Asdrúbal Romero M.
Me refiero,
específicamente, al discurso político opositor dominante. Lo que uno observa de
las declaraciones de los representantes de la Oposición con mayor cobertura
mediática, es que en ellas prevalece el tema del Referéndum Revocatorio (RR).
Lo cual, en otras circunstancias de relativa normalidad sería lo políticamente
pertinente, pero que, teniendo como telón de fondo a una severa crisis que
apalea diariamente a la mayoría de los hogares venezolanos, corre el riesgo de
ser calificada como carente de EMPATÍA.
La empatía es la habilidad para comprender y sentir lo que otras personas están sintiendo. Ver a través de los ojos del otro; colocarse en su lugar; pararse sobre sus zapatos, son todas metáforas que aportan imágenes muy vívidas sobre el concepto que se desea transmitir con esta palabra. Los seres humanos nacemos biológicamente preparados para la empatía. La neurociencia ha demostrado la existencia en nuestros cerebros de circuitos neuronales que se activan, por igual, cuando realizamos una acción o cuando vemos a otro realizar la misma acción. O que se encienden cuando experimentamos un dolor y, sorpresa, también lo hacen cuando observamos a otra persona siendo víctima del dolor –los avances en la neuro imagenología han permitido demostrarlo-. Son los circuitos espejos (“mirrors”). Pueden detectar la emoción que se refleja en el rostro del otro, tristeza o felicidad, porque de la misma manera esa emoción se refleja en el tuyo. Se activan más fuertemente cuando coordinamos acciones con otros. Cuando cooperamos.
La base biológica de la empatía le confiere un valor moral, porque la moralidad se relaciona fundamentalmente con el bienestar: el de uno mismo; el de los demás; el de los grupos a los cuales pertenecemos. Somos mejores y nos sentimos mejor cuando ayudamos al otro a sentirse también mejor. Lo moral es que te importe lo que le ocurre a otros; lo inmoral es que te importe un comino. Por ello, la empatía es el valor central de una cosmovisión política progresista.
Al igual que lo que expresa ese conocido refrán sobre la esposa del César: no basta con serlo, hay que parecerlo; no basta con ser progresista, hay que parecerlo. Y un discurso carente de empatía conduce a dudar sobre la autenticidad en lo profundo de esa condición auto atribuible. La propuesta programática de la unidad de las fuerzas democráticas, presentada al país en las dos más recientes elecciones presidenciales, fue enmarcada dentro de una visión profundamente progresista. Esa realidad discursiva, no tan distanciada en el tiempo, le aporta sentido y pertinencia tanto al breve inciso sobre el concepto de empatía y su valor moral, así como al recordatorio del sabio refrán. Máxime en un contexto de destrucción sistemática, continuada y sin visos de detenerse de las posibilidades de bienestar social y económico para nuestro pueblo.
El hecho que el precio de la canasta alimentaria familiar se haya ubicado para el 31 de mayo de 2016 en BsF 226.462,17, lo que implica que para alimentar a una familia de cinco miembros se requieran al menos quince salarios mínimos, nos aporta un indicio de cómo la tragedia alimentaria ha ido avanzando hasta lo impensable hace algunos meses. Basta un mínimo de empatía para imaginarse el drama de lo que ya está ocurriendo en millones de los hogares más pobres, cuando el problema de alimentar a una familia que, anteriormente, se consideraba de clase media se ha convertido en un rompecabezas sin solución. Estadísticas hay muchas, preocupantes, trágicas, dígame las nutricionales, no voy a redundar en ellas. Simplemente, quiero que hagan el ejercicio de proyectar lo que ocurre en sus hogares, a lo que pueda estar aconteciendo cuando profundicen en su navegación imaginativa hacia los sectores sociales más vulnerables y desprotegidos. Se trata de un ejercicio de empatía que todos los políticos deben hacer –es evidente que algunos ya lo están haciendo-.
