domingo, 25 de agosto de 2013

La Despedida de Edmée


Una reflexión a raíz de la destitución de Edmée

Asdrúbal Romero Mujica

Suelo leer todos los artículos de Fausto Masó pues me parecen muy interesantes. De su más reciente, rescato la siguiente línea: “reemplaza bruscamente a la Presidenta del Banco Central cuando no cumple una orden”. Masó maneja buena información, por lo que supongo que, después de todo, la Ing. Edmée Betancourt de García salió por no querer ejecutar una orden presidencial y no por el escándalo del BANDES como tan insistentemente se rumorea.

Debo decir que recibí el Vicerrectorado Administrativo de manos de Edmée –año 1992-. Profesora de muy larga trayectoria en nuestra alma máter (Universidad de Carabobo), se jubiló con una imagen bien ganada de ser una persona muy trabajadora, responsable y honesta. Intentó dos veces, sin lograrlo, ser rectora y luego entró a ese mundo de la supuesta intelligentsia técnica del régimen. Se le ha identificado con la línea Giordani, otro ingeniero, que aunque, recurrentemente, ha venido ocupando los primeros lugares en los rankings de peores ministros de finanzas a nivel mundial, se le ha asignado una cierta aura de relativa honestidad. 

Bastante comentados han sido estos días, en los que el show anticorrupción domina los medios, los párrafos contenidos en un libro de su autoría en los que critica a los boliburgueses: una especie de catarsis de ese permanente ratón moral que le acompañará por el resto de sus días. Me parece escucharlos burlándose de “ese viejo loco”, cuando alguno de ellos dice con autoridad: “No os preocupéis, que a ese ni bo… le paran”. Y así ha sido. La misma Edmée, citando cifras calculadas por Giordani, declaró que empresas de papel creadas por personas cercanas a altos funcionarios del gobierno, habrían obtenido una buena porción de los 59.000 millones de dólares otorgados el 2012 al tipo de cambio preferencial. ¿Y qué ocurrió con una declaración tan grave como esa y compartida por funcionarios de tan alto nivel dentro del Régimen? Exquisita interrogante para planteársela a Maduro en su tan publicitado debate sobre la corrupción.

Pienso que el régimen ha utilizado  a figuras como la de Giordani y Edmée como “detergentes de honestidad”. Les promovió esa imagen de “viejos maestros morales” venidos de las aulas universitarias, para encargarse de las más altas responsabilidades de gobierno, cuando, en verdad, no hicieron otra cosa sino avalar las disparatadas políticas que las próximas generaciones conocerán como "el legado de Chávez". Ahora, cuando ese legado comienza a develarse en su verdadera dimensión trágica, ya el régimen no está dispuesto a dejarles un espacio para que se conviertan en piedritas en el zapato de nadie.

Aunque Maduro no reúna las condiciones personales de Chávez para conducirse como un autócrata, no le queda otro remedio que hacerlo. Seguramente tendrá que consultar más con unos pocos, pero después de hacerlo tiene que asumir su rol de tirano; lo que tiene debajo es una organización vertical ya habituada en demasía a operar bajo los principios de imposición de órdenes de arriba y la sumisión total. Quien quiera seguir ocupando posiciones de poder, sabe perfectamente que no puede ni rechistar las “órdenes superiores”.

Aunque luzca exagerado, me cuento entre los que creen que ese estilo de gerencia pública autocrática a la que se ha hecho adicto este régimen, es responsable en buena parte de su ineptitud y de la proliferación metastásica de la corrupción. Trataré de explicarme con un par de ejemplos. Imaginemos a un alto gerente de CORPOELEC (la empresa de electricidad), recibiendo la orden de asumir la instalación de un conjunto de plantas de generación distribuida compradas a Cuba con la supuesta finalidad de resolver la crisis eléctrica. Si es un profesional con buen nivel técnico, sabrá, de entrada, que las dichosas plantas en vez de ser la solución se convertirán en un problema (lo que, efectivamente, ya ha quedado demostrado). Como una guinda adicional, se enterará del grosero sobreprecio al cual han sido adquiridas. ¿Cuáles son sus opciones en un régimen como éste? Si se atreve a escribir un buen informe técnico oponiéndose a la solución venida de arriba, está consciente que muy probablemente será removido de su alto cargo. Similar dilema confrontaría un alto gerente de PDVSA, al cual se le ordena comprar sopotocientas toneladas de productos alimenticios –un negocio de algún actor ubicado en un nivel superior-, cuando él bien sabe que las restricciones logísticas en cuanto a la operatividad de nuestros puertos y sitios adecuados de almacenamiento, muy probablemente, causarán que una buena porción de lo adquirido termine en los pudrevales. ¿Cómo proceder? Mi tesis es que en la medida que el gerente desempeñe su profesión con buen nivel técnico, dignidad, apego a su código de ética profesional y celo por cuidar una reputación ganada a lo largo de una trayectoria de años, con mayor probabilidad se opondrá a la “solución superior” aun a riesgo de perder su cargo (nótese que el argumento se plantea bajo una lógica probabilística y no determinística).

