domingo, 27 de octubre de 2013

“Progre” y progresismo



Nelson Acosta Espinoza

Los "progre" constituyeron una fauna urbana típica de mediados de los años setenta. Un progresista en la Venezuela de esos años, por ejemplo, se reconocía por ciertos signos culturales, pelo largo, chaqueta de pana,  barba y, ocasionalmente, gafas redondas (a lo John Lennon). En cierto sentido, conformaban una pequeña  "tribu" que arrastraba la resaca de la derrota política y militar que los sectores democráticos propinaron a la izquierda de inspiración marxista. Con los años, envejecieron y enrolaron  la exitosa clase media que definió el dispositivo político y cultural de la democracia venezolana.

Hoy en día el término reaparece en el escenario político y cultural del país pero con un sentido diferente al que denotaba en la década del setenta. El progresismo en su versión actual, en oposición a los antiguos "progre", intenta formular un relato político alternativo al del socialismo del siglo XXI que de cuenta de la diversidad cultural del país y estimule una nueva comprensión de las distintas formas de vida que conforman al Ser venezolano.

Sus fuentes de inspiración son diversas. Visiblemente se nutren de dos: la llamada tercera vía, cuyo exponente teórico más visible es Anthony Gidden (Londres, Inglaterra, 1938) y Mangabeira-Unger (Río de Janeiro, 1947). Brevemente, el primero de estos dos académicos, propone un sistema económico de economía mixta y el reformismo como ideología de gobierno. La tercera vía, rechaza por igual, a la filosofía del laissez faire y la que pretende controlar totalmente el mercado. Mangabeira, por su lado, promueve una "izquierda reconstructiva", que se diferencia de la "recalcitrante" y  la "humanizante". "La recalcitrante busca desacelerar la marcha de los mercados y de la globalización y regresar a un tiempo de mayor involucramiento gubernamental y de programas sociales más fuertes. La humanizante (o reformista) acepta al mundo en su forma actual, toma a la economía de mercado y a la globalización como inevitable y apunta a humanizar sus efectos a través de políticas de transferencia". En su libro, The Left Alternatively The Future of American Progressivism (El futuro del progresismo estadounidense: una iniciativa para la reforma política y económica.), presenta un programa para democratizar la economía de mercado y profundizar la democracia. La izquierda reconstructiva, a su juicio,  se orientaría hacia la coexistencia experimental de diferentes regímenes de propiedad privada y social en el marco de una economía de mercado.

Desde luego, estas son referencias intelectuales de orden teórico. En un plano más práctico el progresismo pudiera definirse como un relato federal y federalizado. ¿Qué queremos decir con estas expresiones?  Veamos. Federalizar el discurso implicaría despojarse de esa óptica que homogeniza al país y que le impide dar cuenta de la diversidad cultural y política que caracteriza a Venezuela. Un relato federalizado supondría, entonces, asumir una definición de los venezolanos desde las regiones: soy venezolano en tanto larense, carabobeño, apureño, zuliano etc. Este relato, desde luego, iría acompañado por  propuestas como  la de las autonomías regionales y el federalismo fiscal, entre otras cosas. En fin, ser progresista en la Venezuela actual, es apostar fuerte por la organización federal del país.

Los "progre",  de cuño reciente, se visten con nuevos atuendos teóricos. Esta izquierda  reconstructiva, reconstruye (perdonen la redundancia) su visión del país. Hoy florece, con distintos colores, en estados como  Táchira, Lara, Zulia y Carabobo.  Se inicia, así, la formulación de un nuevo relato político. Las puertas que dan acceso al siglo XXI político comienzan abrirse a la esperanza. Por cierto, si usted aún es "progre" y tiene el pelo largo, no se lo corte.




Un trato para unir a Valencia




Simón García

Valencia seguirá en lo mismo si siguen gobernándola los mismos. El objetivo de ellos no es ocuparse de la ciudad, sino servirle de escalera a una Revolución aparente. Si continúa esa inversión de prioridades, el abandono y la anarquía continuarán devorándose lo que llegamos a tener de bueno en Carabobo. 

El triste final del poderoso Alcalde Rojo, el invitado especial al Consejo de ministros, muestra el agujero ético que le abrió el manejo discrecional de los recursos. Pero evidencia también, que no se trata sólo de un individuo sino de un sistema que crea su casta de intocables.
El equipo dirigente del Psuv perdió autoridad moral. La obra más notoria del primer gerente municipal, la construcción de un roboducto entre las arcas municipales y las suyas, no fue una acción clandestina. Se hizo a la vista de los de arriba con perjuicio de los de abajo. Ahora aquellos imponen el sustituto. 

Politicamente hablando, Flores es la continuidad de Parra. Una piecesilla dentro de un sistema que ha destruido los controles institucionales y convertido el reparto del dinero público en la principal fuente de su respaldo popular. Por eso la solución no estriba exclusivamente en sancionar a un individuo sin cambiar el modelo.

Parra vendió su alma al diablo, fue descubierto y está preso porque la cúpula necesita darle credibilidad a la campaña del combate amateur a la corrupción.  Pero el diablo anda suelto y seguirá haciendo de las suyas. Junto al escándalo local que indigna a tirios y troyanos, porque entre los troyanos también hay gente honesta y que respalda al proceso por convicciones, hay otras situaciones que están enfriando a Flores. Una es la situación económica insostenible que le reduce el mercado a todo el mundo sin preguntarle por el color de su bandería. La otra es el temor de cometer otro gran error histórico: facilitar el plan para acabar con los Concejos Municipales, las Alcaldías, las gobernaciones y las asambleas legislativas. La primera víctima de este plan fueron las Juntas parroquiales.

Pero que haya circunstancias favorables para una victoria de la Unidad, no significa que el mandado está hecho. Se está enfrentando nuevamente no a un partido sino a un Estado que conserva todavía musculatura social. A un competidor que sube al ring con todas las ventajas y triquiñuelas que se puedan imaginar y más.

La solución para Valencia es un cambio de equipo. Un equipo que tenga como prioridad convertir los servicios municipales en referencia para Venezuela. Un equipo que mire globalmente a la ciudad, parado desde las necesidades del sur. Allí comienza la lucha por una ciudad mejor porque sin el bienestar de más de la mitad de la población que yace o sobrevive calles abajo de la avenida Lara no habra ciudad educadora ni recetas modernizadoras que valgan. 

Cocchiola, el candidato de la unidad, es la única opción que permite superar la histórica hemiplegia de la ciudad  y unir a Valencia en torno a un nuevo trato para mejorar la vida de todos, armonizar intereses contrapuestos y elaborar un consenso progresista que logre hacer de Valencia una ciudad de primer mundo.

La clave es votar y hacerlo bien. Es decir, por todos los candidatos de la Unidad, aunque tengamos un reparo o una duda. Valencia y el país necesitan ese triunfo.




Crónicas de Canarias



Miguel A. Megias,

Llegada a Santa Cruz de Tenerife sin ningún tipo de inconvenientes, a disfrutar de los placeres olvidados en nuestra República Bolivariana: pasear sin temor, a cualquier hora, ir a un supermercado y visualizar, asombrado, 10 tipos de leche, jabones de toda clase, papel higiénico (hasta con olores), vinos de todo tipo, harina PAN (colombiana, claro)... El paraíso, pues.

Poder visitar un bar (aquí lo llaman barra) donde sirven, además de buen vino, el mejor potaje de berros o las estupendas tapas que harían las delicias de los gastrónomos. O salir del aeropuerto en un autobús impecable (aquí lo llaman, como en Cuba, "guagua"), con espacio para las maletas, a un precio razonable (2 euros), sin música estridente, sin temor al asalto y robo, sin carreras desenfrenadas. Otra faceta del paraíso.

