¿Quien arreglará el sur de Valencia? |
Miguel A. Megias
Hace unas semanas, los integrantes del Observatorio tuvimos un encuentro con el candidato a la alcaldía de Valencia, Misael Tineo al igual que lo habíamos hecho anteriormente con Miguel Cocchiola. No se pudo concretar el encuentro con Miguel Flores, candidato del PSUV y por tal motivo no hemos emitido informes al respecto.
Me llamó particularmente la atención una expresión de Misael, “voy por la calle del medio”, queriendo con ello significar que el candidato oficialista ocupaba “una acera”, el de la oposición “la otra acera”, y que él trataba de transitar “por la calle del medio”. Es decir, estaba tratando de capitalizar el descontento con una u otra fracción pues a su juicio hay un gran porcentaje de venezolanos que no se inclinan ni por el candidato del gobierno ni por el de la oposición.
Desde luego esto no es un argumento para ganar elecciones: es un simple hecho, según su punto de vista; claro, pudiera ser utilizado como un hecho, no como un argumento.
Pero convencer a la mayoría del electorado, que se sabrá el 8 de diciembre, se requieren otros ingredientes: el carácter del candidato; el entusiasmo que genere; el programa de acción, si llega al cargo; el equipo con que cuenta, etc. A nuestro juicio, su candidatura tiene méritos.
En primer lugar, Tineo nos ha parecido un hombre honrado y trabajador -y eso lo convierte en una rareza política. Con esto no quiero decir que sus oponentes no sean igualmente honrados y trabajadores. Pero lo que si es cierto es que el entorno de al menos uno de los candidatos lleva un lastre, un plomo en el ala, por la presunta corrupción del anterior alcalde oficialista. El otro candidato, trabajador y no ponemos en duda su honradez, no parece calar, por su escaso carisma, en el electorado, especialmente en los sectores cercanos al chavismo. De ahí que el eslogan eslogan, “por la calle del medio” pudiera ser acertado.
Uno de los aspectos que hacen interesante la candidatura de Tineo es que proviene del sector social menos privilegiado, de familia humilde y trabajadora; por tanto, él es un buen ejemplo de ese afán de progreso -y el logro del mismo- que durante muchos años (en la llamada IV República) fue el norte de todo venezolano: con trabajo, honestidad y esfuerzo se podía trepar socialmente, prosperar, mejorar la condición de vida propia y la de los hijos; y alcanzar beneficios con que la sociedad premia a quienes más se esfuerzan. Misael, para decirlo en pocas palabras, es fruto de esa Venezuela pre-Chávez donde las aspiraciones de ascenso social y los sueños eran realizables, con honradez y laboriosidad. Y ahora, además, opta por alcanzar un alto cargo político: ser alcalde de Valencia.
Misael vive y ha vivido por muchos años en esa parte de la ciudad que muchos suelen llamar, a veces un tanto despectivamente, “el sur”. Es decir, en la parte de la ciudad menos favorecida, la que no dispone ni de grandes centros comerciales, ni de grandes parques, ni de grandes avenidas, ni buenos colegios o edificaciones. Esa parte de la ciudad que durante años (¿siglos, tal vez?) ha sido ignorada, menospreciada, invisibilizada. Al sur valenciano se le nombraba, hasta hace poco, como “de la calle Colombia p'abajo”. Desde luego, el hecho de vivir en el sur no le otorga tampoco ningún don especial a Tineo. Pero lo que si le da es una perspectiva muy real de lo que es necesario hacer para que la ciudad se integre, para que el sur, al igual que en el norte, tenga vida social, cultural y económica, para que allí, igualmente puedan existir buenos colegios (públicos y privados), clínicas, hospitales, amplias vías de comunicación y parques, muchos parques y zonas verdes. Hay que tomar en cuenta que en el sur habita el 80% de los valencianos. La perspectiva de la ciudad posible, la ciudad integrada, la ciudad donde haya espacios para la recreación, el comercio, la cultura y el arte la tiene muy clara Tineo, según nuestra apreciación.
Misael entiende el sur, lo ha vivido, comprende sus problemas y según afirma apunta a ganar para rodearse de profesionales independientes de partidismo político y así conformar un equipo capaz de acometer la solución a las muchas deficiencias de la ciudad. Le hemos explicado, en nuestra reunión, los milagros ocurridos en otras ciudades; Curitiva, por ejemplo, en Brasil; o Bogotá, en Colombia; y se ha mostrado como un interlocutor curioso, receptivo y atento; nos ha escuchado y hemos sentido que tiene un real interés en el progreso de la ciudad.
Otras fortalezas del candidato son su sencillez y vehemencia: habla desde su corazón y es capaz de conmover a los oyentes, con palabras sinceras. Como diría el compañero Nelson Acosta, “emociona al oyente”, cualidad ésta de gran importancia cuando de ganar elecciones se trata. Esa, al menos, es nuestra impresión. Sabemos, por la neuropolítica, que con planes solamente -por muy buenos que estos sean- no se ganan elecciones: las elecciones se conquistan cuando el candidato tiene, entre otras cosas, una buena historia que contar, un relato que le llegue al corazón del elector. De ahí el éxito del finado Chávez, “corazón de la patria”. Para ganar hay que llegarle al corazón, a las vísceras del que escucha.
A nuestro juicio, Misael Tineo cuenta con tales cualidades y pudiera tener éxito en su empeño. Tal vez el tiempo y los recursos de que dispone sean escasos; pero la oportunidad, ciertamente, se le abre de par en par.
¡Éxito, Tineo, en tus empeños!
Pase lo que pase, haz hecho un buen papel y eso es lo importante. ¡Y que sea el mejor el que gane esta contienda!
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