de febrero de 1983.

Aunque las devaluaciones sucesivas del bolívar durante los últimos 30 años nos han mantenido con los niveles inflacionarios más altos de América Latina, todo indica que se esconde un nuevo ajuste post-electoral al tipo de cambio, echando de lado nuestra realidad de país netamente importador y a sabiendas de que tal medida disparará los precios, generará más recesión económica, aumentará el desempleo y profundizará la pobreza.

Me decía Jorge, la devaluación del bolívar siempre ha perseguido tres objetivos: proporcionarle más flujo de caja al gobierno, darle a los exportadores una tasa de cambio competitiva y abaratar el turismo externo.

De los tres fines, ni el segundo ni el tercero se justifican, dada la escasa o nula capacidad exportadora actual del sector privado y las condiciones adversas al turismo, tales como la inseguridad personal, la pobreza extrema prevalecientes en el país y las escasas y deficientes infraestructuras.

Por eso, la interminable cháchara burocrática no modifica la crisis económica y para el que tiene que comprar comida hoy las cosas están peor. Además, ahora se nos amenaza con la utilización de altos jerarcas militares para hacer el trabajo de perseguir a la poca industria privada que queda en el país. Otra manera de matar al pueblo.

No habló Maduro, en su discurso del 6 de noviembre, de la conveniencia fiscalista del gobierno, cuyo interés de obtener más bolívares por los dólares del petróleo, lo que se sobrepone a los intereses de la familia venezolana, a quien con una nueva devaluación se le quitarán los alimentos de su mesa.

Proponerse y acercarse a un tipo de cambio único y fijo, según Jorge, y el otorgamiento justificado de divisas por los bancos comerciales, controlados por del Banco Central, quitarían del medio la discrecionalidad burocrática permitiendo la fluidez del abastecimiento importado, que es prácticamente todo nuestro consumo; aunado a promover la inversión productiva que estabilizaría los precios. Por supuesto, adicionando medidas de políticas laborales y fiscales favorables a la gente.

El Gobierno tiene la responsabilidad de garantizar, a todos los venezolanos, la tranquilidad, seguridad y estabilidad económica dándole a nuestra moneda lo que merece Bolívar.
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(1) Nota del Editor: Burocratismo es la tendencia a utilizar el aparato burocrático de manera coactiva. Aparte de la ineficiencia administrativa, la consecuencia más palpable del burocratismo es el inevitable distanciamiento entre las personas y los organismos administrativos ya sean estos organismos pertenecientes a estados, empresas o cualquier otro tipo de organización.
El caso del burocratismo estatal es una forma deliberada de alejar a las masas de sus derechos legítimos mediante la desorientación y el desgaste utilizando para ello exigencias administrativas excesivas. Se opone por tanto al concepto de democracia real pudiendo decirse que en mayor o menor grado está presente en todo tipo de regímenes.
Tomado de Wikipedia.

sábado, 9 de noviembre de 2013

Sobre la inestabilidad de nuestra economía


Asdrúbal Romero Mujica

He enseñado sobre el comportamiento de sistemas dinámicos desde que me gradué de ingeniero –a mediados de los setenta. Ha sido el dominio de este tema el que me ha llevado a pronosticar desde hace ya varios años lo que ahora se encuentra en pleno desarrollo: la inestabilidad absoluta de nuestra economía, evidenciada en la subida exponencial del precio del dólar paralelo –más adelante explicaremos el significado del calificativo exponencial- y sin límite, que es lo más preocupante.

Me temo que la mayoría de nuestros economistas han recibido una formación tradicional que les permite lidiar con el sistema bajo su escrutinio en condiciones estáticas de equilibrio. A lo sumo, cuando se produce un desequilibrio, suponen que el sistema se desplazará gradualmente hacia un nuevo punto de equilibrio, como si él ostentase siempre la deseable propiedad de autoregularse. Obviamente, esto no es lo que está ocurriendo. La dinámica de nuestra economía se mueve en un escenario de inestabilidad, que es lo que causa que algunas de las variables nefastas –inflación por señalar una- hayan comenzado a tomar un ritmo bastante alocado de crecimiento al cual, reitero, no se le ve límite a menos que se asuma un plan integral de medidas para la estabilización de nuestro sistema económico.