Contemplar a lo lejos el Teide (3.718 metros), volcán que adorna la isla, visible desde cualquier parte, en un clima casi perfecto (19 grados cuando escribo esta nota). Islas estas conocidas desde la antigüedad como "Afortunadas" adonde la reina Isabel La Católica, en 1488 desterró a Doña Beatriz de Bobadilla por sus deslices con Fernando...¡Para, más adelante liarse con el navegante Cristóbal, antes de zumbarse para esta América querida!

¡Afortunado yo, que he logrado escapar, por unos días al menos, del caos colectivo en que se ha convertido la República Bolivariana! Desde luego, cortesía de D. Nicolás y otros que han hecho posible el milagro de unos euros a precio de gallina flaca; ¡gracias, CADIVI, por los favores recibidos!

Y aquí no tienen un Ministerio de Felicidad Suprema. Les basta con una copa de vino y fútbol, bastante fútbol...

Hasta la semana que viene, Dios mediante, cuando les enviaré otras anotaciones en mi diario sobre el paraíso. Saludos a todos los fans que semana a semana nos aguantan...

domingo, 20 de octubre de 2013

¿Enemigo interno?


Nelson Acosta Espinoza

Julia es estudiante de artes escénicas. Como muchos jóvenes de su generación, está preocupada y ocupada por la grave situación que vive el país. La conocí hace dos años. A propósito de un taller que dicté sobre el discurso político democrático en Venezuela. Desde entonces hemos estado en comunicación. Julia es una estudiante disciplinada, honesta, idealista y buena amiga. Gusta de la actividad cultural. Con un grupo de compañeras de su edad, ha organizados "performances" donde critican aspectos de la revolución bolivariana. Ha participado en marchas y ha desarrollado una intensa actividad opositora a este régimen.Su característica más sobresaliente es, quizás, la más peligrosa. Julia tiende a decir lo que piensa. De acuerdo al Centro Estratégico de Seguridad y Protección de la Patria (CESPPA) las opiniones y actividades teatrales de esta joven, que ironizan y critican al socialismo del siglo XXI, podrían ser calificadas como actividades propias de un "enemigo interno".

El amigo lector bien puede pensar que estoy exagerando y, de ser así, está usted en su derecho. Es más, ojalá esta opinión no se ajuste a la realidad: una desproporción, pues. Sin embargo, es importante prestar atención a esta nueva creación del gobierno. El CESPPA ha sido decretado con la finalidad de neutralizar la "actividad enemiga interna y externa". De acuerdo al decreto que ordena su creación, este organismo podrá requerir información a cualquier ente estatal o privado y estos estarán obligados a entregarla. Asimismo, tendrá la facultad de determinar que información pública quedará reservada sin reparar en otros criterios como el derecho de acceso a la información, consagrado en la Constitución vigente pero que el oficialismo siempre se ha negado a normar en términos prácticos por ley.

¿Por qué jóvenes como Julia deben preocuparse? O, dicho en términos más contundentes ¿Constituye este organismo militarizado una amenaza para los sectores opositores? ¿Es legítimo, en un orden democrático, hablar de enemigos internos? ¿No es este un lenguaje apropiado en situaciones de orden bélico?

El CESPPA, es importante tenerlo en mente, remite a la Doctrina de Seguridad Nacional. Recordemos que esta política fue implementada durante las décadas de los 70 y 80 por los gobiernos militares de Brasil, Chile y Uruguay. Se buscaba legitimar la represión contra individualidades y agrupaciones catalogadas como "enemigos" de la seguridad interna de esas naciones. Bajo su cobertura se destruyó el régimen democrático de esos países y se produjeron horrendas violaciones a los derechos humanos.

Nos acercamos a la celebración de las elecciones municipales. Parece un contrasentido, en el marco de estos comicios, crear un organismo militarizado que "solicitará, integrará y evaluará las informaciones de interés para el nivel estratégico de la nación, asociadas a la actividad enemiga interna y externa, provenientes de todos los organismos de seguridad e inteligencia y otras entidades públicas y privadas; según lo requiera la dirección Político-Militar de la Revolución Bolivariana".

Voy a insistir en el argumento de la Doctrina de Seguridad Nacional. Los estudiosos del tema la califican como una doctrina de carácter militar. Y estas "constituyen, en esencia, conjuntos de proposiciones no necesariamente escritas, que fundan un corpus más o menos coherente, orientadoras del accionar institucional de las fuerzas armadas en lo que es la manifiesta función principal de las mismas: hacer la guerra"
Es razonable, entonces, que Julia y sus amigos se sientan preocupados. Este organismo, de carácter militar, al servicio de la dirección política de la revolución bolivariana (esta no es una institución del Estado), pudiera evaluar como enemiga las actividades de estos jóvenes opositores.

Todos los estudiantes como Julia y, desde luego, la totalidad del sector democrático, se enfrentan con una amenaza real a la libertad de opinión y, con argumentos como el de enemigo interno, tienen sobre sus cabezas una “espada de Damocles” para reprimir a discreción la actividad opositora. Esperemos que este decreto no se transforme en la partida de nacimiento de un nuevo Pinochet tropicalizado que intentaría aniquilar la actividad política en el país.

El barrio es la solución


Miguel A. Megias

Según la RAE, autarquía es “dominio de sí mismo, o política de un estado que intenta bastarse con sus propios recursos”. Cuando hablamos de autarquía municipal, queremos significar el hecho de que un municipio pueda ser autosuficiente –o por lo menos acercarse a la autosuficiencia– en términos de recursos financieros, entre otros.

En un artículo anterior me refería a los diversos impuestos municipales (en Venezuela), que proveen de recursos a la autoridad local –la alcaldía. De ellos, el impuesto por concepto de derecho de frente es uno de los que, potencialmente, pudiera proveer mayores ingresos. De hecho, en muchas ciudades y municipios de otros paises, el impuesto a la propiedad (aquí derecho de frente), es el que tiene mayor capacidad recaudadadora. Y sin embargo, por múltiples razones que no entraré a explicar, ese impuesto no se cobra puntualmente y no provee, como debiera, de fondos suficientes a las alcaldías.

Hay dos motivos principales por los cuales esto es así en la actualidad –pero que pudiera cambiar, sin que para ello haga falta ni nuevas leyes ni cambios en la Constitución. El primero, es que parece no haber “recaudadores de impuestos” designados específicamente a estos fines. Los impuestos, por lo general, se pagan en las oficinas municipales cuando “no hay más remedio”. Es decir, cuando se precisa de una “solvencia municipal” bien sea para vender el inmueble o para enajenarlo o hipotecarlo. En esos casos, el propietario debe acudir a la oficina local, solicitar el cálculo de impuestos atrasados, pagarlos y así obtener el ansiado “documento de solvencia” (desde luego, para obtener la solvencia también hay que estar al día con el pago del agua, la electricidad, la recolección de basura, etc.).

Es decir, pereciera no existir una programación municipal para la recaudación del impuesto. Y por tanto, se paga solamente cuando ya no hay más alternativa, en forma compulsiva, pero no programada. Bien distinto sería si trimestralmente hubiera la obligación del pago del impuesto, con lo que las arcas locales contarían con recursos de forma recurrente y programada. Al respecto, me enteré en uno de mis viajes, que hay países donde el impuesto se genera y se intenta cobrar “por las buenas”. Y si al cabo de un tiempo no es cancelado por el propietario, por las razones que fueren, entonces el municipio subastan, al mejor postor, los recibos de pago. Quienes adquieren dichos recibos proceden, ellos si, pues son entes privados no-gubernamentales, al pago forzoso, con sobrecostes por concepto de comisiones de cobranza judicial, muy onerosos. Puede incluso llegar al caso del embargo del inmueble, cuando hay resistencia al pago. Con la consecuencia de pérdida del inmueble.

