sábado, 21 de mayo de 2016

Del consenso plebiscitario a la dominación autoritaria


Nelson Acosta Espinoza

Del consenso plebiscitario a la dominación autoritaria. En cierto sentido, así pudiéramos definir la transición política que se está operando en las esferas del poder en el país. En otras palabras, amigos lectores, el presidente Maduro ha perdido la batalla política y, para permanecer en el poder, solo le queda como alternativa profundizar el sesgo antidemocrático que ha caracterizado a este régimen político. Su resistencia a permitir la convocatoria del referéndum revocatorio, por ejemplo,  es marca definitoria del talante autoritario que define a su gobierno.

El difunto presidente Hugo Rafael Chávez hizo uso intenso del procedimiento plebiscitario. En cierto sentido su ejercicio de gobierno tuvo una alta propensión plebiscitaria. La participación política fue relegada exclusivamente a las consultas electorales. Y, en este sentido, empobreció la práctica democrática y  devaluó la idea del protagonismo ciudadano. No construyo bases sólidas que pudieran sustentar la permanencia de ese régimen en el tiempo. Su gramática política fue exitosa en la medida que los precios petroleros estaban en alza. En fin, Chávez fue un predicador asistencialista que encabezo una “revolución desde arriba”; a partir del estado. En cierto sentido, revivieron las tesis revolucionarias del siglo pasado: apostar a la política (institucionalizada) para modificar la economía y, a través de esta, a toda la sociedad.

En el marco de esta concepción del poder introdujeron en la constitución el mecanismo del referéndum revocatorio. Sorpresa. En las actuales circunstancias, este mecanismo de cambio institucional y político, se ha convertido en el instrumento de la oposición democrática para producir una transformación política en sana paz para el país. Sin embargo, Maduro ha apostado al endurecimiento del juego político. Acaba de decretar el estado de excepción y, con esta medida, ha introducido nuevas reglas en el juego político del país. Hoy día, ya es posible calificar a este gobierno como antidemocrático y controlado por una cúpula militar.

En cierto sentido, más político que jurídico, esta excepcionalidad implica o proyecta una necesidad vital: la conservación del régimen político. Debe subsistir con prescindencia de las reglas democráticas y contra una oposición civilmente organizada que apelando a la constitución intenta ejercer un derecho consagrado es ese texto.

Bien, en forma simple, esta es una descripción de la coyuntura. Estamos frente a una situación de quiebre histórico. La oposición, hasta el momento y a través del mecanismo revocatorio,  está condensando en esa solicitud la diversidad de demandas  no satisfechas (salariales, alimentarias, vivienda, salud, seguridad, etc.) presentes en la población. El revocatorio se está trasformando, entonces,  en el instrumento político mediante el cual los ciudadanos ajustaran cuentas con este gobierno bolivariano y antidemocrático. Es bueno que los actores políticos tengan claridad sobre este aspecto. La ciudadanía, mediante el referéndum, descargará toda la insatisfacción acumulada a lo largo de este ejercicio de gobierno.  En otras palabras, este procedimiento debe estar por encima de  las luchas internas entre los grupos que conforman la oposición. Su éxito residirá  en que sea percibido como un instrumento de protesta ciudadana. Herramienta ubicada más allá  de los intereses de naturaleza partidistas.

Si se mantiene en ese rango, en cualquiera de los escenarios en que se lleve a cabo,  será un éxito. Inclusive, si impiden su realización,  esta acción agregará sentido de propósito a la lucha contra esta dictadura bolivariana.

La palabra revocatorio, entonces,  pudiera articular todas aquellas significaciones que proporcionan identidad a los sectores populares que fueron seducidos por el discurso chavista y,  en la actualidad, se encuentra desasistidos simbólica y materialmente.

Sin duda, así pudiera iniciarse la construcción de una nueva hegemonía política en el país.

1 comentario:

ppjulian dijo...

Muy interesante y atinado enfoque. Cosas por vencer: el cerco comunicacional; la separación física y simbólica de espacios públicos (esos donde el Régimen chavista legitima su base de apoyo social); y, poner al descubierto la “hipótesis de guerra” del sector militar.
Parece, entonces, que sale presión de calle (pacífica) con temas de consenso social; presión institucional (sobre y desde los poderes públicos); y, que salga a la luz la visión y el compromiso de los militares sobre la seguridad (la paz) y los derechos humanos y civiles.