sábado, 24 de septiembre de 2016

¿Y Ahora Qué?



Asdrúbal Romero M.



Ahora sabemos con mayor certeza que de las cuatro rutas para salir del Gobierno, de las cuales la MUD anunció después del 6D se iba a seleccionar una y se lo comunicaría al país en un lapso de seis meses, tres de ellas dependían de la “buena voluntad democrática” del Régimen. La selección no la hubo porque no fue posible arribar a un acuerdo y se anunció una salida salomónica: se intentarían las cuatro simultáneamente. También sabemos que esto no ocurrió, que al final prevaleció la tesis del Referéndum Revocatorio (RR).

Recordemos las cuatro: Petición de Renuncia, RR, Enmienda Constitucional y Constituyente. La ruta de la Enmienda dependía de si el Régimen, a través de los otros poderes públicos sobre los que mantiene el control, reconocería las resoluciones de la Asamblea Nacional. Es harto evidente a estas alturas que tal reconocimiento no se iba a producir, por lo tanto esa era una ruta conducente al fracaso. Las del RR y Constituyente dependían de las decisiones del poder electoral: de si el CNE, cumplidos todos los requisitos previstos en el marco constitucional, convocaría los eventos respectivos que posibilitaran la concreción de tales vías. Ya hemos constatado lo que el CNE ha hecho con el RR. No debe quedarnos ninguna duda que de igual forma habría procedido con cualquier solicitud para activar un proceso constituyente. Sobre esta ruta habría que aclarar que siempre ha existido la posibilidad de una constituyente paralela –no reconocida por el Régimen-, pero esta sería equivalente a una implementación alternativa del artículo 350. Para que de ella se pudieran derivar efectos reales, tendría alguna organización en rol de árbitro armado reconocer e imponer los mandatos de esa rebelde constituyente. De no ser así: pura masturbación y riesgo abierto para sus promotores. En síntesis: las tres –Enmienda, RR y Constituyente- dependían para su éxito de qué tanto iba a mantenerse apegado el Régimen a las reglas de juego democrático.

Ahora sabemos con total certeza que el Régimen siempre ha estado dispuesto a darle una patada a la mesa cuando le fuera necesario. Como el RR fue lo que prosperó, ya tuvimos la constatación de tal disposición vía CNE. Por supuesto, muchos me pueden decir: pero eso ya se sabía. Ciertamente, todo parece indicar que unos cuantos lo han intuido y pregonado, pero esa creencia no ha pasado a ser una tesis admitida como verdadera por la mayoría. En mi caso: yo podía albergar algún presentimiento de lo que iba a ocurrir -  de allí mis reservas de que todos los huevos se pusieran en la canasta del RR-, pero no podría afirmar que estaba 100% seguro de la respuesta del Régimen. Por esta razón, concediendo el beneficio de la duda a una plataforma institucional como la MUD: esa era una etapa del juego por la que había que pasar. Había que demostrar, contra cualquier género de duda, que el Régimen ya no estaba dispuesto a ajustarse a las reglas del juego democrático. Ahora lo sabemos. ¿O queda todavía algún residuo de duda?

Es muy factible lucir errático jugando con las reglas democráticas frente a un régimen que no las respeta. Como despabiladamente lo señala mi estimado amigo Octavio Acosta –en un comentario a mi artículo “Preso pero libre”-: “La situación pareciera conducir a lo siguiente: el seguimiento fiel de las reglas del juego democrático no le ha servido a la oposición y todo parece indicar que no le servirá. "Hay que hacer algo más" clama mucha gente. "La oposición anda errática, sin saber qué hacer", también se dice. Es lógico, si usted sigue las reglas y ellas no les sirven de nada, porque el adversario, quien tiene el poder, no las respeta, eso de cajón le produce un desconcierto, andará errático porque no sabe qué hacer. Y usted se hace también la pregunta "¿qué debo hacer?". El asunto se complica, porque ese "algo más" que todo el mundo clama no puede ser "democrático".