Desde luego, no estamos proponiendo nada por el estilo, habida cuenta de que vivimos en un país que aunque no es totalmente “socialista”, tiene usos y costumbres que chocarían frontalmente contra esta forma compulsiva de cobranza. Pero algo deberían hacer los municipios para asegurarse el pago puntual y obligatorio del impuesto a la propiedad sin llegar a extremos. Ello significaría mayores ingresos que pudieran ser utilizados en mejorar las condiciones de vida de todo el municipio.

El otro aspecto a que quiero referirme es la informalidad de la propiedad en Venezuela. Muchas de las construcciones en las zonas aledañas a las grandes ciudades y pueblos están hechas sobre terrenos municipales, también llamados “terrenos ejidos”. Los barrios proliferan sobre estos espacios, las construcciones no cesan, primero son ranchos de tablas y latas y con el correr del tiempo se convierten en viviendas amplias y cómodas de uno o varios pisos.

Al no tener la propiedad del terreno, solo la denominada “bienhechuría” (es decir, construcción por cuenta propia sobre terreno ajeno), el propietario no puede disponer libremente de su propiedad. No puede sino “vender”, sin ningún pago de impuestos ni ninguna escritura legal, la bienhechuría, pero sin el terreno sobre la que se asienta. No pueden sus descendientes heredar la propiedad. No puede el propietario acudir a un banco para solicitar un préstamo hipotecario con la propiedad como respaldo, porque la propiedad, legalmente, no le pertenece.

Sabemos que en algunos municipios de Venezuela se ha emprendido la tarea de adjudicar formalmente la propiedad de los terrenos sobre los cuales se ha hecho una construcción y eso, creemos, es un gran paso de avance hacia un país “de propietarios”. Ello significaría el primer avance para la regularización de la propiedad y, en su momento, la alcaldía poder exigir el pago de impuestos, tal como ocurre en las propiedades formales de urbanizaciones y construcciones legales. Por cierto, este es un tema ausente en el debate electoral. He ahí una fuente importantísima de recursos. Pues según algunos estudiosos, en los próximos años, las poblaciones marginales, ciudades fantasmas, barrios, favelas, construcciones informales, o como quieran llamarse, lejos de disminuir irán aumentando a un ritmo tal que según proyecciones para el año 2050 una de cada cuatro personas vivirá en un barrio marginal. Por todo esto, creemos que el barrio “no es el problema, es la solución de la ciudad”. Por supuesto, en el marco de una nueva narrativa sobre la ciudad.

Desde luego, es preciso revertir los impuestos en bienestar social: excelentes (¡si, excelentes!) escuelas deben ser construidas en los barrios, puestos de salud suficientes (el proyecto chavista “barrio adentro” es un buen punto de partida), drenajes de aguas servidas, agua potable en cantidad y calidad, gas doméstico en cada “solución habitacional”, módulos de policía, módulos para la contratación y pago de los servicios de electricidad, agua, teléfonía, cable para TV, Internet por Wi-Fi, centros de formación profesional y educación de adultos en los más diversos temas, desde plomería o electricidad, ebanistaría, herrería, etc. Y desde luego, tal vez lo más importante, la expansión de la cultura tanto popular como formal: música, danza, teatro, artes plásticas, etc. En cuanto a la formación religiosa, es curioso observar la penetración que los grupos cristianos tienen en todos los barrios. 

Debemos volcarnos a integrar a nuestros barrios, hacerlos más cómodos y seguros, más hermosos y habitables, con más zonas verdes, con flores, parques y recreación. Y los impuestos –aunque no lo parezca–son una vía; pues el que paga impuestos tiene (en teoría) el derecho a exigir. Debemos mirar hacia los barrios como zonas de oportunidad para el desarrollo y la convivencia. Y para ello, debemos volcar una buena parte de los recursos disponibles en el municipio, incluyendo los recursos que se recaudan en las zonas más prósperas, para mejorar las condiciones de vida de los barrios y enriquecer a sus habitantes dotándolos de los títulos de propiedad de las viviendas que con tanto sacrificio han construido.

Esta nueva narrativa sobre la ciudad debiera ser asumida por quienes incursionan en la política  municipal y debe ser incorporada como bagaje del ciudadano para una nueva concepción de los espacios urbanos..


sábado, 19 de octubre de 2013

Coffee & Politics: encuentro con Misael Tineo

Misael Tineo, candidato a la alcaldía de Valencia

El miércoles 16 de los corriente el Observatorio Venezolano de las Autonomias celebró un Coffee&Politics con el candidato a la alcaldía de Valencia Misael Tineo. Es importante resaltar que el OVA, en el marco de las elecciones municipales, se propuso organizar tres eventos de esta naturaleza, con cada uno de los candidatos en juego. Solamente aceptaron participar Miguel Cocchiola y Misael Tineo. El candidato Miguel Flores no atendió a nuestra invitación pese a nuestra insistencia, extendida a través de multiples canales de comunicación.

Este nuevo Coffee&Politics se llevó a cabo en la cafetería ubicada en el Centro Comercial AKA y, contó, con un grupo importantes de personalidades de la ciudad. El candidato Misael Tineo inició su intervención señalando que en la ciudad es posible percibir un grado de cansancio y fatiga tanto en el sector oficialista como de la oposición. Los graves problemas que confronta la ciudadanía (inseguridad, desabastecimiento, cortes eléctricos, carestía de la vida, etc.) no han sido asumidos políticamente ni por el oficialismo ni por los sectores que apoyan la candidatura de Henrique Capriles.

Tineo sostiene que su candidatura es una opción que se encuentra equidistante de las dos grandes opciones que compiten en la ciudad. En porcentajes, ese centro político, lo ubica en un 40% de la intención de voto. Ahí radica la viabilidad de su aspiración. Se concibe así mismo como un genuino representante de los sectores populares, donde reside y ha desarrollado sus actividades, y resume su apuesta electoral con la consigna "por la calle del medio". Invita a la reconciliación y a dejar la "peleadera".

Posteriormente intervinieron los asistentes a este evento. Daniel Chalbaud, insistió en recuperar la tradición valenciana como ciudad industrial y en la necesidad de atraer inversiones. Julio Castillo, por su parte señaló que en elecciones no se participa exclusivamente para ganar. Subrayó que en eventos de esta naturaleza, es igualmente, importante la promoción de ideas y de un discurso alternativo. Advirtió que la economía del voto es una amenaza real que enfrenta esta candidatura. Kevi Zambrano planteó lo concerniente al estado comunal vs. alcaldías. Gustavo Miranda sugirió complementar el eslogan de Tineo, “por la calle del medio”, con el de “burguesía vs. Corrupción”. Nixon García y Gonzalo Montañés apuntaron a los temas de la descentralización y el papel de la ciudadanía. Asdrúbal Romero, mencionó el papel que juegan, al momento de la votación, las tarjetas de partido e inquirió sobre cual acompaña a la candidatura de Misael Tinedo. Y el profesor Luis Enrique Vizcaya preguntó sobre el impacto del affaire Parra en el piso político-electoral

Finalmente con las intervenciones de Nelson Acosta Espinoza y Asdrúbal Romero se dio por finalizado este Coffee&Politics.

