Artículo publicado en El Republicano Liberal el 15 de agosto de 2013
Luis Manuel Aguana
“La rebelión de las regiones salvaría a Venezuela, presa, desde la Independencia, de una Caracas sin capacidad productiva y que vive, lujosamente, del esfuerzo de los otros 25 millones de venezolanos que habitan el interior”.
Esta frase y el título de la nota pertenecen a Don Rafael Grooscors, ilustre venezolano, de quien desde sus entrados 80 años y su extraordinaria lucidez política aprendo más acerca de la Venezuela que todos queremos cada vez que me escribe.
Quise publicar su frase porque resume el fondo del proyecto de cambio Constitucional sobre el cual se basa el Proyecto País de AVERU/MID Táchira para Venezuela y que precisamente se fundamenta en crear los mecanismos constitucionales para que sean las regiones las que salgan favorecidas, dándole un vuelco a ese lugar común de que es en Caracas de donde deben salir las cosas.
No hay más que pasearse por Venezuela para ver el abandono de nuestras regiones. Lo resalte especialmente en una nota del hace dos años en la que describo no solo el abandono actual de la provincia sino el olvido desde siempre por parte de las élites que se hacen del poder en Venezuela, viéndolo desde la perspectiva de un sencillo y sentido entierro de pueblo ¿Hasta cuándo será eso?
El empoderamiento del Municipio como la unidad político-territorial fundamental para el desarrollo y la profundización de la descentralización, con la reingeniería completa del territorio de cada una de los Estados, es la base de nuestro planteamiento al país.
Elevando significativamente el número de municipios de acuerdo a su realidad poblacional, entregándoles sus recursos y responsabilidad, las regiones se convertirían en las plataformas de arranque para que el impulso del desarrollo del país venga de las regiones.
Es por eso que no me extraña que este planteamiento de cambio provenga del interior del país, particularmente del Estado Táchira. Es un grito desde las regiones al centro y un campanazo por el olvido en que se encuentra la región. Una vez dije que no era la primera vez que el Táchira nos daba ejemplos de aportes al país. Pero así como el Táchira muchas regiones están llevándose la peor parte de esta crisis que nos conmueve a todos los venezolanos.
Es impresionante ver como el interior es maltratado por el gobierno. Primero se va la luz por 12 horas en Maturín, Estado Monagas, antes que haya un apagón en La Vega en Caracas por una hora. El gobierno se esfuerza en mantener las regiones en el peor de los estados en beneficio de Caracas. Hay gente que viene a hacer mercado en Caracas desde Valencia porque primero hay papel higiénico y comida en Caracas que en el interior. Existe un miedo demencial de los gobiernos que a Caracas no puede faltarle nada. Primero que se reviente el interior porque si no se cae el gobierno.
Sin embargo olvidamos que la independencia de Venezuela se selló en Carabobo, no en Caracas. Olvidamos que El Libertador realizó su Campaña Admirable desde el interior, marchando por la vía de San Cristóbal, La Grita, Mérida y Trujillo culminando con su entrada triunfal a Caracas, después de haberse impuesto sobre los realistas en una larga campaña desde occidente y oriente- el interior del país-, que daría el origen a la Segunda República de Venezuela.
Todo lo que ha tenido significación histórica en Venezuela ha venido desde el interior hacia Caracas. Los tachirenses de la mano de Cipriano Castro y Juan Vicente Gómez comenzaron lo que ellos mismos llamaron su Segunda Campaña Admirable y se hicieron con el gobierno de Venezuela por más de 40 años, comenzando con un grupo de pobres descamisados, armados solo con lo que le quitaban a las tropas del gobierno, conquistando una Caracas que vivía lujosamente del esfuerzo del resto del país como ahora nos lo recuerda Don Rafael. Ahora, de nuevo, está pasando lo mismo.
Las regiones olvidadas, no solo por este gobierno maléfico de casi 15 años sino por los gobiernos democráticamente electos desde 1959, a favor de una Caracas favorecida dentro de la misma crisis, han dicho ya basta. Caracas no es Venezuela. Y eso se debe reflejar en cualquier Constitución que se redacte en el país. Las regiones se rebelaron y plantean un cambio en la estructura de funcionamiento del Estado a favor de una descentralización de verdad, que les de autonomía política, financiera y fiscal para poder desarrollarse dentro de un Estado Federal.
Cada Estado en Venezuela tiene sus propias particularidades y nadie más que sus propios habitantes reclaman el poder de controlar su destino. La riqueza, no solo material sino humana de nuestro país está allí y nadie parece querer apreciarla. Como indica Don Rafael: “Bolívar no tiene más nada que pedirle a la naturaleza, si los guayaneses se embraguetan y se cogen lo que les corresponde, dándose a la tarea de cubrir con 100 puentes al Orinoco para llenar el Sur de pequeñas plantas transformadoras de bauxita y convertirse en la primera potencia del mundo en aluminio y derivados.” ¡Nuestro desarrollo está en eso!, ¿que esperamos para tomarlo?
No puede ser que en Caracas se decidan jueces, notarios, autopistas, sistemas ferroviarios, mantenimientos de puertos y aeropuertos, universidades, escuelas, hospitales, y sobre todo el Situado Constitucional y pare usted de contar. La descentralización de 1989 solo fue un espejismo que debe ser corregido a favor de una propuesta de desarrollo local estructuralmente constitucional.
No puede ser que la Constitución de 1999 haya eliminado la representación de los Estados constituida por el Senado del Congreso. La Constitución de 1961 le daba igualdad de derechos a los Estados materializada en dos Senadores para cada uno quienes en conjunto daban su aprobación final al cualquier Ley que saliera del Congreso. De acuerdo a la actual Constitución de 1999 si un Estado tiene más Diputados que otro, tiene más derechos que el otro. No puede ser que un Estado por tener menos habitantes que otro sufra la mayoría de los demás y tenga que siempre ser víctima de sus designios.
Es por eso que en los sistemas bicamerales con representación Federal de los Estados, todos son iguales ante el país y ante sus pares. Eso lo regula la Constitución. Es por eso que forma parte del Proyecto País la visión de la región como el ente fundamental. Una justicia y responsabilidad regional de las autoridades para con sus electores serían el marco ideal para exigir el cumplimiento de las promesas políticas ya que existiría la Autarcía (autosuficiencia económica), la Autonomía (capacidad de regirse por sus propias normas) y Autoría (Responsabilidad directa de los funcionarios), tal y como se propone.
Una reforma Constitucional de la envergadura descentralizadora propuesta le daría la mayoría de edad a las regiones para construir su propio destino. Al principio se equivocarán como cualquier ser humano que se equivoca cuando crece. Una Constitución paternalista que controle todo desde el centro nunca logrará que sus hijos se desarrollen y que cometan sus propios errores. Eso se llama crecimiento.
Cada región tendría la oportunidad de construirse su propio desarrollo de acuerdo a sus potencialidades y responsabilizarse por él. Algunas lo harán bien desde el principio. Otras tardarán un poco más pero el conjunto será positivo para todos. Una rebelión de las regiones hacía falta para volver a creer en las potencialidades que hay en Venezuela y que con el tiempo olvidamos porque todavía creemos que Venezuela es Caracas. Hace falta otra Campaña Admirable, pero esta vez, de la mano de todos los venezolanos.
Nota del Editor:
Los enlaces a que alude el autor nos han parecido muy interesantes. Por tal motivo, los colocamos a continuación para una lectura detallada de los mismos.
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