A estas alturas, supongo se habrán dado cuenta de la inevitable recurrencia a una terminología un tanto técnica. Intentaré explicarme en la forma más sencilla y sucintamente que pueda. La causa principal de la inestabilidad actual es el desequilibrio evidente entre la oferta de dólares que el Estado puede aportar para el funcionamiento de nuestra economía (los cuales provienen casi exclusivamente del ingreso de divisas por concepto de la venta de petróleo) y la demanda de dólares que nuestra economía requiere para seguir funcionando al ritmo al cual venía haciéndolo. Ricardo Hausmann señaló, con absoluta razón, que Venezuela gastó dólares en el 2012 como si el barril de petróleo se estuviese vendiendo a doscientos dólares. Traigo esto a colación, porque el desequilibrio entre los dólares que realmente, le ingresaban a Venezuela por concepto de producción petrolera y los que nuestra economía consumía viene desde varios años atrás –siendo conservador, por lo menos desde el 2011. La diferencia se financió con endeudamiento, creándose así una ficción de que nuestra economía podía seguir creciendo, sobre todo el sector comercio, como si tal desequilibrio no existiese. Una ficción que yo califiqué de fiesta, alimentada por el mismísimo gobierno por razones políticas: les era indispensable que el finado fuese reelecto.

Cuando las posibilidades de seguir financiando la fiesta con crédito externo se agotaron –quedará como anécdota la negativa de los chinos-, la terrible realidad del desequilibrio que se había fraguado por varios años hasta convertirse en sustancioso, comenzó a descargar su venenoso e incontrolable impacto sobre el funcionamiento de nuestra economía. Como no existe posibilidad alguna de incrementar la oferta de dólares, por parte del Estado, quedan dos caminos. El primero: que el aparato económico se reduzca para adaptarse a la cantidad de dólares que realmente puede disponer para su funcionamiento. Se dice fácil, pero no lo es. Como el Régimen, obstinadamente, evade cualquier reconocimiento de la realidad económica que él mismo ha creado, la reducción no responderá a ninguna planificación previa en atención a lo realmente necesario, será a trancazos, por la vía de los hechos: que cada cual sobreviva como pueda (me refiero a empresas), con la cual se generan las circunstancias para que se produzca escasez en una vasta diversidad de bienes de consumo (desde lo más lujosos y por ende menos necesarios hasta productos de primera necesidad). En el contexto de esa lógica de sobrevivencia, no pueden faltar quienes no queriendo verse forzados a bajar las santamarías de sus negocios, recurren, muy valientemente en mi opinión, a ese mercado paralelo para intentar seguir trayendo sus productos o materias primas. Este es el segundo camino, que menos mal existe porque si no: la escasez sería más patética y generalizada. Es en ese mercado, donde existiendo una brecha sustanciosa entre oferta y demanda, el precio crece y crece, a una velocidad tal que es proporcional al precio vigente. Esta es la característica esencial de lo que los sistémicos denominamos crecimiento exponencial. Comportamiento que es propio de una variable cuyo crecimiento se realimenta o refuerza positivamente, como en una especie de círculo vicioso.

No existe la posibilidad de que el mercado se mueva a un nuevo punto de equilibrio porque, para ello, debería producirse un incremento importante en la oferta de dólares, lo cual no se avizora posible en el corto plazo. Así pues, estamos en presencia de un lazo con realimentación (feedback) positiva que genera un comportamiento inestable (crecimiento exponencial ilimitado) en una variable, que a su vez es incidente sobre otra muy importante: la inflación.