¿Logrará Misael Tineo emocionar al electorado? Lo sabremos el 8 de diciembre.



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Habilitante para habilitar al inhábil



Paciano Padrón

Llamamos Ley Habilitante, aquella que hace hábil para legislar a quien no lo es, pero no legitima al ilegítimo. En efecto, la Constitución de la República (Art. 203) establece que la Asamblea Nacional, por mayoría calificada de tres quintas partes de sus integrantes, puede facultar para dictar leyes a quien tiene la función constitucional de ejecutarlas, no de aprobarlas. La Ley que habilita para legislar al usualmente inhábil para hacerlo, debe determinar las materias sobre las que legislará y el tiempo en que lo hará. Es ilógico delegarle legislar en lo referido al control de la administración, porque es facultar al controlado para dictar las normas que lo han de controlar a él mismo. Esto es un despropósito.

Maduro ha dicho algo que es deseable, pero que él incumple: “erradicar la corrupción exige hacerla visible allí donde pretende ocultarse”. Ciertamente es necesario hacer visible la podredumbre para limpiar la administración y sancionar a los corruptos, no obstante Maduro y sus colaboradores del cogollo -tanto los militares que constituyen la mayoría, como los civiles- actúan como gatos tapando sus propios excrementos, cuando de lo que se trata no es de ocultar sino de hacerlo visible para la corrección y sanción. De esa Ley Habilitante -si es que se aprueba y llega a ser tal- no hay razones para esperar nada bueno.

El ilegítimamente proclamado por el CNE como Presidente de la República viene hablando, desde hace ya varios meses, de que solicitaría poderes especiales para legislar contra la corrupción, intentando así centrar el debate nacional sobre la podredumbre administrativa, pretendiendo poner los ojos sobre el pasado. A Maduro le salió el tiro por la culata, porque lo que se puso de manifiesto es la corrupción del régimen decadente y podrido, sin alcanzar el otro propósito de desviar la atención de la escasez y la inflación que hoy indignan al venezolano.

Se ha dicho y lo reitero, que prever penas más severas para quienes incurran en delitos de corrupción, no resuelve el problema; lo que sí intimida es la aplicación de la ley y la sanción del corrupto. El problema no es de falta de leyes, sino de acatamiento de las mismas, y de que los altos personeros del cogollo den ejemplo de rectitud, en lugar de estar sumidos en la podredumbre y en el indebido usufructo de los bienes públicos. En este gobierno indecente el robo es descarado, al estar amparado el delito por los órganos de control y justicia.

Maduro, al presentar el Proyecto de Ley Habilitante, requirió poderes para legislar ya no solo sobre el tema de la corrupción, sino para combatir lo que el régimen ha llamado la guerra económica de los escuálidos contra la revolución, pretendiendo hacer ver que luego de casi quince años de gobierno inepto, la escasez de productos y la inflación son consecuencia de quienes adversamos la incompetencia del régimen.

Pidió el Presidente ser habilitado para legislar por un año, cuando una de las razones de ser de una Ley Habilitante es aprobar instrumentos legales de manera expedita, para atender requerimientos urgentes; un año niega la urgencia, como la negaron los extensos lapsos para los cuales el expresidente Chávez obtuvo habilitación.

Si en algún momento no se requiere una Ley Habilitante en Venezuela, es en la actual coyuntura, donde el Ejecutivo Nacional tiene sometidos y secuestrados los otros poderes públicos, los que bailan al son que les toque Miraflores, disponiendo de la mayoría necesaria para aprobar las leyes que al gobierno le dé la gana. Rechazamos la Habilitante por engañosa e innecesaria.

Lo que Venezuela requiere hoy es un gobierno que gobierne y sancione la corrupción, un gobierno que incremente la producción, acabe con el desabastecimiento y ponga freno a la inflación que anula los ingresos de los venezolanos, haciéndolos sal y agua.

La batalla es comunicacional o la palabra es poder


Hugo Urdaneta

El martes 8 de octubre el primer mandatario Nicolás Maduro llevó a la Asamblea Nacional la solicitud de poderes especiales a través de una ley habilitante. La ley habilitante es un mecanismo legal previsto en la Constitución Nacional. El motivo según Maduro para solicitar esta habilitante es luchar contra la corrupción y la guerra económica que se ha desatado sobre Venezuela, lo que ha generado entre otras cosas inflación y escasez (llamados por el gobierno especulación y acaparamiento)

Lo clave ahora es quién gana esta batalla, y no me refiero a si la habilitante es aprobada o no; me refiero a si la habilitante es apoyada o no por la mayoría de la población venezolana. La respuesta a esta duda dependerá de quien cuente la mejor historia, y hasta ahora el gobierno, sin duda, es quien ha contado mejor las historias.

A continuación recomendaciones para la oposición.

Es importante resignificar los conceptos, si el gobierno la llama ley habilitante, la oposición la podría llamar ley de “poderes sin controles”, y si la logra posesionar en el cerebro de la mayoría, incluyendo los chavistas, el trabajo está hecho ya que se estaría reforzando el marco cognitivo de la oposición. Una vez logrado, es relativamente fácil comenzar a decir que las acciones sin controles generan más corrupción, y que la corrupción le quita el dinero que es para el pueblo, y que menos dinero es hambre, menos salud y educación para los venezolanos de menores ingresos.

Lo que no debe hacer la oposición, y ya lamentablemente comenzó, es darle prioridad a respuestas y debates con argumentos legales y racionales, en algunos programas de radio y televisión están ya los abogados constitucionalistas y algunos diputados explicando las violaciones legales y constitucionales. Y yo me pregunto, qué persona del común, el venezolano de a pie le interesa una discusión leguleya?. Para que le importe, tiene que despertarle una emoción: rabia, miedo, indignación, tristeza etc. El mensaje será mucho más impactante si tu historia narra que de lo que trata es simplemente de actos de incapacidad y violación de principios y valores morales y éticos del gobierno. Señores, el cerebro político lo mueve principalmente las emociones, y no los argumentos lógico racionales.

La prioridad no es activar la emoción del miedo en las clases medias y altas; en esos sectores está el 30% del electorado de oposición. Ese segmento ya está convencido y su marco mental rechaza la ley habilitante, independientemente de los argumentos que el gobierno de. Explicar cómo la ineficiencia y más corrupción que traerá la ley, y lo más importante la profundización de la crisis de valores en la sociedad venezolana sólo traerá más pobreza y problemas para el venezolano más desamparado, el venezolano humilde, el campesino, el trabajador informal, el habitante de los cerros y barriadas.

Por ejemplo, la oposición tiene que entender que ante el argumento del gobierno para justificar la no existencia de leche “hay acaparamiento de leche” la respuesta no debe ser fría y racional como “no hay leche en los estantes” “los enchufados se roban la leche”, sino algo como “la incapacidad del gobierno de no garantizar el suministro de este vital alimento está haciendo que nuestros niños más pobres, estén más propensos a contraer enfermedades y en muchos casos la muerte, es qué este gobierno no le duelen los niños que mueren por desnutrición, un gobierno que no protege a los niños, no tiene ningún derecho de estar gobernando”. Díganme ustedes cuál de los dos mensajes tiene más pegada y mueve corazones.

Lamentablemente el discurso de los líderes de la oposición, en la mayoría de los casos es racional, formal, y técnico, más propio de un recinto académico, que no despierta emociones y entusiasmo en la masa, que no utiliza metáforas, parábolas, que no se alimenta del léxico popular, de los refranes, de los personajes históricos y populares y sobre todo que no construye un marco propio de ideas, conceptos frases y palabras que la distingan e identifiquen, y sobre todo que se conecten con los marcos mentales y valores de la mayoría de la población.

martes, 15 de octubre de 2013

Queremos oir...



