sábado, 24 de marzo de 2018

Domingo de Ramos. Tiempo de rebeldía


Nelson Acosta Espinoza
Amigos lectores este domingo da inicio a la Semana Santa. La festividad religiosa más importante en Venezuela y el mundo católico. En ese día millones de feligreses confirman su fe y amor por Jesucristo. El Domingo de Ramos los devotos conmemoran la entrada triunfal de Jesús de Nazaret a Jerusalén.

Igualmente, es importante rescatar el sentido político de esta celebración. Jesús, como Mesías servidor, que va hacia la muerte y se enfrenta a los que oprimen al pueblo. Su sacrificio, es un acto de rebeldía que denuncia a los tiranos del pasado y el presente. Este último significado tiene pleno sentido en la Venezuela de hoy.

Un grupo de venezolanos convocamos a ejercitar un acto de rebeldía política en relación a la convocatoria de las elecciones presidenciales. Se espera que este evento tenga lugar el 20 de mayo. Sin lugar a dudas, de llevarse cabo significaría la concreción de un autentico fraude electoral y, desde luego, no resolverá ninguno de los problemas que acogotan a los venezolanos hoy día. En un reciente documento un conjunto de organizaciones de la sociedad civil manifestaron su posición en torno a esta convocatoria de elecciones. “…No van a detener el proceso genocida que se acomete por la vía de la hambruna que amenaza con generalizarse y de la extrema precarización de los servicios de salud, escoltada por una gravísima carencia de medicinas. Tampoco van a frenar la acelerada pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos y de los puestos de trabajo. La patética crisis en la en la que se hunde la Patria continuará su curso destructivo, a pesar del tono festivo con el que el Régimen pretenderá disfrazar el simulacro de elecciones”.

Esta posición, desafortunadamente no es compartida por la totalidad de los actores políticos. Un numero de compatriotas acompañan la iniciativa electoral de Henri Falcón: Eduardo Fernández, Felipe Mujica, Claudio Fermín, entre otros, respaldan las aspiraciones presidenciales del ex gobernador del Estado Lara. Las razones sobre las cuales sustentan esta posición son ambiguas. Reconocen que el proceso electoral se encuentra contaminado y cuestionado. Sin embargo, insisten en participar bajo el argumento de que estarían en capacidad de interpelar amplios sectores de la población. En especial a sectores del chavismo descontento. Igualmente, Henri Falcón apuesta a transformarse en un actor de primera línea en el futuro proceso de transición que, a juicio de este actor político, inevitablemente ocurrirá en el país.

Desde luego la posición de este grupo de venezolanos es legítima. Sin embargo, en mi opinión se sustenta en una desacertada visión de la realidad social y política del país. No asumen adecuadamente el sentimiento de desasosiego prevaleciente en la población. Antes por el contrario, va en dirección contraria del malestar social presente en la ciudadanía. Y, en consecuencia, no está en capacidad de procesarlo discursivamente.

En un cierto sentido, la participación de Falcón en las presidenciales es percibida como una jugada táctica que agrega poco valor a la formulación de un proyecto político alternativo. Es percibido, en términos restauradores del pasado político reciente.

En fin, existe una profunda desazón en la ciudadanía. Es imprescindible, entonces, procesar ese malestar. Asumirlo políticamente. Transformar esta carencia en el punto de partida de la elaboración política con la cual los demócratas contestaremos el fraude político y electoral que ha convocado el gobierno.

El ejemplo de Jesús de Nazaret es aleccionador. Son tiempos de arrojo y sacrificios. Lejos de cálculos políticos. Es por ello que los demócratas “nos sentimos convocados a dar categórica respuesta, con astucia y coraje, para en unidad apuntalar el obligado cumplimiento del artículo 350 de nuestra Constitución en el marco de una CONSULTA CIUDADANA, de genuina obediencia constitucional”

No tengo la menor duda, la política es así.


jueves, 15 de marzo de 2018

Politizar el malestar social existente en el país


Nelson Acosta Espinoza.
Bien, amigos lectores, la situación política, social y económica del país se deteriora cada día más. Ese funesto experimento llamado socialismo del siglo XXI ha colocado a la nación en una situación inmanejable. Todas y cada una de las instituciones responsables de brindar seguridad y calidad de vida a la población se han destruido. Pose su mirada, por ejemplo, en instancias como educación, salud, seguridad, transporte, alimentación, pare usted de contar, y encontrará estos servicios en condiciones lamentables e incapaces de responder efectivamente a las demandas de la población. Agregue la presente situación de escasez y concluirá que el país está destruido.

En el marco de este contexto un sector del mundo político se apresta a concurrir a elecciones presidenciales, Concejos Municipales y Consejos Legislativos Regionales. Desde luego, en situaciones normales y con un grado alto de institucionalidad esta sería una salida razonable. Después de todo, en democracia se cambian los gobiernos a través del ejercicio del voto. Pero resulta y, espero no equivocarme, que esta condición (democracia) es inexistente en el país. No existen garantías para la celebración de unos comicios verdaderamente competitivos. A esta circunstancia habría que agregar que de darse la realizacion de unas elecciones con un árbitro equilibrado las  perderían. Después de todo, como lo ha señalado el padre Ugalde, “comunistas no entrega el poder por elecciones burguesas”.

Ahora bien, ¿cuál debería ser la conducta apropiada de los demócratas? Desde luego, insistir en la búsqueda de una salida democrática y presionar por la celebración de elecciones limpias como un paso en la vía de reconciliar al país. Para alcanzar este objetivo, pareciera necesario diseñar estrategias comunicacionales que tengan como objetivo politizar el malestar social presente en la población. Ahora bien, ¿qué pretendo significar con esta expresión? ¿La oposición, por ejemplo, ha intentado procesar esta dimensión constitutiva de nuestras identidades colectivas?

