Cecilia Sosa Gómez
Después de varias horas de cadena para explicar las medidas económicas, Nicolás Maduro, prefirió encontrar culpables de la crisis económica y social en lugar de reconocerla y corregir errores. Mas burocratismo(1) y poder centralizado, sin anuncio de medida económica alguna; y la inflación sigue campante.
Me enseñaba Jorge Méndez Bonilla cómo a su juicio era factible resolver la inflación venezolana en el corto plazo, rompiendo el círculo vicioso “devaluación-inflación-devaluación” iniciado el viernes negro de febrero de 1983.
Aunque las devaluaciones sucesivas del bolívar durante los últimos 30 años nos han mantenido con los niveles inflacionarios más altos de América Latina, todo indica que se esconde un nuevo ajuste post-electoral al tipo de cambio, echando de lado nuestra realidad de país netamente importador y a sabiendas de que tal medida disparará los precios, generará más recesión económica, aumentará el desempleo y profundizará la pobreza.
Me decía Jorge, la devaluación del bolívar siempre ha perseguido tres objetivos: proporcionarle más flujo de caja al gobierno, darle a los exportadores una tasa de cambio competitiva y abaratar el turismo externo.
De los tres fines, ni el segundo ni el tercero se justifican, dada la escasa o nula capacidad exportadora actual del sector privado y las condiciones adversas al turismo, tales como la inseguridad personal, la pobreza extrema prevalecientes en el país y las escasas y deficientes infraestructuras.
Por eso, la interminable cháchara burocrática no modifica la crisis económica y para el que tiene que comprar comida hoy las cosas están peor. Además, ahora se nos amenaza con la utilización de altos jerarcas militares para hacer el trabajo de perseguir a la poca industria privada que queda en el país. Otra manera de matar al pueblo.
No habló Maduro, en su discurso del 6 de noviembre, de la conveniencia fiscalista del gobierno, cuyo interés de obtener más bolívares por los dólares del petróleo, lo que se sobrepone a los intereses de la familia venezolana, a quien con una nueva devaluación se le quitarán los alimentos de su mesa.
Proponerse y acercarse a un tipo de cambio único y fijo, según Jorge, y el otorgamiento justificado de divisas por los bancos comerciales, controlados por del Banco Central, quitarían del medio la discrecionalidad burocrática permitiendo la fluidez del abastecimiento importado, que es prácticamente todo nuestro consumo; aunado a promover la inversión productiva que estabilizaría los precios. Por supuesto, adicionando medidas de políticas laborales y fiscales favorables a la gente.
El Gobierno tiene la responsabilidad de garantizar, a todos los venezolanos, la tranquilidad, seguridad y estabilidad económica dándole a nuestra moneda lo que merece Bolívar.
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(1) Nota del Editor: Burocratismo es la tendencia a utilizar el aparato burocrático de manera coactiva. Aparte de la ineficiencia administrativa, la consecuencia más palpable del burocratismo es el inevitable distanciamiento entre las personas y los organismos administrativos ya sean estos organismos pertenecientes a estados, empresas o cualquier otro tipo de organización.
El caso del burocratismo estatal es una forma deliberada de alejar a las masas de sus derechos legítimos mediante la desorientación y el desgaste utilizando para ello exigencias administrativas excesivas. Se opone por tanto al concepto de democracia real pudiendo decirse que en mayor o menor grado está presente en todo tipo de regímenes.
Tomado de Wikipedia.
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