Como en ediciones anteriores, le pedimos a los lectores que deseen publicar artículos en este blog, que los envíen a:
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Gracias por su colaboración.

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sábado, 12 de octubre de 2013

La religión populista


Nelson Acosta Espinoza

El presidente Maduro inició la búsqueda de una quinta ley habilitante. A lo largo de estos quince años, bueno es recordarlo, el poder legislativo ha "habilitado" al ejecutivo en cuatro ocasiones. Bien, el martes 8 de octubre anunció que solicitará poderes especiales para legislar contra la corrupción y combatir la "guerra económica". Invitó al pueblo venezolano a "batallar sin descanso hasta lograr extirpar este mal de raíz". Es paradójica esta declaración. Pretende combatir lo que su modelo económico y sus políticas públicas han creado a lo largo de estos últimos quince años. Pareciera, entonces, que el presidente va a "batallar sin descanso" contra sus propias políticas y ministros. ¿Sería Merentes un victima propiciatoria?

Esta visión, desde luego, no es compartida por los enchufados que diseñan las políticas del gobierno. Estos analistas profesan una religión populista. Un marco de creencias que les impide tomar decisiones que contradigan las verdades económicas contenidas en su recetario macroeconómico. Resulta sorprendente como repiten recetas económicas que ya han sido practicadas sin éxito en otros países.

Rudiger Dornbusch y Sebastian Edwards, en su libro, Macroeconomía del populismo en América Latina, explican las distintas fases que atraviesan estas políticas hasta llegar al colapso final. Ilustran su argumentación con los ejemplos de Chile de Allende y Perú de Alan García. Si bien fueron realidades políticas distintas, ambas experiencias compartieron el mismo marco de creencias macroeconómicas. Estos autores afirman que el modelo populista es una reacción contra las experiencias monetaristas. Distinguen cuatro fases. No se asuste amigo lector. Ciertamente no voy a describirlas, ni pienso atiborrar este escrito con argumentos sofisticados de teoría macro económica. Si me interesa resaltar que hoy, en el país, estamos experimentado la última de estas etapas. Sus rasgos económicos más gruesos son los siguientes: aceleración extrema de la inflación, fuga de capitales, desmonetización de la economía, déficit presupuestario, escasez, desempleo, corrupción generalizada. El salario declina y se debe "a un hecho sencillo: el capital puede atravesar las fronteras, pero los trabajadores no". Desde luego, todos conocemos el desenlace político de ambas situaciones. Golpe de estado y represión masiva.

Hay un aspecto que deseo subrayar. ¿Cómo explicar esa repetición de errores y estrategias económicas mal concebidas? ¿Podría atribuirse a una falta de "memoria" de las élites políticas oficialistas? ¿Incapacidad? ¿O, serán estas estrategias subsidiarias de un determinado marco cognitivo? Esta última interrogante precisa un aspecto vital para comprender la imposibilidad del populismo socialista de dar marcha atrás: la dimensión cognitiva de sus políticas públicas. Este es un tema que es ineludible abordar en el contexto de la formulación de un pensamiento progresista.

Veamos. Esta religión populista se encuentra anclada al interior de un mapa cognitivo, de una visión del mundo. Esta perspectiva proporciona los principios que orientan su acción pública y su práctica política. En conjunto conforman un sistema estructurado de instrumentos conceptuales y analíticos. En breve un aparato ideológico. Este sistema de creencias los condena inexorablemente a una marcha sin retorno posible. Retroceder o propiciar un viraje, significaría la descomposición y la pérdida del poder político. Esta cartografía, entendámoslo, no es susceptible de modificaciones. Aquí reside la tragedia de la revolución socialista del siglo XXI y los peligros que acechan a nuestra precaria democracia.

En fin, esta macroeconomía del populismo se encuentra articulada, igualmente, a una práctica política específica. Cuyas características sobresalientes son, por ejemplo, autoritarismo centralista, uso faccioso de la administración pública y la demonización del adversario. Es evidente, entonces, que el federalismo (discursivo, económico y político) constituye la alternativa política a esta religión populista. Sin embargo, hasta ahora esta opción no es percibida así por el bloque opositor. Lo cual añade fragilidad a la situación política que confronta el país. Son peligrosos los tiempos que se avecinan.

En su intervención en la Asamblea Nacional el pasado martes, el Presidente Maduro intentó motivar a su público con una sobreactuación dramática. Sin embargo, hay que señalarlo, Nicolás no es un buen actor, no ha podido superar las actuaciones del difunto presidente Chávez. En su incompetencia discursiva sólo logró reemplazar la lucha de clases por la lucha de frases.

La rebelión de las regiones


Rafael Grooscors Caballero

Parecería un slogan publicitario o una simple frase efectista para llamar la atención a favor de un discurso de orden regionalista, pero la “rebelión de las regiones”, tal cual como la pensamos, tiene aún mayor profundidad en cuanto apunta a una definición estratégica cada vez más necesaria. Los amigos del Movimiento Independiente del Táchira (MIT) han tomado para sí esta unión de cinco palabras como idea para revestir de un toque populista su extraordinaria propuesta bien titulada “Proyecto País”, la cual, a nuestro juicio, conforma la única tesis formulada públicamente para reconstruir el país, una vez enterrado el drama que hoy vivimos y que se empeña en ser denunciado como “régimen” -¡es una anarquía, una anomia, un anti-gobierno!- incluso con el calificativo ideológico de “socialismo del siglo 21”. Pero la “rebelión de las regiones”, seriamente asimilada, aspira, en primer lugar, a transformarse en una táctica de lucha que no sólo quiera “derrocar” al presente gobierno –¡derrocar, esa es la palabra!–, sino cambiar, para siempre, la historia política de Venezuela, apresada por un estilo monárquico y autócrata que identificamos como una mala herencia de la Colonia.

Nuestros libertadores, tanto Miranda, el Precursor, como Bolívar, el Libertador, trataron de copiar el modelo de “unión de los Estados” dado en la Norteamérica en 1776, uno para toda la América del Sur y el otro para lo que llamó “La Gran Colombia”, fracasando ambos en cuanto a la formación de un estado de conciencia que sembrara en nuestras sociedades liberadas del yugo español, la idea prevaleciente de la democracia de los “enciclopedistas”, consagrada ella en un ejercicio pleno e irrestricto de la libertad, en una justicia en función del respeto a los derechos de todos y una fraternidad concebida para crecer, transformarse, innovar y ganarse el futuro, en cada paso de cada día por venir. Las pequeñas debilidades de sus principales colaboradores, por lo demás, hundieron la grandeza de sus propósitos en la medida en que “compraron” el atractivo del absolutismo, para hacerse “caudillos” y alcanzar el poder, en franco ejercicio autócrata y no demócrata. La separación y no la unión tomó la representación de la soberanía territorial y cada quien (o cada “quienes”) se “alzó” (o se “alzaron”) con lo que tuvieron a mano, condenando a Iberoamérica a sobrevivir en un marco cada vez más insolente de atraso contumaz.

La “rebelión de las regiones” apunta hacia una dirección distinta, en el sentido de que se divorcia de los grandes centros absolutos de poder absoluto. Desarrolla el concepto de la autonomía, no sólo para gobernarse, sino para auto-gestionarse y darle viabilidad dinámica a la unión para crecer. Para pensar, para hacer, para construir, para penetrar la realidad del mundo cambiante y ubicarse en él, tomar su velocidad de cambio y competir con lealtad, trabajando cada quien para lograr mayores y mejores resultados en su esfuerzo, siempre entendiendo al hombre como sujeto creciente de bienestar, dignificándolo y engrandeciéndolo.