Como si no fuera suficiente con el dantesco cuadro que ya tenemos, el gobierno ha recurrido al expediente de tratar de mantener la ficción generando bolívares inorgánicos (que no tienen ningún respaldo) lo cual incrementa la liquidez. De nuevo, este incremento alimenta la demanda de bienes, pero no existe como contraparte la posibilidad de incrementar a la misma velocidad la producción en el país de estos bienes (las condiciones de nuestra capacidad productiva, otra variable importante que en este análisis muy esquemático no entramos a discutir). Otro desequilibrio que dispara el incremento de los precios. La presión de los trabajadores por salarios que compensen su pérdida adquisitiva; los incrementos de sueldos financiados con dinero inorgánico; mayor liquidez; mayor inflación. Estamos pues en presencia de otro lazo con realimentación positiva que dará pie a una híper inflación, en el contexto de una economía bolivarizada cuyos tales bolívares han perdido su referencia con cualquier moneda dura (con comportamiento estable) que se nos pueda ocurrir.

Cuando esto ocurre en una economía, los gobiernos se imponen la nada fácil tarea de instalar lazos de control que corrijan realmente los desequilibrios con el objetivo de estabilizar las variables fuera de control. Hasta ahora, el gobierno de Maduro no ha instalado ni uno solo de estos lazos. Todo lo contrario, esa manipulación discursiva que ha conducido al saqueo de DAKA justo cuando escribo estas líneas, es una muestra evidente de que no se sabe y no se quiere asumir una conducción responsable de nuestra economía que tienda a estabilizarla. Lo que importa es la política: mantenerse en el poder a como dé lugar. Así las cosas, nos enrumbamos directo hacia una cubanización de nuestra realidad doméstica. Olvidémonos de celulares, laptops, televisores, electrodomésticos y hasta carros. A ver si reaccionamos y dejamos de esperar que de los cerros bajen a resolver un problema que nos compete.

Hace más de un año, con ocasión de la muerte de un compañero de graduación, les dije a mis otros amigos: pronto veremos dólares a cuarenta y me miraron como si tuviese cara de loco. Ahora resulta que mi predicción de sesenta para diciembre ya fue sobrepasada; ya no me siento tan mal por los calificativos de “boca de sapo” o ”nube negra” que me han endilgado quienes me han escuchado mis supuestamente temerarios pronósticos. Ahora sí que los más incrédulos (¿o serán los más crédulos?) pueden tener clarito el escenario al cual nos conducen.

¿Tienen un léxico propio los demócratas?


Nelson Acosta Espinoza

Llegaron puntualmente a nuestra tertulia de los días jueves. Este grupo de amigos, diversos desde el punto de vista de sus profesiones y creencias, se reúnen rutinariamente en una cafetería de la ciudad con la finalidad de cordializar y opinar sobre temas de actualidad. Una suerte de "focus group" espontáneo, en el vocabulario de las técnicas de mercadeo político. Este intercambio de ideas siempre resulta interesante, no tan sólo por la calidad de los participantes sino, igualmente, por que sus opiniones expresan un "humor" político extensible a los sectores medios de la población de la ciudad.

En el encuentro del jueves pasado llevamos a cabo un pequeño experimento. Quizás, peque de pretenciosa esta conceptualización para describir la experiencia de ese día. En fin, motivado por el trabajo titulado El diccionario del chavismo, publicado en el diario El Nacional y elaborado por los comunicadores Edgar López y Mireya Tabuas, se pensó en explorar el diccionario de los demócratas; vale decir, auscultar en el vocabulario político de estos militantes de la oposición para establecer el uso de un léxico político alternativo al oficialista. Desde luego amigo lector, coincido con sus pensamientos en este momento: esta experiencia no constituye un experimento serio; no se encuentra guiado por los cánones que suelen orientar estas actividades y, la escogencia de los sujetos participantes, no responde a protocolo alguno. Todo esto es cierto. A pesar de estas carencias, no deja este ensayo de tener un relativo valor cognitivo.