¿Qué puedo agregar? La última decisión del CNE coloca las reglas de juego en otro contexto. Ya es hora de que la MUD admita como premisa que no está desempeñándose en un cuadrilátero regido por reglas democráticas. ¿Qué nos queda? Activar una campaña admirable para forzar la Renuncia. La ruta que más me gustaba desde el principio. Pero eso es muy difícil. Maduro no va a renunciar –parece que escuchara miles de voces diciéndomelo-. Cierto, pero es tan difícil, quizás algo menos, que las otras rutas llenas de recovecos espinosos donde el Régimen nos iba a continuar emboscando con sus sempiternas trampas propias de un comportamiento dictatorial.

Si tenemos un objetivo claro: cambiar de régimen y cuatro rutas, una directa-la Renuncia- y otras tres indirectas, por cuanto dependen de la concreción de otros procedimientos intermedios que son, al menos, igualmente difíciles de alcanzar, por qué no irnos por la línea recta.  Más clara, más directa. Porque además nos permite concentrar todo el repertorio comunicacional en la madre de todas las crisis. En un artículo anterior, yo hacía referencia al video de Carlota Flores en la campaña presidencial de Luis Herrera (1978). La crisis actual da para millones de videos, infinitamente, más dramáticos que el de Carlota Flores. Señores, el pueblo más desprotegido está pasando hambre. Los neonatos se mueren todos los días en los hospitales públicos de todos los estados. Los viejitos se mueren por falta de medicinas y tratamientos oportunos. Sólo hay que incorporar la empatía con ese pueblo que está sufriendo lo indecible, lo nunca antes padecido en Venezuela, para disponer creativamente de los elementos comunicacionales que nos permitan desarrollar, con solidez y credibilidad, nuestra campaña admirable. Todo el mundo va a saber que estamos hablando con la verdad, porque la mega crisis ya no se puede ocultar ni le es desconocida a nadie. Hasta el Régimen está consciente –¿tendrán consciencia?- de que la multidimensional y gigantesca crisis, casi una bomba atómica,  constituye su vulnerable talón de Aquiles.

No es lo mismo plantear una diatriba contra las verdugos del CNE porque no nos ponen el número de máquinas para el RR que consideramos justo, que invocar una narrativa de urgencia frente a los nefastos efectos que está generando la Crisis –sí, de aquí en adelante con mayúsculas, como lo amerita-. Este es el camino para intentar concienciar a los ciudadanos que están haciendo colas y pasando hambre, de la necesidad de un inmediato cambio de modelo para comenzar a frenar este acelerado rumbo hacia una tragedia. Hay que intentar involucrarlos con un discurso en el que ellos se sientan representados. Las dos colas, la del RR y las de todos los días, nunca se llegaron a unir. ¿Cómo podía lograrse con un discurso giratorio alrededor del litigio por un RR que, conforme han transcurrido los días, lo han percibido más distante en el tiempo y más lejano a sus inmediatas necesidades? ¿Cómo podía aspirarse a que se sintieran representados?

Considerando que el Régimen ya nos la ha puesto bien clarita (la bola de cristal): ruta que dependa de ellos no va porque, aquí, juego democrático no hay. Considerando que existen los argumentos sólidos para que no se perciba como un abandono el no insistir en un procedimiento que nos ubica el RR en el 2017, no sólo los jurídicos y la restricción de condiciones, sino que ese RR sencillamente no le sirve al pueblo, no se trata de que se vaya Maduro, se trata de que se vayan todos con su modelo empobrecedor pal carajo.  Ya no podemos seguir distrayéndonos en rutas indirectas que lo que hacen es incorporar tópicos y complicaciones adicionales, aquí hay un solo tema: la Crisis, ¡por respeto a los que están sufriendo!

¿Se  puede dialogar con el Régimen? Claro que sí, pero abanderados con el tema de la Crisis. Con cifras y datos: miren adónde nos han traído; miren hacia dónde vamos; se tienen que ir ya; cuáles son las condiciones en las que están pensando deba garantizárseles para irse ya (escucharlas no implica aprobarlas: ese sería el tema de negociación). Este sería el marco conceptual, el frame, dentro del cual les hablaría. Creo, sinceramente, que a estas alturas no debiera apelarse a otro. A ellos sólo hay que hablarles donde les duele, de la Crisis. No nos queda de otra: comenzar a escalar por la pendiente aparentemente más dura, quizás nos sorprenda y no lo sea. El poderoso contexto de la Crisis les está haciendo mella a ellos también. Nosotros, políticamente hablando, desde el 6D para acá no hemos sido lo suficientemente eficaces en explotarlo. De aquí en adelante debe ser nuestro único recurso. La Crisis ¡La Crisis! Deben irse ya.  Ya no hay tiempo para seguir inventando, ni ellos ni nosotros. Así lo veo yo.

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¿Sobrevivirá la MUD?


                                                                                  Nelson Acosta Espinoza

La situación política en el país lejos de distenderse profundiza sus contradicciones y se alejan las salidas constitucionales y democráticas a la crisis que azota la cotidianeidad de los ciudadanos.


Esta afirmación viene a cuento a partir de la última resolución de CNE. Su contenido regula las condiciones bajo las cuales se recolectara el 20% de las firmas para poder solicitar la aplicación del referéndum revocatorio: estas rubricas deben acopiarse por estado, y la recolección se hará en 5.392 centros, durante  los días 26, 27 y 28 de octubre entre 8 y 12 de la mañana y 1 y 4 de la tarde.


En lo que sigue voy a resumir algunas de las objeciones que diversos especialistas en el tema electoral han elevado ante la opinión pública y que deslegitimizan este procedimiento electoral*.

Primero: ha sido una decisión tardía: Esta es la primera violación en la que incurrió el CNE: incumplir los lapsos establecidos para definir las condiciones de recolección del 20%.


Una segunda infracción: alterar arbitrariamente la base de cálculo del 20%. El cumplimiento de este porcentaje se hará en cada estado, según los electores inscritos en estas circunscripciones. Con lo cual, será necesario recabar manifestaciones de voluntad equivalentes al 20% de los electores inscritos en cada estado. Esta decisión es inconstitucional, ilegal y arbitraria.


Tercera arbitrariedad: limitación del número de centros de recolección. La recolección se hará en mediante 5.392 máquinas de recolección, distribuidas en 1.356 centros ubicados en los 335 municipios del país y desplegados en 776 parroquias, un número muy inferior al total de centros disponibles en el país. Se trata de una decisión injustificada. Y, desde luego es, igualmente, inconstitucional y arbitraria.


Limitación del horario de recolección: se trata de un obstáculo que limita, sin razón, el derecho al Referendo Revocatorio. Se olvida así que la revocatoria debe hacerse en condiciones similares a las condiciones bajo las cuales se eligió el funcionario cuyo mandato pretende ser revocado.


En fin, estas son algunas de las más importantes observaciones que expertos en el tema están sometiendo a la consideración del público.

Ahora bien, ¿cuál ha de ser la posición de la MUD? ¿Debe aceptar estas condiciones y avalarlas con su participación en el referéndum? ¿O, por el contrario, sabotear este procedimiento?


Son preguntas que al momento de escribir esta cuartilla no tienen repuesta oficial de parte de la MUD. El próximo lunes 26 esta organización se dirigirá al país y anunciará su posición en relación a esta resolución de CNE.


Me voy a permitir, sin embargo, hacer algunas observaciones en relación a este tema. En primer lugar, reconocer que la MUD ha jugado un papel de primera importancia en el marco del conflicto político que experimenta el país. Con aciertos y errores, es necesario reconocer su aporte en la defensa de nuestra cultura democrática. Creo que ese rol lo ha desempeñado apropiadamente.


Por otra parte, ante el marco de esta nueva situación, este organismo político debería repensarse para ajustarse a este nuevo entorno. ¿Qué quiero decir? Son nuevas las tareas que debe acometer y, para llevarlas a cabo exitosamente, parece aconsejable ampliar su base de sustentación y abrir sus puertas para que participen los diversos sectores que componen la oposición en el país.


El gobierno ha endurecido su posición y ha acentuado su cariz anti democrático. En estas condiciones han de ser otras las reglas que deberán prevalecer en la conducta de la oposición. En el marco de esta situación se hace imprescindible abrir la MUD hacia todos los sectores de la sociedad civil, incluyendo aquellos grupos disidentes del chavismo, y, desde luego, enriquecer su narrativa con temas que conciernan al día a día de los ciudadanos (escases, hambre, inseguridad, ausencia de servicios públicos, etc.)