Una estrategia de lucha que despierte la conciencia de la “regionalidad” en función de una unión democrática, señalando todo lo que un Estado independiente y autónomo puede lograr, construyendo sus propios medios de avance y transformación, su infraestructura, su aprovechamiento de ventajas comparativas, la disposición de sus gentes a concebir el futuro y convencerse de que van a asumirlo como propio, “ganándole” a “el de al lado”, compitiendo con productividad y acierto, sustituiría la debilitada sumisión de la “provincia” a los dictámenes de las tribus gobernantes en la capital, donde en cada una se esconde un “caudillo” que requerirá la paz y el silencio de “los demás” para tomar para sí, absolutamente, el poder absoluto de la Colonia con disfraz democrático.

¿Tenemos que seguir viviendo de la distribución “infame” de la renta petrolera? ¿Tenemos que seguir siendo exportadores de materias primas y continuar dependiendo de quienes nos las transforman? ¿Sabe la gente de la Guayana venezolana, del Estado Bolívar concretamente, lo que se hace con la bauxita, el hierro, el agua y las tierras que les son propias, por gobernantes a distancia, quienes no tienen por qué quererlas, ni desarrollarlas, ni transformarlas, para enmarcarse en una competencia con el mundo entero a base de productividad? ¿Saben los de Los Andes cuánta seda podrían producir para ganarle a China un mercado cada vez más valioso? ¿Sabe la gente del Zulia todo lo que ganarían transformando en fibras sus hidrocarburos y “metiéndose” en el mundo de los textiles sintéticos?

Si hacemos un análisis, con nuestros propios recursos humanos –que valdría la pena importar otros más sabios y pedirle auxilio a su inteligencia– de cada uno de los Estados de nuestra República, incluyendo a los estimados convencionalmente como los más “atrasados”, encontraremos una potencialidad increíble de desarrollo que nos permitiría descubrir cómo es que tenemos que actuar para despedirnos del petróleo y decirles adiós a los traficantes que dependen del supuesto beneficio de su renta, culpables del verdadero atraso en que hemos vivido durante más de un siglo perdido. La “rebelión de las regiones” debe crear una matriz de opinión generalizada, en cada uno de los Estados de la unión, en favor de su autonomía productiva y a través de una democracia verdaderamente parlamentaria, donde las autoridades sean escogidas por los representantes de las “regiones” y no por el dedo criminal e irresponsable del autócrata de turno.

¿Nos entendemos? ¿Somos capaces de fomentar esta rebelión “regionalizada”? ¿Podemos darle sentido de táctica y estrategia de lucha a esta propuesta, conscientes, incluso, de que vale mucho más que todas las otras vías propuestas para “derrocar” a un gobierno que tampoco debe ser sustituido por otro similar? ¿De que por esta vía llegaremos a la creación del clima y de la voluntad para construir la Venezuela distinta, con la que soñaron nuestros Libertadores y de la que han hablado tanto y tantas veces nuestros mejores pensadores? ¿Es suficiente “ganar unas elecciones”, dar un golpe de estado, ir a una nueva Constituyente, si no tenemos claro que “tenemos” que reconstruir el país, para que sea una “potencia” económica independiente? El futuro depende de cómo responder estas interrogantes. Te invitamos a reflexionar al respecto.

Vea nuestro artículo del 18 de agosto a propósito del mismo tema, La rebelión de las regiones, por Luis Manuel Aguana

Entrépitos


Humberto Seijas Pittaluga

Si algún país se ha entremetido en los asuntos internos de otros ha sido Cuba. El reguero de muertos que sus soldados o sus violentos seguidores de diferentes nacionalidades han dejado desde la década de los sesenta y hasta hoy, desde Guatemala hasta Mozambique y desde Etiopía hasta Bolivia, lo demuestran. Se creen, todavía hoy, que tienen una especie de patente corsaria para injerirse en cuanto país se les ocurra. Ya en el lejano 1964, y usando la tarima de las Naciones Unidas, el Che se jactaba de sus propósitos “redentoristas” en países del Tercer Mundo. Sin importar si eran invitados o no. Ese discurso se recuerda más por aquello de: “…tenemos que decir aquí lo que es una verdad conocida, que la hemos expresado siempre ante el mundo: fusilamientos, sí, hemos fusilado; fusilamos y seguiremos fusilando mientras sea necesario. Nuestra lucha es una lucha a muerte”. Pero pocos recuerdan que en él, también se deja ver la pretensión fidelista de inmiscuirse en los asuntos internos de más de cuarenta países.

Todos recordamos lo maluco que fue Pinochet. Pero pocos rememoran que el golpe que dio se debió, en mucho, a que Fidel —otro dictador, y hasta más sangriento que aquel— anduvo por toda la geografía chilena casi un mes pregonando las bondades de la revolución (que más de medio siglo después, todavía no se ven en la isla), soliviantando a las masas contra “sus explotadores” y organizando milicias populares. Por otra parte, ya desde aquellos remotos días, el barbudo se arrogó el derecho a “proteger” a los mandatarios amigos exigiéndoles que su primer anillo de seguridad—pasando por encima de oficiales de ese país que tienen esa misión y que han jurado cumplirla fielmente— esté conformado por agentes del tenebroso G-2 cubiche. Y de convertir a esos gobernantes en mártires de ser necesario. Si no, que lo diga el alma del “suicidado” presidente Allende…

En nuestra sufrida patria, la maña de entrometerse en otros países, fisgonear lo que hacen y llevar a cabo acciones descaradas e inescrupulosas para “enderezar” lo que piensan que está torcido la empezó el líder eterno que se murió —recuerden que solo él tenía el monopolio de saber lo que era bueno para todas las naciones del orbe— y ha sido seguida por Platanote. Para el régimen resulta aceptable, correcto y hasta laudable que la consulesa que tenían en Miami se reuniera con terroristas iraníes para complotar. Pero si unos gringos, imperialistas, capitalistas y demás aliños se reúnen con unas ONGs en público, hay que expulsarlos del país cubiertos con un sinfín de epítetos. Por cierto, la grabación (visual y auditiva) que hay de tal señora no deja lugar a dudas de que SÍ estaba llevando a cabo acciones en contra de los Estado Unidos. La que enseñó Girafales lo único que demuestra es que los tombos nativos estuvieron siguiendo a los representantes norteamericanos desde que se bajaron del avión —apuesto a que estos, como corresponde al uso diplomático, informaron a nuestra cancillería y a que fue esta la que les dio el pitazo a los esbirros.

Cuando a Humala lo consideraban bueno (ya no les parece tanto) y estaba en su primera campaña hacia la presidencia, Miraflores —en una impúdica intervención— inundó al Perú con latas de atún y potes de aceite para motores que mostraban la cara del candidato al lado del de cuius muerto que ya falleció; pero bastó que el embajador Brownfield regalara unos bates y unas pelotas en Catia para que lo expulsaran. Y peor fue con Patrick Duddy: este supo que era persona non grata cuando vio la cadena donde Elke Tekonté —flanqueado nada menos que por el drogo hojillero— a grito pelado, diciendo: “¡Váyanse al carajo, yanquis de m…!” Y todo, porque no quería dejarse colear la parada por Evo Cocalero Morales, quien había echado al suyo el día anterior.

