Julio Portillo
Venezuela es la bella durmiente. Todo ocurre en su territorio y no pasa nada. Sus habitantes están hechizados. Cuando despierten encontrarán un país en ruinas, desmembrado y en manos de los chinos. Como no hay como pagarles la deuda externa, los patriotas gobernantes les cancelaran con tierras. Seremos Chinozuela.
Las noticias se publican pero los venezolanos duermen.
Las exportaciones petroleras cayeron 16% en cinco años. Nadie se explica a que
bolsillos van los grandes ingresos del petróleo. PDVSA está comprando en el
exterior aditivos porque no puede producir gasolina suficiente. 374% aumentó la
deuda comercial de PDVSA. La economía padece desequilibrios fiscales y
productivos. El propio Banco Central de Venezuela registra que la construcción
pública y privada está prácticamente paralizada. No hay cabillas ni cemento. Y
añade el banco emisor que el mercado laboral está afectado. Los contratos a los
trabajadores petroleros están suspendidos.
Las compras externas de la empresa privada se sitúan
1,3% por debajo de las del 2009. No hay divisas. La escasez de productos es
cada vez mayor. Los talleres mecánicos adelantan las vacaciones de sus obreros:
no hay repuestos, ni pinturas de vehículos. Rumores de que las medidas tomadas
contra las empresas de electrodomésticos, vendrán está semana contra las
farmacias. Según el economista Pedro Palma se prevé una maxidevaluación en
poco tiempo. Las compras externas agroalimentarias subieron 27,69%. La cifra
llega a 5,7 millardos de dólares en los últimos meses.
Las lucecitas de la navidad y las rebajas a los
electrodomésticos como medida electorera frente a los comicios del 8D, no han
dejado incluso que trascienda más la última declaración de Maduro, quien en
acto público llegó a decir: “Los capitalistas roban y especulan como nosotros”.
Y a confesión de parte relevo de pruebas. Ni tampoco el pueblo se ha enterado
del bono especial navideño anunciado para los militares.
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