Bien, en esta ocasión, la reunión de los jueves arrojó algunos datos que pudieran ser de utilidad a los comandos políticos del bloque democrático. Me voy a permitir describir la "metodología" utilizada. Se le pidió a cada uno de los participantes de la tertulia, ocho personas en total, que pronunciara sin pensarlo, dos palabras que connotaran la opción política democrática. Dieciséis vocablos fueron identificados como parte de este léxico oposicionista. Un porcentaje constituían vocablos emblemas y eslóganes políticos (democracia, libertad, estado, nación, progreso, cambio). Estos términos tienen una naturaleza abstracta y su capacidad para formar y/o interpelar identidades políticas alternativas es débil. Su "pegada" se restringe a sectores educados de la población. Sin embargo, aparecieron otro grupo que podemos describir como palabras testigo (son las que expresa hechos políticos acaecidos en una determinada etapa histórica). En este conjunto vale la pena destacar términos como vecinos, descentralización, peleadera, alegría, federal, reconciliación, unidad democrática. Lo interesante, a pesar de lo irregular de la muestra, es que aparecieron vocablos asociados a una cultura política distinta y alternativa a la oficialista. Desde luego, mucho de esas voces están ancladas geográficamente; son de uso común en el estado Carabobo.

Explorar este ámbito de la vida política no es una curiosidad académica. Sin un lenguaje diferente no es posible construir nuevas realidades políticas. El chavismo es poseedor de un diccionario autoritario. Un léxico que le ha permitido construir discursivamente su realidad y hacerla común denominador para un porcentaje importante de la población. No son únicamente palabras y frases. A lo largo de estos catorce años se han transformados en señas de identidad.

No olvidemos que el léxico político es un reflejo de la sociedad. La presencia de unos determinados términos proporcionan datos de lo que es una sociedad, y, lo que es más importante, la ausencia de ciertas palabras es tan significativa como su aparición. Los "panas" de los jueves especulan que todavía los demócratas no tienen un léxico propio. Entonces, hay que construirlo.

Crónica de Canarias: un paseo en bicicleta

El auditorium de Tenerife, obra del arquitecto español Santiago Calatrava

Miguel A. Megias

Una de las primeras cosas que he hecho al llegar a Canarias ha sido desempolvar mi bicicleta para salir a la calle a dar un paseo. Inflar los neumáticos, ponerme ropa deportiva, guantes, casco: todo listo. Y a pedalear...

Mi destino suele ser la playa de Las Teresitas, situada a unos 14 Km. Después de una bajada pronunciada (Santa Cruz es una ciudad muy inclinada), llego a mi punto favorito de inicio: el magnífico auditorio, diseñado por el gran arquitecto Santiago Calatrava, donde suenan los conciertos de música clásica, que hasta Dudamel, el gran director venezolano, ha dirigido aquí. Frente al mar, los barcos llegan y salen, en un mar azul, muy azul, con pocas olas. El paseo discurre a partir de aquí a lo largo del litoral: primero frente a los muelles donde atracan los grandes cruceros que frecuentan la isla, procedentes de toda Europa y América; y después frente a los ferries que unen todas las islas.

Ferries y grandes cruceros llegan a los muelles de Santa Cruz


Continuo el paseo siguiendo el bici-carril, bien señalizado, con luces de cruce para peatones y bicicletas, en todos los semáforos. ¡Y hay que ver como los respetan los autos! Es que da gusto ver como se paran, pasa el peatón y siguen su marcha. Hay una cultura de gran respeto por peatones y bicicletas. Los rayados (cruces de cebra, los llaman aquí) son territorio para el paseante; los autos, automáticamente, se paran hasta que todos pasamos. ¡Que respeto, Dios mío! Me acuerdo, en uno de esos cruces, las veces que he estado a punto de ser atropellado en Velencia y me da un poco de envidia. ¿Porqué aquí si respetan y en Venezuela no? ¿Cuestión de educación? ¿De vigilancia policial? No lo se, pero veo muy pocos policias a mi alrededor Creo que este país funciona basado en la educación y el respeto. Tal vez, en Venezuela, un buen programa de educación ciudadana (no botes papeles, deja pasar al peatón, etc.) haría que nuestros hábitos cambiaran. ¡Ojalá alguien se ocupe de educar a los ciudadanos!