El régimen se ha metido en los asuntos colombianos desde el mero comienzo; baste recordar la propuesta de darles beligerancia a sus amigos de las FARC. Y de darles zonas para el descanso y para que partieran incursiones. Y dejarlos cobrar vacuna a nuestros productores de la frontera. Y poner a la orden de ellos aviones para que los lleven a Cuba a curarse. Y darle tarjetas de crédito a la Impía Córdova para que se diese sus “gusticos” en las muchas ciudades a donde el sabanetense pensaba que pudiera hacer proselitismo. Y pudiera seguir, pero baste que mencione lo más reciente: se han hecho los locos con lo de las denuncias, serias y bien documentadas, de que los guerrilleros colombianos están envenenando con propaganda terrorista a los niños de las escuelas tachirenses.

El ilegítimo emplea un patrioterismo exacerbado al demonizar a los extranjeros con el fin de obtener apoyo entre los votantes menos ilustrados; pero con los cubanos que le han sido impuestos como comisarios en las FAN, las policías secretas, los ministerios, las notarías y los registros no dice naitiiica. Porque también los tiene en el primer anillo. Y sabe lo que le pasó a Allende…
hacheseijaspe@gmail.com

domingo, 6 de octubre de 2013

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La ciudad es el hombre



Nelson Acosta Espinoza

La ciudad es el hombre. Consigna que resume toda una filosofía para los gobiernos de las ciudades. Desafortunadamente, este lema no ha inspirado las gestiones municipales de los alcaldes que han gobernado los 335 municipios que existen en el país. Las generalizaciones, no siempre son afortunadas. Por ello, es justo reconocer que han habido ejemplos de gestión que se aproximan a este concepto (la alcaldía de Cantaura es uno de ellos) y que la conflictividad política ha impedido a estos burgomaestres llegar a acuerdos para diseñar una visión compartida de ciudad.

Ahora bien ¿qué significa esta consigna? ¿Cómo podríamos visualizarla en materia de políticas públicas? Sin aspirar agotar el contenido implícito en estas interrogantes, me voy a permitir desbrozar algunas ideas. Bien, en principio, implicaría la formulación de una visión y la definición explicita de una vocación para la ciudad. Sí la ciudad es el hombre, entonces, habría que diseñar espacios para los peatones (aceras amplias y cómodas que inviten al caminar); zonas con una alta densidad de áreas verdes (jardines, parques, plazas etc.); complejos culturales para el esparcimiento espiritual de la población; sistemas de transporte masivos y amigables para el ciudadano; reconocimiento que los barrios, lejos de constituir un problema, forman parte de la solución; impedir que los intereses inmobiliarios sean los que definan la vocación de la ciudad. En fin, estos sencillos ejemplos, implican la construcción de un nuevo marco cognitivo que permitiría una nueva apreciación del fenómeno urbano y desechar los viejos conceptos que inspiraron las políticas públicas municipales del pasado.

En este ámbito existen experiencias que han roto los paradigmas tradicionales. Me voy a permitir aludir algunas de ellas. En el plano de las ideas, por ejemplo, académicos y activistas han comenzado a advertir sobre los peligros que implica una sola visión de las cosas. Nuestras vidas, nuestras culturas, están hechas de muchas historias interrelacionadas. Si solo escuchamos una historia, sobre el país o las personas, corremos el riego de deformar la comprensión sobre nuestro entorno. El sacedorte salesiano Alejandro Moreno, por ejemplo, en un conjunto de artículos publicados en el diario El Nacional, ha razonado sobre este tema. Ha evidenciado el hiato existente entre el mundo de vida de nuestras élites y el de los sectores populares. "No se piensa a partir de la manera de pensar del mismo pueblo sino desde concepciones elaboradas en sistemas de ideas producidos fuera de él" En el marco de esta asimetría se trazan políticas públicas que no reconocen “la otredad del otro”. De ahí el concepto "rancherización" para descalificar ciertas iniciativas del urbanismo popular.

Distintos analistas, antropólogos, urbanistas, periodistas han comenzado a construir un nuevo marco cognitivo que permite apreciar, con nuevos lentes, el surgimiento de las comunidades extra urbanas. Para esta visión el tema sustantivo no es la pobreza urbana. Lo medular es reconocer que los barrios constituyen formas legítimas de desarrollo y, en consecuencia, la "ciudad" debe involucrarse con estas poblaciones. Estos habitantes son los que están construyendo las ciudades del futuro. Robert Neuwirth, autor de los libros Shadow Cities y Stealth of Nations (Ciudades sombra y Naciones furtivas) encuentra que las comunas del mundo –donde un millardo de personas ahora tiene sus hogares– son centros de trabajo e innovación intensos.

Citemos dos ejemplos urbanos cercanos a nosotros. Curitiba y Río Janeiro. Eduardo Paes, alcalde de esta última ciudad, ha diseñado un plan de cuatro ejes susceptibles, a su juicio, de ser aplicados en cualquier ciudad: 1) propiciar espacios abiertos para el encuentro; 2) desarrollar ambientes amigables; 3) integración y movilidad de los ciudadanos y 4) la comprensión de que los barrios, no siempre son el problema, y pueden ser parte de la solución. Y, Jaime Lerner, exalcalde la ciudad de Curitiba, entiende que las urbes constituyen la solución para la mayoría de los grandes problemas de la nación y la humanidad y desarrolló políticas que explícitamente reconocen que la ciudad es el hombre. Una de esas políticas, es la denominada “acupuntura urbana”. Esta práctica hace hincapié en la importancia de la comunidad a través de pequeñas intervenciones en el diseño de las ciudades. "Se tratan de intervenciones puntuales que se pueden realizar rápidamente para liberar la energía y crear un efecto dominó con resultados enormemente positivos".

Para finalizar me voy a permitir esta reflexión. Las venideras elecciones municipales tienen una importantísima significación de carácter nacional. El pensamiento progresista debería hacer suya la consigna con la cual iniciamos este artículo. Este concepto, la ciudad es el hombre, permitiría enlazar lo nacional con lo local. Esta conexión facilitaría ahondar el sentido plebiscitario que inevitablemente impregnará a estos comicios.

El Legado de Chávez




Asdrúbal Romero Mujica

Y ahora cuando nos encaminamos directo a la debacle: ¿Vamos a seguir diciendo que la culpa es enteramente de Maduro? Que no se nos olvide: quien nos metió en este tremendo embrollo fue Chávez. Lo que estamos sufriendo y nos falta por sufrir en los años más próximos –cuántos quién sabe–, es El Legado de Chávez. Por esto fue que me encantó el título del libro, recientemente, publicado por el economista José Guerra cuando lo vi en los estantes de las librerías. No transcurrieron demasiados días para que cediera a la tentación de comprarlo y leerlo, a pesar de la inmensa cola de libros que tengo por leer en mi biblioteca. Por fin, una personalidad con estrechas vinculaciones políticas a la Oposición –se dice que es uno de los principales asesores en materia económica de nuestro ex candidato presidencial HCR–, coloca el acento de la responsabilidad donde, exactamente, debe estar.

