jueves, 14 de noviembre de 2013

Crónicas de Canarias: un paseo en “guagua”

Terminal de "guaguas" de Santa Cruz de Tenerife

Miguel A. Megias

En Canarias, al igual que en Cuba, a los autobuses se les llama “guaguas” y raramente buses o autobuses. Desde hace años me he maravillado con el excelente sistema de transporte existente en la isla de Tenerife; maravillado y a la vez envidioso porque no tengamos en Venezuela, a pesar de los inmensos recursos de que se supone dispone la nación, algo ni siquiera parecido. Lo que prueba que el dinero no lo es todo: la voluntad, el conocimiento y la organización son tal vez más importantes que los dineros.

Vista parcial del terminal de "guaguas" de Tenerife


Titsa (Transporte Insular de Tenerife, S. A.) es la empresa que gestiona el transporte en autobuses y tranvías. Hace unos años les visité y me mostraron, entre otras cosas, el centro de comando de operaciones -algo parecido a una NASA en miniatura- desde donde vigilan y controlan, en grandes monitores de computador y mediante comunicaciones y GPS, la ubicación de las unidades -todas las unidades- en todo momento. Si tienen interés en conocer la excelente página web, que incluye itinerarios, mapas y mucho más, sigan el enlace más arriba.

Desde luego, la empresa -propiedad mixta del gobierno de Canarias y de sus accionistas, que también son sus empleados (lo que en Venezuela sería una empresa de cogestión socialista), tiene numerosas direcciones para el mantenimiento, actualización de flota, rotación de unidades y choferes, estudios de nuevos itinerarios, etc., etc. Ello les permite tener autobuses limpios, funcionando correctamente, y en caso de emergencias disponer de unidades adicionales para atenderlas; hasta las zonas más remotas de la isla tienen servicio de autobús.

He querido ilustrar, con este pequeño artículo, las bondades del sistema de transporte de TITSA.

Comenzaré a relatar mi viaje en “guagua”. Acordé con un amigo que vive en Puerto de la Cruz (a unos 40 Km de Santa Cruz), encontrarnos en el terminal de la ciudad de La Laguna, aproximadamente a mitad de camino. Con el itinerario de rutas en la mano, determinamos que el número del bus a tomar tanto para él como para mi es el nº 102. Y aquí me paro un instante: todos los buses tienen una ruta claramente especificada (muy visible en el frente y laterales del bus), y cada ruta tiene su número, 102 en este caso. En los terminales hay un horario para cada ruta que se cumple al segundo. El bus que yo debía tomar, salía a las 8:50 de Santa Cruz; y el de mi amigo, a las 8:40 desde Puerto de la Cruz. Y, tal cual, ambos buses salieron correctamente de manera que a las 9:10 nos encontramos, con una demora de apenas unos minutos entre llegada y llegada. Esa seguridad en los itinerarios es algo estupendo. Se puede programar, con seguridad, cuando sales y cuando llegas. Entre paréntesis, ese mismo bus, el 102, pasa también por el aeropuerto cada 30 minutos. De manera que al llegar a la isla en avión, no hace falta tomar un taxi para llegar a destino. Se puede tomar el bus y desde el terminal dirigirse a cualquier punto de la isla en transporte público. Lamentablemente no tenemos nada, en Venezuela, que se le asemeje.

Equipajes e incluso bicicletas pueden ser colocadas en el baul del bus


En el trayecto pude observar algunas cosas que me llamaron la atención. El conductor no cobra, salvo excepcionalmente: todos usamos un ticket multiviaje (15 euros), que colocamos en la máquina lectora a la entrada del bus. Sólo hay que indicarle al conductor el destino, para que asigne la tarifa que corresponde. Y así, el ingreso al bus es fluído, sin empujones ni retardos innecesarios. No tengo que decir que el interior está limpio, los asientos son cómodos y tienen poco desgaste y en vez de una música estridente a todo volumen, el conductor ha sintonizado una emisora local de noticias que apenas se oye.