¿Por qué es importante que lo hagan? Porque ello les podría aportar una toma de conciencia sobre la inconveniencia de un discurso político que está casi copado por ese tira y encoge Régimen vs Oposición con respecto a la celebración del RR. Es posible que a nivel de la otrora clase media, con mayor nivel educativo y conciencia del problema político, esa realidad discursiva y mediática no moleste a pesar de las severas dificultades que está confrontando –el RR es la salida política y pacífica con blindaje constitucional, es natural que los políticos se encarguen de luchar por su concreción-. Pero cuando penetramos hacia las capas sociales que están librando una trágica lucha de sobrevivencia: ¿Cómo estarán apreciando ellos toda esa pirotecnia alrededor del RR? ¿Percibirán al RR como una vía de solución efectiva a su problema? ¿O como algo muy lejano a su realidad que cuando se realice quién sabe si ya se habrán despedido de este planeta? ¿O como una pelea entre políticos insensibles -carentes de empatía- a la tragedia que los está carcomiendo?
Quizás estas interrogantes no respondan más que a temores infundados de parte de un personaje nube negra que ve fantasmas en todos lados. Quizás, aunque debo decir en su defensa que muchos de los que le espantaron ya los tenemos entre nosotros, no obstante permítaseme preguntar: ¿Al menos se estará midiendo estratificadamente el impacto de ese marco discursivo –frame- en el cual se está dando el debate político? ¿No le convendrá al régimen ese “framing” para intentar mantener a la tragedia que él ha creado en un segundo plano?
En un hipotético escenario de una creciente percepción de insensibilidad atribuida a toda la clase política, tirios y troyanos, se podría desembocar en un fenómeno similar al “¡Que se vayan todos!” argentino (2001). Ese lema de rechazo alcanzó a tener un 70% de aceptación, dando lugar a un período de inestabilidad política en el cual cinco actores políticos distintos ejercieron la Presidencia. ¿Está la Venezuela de hoy en condiciones de soportar un lapso de turbulencia política como ese?
En un intercambio de opiniones con otros articulistas –o managers de tribuna como algunos nos denominan no sé si con la intención de deslizar algún dejo sarcástico-, alguien me decía que no debía dudar que ese 80% de rechazo que Maduro tenía en las encuestas se concretaría en participación electoral en cuanto se convocara el RR. Esa parece ser la premisa. Una especulación en positivo. Yo propongo que se pulse de manera continua y cuantitativa la opinión, no sea que terminemos llevándonos una sorpresa por haberse convertido la premisa en ilusión. Que se comience por auditar, de una manera sincera, el grado de involucramiento de los sectores sociales más desprotegidos en los procesos de recolección y ratificación de firmas para el RR.
Pero la proposición más importante que deseo dejar como conclusión principal de este texto, es que la plataforma opositora intente diversificar su discurso para ir, progresivamente, enmarcándolo en un “frame” alternativo que tenga como eje central el valor de la Empatía. Un discurso en el que se vea a la Oposición defendiendo al Pueblo frente al maltrato del Régimen en alimentación y salud. Defendiéndolo con propuestas convertidas en acciones, por ejemplo, frente a la abusiva y perversa pretensión de querer distribuir los pocos alimentos que hay mediante criterios de apartheid político. O como lo viene haciendo Lilian Tintori con su canal humanitario.
En esa conversación a la que aludía anteriormente, me atreví a sugerir varios programas estratégicos que se podían acometer en esta línea de ser auténticamente empáticos, pero ya tinta casi no tengo. Sólo me queda para referir un excelente artículo que, inesperadamente, vino hoy en mi auxilio para redondear este. La autoría es de Julio Castillo (ver en http://www.notitarde.com/Columnistas-del-Dia/Doble-Play-/2016/07/04/1007567/ ) y cito su inicio: “La lucha por abrir un canal humanitario que permita traer al país alimentos y medicinas que muchos países y organizaciones están dispuestos a donar, se ha convertido en una necesidad de primer orden. Es tan importante como luchar por el revocatorio u organizar democráticamente la protesta social”.
Yo no lo podría haber concluido mejor. La Empatía está allí brillando como valor.
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