Uno de los aspectos que, en lo discursivo, más me molestó de la campaña presidencial posterior a la muerte del profeta, fue la evidente intención de endilgarle a Maduro toda la responsabilidad por el recrudecimiento de los problemas de desabastecimiento e inflación, como si ellos no fueran lógicas consecuencias de una dinámica económica disparada desde mucho tiempo atrás. "No han transcurrido ni siquiera cien días de su gobierno y ya ha devaluado dos veces”, fue uno de los mensajes profusamente difundidos, en el intento de resaltar la incompetencia de Maduro y ubicarlo en el imaginario de los simpatizantes del oficialismo como el heredero equivocado. Insisto: me molestaba, aunque, por otra parte, reconociera que esa estrategia comunicacional, como táctica política, estaba rindiendo sus frutos. No fueron los suficientes como para que, en tan corto plazo, nos dieran la aplastante victoria que necesitábamos a los efectos de imposibilitar el desconocimiento de la misma. Pero, ese discurso cortoplacista sigue calando en la mente de los que se sintieron identificados con Chávez, a juzgar por la frecuencia con la que, en diálogos sostenidos con personas de ese sector, escucho mensajes como el siguiente: “Esto no sirve, Chávez era otra cosa”.

Muy bien, el distanciamiento de la imagen de Maduro con respecto a la de su mentor se está logrando, pero Chávez sigue reinando en su altar y he allí: el aspecto profundamente riesgoso de ese discurso que, tácitamente, transmite una visión demasiado simplista de la compleja dinámica que rige el comportamiento en el tiempo de la economía de cualquier país. Vende la idea que cambiado el Presidente por uno nuevo y armado éste de un repertorio de políticas económicas acertadas: el país despegará y los problemas sociales y económicos que hoy día tanto nos aquejan se resolverán casi que instantáneamente por obra y gracia del Espíritu Santo. Cuando esto no ocurra y créanme que no va a ocurrir, quedará, cada vez menos latente, el problema de cómo convencer a los adoradores de Chávez para que no añoren y hagan posible el regreso de otro como él. Es muy posible que terminemos echando en falta el no haber optado, en el dilema político comunicacional, por el camino más duro y tortuoso, aunque también el de mayor valentía y validez de cara a la indispensable gestación de una nueva cultura de valores. Me refiero a la opción de haber confrontado, seriamente, ese marco mental populista clientelar que Chávez como aventajado neuropolítico, quizás sin tener conciencia de ello, repotenció y reforzó hasta la saciedad en las sinapsis neuronales de todos sus seguidores.

Es en el marco de ese dilema al que he hecho referencia, que saludo la pertinencia de la publicación de un libro como el de José Guerra. Vale la pena leerlo para recorrer un interesante tour por ese abigarrado cúmulo de contradicciones y sin sentido que han caracterizado los planes económicos del régimen chavista. A pesar de algunos descuidos del corrector final que seguramente se corregirán en una próxima reedición, la lectura fluye, oportunamente ayudada por una pertinente y muy bien condensada documentación estadística. No se requiere de una docta experticia en los temas económicos, para comprender cómo hemos sido conducidos a un estado tan ruinoso de nuestra economía que, inevitablemente, nos atrasará por años. En mi opinión, el capítulo donde el lector corre más el riesgo de perder el interés es, precisamente, el primero. Si les ocurre, sáltenlo: de allí en adelante la lectura fluye, cómodamente, a través de una bien hilvanada argumentación que le sirve a uno para ir conformando un dantesco cuadro de pavorosas conclusiones. A lo mejor les ocurre como a mí, se puede tener conciencia de cada uno de ellas por separado: la inmensa deuda roja; el estruendoso deterioro de nuestra gallinita de los huevos de oro; la corrupción boliburguesa; etc., pero este libro permite visualizar cómo todas encajan a la perfección como si fuesen piezas de un suicida rompecabezas.

Es la segunda vez que lo menciono en mis artículos. Siempre he pensado que una tarea pendiente de la Oposición ha sido la de conformar un grupo interdisciplinario de expertos en economía y en comunicación masiva. El desafío sería cómo estructurar un discurso en materia económica que fuera accesible para la comprensión por parte del segmento poblacional con una formación más básica y cómo comunicarlo efectivamente, en mensajes sencillos, a través de los diversos medios que se dispondrían para llegarle a ese segmento. Hay que hacer un esfuerzo titánico para explicar por qué en esta versión almibarada del viejo y fracasado comunismo que se nos vendió como el Socialismo del Siglo XXI, la tesis programática fundamental de Chávez, reside el malicioso germen de todos nuestros males presentes y futuros.

Confieso que mi entusiasta aproximación al libro de Guerra: conllevaba la expectativa de conseguirme con ese discurso económico bajado de tono intelectual que pudiera desgranarse en esos sencillos mensajes que no alcanzo a imaginarme. ¿Cómo describir El Legado de Chávez en unos términos asequibles para toda nuestra gente? En este sentido, el libro no satisfizo mis expectativas, cuestión de la que no puedo responsabilizar al autor porque él es libre de escribir su libro con sus propias expectativas. Pero, considero que su texto contiene valiosos elementos de información a partir de los cuales orientar el desafío que propongo.

Como lo recomendaría George Lakoff, eminente neuropolítico norteamericano –autor del muy reconocido libro The Political Mind–, tenemos que desmontar de raíz la muy equivocada visión del mundo que Chávez, manipulando emociones, logró instalar en los cerebros de buena parte de los pobladores de esta tierra para hacerlos más dependientes de su maldita revolución. Para ello, tenemos que atrevernos a confrontar esa visión con una, radicalmente distinta, sobre cómo en verdad podemos construir un país con oportunidades de progreso para todos, con auténtica empatía social y respeto a las autonomías individuales, comunales, municipales y regionales. No podemos dar la pelea manteniéndonos dentro del marco mental chavista, sino con una narrativa que sustente el nuestro y nos permita ganar las mentes y corazones de quienes tienen la potestad de decidir el futuro de este país. Los acontecimientos por desarrollarse en nuestro país serán tan dramáticos, que ya va siendo hora que, sin miedo ni cálculos políticos de corto alcance, optemos por desnudar El Legado de Chávez para mostrarlo tal cual es: una auténtica misión para crear miseria. Atrevernos es la consigna, para nunca más dejarnos dominar por uno como él.

Son trascendentales las elecciones del 8 de Diciembre



"Son trascendentales las elecciones del 8 de Diciembre", así calificó estos comicios el Dr. Eduardo Fernández en su visita a la ciudad de Valencia a propósito de la presentación del libro del politólogo Francisco Pérez Gómez   "Análisis de los resultados electorales y proyecciones para las elecciones municipales de diciembre 2013". Resaltó que de acuerdo a este estudio la oposición aumentaría cinco puntos porcentuales por lo que "estaría capitalizando con seguridad 116 municipios, lo que significa obtener el triunfo en 20 municipios adicionales a las que logró ganar simbólicamente el 14 de abril. En este escenario la oposición ganaría el voto nacional capitalizando 51% del Registro Electoral."

A lo largo de su exposición hizo hincapié en la importancia de estas elecciones e invitó a participar  masivamente: "hay que participar porque lo que está en juego no es sólo el interés de cada comunidad, sino la salud de la democracia venezolana". A lo largo de su exposición  recordó los antecedentes políticos y jurídicos que llevaron a la reformulación de leyes que permitieron la elección de alcaldes y concejales. Enfatizó en la necesidad de profundizar este proceso descentralizador que en la actualidad se encuentra amenazado por las políticas del gobierno.


La presentación de este estudio se llevó a cabo en las instalaciones de la Galería Universitaria Braulio Salazar, el martes 1 de octubre, en presencia del tren directivo del IFEDEC (Centro de Políticas Públicas), la rectora de la Universidad de Carabobo, Jessy Divo de Romero, Ulises Rojas, Vicerrector Académico, la directiva del Observatorio Venezolano de las Autonomías, Asdrúbal Romero, Nelson Acosta E., y Miguel A. Megias y varios candidatos a las  próximas elecciones municipales en Carabobo.