domingo, 18 de agosto de 2013

¿Para qué votar?


Nelson Acosta Espinoza

Arrancó en Venezuela lucha entre gobierno y oposición por las elecciones municipales. Son, apenas, cuatro los meses que distan para la votación del 8 de diciembre. Sin duda, estos comicios hay que asumirlos en términos plebiscitarios. Se jugará, entendámoslo así, en estos comicios locales el futuro de la república. Puede parecer exagerada esta afirmación. Pero, en mi opinión, esta debería ser la percepción que debería prevalecer en torno a estas elecciones municipales. Una perspectiva de esta naturaleza haría factible la construcción de una férrea voluntad política que enfrente con éxito al oficialismo.

El término "ofensiva a ultranza" fue de uso corriente en la doctrina militar francesa. Se aplicó en la segunda guerra mundial y era visto como la estrategia apropiada en el marco de una confrontación que implicaba el uso de nuevas armas de carácter estratégico.

En el plano político, en el país, esta estrategia fue utilizada por el difunto presidente Chávez. Su novedad desconcertó a la oposición. Hasta cierto punto, esta incapacidad de reaccionar, estuvo anclada en su cultura política que se asemejaba a un "simulador electoral suizo": fueron numerosos los años en que estuvieron amparados en la comodidad de un discurso que les fue exitoso. Si ánimos de exagerar o descalificar, muchos de los avances que la oposición se ha atribuido, han sido más productos de los reveses de la proverbial incompetencia bolivariana que a una estrategia bien concebida y asumida por la totalidad heterogénea de los partidos que componen la MUD.

Ahora bien, el 8 de diciembre se presenta como una ocasión para experimentar una estrategia distinta y unitaria. Son diversos, en mi modesto entendimiento, los requisitos que una política de esta naturaleza debería cumplir para alcanzar su meta. Vamos a intentar delinear algunos de ellos.

En primer lugar, tal como lo señalamos anteriormente, las municipales han de ser unas elecciones de sesgo plebiscitario. Vale decir, para derrotar a Maduro, voto por mi alcalde o concejal. El tema estratégico no es la calle, el aseo, el tránsito, etc. O el buen carácter del alcalde o concejal; o cursos de formación ciudadana. No. El texto político, el relato, deberá girar en torno a temas que delineen una "ofensiva a ultranza" que permita derrotar electoral y políticamente al oficialismo. Para ello sería indispensable que la oposición acompañe a la gente en sus conflictos sociales. Que los haga suyo y los oriente al cuestionamiento de este régimen que es incapaz de proporcionar solución a los mismos.

En segundo lugar esta acción política ha de ser coherente y asumida por las MUDs regionales. Es necesario descartar esa enfermedad que ha atacado a la oposición: su disonancia cognitiva. En otras palabras, una política para ser exitosa no puede presentar tensión o desarmonía interna en su propuesta y en el sistema de ideas que la respalda. El relato o la visión de país que propone han de ser creíble y asumida, sin desentono, por todos los factores de la oposición.

En tercer lugar, la Mesa de la Unidad Democrática debe ampliarse y abrirse hacia otros sectores que hacen vida política en el país. El sectarismo debe ser derrotado.

Desde luego estas sugerencias no implican abandonar el ámbito local. Lo que se sugiere, es subordinarlo a esta estrategia política mayor. No basta con prometer, es necesario además, denunciar. Valencia no podrá cambiar bajo este régimen que exhibe una fuerza centralizadora centrípeta.

Sin embargo, ahí van algunas sugerencias para los candidatos locales. Obviamente, inscritas en mi particular punto de vista. Veamos. Se debe contar la historia del gobierno que se piensa desplazar. Insistir que problemas como la vialidad, suministro de energía eléctrica, salud hospitalaria, seguridad, costo de la vida, etc., no podrán ser solucionados bajo un régimen socialista. El poder local se autonomiza sólo en democracia. Relatar la biografía del candidato (la historia de vida es una herramienta poderosa de persuasión electoral); concebir la campaña como una guerra de relatos. Por ejemplo, como una confrontación en torno a relatos sobre la ciudad, gobierno, candidato y democracia. Hacer énfasis en la calidad civil de los héroes carabobeños vs el militarismo oficialista.

En Carabobo se tiene una oportunidad excepcional para llevar a la práctica estos consejos. El gobierno central y local han dado muestras de despreciar el acervo cultural e histórico de esta entidad. Por ejemplo, el intento de cambiar el nombre de la parroquia Miguel Peña por Hugo Chávez; y descartar el nombre histórico de Morillo al primer puente que daba acceso a Valencia. No olvidemos que el gobierno de Acosta Carlés cambió el nombre al parque Fernando Peñalver por el de Negra Hipólita.

En fin, en elecciones gana siempre el mejor relato.





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