Me detengo unos minutos frente a una obra que recuerda la hazaña de cruzar el atlántico en una pequeña balsa (la expedición Atlantis, protagonizada por cinco argentinos, en 1984, para probar que se podía viajar a América mucho antes que Colón) con la leyenda: "que el hombre sepa que el hombre puede".

Homenaje al Atlantis, cuando 5 argentinos cruzaron el Atlántico en una balsa.
La leyenda: "Que el hombre sepa que el hombre puede."


Mientras reflexiono, paso frente a grandes depósitos de materiales, tanques de almacenamiento de combustibles, lugares que no son exactamente poéticos ni bellos, a veces un tanto destruidos, pero siempre, en la ciclovía seguimos rodeados de flores y matas a lo largo de todo el carril. En el último tramo, uno tras otro, pasamos a decenas de pequeños dragos (el árbol típico de Canarias) y finalmente, en la última curva aparece el pueblito de San Andrés, como colgando de la montaña, como un nacimiento de los que solíamos hacer de pequeños, con sus casitas blancas, amarillas, azules y sus tejados rojos, visibles desde muy lejos. Y la bahía, que se abre a la playa, un semicírculo que entra en la tierra como si quisiera morderla, con su arena blanca, blanca, como ninguna otra en estas islas.

Playa de Las Teresitas, Tenerife. El pueblo de San Andrés, al fondo


Y es que esta playa es muy especial. Fue creada artificialmente, con arena traída de Africa. Imaginen, amigos lectores, cientos de miles de metros cúbicos de arena metro a metro, desde la costas de Marruecos, a unos 300 Km de distancia. ¡Día tras día y año tras año, arena en grandes barcazas para poder construir una playa! Pues así se hizo este lugar que yo tanto aprecio, Las Teresitas. Llego, empujo la bicicleta hasta la primera palmera (que es canaria, datilera, no como los cocoteros venezolanos) y ojeo un mar muy azul , montañas muy altas que nos rodean y al fondo, muy lejos, el Teide altivo que nos observa sin inmutarse, sereno y lejano, siempre vigilante, siempre ahí, con una presencia que no estorba pero que a la vez no puede dejar de sentirse. ¡El Teide gigante, motivo de tantos  poemas y canciones!

Entre los playeros ojeo a unas alemanas (¿?) tomado el sol en “semicueros”; y nadie parece tomarlas muy en cuenta, tal vez las miran con el rabillo del ojo... Se ve que ya las tetas al aire son muy vistas y para nada llaman la atención. Y en la playa, como en todas las playas del mundo, los niños jugando, los adolescentes con su pelota de fútbol, algunos señores mayores con raquetas, la mayoría tumbados, tomando el sol, soñando quien sabe con que o con quien. Ingleses, alemanos, peninsulares, canarios...

Y yo, admirado de todo esto, meto el pié en un agua fría, fría, que casi me quema. Poco a poco el cuerpo se va acostumbrando; primero hasta los tobillos, después hasta las rodillas, hasta la cintura y,... ¡al agua, joder, que aunque está fría no es para tanto! Un buen chapuzón, me siento más vivo que nunca y al rato, cuando el frío me aprieta, “p'afuera”.

El regreso, después de un descanso tomando el sol, sin inconvenientes. Una “cañita” (cerveza) por el camino, para agarrar fuerzas y la llegada a casa, cansado pero contento. El odómetro marca 25,10 Km. Buen recorrido.