Las malas decisiones en el vértice superior de la jerarquía generan en una organización vertical la pérdida de sus mejores recursos humanos. ¿Quiénes quedan? Los más ineptos, aquellos cuya baja autoestima de su condición profesional los hace ser más dependientes del cargo que desempeñan: no tienen la confianza suficiente como para arriesgarse afuera y optan por ser cómplices del desastre así tengan plena conciencia del mismo (algunos se auto engañan). Pero no sólo ellos, también están los que se quedan para beneficiarse ilícitamente del cargo sin importarles el daño que se pueda estar causando. Este es el punto en el que nos encontramos: la ineptitud y la corrupción han hecho mella de nuestra gerencia pública.

En cuanto a Edmée: no sé si algún día se llegará saber cuánto del desastre del BANDES y el Fondo Chino se debió a sus propias decisiones y ejecutorias o, quizás, cuánto se debió a no haber tenido ella la suficiente valentía para oponerse a las inconvenientes decisiones superiores cuando Chávez ejercía vivazmente su condición de puedelotodo. Al parecer, finalmente plantó cara, tal vez demasiado tarde. Perdió el cargo, así fuera la presidencia del Banco Central (¡qué autonomía!) pero no creo que la cosa vaya mucho más allá. A este gobierno no le conviene perjudicar toda la mitología creada alrededor de su profeta, ni tampoco dañar la imagen de una de sus figuras “detergente de honestidad”. ¡Ya no quedaría ni en quién creer!

4 comentarios:

Antonio Avellan dijo...

Clara y certera explicación la de Asdrúbal para entender porque tanta ineficiencia en nuestra administración pública, donde los más capaces y honestos, tienen pocas probabilidades de sobrevivir.

Peter K. Albers dijo...

Primera vez que leo un análisis que explique cómo tanta gente capacitada ha ido desentendiéndose de "el proceso", quedando solo un grupo de fanáticos incapaces de señalar al "rey desnudo".

Manuel Antonio de la Cruz de Jesús dijo...

Lo que da mas tristeza es que personas, altamente capaces tanto moral como profesionalmente, hayan ejercido cargos en este nefasto período de casi 15 años de equivocado gobierno de las arcas públicas y ellos hayan creído que lo estaban haciendo muy bien, cuando la verdad es que la Nomenclatura Política, llámese cogollo único (Solo Chavez, q.e.p.d y su grupito), los utilizaron para solo dar una imagen de trabajar con los buenos. Que lastima que al final estos se dan cuenta pero ya es muy tarde, porque ni siquiera pueden justificar su salida y mucho menos explicarla, lamentablemente se quedan callados. Asi es, pero así no debe ser.

La Braga Azul dijo...

De estos personajes ya ni sé qué pensar. A ambos los conozco muy de cerca y hasta el momento del último contacto que tuve con ellos me merecieron el más alto concepto, sobre todo en eso de la honestidad.
Edmée siempre fue un misterio para mí desde otros puntos de vista. Cómo una persona tan callada, sin esas debilididades de "mostrarse" pudo tener tan amplia aceptación y siempre arribó a los más altos cargos de la administración universitaria, desde lo gremial reivindicativo hasta el de autoridad universitaria, salvo el de rector, como bien señalas. Quizás en este último no tuvo la oportunidad de ser "mala". Tampoco "buena". Una vez me confesó que si ella pusiera su retrato en su escritorio de vicerectora administrativa, no se alteraría absolutamente nada. Eso describía perfectamente el paisaje rectoral de la UC, donde los rectores siempre se desempeñaron con complejos de vicerectores administrativos. De esto debes tener una buena experiencia, Asdrúbal.
Cuando llegó al gobierno pareciera haber tenido mejor suerte, pero un "mejor" de lo cual no estaría muy seguro de sentirme orgulloso si hubiese sido mi caso. Muchas horas de discurso insulso y de chistes malos debió aguantar para mantenerse allí. Ahora no sé si en el fondo eso le gustaba. Y menos sé lo que hizo donde estuvo ¿Qué vio allí? ¿Qué pudo cambiar? ¿Qué pudo detener? ¿Qué calló?
En algo se parece Edmée a Jorge Giordani, o Jorge Giordani a Edmée. Ambos son de bajo perfil, trabajan mucho, producen resultados y dejan que otros sean los que pantalleen.
Con Jorge Giordani fundamos el Movimiento Antonio José de Sucre en el Colegio de Ingenieros. Montamos el de Carabobo y trabajamos fuertemente en eso. De pronto Giordani encontró un líder avasallador a través del cual él pudo realizar varios de sus proyectos. Él pensaba y el comandante hablaba. ¿Tuvo que hacer a conciencia concesiones a su honestidad? Valen las mismas preguntas que para Edmée.
Mis dudas están planteadas. En este momento no sé qué son ellos. El poder debe tener una fuerza modificadora muy grande. Sea lo que sea, hoy ellos hoy son responsables de mucho de lo que ha pasado. Eso sí no se lo podrán quitar de encima.