Bien voy a intentar reflexiona, brevemente, sobre estas interrogantes.

En principio es primordial señalar lo siguiente. El gobierno chavista madurista tuvo éxito en construir una subjetividad que ha tolerado un incremento significativo del malestar social sin mayores expresiones políticas del mismo. El asistencialismo y programas como el carnet de la patria, por ejemplo, han sido instrumentos para neutralizar las expresiones del desazón social presente en la población. En contrapartida, la oposición no ha tenido éxito en capitalizar esta sensación de malestar y traducirla en capital político. Desde luego, esta es una afirmación de tono relativo.

Soy de la opinión de que el virus electoralista, desprovisto de la dimensión social, ha contaminado las expresiones y el contenido de las propuestas del sector democrático. Sus campañas han sido diseñadas en términos convencionales y alejadas de la problemática social, cultural y psicológica que definen la subjetividad de la población susceptible de acompañar electoralmente a este sector político. En otras palabras, no han sabido manejar apropiadamente el malestar presente en la ciudadanía y traducirla en apuestas de naturaleza política.

En la actualidad existe una profunda desazón en la ciudadanía. Y los mecanismos gubernamentales para neutralizar esta sensación están devaluados. La crisis fiscal del estado ha disminuido la capacidad asistencialista del gobierno. En otras palabras, en las actuales circunstancias el punto de partida de los sectores democráticos debería ser la articulación de esta carencia y malestar presentes en la población. Y, a partir de ahí, traducir esta sensación en opciones de naturaleza política y/o electoral.

Lo que intento subrayar es que el sufrimiento cotidiano de la totalidad de la población debería constituir el punto de partida del accionar político de los demócratas. Lo electoral, en consecuencia, habría que asumirse como resultado de esta toma de conciencia. No al revés.

En fin, apropiarse discursivamente de este malestar supondría, por un lado, asumir políticamente este dolor colectivo y, por el otro, transformar este sentimiento en un insumo para la construcción de un nuevo relato que proporcione los fundamentos de la democracia por venir.

Sin la menor duda, la política debería ser así.

sábado, 3 de marzo de 2018

“Elecciones en rebeldía”


Nelson Acosta Espinoza
Amigos lectores, a continuación transcribo un importante pronunciamiento de calificadas organizaciones de la sociedad civil carabobeña. En este documento se reflexiona sobre la próxima convocatoria de elecciones y se anuncia una consulta ciudadana en fecha coincidente con el proceso convocado por el espurio CNE. La denominan elecciones en rebeldía para rechazar el fraude electoral presidencial del 20 de mayo con una sola pregunta: ¿Quiere usted que el Presidente Maduro sea reelecto? A continuación el escrito.

“Para el 20 de mayo están convocadas unas elecciones presidenciales. Pero éstas, además de representar la concreción de un auténtico fraude constitucional, no van a resolver ninguno de los problemas que hoy día aquejan a los venezolanos. Ellas no van a detener el proceso genocida que se acomete por la vía de una hambruna que amenaza con generalizarse y de la extrema precarización de los servicios de salud escoltada por una indolente carencia de medicinas. Tampoco van a frenar la acelerada pérdida del poder adquisitivo de los ciudadanos así como de puestos de trabajo. La patética crisis en la que nos hundimos continuará su curso destructivo, a pesar del tono festivo con el que el Régimen pretenderá disfrazar ese simulacro de contienda electoral.

La abstención pasiva no puede ser la respuesta de los demócratas. Todo lo contrario. No nos es permitido rehuir el desafío que nos propone el Régimen mafioso al pretender de manera, desvergonzadamente, abusiva y descarada adelantar tan monumental fraude.Frente a tal bufonada, los demócratas nos vemos precisados a dar oportuna respuesta, con astucia y con coraje, a fin de apuntalar, con la participación de todos, el obligado cumplimiento del artículo 350 de nuestra constitución en el marco de un proceso cívico de genuina obediencia constitucional.

Constituye un deber ciudadano rebelarnos contra esa inoficiosa farsa electoral. En este orden de ideas, “Punto de Encuentro Para la Unidad Nacional”, “IFEDEC Carabobo”, “Carabobeños por la Democracia” y el “Observatorio Venezolano de las Autonomías”, proponemos al resto de las organizaciones de la sociedad civil carabobeña así como a los partidos políticosnacionales y regionales que ejercen activismo en nuestro estado, considerar la realización de una consulta ciudadana en fecha coincidente con el proceso convocado por el espurio CNE, unas auténticas elecciones en rebeldía, para rechazar el fraude electoral presidencial del 20 de mayo con una sola pregunta: ¿Quiere usted que el Presidente Maduro sea reelecto?

Convencidos como estamos que una inmensa mayoría de los venezolanos deseamos un profundo cambio en el modelo y estilo de conducción de nuestro país, tendiente a producir estructurales y eficaces soluciones a los ingentes problemas que nos aquejan, creemos que la exitosa ejecución de la consulta que proponemos tendría un gran impacto a través de los medios de comunicación nacionales e internacionales. 

La percibimos como una acometida estratégica que le imprimiría energía movilizadora, direccionalidad y propósito a la instauración de ese demandado proceso cívico de obediencia constitucional al que hicimos referencia. En este sentido, de tener esta propuesta de elecciones en rebeldía un amplio consenso regional, bien valdría la pena que ella se transformara en una invitación desde el Carabobo, tradicionalmente libertario, al resto de las fuerzas democráticas en el ámbito nacional para transitar juntos en el diseño y construcción de una respuesta cívica, valiente y honorable a la absurda pretensión madurista de continuar destruyendo nuestro país.”