¿Será esto lo que llaman felicidad? Creo que si. Y lo que si me entristece un tanto es recordar a nuestra querida Venezuela donde tantas cosas eran posibles. Pero que hoy, por la inseguridad, por las hordas que a veces irrumpen en las playas con sus equipos de sonido a todo volumen, botando papeles y desechos en cualquier parte, gritando y molestando a quienes, como yo, solo necesitan un metro cuadrado de paz, unos rayos de sol y sin otra música que el rumor eterno, contínuo y siempre diferente de las olas del mar, para ser feliz. ¡Bellos tiempos, aquellos en Cuyagua, cuando había paz y seguridad!

Yo conocí aquella Venezuela respetuosa, antigüa si ustedes quieren, poco poblada donde se podía hacer camping en cualquier lugar, donde los cocoteros nos hacían posible “guindar el chinchorro” (colgar la hamaca) y dormir la siesta en paz; donde los amables pescadores te vendían el pescado recién sacado de la mar por unos pocos bolívares, que para ellos eran suficientes; donde todos parecíamos convivir. Cuando también en Venezuela, como aquí, éramos felices, pero no nos dábamos cuenta. Yo, que conocí todo esto, ahora, desde esta playa artificial de Tenerife, añoro la Venezuela que un día fue, su sol magnífico, sus brisas, sus olores, la esencia de ese trópico indescriptible, inasible, pero que existe aún..

Terminaré con la frase de resignación a la que muchos en Venezuela se han habituado, pero que yo resiento y resisto: “es lo que hay...”

A continuación un album de fotos del paseo



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sábado, 2 de noviembre de 2013

La crítica chavista a la política de Maduro, cada vez más evidente



Artículo publicado en El País (España) el 2 de noviembre de 2013.

Dos ex colaboradores, Felipe Pérez y Heinz Dieterich, vaticinan la pronta caída del presidente venezolano si no cambia el rumbo

Alfredo Meza

La página web aporrea.org se ha convertido por estos días en el desagüe de las preocupaciones del chavismo ilustrado. Muy a menudo, con una frecuencia que contradice el carácter estalinista que predominaría según la oposición en el PSUV, el partido de gobierno, sus aliados y simpatizantes, tanto los intelectuales, los colectivos que se declaran de izquierdas y militantes del PSUV, alertan sobre el inminente relevo del presidente Nicolás Maduro de no ocurrir cambios en su política económica. Con Hugo Chávez fuera de la escena han comenzado a ser evidentes las fracturas acerca de la visión del proceso que comenzó hace tres lustros.

Dos de esas voces destacan entre el resto por haber trabajado muy cerca del presidente Hugo Chávez. Son ellos de Felipe Pérez Martí, ex ministro de Planificación y Desarrollo entre 2002 y 2003, y el sociólogo alemán radicado en México Heinz Dieterich, catedrático de la Universidad Autónoma de ese país, de quien Chávez tomó el concepto de “Socialismo del Siglo XXI” para nombrar a su proyecto político.

A principios de octubre el colectivo Marea Socialista colgó en esa web un texto que valoró el discurso de Maduro ante la Asamblea Nacional en ocasión de solicitar poderes especiales para legislar. Diagnóstico y conclusión no distaban mucho de las razones esgrimidas por el gabinete económico para profundizar los controles. La Ley Habilitante era propicia, decían, para radicalizar la revolución estatizando toda la economía e impidiendo que el empresariado recibiera dólares subsidiados por Cadivi, el órgano administrador de divisas. Saludaban además la entrada del ministro de Energía y Petróleo y presidente de la estatal Petróleos de Venezuela, Rafael Ramírez, como una buena señal para congelar el acercamiento iniciado por el titular de Finanzas, Nelson Merentes, con lo que el chavismo llama “burguesía parasitaria”.

