Venezuela está destinada a ser democrática. No es una
profecía mágica. Es la tendencia legible en los hechos. La conducta del
Gobierno evidencia la implosión del régimen. Proceso que comenzó el 6D y que
continúa expresándose en diversos indicios como erosión de su base de apoyo,
aumento del descontento en su seno, surgimiento de personeros suyos partidarios
de una salida política, incluido el revocatorio y sobre todo, la terrible
ausencia de soluciones a los problemas de la población y una destrucción de
país que espanta al mundo.
Es deseable que los males del modelo y el fracaso del
modo autoritario de gobierno terminen lo más pronto posible. Un final pacífico
depende, en primer lugar, de que el CNE, acatando limpiamente la Constitución,
deje de introducir obstáculos para evitar que sea el pueblo quien decida, el
2016, en un referendo. El revocatorio es lo que llaman una amenaza creíble,
aunque su realización no dependa exclusivamente de la oposición.
Las luchas por el cambio aún están reducidas a las
distintas vanguardias como la MUD, el movimiento estudiantil, las
organizaciones de derechos humanos, algunos medios de comunicación, sectores
profesionales o instituciones de peso como la Iglesia.
Han mostrado una enorme fortaleza al resistir los
embates totalitarios y mantener vivas las esperanzas en la posibilidad de tener
otro país. Su pluralidad asegura la autonomía como base para la acción
conjunta.
En términos electorales la MUD está adquiriendo una
dimensión apabullante. En términos políticos todo este conjunto de vanguardias
está aplicando una estrategia que da pruebas de su éxito. La fuerza bruta del
Estado comunista fallido no ha podido con ellas. Pero existen dificultades que
exigen enfoques no tradicionales para ser superadas. Mejor eficacia unitaria es
una. Otra es cerrar el enorme desfase entre los huecos movilizadores de la MUD
y el crecimiento del descontento popular. Algo no estamos comprendiendo en
estos aspectos.
El Gobierno sigue aplicando una línea para intentar
bloquear las protestas del hambre, imponer una visión normalizadora de la
crisis, intimidar y difundir desesperanzas. Pero esta pretensión ya no puede
ocultar cuál es el jugador que se está quedando sin manga: Diosdado, el más
radical defensor de no entregar el poder para mantener los negociados, pide a
sus partidarios que no se desesperen e inmediatamente propone que el Ejecutivo
no mande dinero a los empleados y obreros de la Asamblea Nacional. ¿Habrá una
mayor confesión del naufragio? Las sofisticadas tecnologías de dominio y
control incluyen el uso de la pobreza, de la escasez y la precarización extrema
de la vida personal como herramientas para comprimir los horizontes
aspiracionales de la población. Para ésta, sitiada por la crisis, primero está
la subsistencia y después conceder el tiempo y la energía residual para pensar
en ser actores de una estrategia de cambios.
Las vanguardias tienen que ir a la gente, experimentar
sus estados de ánimo, ser útiles para encarar problemas concretos, debatir y
acompañar a las comunidades en sus decisiones. Claves para bregarse
credibilidad y ser sus legítimos representantes.
1 comentario:
Buen enfoque para ubicarse en los tiempos y circunstancias del RR.
Sugiero acompañar esta lectura con artículo de F. Mires en este link.
http://polisfmires.blogspot.com/2016/08/fernando-mires-la-logica-del-revocatorio.html
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