sábado, 2 de julio de 2016

A la mesa



 
Simón García


No me refiero a la MUD cuyo equipo dirigente, firme y claro, está poniendo los huevos en varios canastos. Su persistencia en no entregar gratuitamente espacios a Maduro está incidiendo en reducirle el margen de maniobras del gobierno. 

Todo el liderazgo alternativo está actuando en función de aplicar la estrategia dominante en la MUD. Pero se notan, no sólo diferencias de estilo sino también ciertos contrastes, convenientemente matizados, en temas como el tratamiento a la Fuerza Armada, el papel de lo jurídico dentro de lo político o la estimación de cómo llegar al diálogo, bajo cuáles condiciones llevarlo a cabo y cuando retirarse. 

La oposición ha mostrado que no participará en un diálogo que desatienda sus primeras demandas. Ha dicho, por ejemplo, que no irá a Santo Domingo y ha propuesto otras sedes. La pelota está en la otra cancha.

La motivación de la cúpula gubernamental es idéntica a la de anteriores oportunidades: ganar tiempo. Pero, aunque conservan importantes centros de poder, ahora la relación de fuerzas es favorable a la oposición.  Al menos tres factores determinantes le son adversos: perdieron el aplastante apoyo internacional que tenían; son minoría en la Asamblea Nacional, producto de la última expresión de  la voluntad popular en diciembre de 2015; hoy están enfrentando a un país volteado contra ellos.

La cúpula gubernamental no tiene el control del juego, incluso está perdiendo terreno en su propia área. Los siete del patíbulo que confiscaron las decisiones, se han desplazado hasta la mitad de lo que todos los ciudadanos exigen: sacar a Maduro para conservar el gobierno por dos años. Entregar algo, para mantener todo igual.

Esta es la significación práctica de las torceduras de leyes y procedimientos para imponer el diferimiento del revocatorio para 2017. No podrán hacerlo sin profundizar la ruptura del Estado de Derecho, agravar las crisis y arriesgar la extinción del chavismo en medio de un estallido social. Negar dos postulados fundamentales del proceso: fuera de la Constitución nada y poner la decisión en el pueblo como expresión del poder constituyentes, es alta traición. Sobre todo para ejercer un mando ilegítimo, conservar los privilegios de una minoría y alargar el hambre que está empujando al pueblo al borde de la sobrevivencia.
 
Obligar al gobierno a sentarse a la mesa para dialogar sobre la realización transparente del referendo revocatorio para este año es un triunfo país. El inicio de una nueva época

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