El documento de Marea Socialista impulsó a Pérez, doctor en Economía y profesor del IESA, la escuela de gerencia pública más reconocida del país, a colgar otro texto en Aporrea sobre la pertinencia de radicalizar un modelo que, según su lectura, profundiza el capitalismo de Estado y constituye el camino más rápido hacia el abismo de la autonombrada revolución bolivariana. No escribe desde el otro lado de la acera sino como un chavista convencido de que para que el legado del líder, fallecido hace casi siete meses, se mantenga es necesario modificar su política económica. Cuando Pérez fue ministro aún el gobierno no había impuesto el control cambiario. La cotización del dólar se movía entre bandas fijadas por el gobierno. El Banco Central intervenía para impedir que ese precio saliera de ese marco. Pero después del paro empresarial de diciembre de 2002 y enero de 2003 el gobierno represó la libre venta de divisas para evitar la fuga de reservas internacionales. Con el tiempo la medida se convirtió en el pecado original de la oposición y la base para edificar el modelo que rige en el país.

Pérez desmonta toda esa visión que culpa al empresariado y a la oposición de las penurias económicas recordando a sus camaradas que la crisis es responsabilidad de los hacedores de la política económica. Lo más impactante de su artículo, sin embargo, está en un párrafo donde pide prisión para los ministros Giordani y Merentes e incluso al presidente Nicolás Maduro: “Culpar al sector privado de la apropiación de la renta petrolera vía ganancias cambiarias es como culpar a un zamuro de comer carne. El gobierno les ha puesto esa carne a esos zamuros, y ahora no puede venir a querer matarlos, o meterlos en una jaula de pájaros malignos”, agregó, aunque luego matizó la dureza de sus afirmaciones. “En este caso, la ‘cárcel’ tendría que ser, por lo menos cambiar las políticas por unas que protejan los intereses del pueblo”.

Más impresionante, sin embargo, resulta la admisión de un posible golpe de Estado si no cambian las cosas en el corto plazo. “El golpe y el paro de 2002 fueron rechazados por el pueblo. La caída del gobierno hoy puede ser favorecida por el pueblo. Ese es el análisis del que hay que partir, el diagnóstico que hay que identificar para poder actuar. El pueblo clama por soluciones (…) Una vez más ustedes confían en la fuerza armada, como institución. Eso tiene dos problemas. Uno, que es falso. He conversado con militares de inteligencia, que monitorean estas cosas, tanto en el pueblo, como en la fuerza armada, y me dicen que la cosa se cae. El descontento generalizado no es solo en el pueblo, sino en la fuerza armada. Llega a grados inverosímiles de ira y rechazo. Ya no aguantan más. Y con razón”.

Mucho más dramático podría resultar el llamado de Heinz Dieterich sobre el inminente colapso de las finanzas locales. En dos artículos colgados en la misma plataforma entre el 14 y el 21 de octubre el docente alemán hace algunas recomendaciones al gobierno. “Si no toman medidas inteligentes y drásticas de manera inmediata en lo económico y político, tiene los meses contados”.

Las propias cuentas del gobierno indican que solo tienen unos 900 millones de dólares en reservas líquidas para pagar importaciones y deuda externa. Sólo si apelan a los fondos paraestatales creados por Chávez para disponer de dinero sin la autorización del Banco Central, una medida revertida por Maduro hace algunas semanas impediría la profundización del desabastecimiento y la moratoria del pago de la deuda. Dieterich también critica el empeño del gabinete económico de desconocer la economía de mercado. Y aunque no pregona la imposición de un modelo liberal sí es partidario de levantar el control de cambios y reforzar en ese contexto la fiscalización del Estado. Habrá, dice, una inflación mayor y el Estado deberá proteger a los más pobres en los primeros meses, pero en su opinión el futuro todo va a estar mejor. “Llamen a Rafael Correa, único presidente latinoamericano que tiene una compresión profunda de la economía de mercado. Así evitarán el colapso. Sólo un peso pesado como él o Fidel Castro, agrega el articulista, puede romper con esta locura”.

Con esta última sentencia Dieterich está consciente de que las relaciones de poder no permiten el cambio. En una entrevista con la cadena Unión Radio admitió que si no se logra cambiar la facción que domina la formulación de la política económica no habrá salvación. No hay capacidad de rectificación entre iguales.

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