En otras palabras, hay que enfrentar a este gobierno con un amplio movimiento de masas y de opinión que de sustento a las nuevas estrategias que demanda esta coyuntura.



*Véase: Sobre la inconstitucional decisión del CNE en cuanto al 20%; por José Ignacio Hernández. Prodavinci 21 de septiembre, 2016








sábado, 17 de septiembre de 2016

¿Extravió la MUD su brújula política?


                                                                        

 
 Nelson Acosta Espinoza
La semana que acaba de concluir estuvo bastante agitada en la esfera de lo político. Oposición y oficialismo, como es de conocimiento público,  mantuvieron contactos y reuniones que han sido definidas como pre negociaciones. No se tiene claro cuál fue la materia o temas que fueron  objetos de estas conversaciones y eventuales negociaciones. Esta incertidumbre cuenta para alimentar suspicacias en el ámbito de sectores del bloque democrático. Un ejemplo es la advertencia vertida por María Corina Machado: “Conmigo no cuenten si se acuerda el referéndum revocatorio para el 2017”. Igualmente, Henrique Capriles ha señalado que “nadie tiene derecho de negociar ni decidir sobre el revocatorio, porque es un mecanismo que le pertenece a millones de venezolanos”.  A la par, hizo pública  su preocupación por la conducta exhibida recientemente por sectores políticos asociados a la MUD.


Armando Duran, por su parte, articulista de prestigio y bien informado del acontecer político ha levantado serias dudas sobre el papel desempeñado por Rodríguez Zapatero en sus sucesivas visitas a nuestro país. Advierte que el formato que privó en la demostración del 1S (prudente, ordenada, sin intervenciones de líderes de la oposición, etc.) fue acordado con el gobierno. A cambio, el general Néstor Luis Reverol se habría comprometido a no reprimir la concentración ciudadana. Este compromiso, advierte Duran, fue gestionado por el líder político español.


A la luz de estos acontecimientos parece plausible formular un conjunto de interrogantes: ¿hay disposición en la MUD de aceptar que el revocatorio se celebre el año que viene,  después del 10 de enero y que Maduro finalmente abandone Miraflores pero sin cambio de gobierno y régimen? ¿En el marco de esta iniciativa se contemplará la realización de las elecciones de gobernadores? ¿Los ciudadanos aceptarán pasivamente estas opciones? ¿Cuál será la conducta de los componentes del bloque democrático que no admiten esta salida? ¿Se procurará la libertad de los presos políticos?


Indudablemente el panorama político luce confuso. Hasta este momento la MUD no ha podido elaborar respuestas convincentes en relación a los aspectos más controversiales implícitos en estas interrogantes. Sus voceros más calificados han señalado que es irrevocable la decisión de insistir en la celebración del referéndum este año. Y los representantes del gobierno, por su parte, han destacado la imposibilidad de la celebración de este evento en la fecha que propone la MUD. De ser ciertas estas posiciones ¿Cuál sería, entonces, la materia objeto de esas negociaciones?


Recientemente, Lilian Tintori anunció la creación del Comité de Familiares de Presos Políticos. Esta iniciativa parece responder a la dificultad de sectores de la MUD de dar repuestas concretas a las demandas de  estos venezolanos en prisión.


En fin, la MUD ha pecado de opacidad y actuado de espaldas a la ciudadanía. Ha carecido de un proyecto de naturaleza estratégica que dé respuesta al agotamiento político, económico, cultural y social que estamos presenciando. Y, desde luego, este vacío no puede ser llenado con apuestas de naturaleza electoralistas. Todo lo contrario. Las iniciativas electorales deberían estar subordinadas a la formulación y divulgación de un proyecto de país.


De haber existido ese relato, la caracterización del encuentro oposición- gobierno habría sido destacado como que “el PSUV estaba negociando su salida” (Willy McKey ) y no, como parte de la población lo ha asumido, que la MUD estaba negociando el referéndum.


Es probable que ninguna de estas dos opciones calce la realidad de lo sucedido. Quizá, el público nunca sepa la versión correcta de lo allí acontecido. Pero algo si es cierto, desprovista de un horizonte estratégico, los sectores democráticos pudiera estar cometiendo los errores que en el pasado  condujeron a la actual situación que la ciudadanía está padeciendo.