A medida que avanzamos, el bus se va deteniendo correctamente en todos los semáforos y cuando hay personas a punto de cruzar en los rayados (cruces de cebra, los llaman aquí), se detiene para que los peatones pasen (tienen preferencia) con tranquilidad y sin peligro. A medida que llega a la autopista aumenta su velocidad, pero nunca pasa de una marcha prudencial, tal vez unos 80 Km/h.

Y, en los puntos previamente establecidos, en las paradas, se detiene, apartándose de la vía, para dejar o recoger pasajeros. No hay paradas intermedias ni a gusto del conductor: el bus sólo se para donde está indicado y en cada parada hay aviso que indica cuales son las rutas que paran alli; tambien tienen un número identificador. Y en algunas paradasse dispone de una pizarra electrónica que indica que el bus de la ruta tal o cual llegará en tantos o cuantos minutos. Así, el pasajero sabe cuanto debe esperar por el bus que desea tomar. Mediante un sistema de mensajería SMS también se puede saber, cuando no hay pizarra electrónica, cuando llegará el bus. Basta para ello enviar el número de la parada y el de la ruta a un número de TITSA.

Todas las llegadas y salidas se muestran en la pizarra electrónica, como en los aeropuertos


Los terminales, tanto el de Santa Cruz como el de La Laguna están limpios, relucientes, impecables, como si los hubieran inaugurado ayer. Ambos disponen de grandes pizarras electrónicas donde se muestran los rutas, con sus horarios de llegada y salida, como en los aeropuertos. Si hay atascos o inconvenientes en la vía, los retardos se van indicando, minuto a minuto. Y desde luego, los terminales poseen baños, adecuados al tamaño del terminal, limpios, pulcros y modernos, con sistemas para la conservación del agua: grifos que al acercar las manos abren el chorro por unos segundos. Y por supuesto los lavamanos disponen de jabón líquido y papel para secarse las manos. Todo limpio, todo en orden.

Mis amigos dirán que para que me tomo tanto tiempo en explicar todo esto. Pues lo hago por las carencias que tenemos, inexplicablemente, en Venezuela. No tenemos rutas de buses; no tenemos buses modernos y limpios, salvo excepciones; no tenemos choferes bien educados; no tenemos horarios; ni tampoco música suave sino una especie de discotecas ambulantes. Y un largo etcétera de carencias.

¿Cuándo, Dios mio, llegarán los gobernantes que se ocupen debidamente del transporte público en Venezuela? ¿Cuando se acabará con el caos, el desorden y el abuso? ¿Será que es tan, pero tan difícil organizar un sistema de transporte que funcione tan bien como el de Tenerife?

Tomemos en cuenta que la isla tiene apenas  2.034 km cuadrados y 898.555 habitantes. ¿No podría un estado (o municipio) de tamaño similar, Valencia-Naguanagua-San Diego, (917 Km2 y  1,095,000 habitantes), por ejemplo, tomar la iniciativa y hacer algo parecido para “el pueblo”, que todos agradeceríamos? Tómese en cuenta que aquí, en Tenerife (y en el resto de España) los autobuses son utilizados por todo tipo de personas, desde obreros hasta señoritos, desde niños en edad escolar hasta ancianos o minusválidos en sillas de rueda. Toda la población se beneficia de un transporte público de calidad, a un precio razonable (un euro para rutas cortas). Es una bendición para el ciudadano; bendición que se paga con los impuestos, claro.

Seguiremos soñando, desde esta bella isla, por una mejor Venezuela. Algún día, algún gobernantes, en algún lugar de Venezuela tendrá la voluntad, la inteligencia, la sabiduría y el poder necesario para construir un auténtico sistema moderno de transporte colectivo. ¿Serán tal vez nuestros próximos alcaldes? Ya veremos...

A continuación, una galería de imágenes de las guaguas de TITSA.



Get the flash player here: http://www.adobe.com/flashplayer

No hay comentarios: