Nelson Acosta Espinoza
Iniciemos este breve escrito con una sencilla pregunta ¿representa la candidatura de Falcón la vía mas expedita hacia una transición democrática? La repuesta podría ser afirmativa si esta expresión contara con el respaldo masivo de la población. Sin embargo, su postulación no ha podido interpelar a la inmensa mayoría de los electores. En otras palabras, no ha logrado concitar altos niveles de confianza en la población votante. Este rechazo, es importante subrayarlo, no es producto exclusivo de la negativa de la MUD de apoyarlo. Obedece a varias circunstancias. Por un lado, a no haber podido despejar las dudas que existen sobre su candidatura y, por el otro, su dificultad para expresar en forma contundente los sentimientos de cambios que anidan en la población. Falcón no emociona y, en consecuencia, no convence. Este es un dato de la realidad. No es producto de ninguna postura anti política. Es obvia, entonces, la tarea que a corto plazo deben emprender los demócratas. Emocionar de nuevo a la población y construir una nueva mayoría política.
Es vital la compresión de esta última afirmación. Tengo la impresión que el comando de campaña de Falcón asume como dado esta última aseveración. La desastrosa situación económica, los niveles crecientes de empobrecimiento, entre otras calamidades, son vista como suficientes como para que la población endose esa candidatura. Después de todo, así piensan sus proponentes, Falcón expresa la oposición al régimen. Responsable de esas calamidades.
Sin embargo la dinámica electoral no funciona de esa forma. Las circunstancias económicas por si solas no son suficientes para la construcción de una nueva voluntad política colectiva. De ser así, ya habríamos salido de este régimen chavista. Responsable del empobrecimiento de la población y la destrucción de la economía del país.
La dimensión económica de la crisis es importante. Pero se requiere que ésta tenga su correlato político y subjetivo. Y esta condición, combinación de determinaciones objetivas y subjetivas, es la que ha estado ausente en el accionar político tanto de Falcón como de la MUD. No se ha intentado politizar la grave situación social que afecta a casi la totalidad de la población del país.
Esta es, precisamente, la tarea que debe acometer la oposición democrática del país. Después de esta contienda electoral se abre un nuevo campo de accionar político para los demócratas en el país. Descartada la distracción electoral, desnudada la dictadura y en el marco de esta desastrosa situación social, la opción política es politizar, con consignas agresivas, este contexto social.
Desde luego esta no es una tarea fácil. El gobierno, con inteligencia, ha desmontado los escenarios donde una nueva oposición pudiera actuar. La nueva dirección política que surja después de esta contienda electoral, tendrá que exhibir fortalezas de distintas índoles. La imaginación política será una de ellas. Igualmente y, como consecuencia de lo anterior, deberá explorar nuevas formas de accionar político. Esta ha de ser una tarea de carácter prioritario. Y, lo más importante, construir una narrativa que logre transformar las vicisitudes de naturaleza social en el fundamento de las nuevas iniciativas políticas que enfrente, en sus diversas dimensiones, el poder del régimen.
Una labor inmediata, post elecciones, seria la elaboración de una consigna que condense los diversos antagonismos de naturaleza social existente en el país y, que simultáneamente, exprese la firme voluntad de construir un nuevo arreglo de naturaleza política. Una nueva hegemonía que dote de sustento a la nueva democracia que inexorablemente se construirá en el país.
Tengo confianza que al calor de los acontecimientos por venir, surgirá la repuesta apropiada que abra las compuertas del futuro democrático en el país.
Sin la menor duda, la política es así.
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