Argenis Urdaneta
Cambio
Lo
primero a tener en cuenta es que el equilibrio del sistema se haya en
perturbación constante. Mientras el sistema está en equilibrio hay
interrelación funcional de sus variables. Por lo que el equilibrio genera estabilidad
con cierto grado de autarquía y cierta suficiencia para su sostenimiento, pero
también produce cierta resistencia al cambio.
En
los estudios del sistema político se han introducido dos conceptos importantes
(sistema abierto y sistema adaptativo)
Sistema
abierto: tipo que se antepone al de sistema cerrado. Implica una importante
relación con el medio ambiente, sin que ello signifique dependencia. En él se
da un flujo constante de cambios, de manera que el funcionamiento normal de
instituciones genera insumos de variedad y tensiones, lo que se expresa en un proceso
continuo de reorganización.
Sistema
adaptativo. En este tipo de sistema la idea de cambio social se hace
importante, en razón los mecanismos selectivos de adaptación. Y hay dos maneras
de entender ese cambio, desde la perspectiva evolucionista las transformaciones
se dan en largos periodos, mientras desde la perspectiva del cambio se trata de
periodos más cortos.
Existen
dos tipos de cambio: 1) cambio de equilibrio (no afecta la estructura del
sistema, hay adaptación); 2) cambio de estructura (transformaciones de mayor
alcance).
Transición
Consiste
en el paso o tránsito de un punto, estado o situación a otro. Significa un cambio
o mudanza en un modo de ser o estar. Supone una etapa no permanente entre dos
estados.
En
política, está referida al tránsito entre sistemas, regímenes, situaciones,
gobiernos. Pero en este último caso es más una transmisión que una transición.
La transición política es un proceso
complejo, de duración y alcance indeterminados. Para su estudio hay que tomar
en cuenta el referente histórico y el análisis contextual, debido a que,
generalmente, los cambios derivan de acumulación de tensiones, inconformidades,
insatisfacciones, desesperanzas, que alimentan la posibilidad de
transformación, o la necesidad colectiva de culminar un periodo e iniciar otra
fase. Además, hay que distinguir los cambios que producen transiciones de aquellas
modificaciones producidas en ese proceso.
Los
factores que contribuyen a las transiciones son diversos y varían según el
país. Situaciones de presión social y polarización política, dispersión de
actores políticos, crisis política e institucional, inestabilidad e
ingobernabilidad, crisis de credibilidad, pérdidas de apoyo, pérdida de
cohesión política, descrédito y deslegitimación del sistema hasta de parte de
sus propios defensores.
Los
procesos de transición pueden ser previstos, sospechados, intuidos, y hasta
puede contribuirse a su aceleración, retardo o freno; pero no predefinir,
predeterminar, y menos decretar. Esos procesos se dan, se viven; y a veces
conducen a nuevas situaciones no esperadas por los actores en el proceso.
Se
distinguen tres tipos: [1] por transformación, reforma o tutela, situaciones en
las que hay mayor peso de reformistas en el gobierno y moderados en la
oposición, [2] por reemplazo, ruptura o colapso, situaciones en las que la
interacción clave se da entre moderados y radicales en la oposición, y
oposición – gobierno, y [3] pactada o por traspaso, con el papel relevante de
los moderados de ambos bandos. Se hace otra clasificación equivalente que
distingue: [a] por autoexclusión, [b] por colapso y [c] por transacción.
Contexto: la
Venezuela post Chávez
Posibilidad
de cambios
El
cambio de equilibrio sería la opción natural del sector gubernamental; no
obstante, su actuación expresa una importante resistencia al cambio, lejos de buscar
formas de adaptación que permitan preservar el sistema, se reacciona con la
utilización improvisada de diversos mecanismos inconstitucionales para
contrarrestar la acción del nuevo parlamento; tarea en la que el TSJ, lejos de
actuar como árbitro entre los órganos ejecutivo y legislativo, se asume como
órgano político en favor del primero contra el segundo, por lo que pareciera no
ser factible las posibilidades de cambio de equilibrio. Mientras que las posibilidades
de cambio de estructura, que era una aspiración de los diversos factores de la
oposición, ha derivado en una estrategia definida unitariamente por ella.
Perspectivas
de transición
Algo de historia
En
el siglo XX se destacan dos momentos de transición. En 1936 se inicia el
periodo Postgomecista, en el que los sucesores contribuyeron a la creación de
ciertas condiciones para un posible tránsito a la democracia, pero la
experiencia de los años 40, se convirtió en el tránsito (no deseado) hacia una
nueva dictadura militar. Con el golpe de Estado de 1945 se inicia un breve
periodo de tránsito que incluyó una constituyente (1946), una Constitución de
avanzada, elección universal, directa y secreta del Presidente, y un nuevo
golpe de Estado (1948).
La
otra experiencia es la democracia que inicia en 1958. El proceso vivido a
finales de los años 50 estuvo signado por un sentimiento, clima o ambiente de
unidad (superación de los errores de los 40), luego identificado como “espíritu
del 23 de enero”, que unido a cierto descontento en las FA, provocó la
aceleración del desgaste del Gobierno de Pérez Jiménez. La transición de los
50-60 (incluida la pacificación) creó bases sólidas que permitirían vivir el
más largo periodo de gobiernos civiles en nuestra historia. Siendo relevante un
conjunto de acuerdos entre los que destaca el Pacto de Punto Fijo (1958), la
firma de la Constitución (1961) y el Pacto Institucional (1969), el cual, a
diferencia de los otros, se mantuvo vigente hasta 1999 con su aplicación en la
instalación del Congreso.
Pero,
en las décadas 80-90 se vive una crisis importante, que incluye expresiones de
antipolítica y el deterioro de los partidos políticos. El último periodo
presidencial de esa experiencia podría considerarse como tránsito al régimen
chavista.
Opciones:
democratización – militarización
En
2014 se pasa de la violencia simbólica a la física. A mediados de ese año el
tema de la transición adquiere mayor relevancia que en el año anterior, cuando Maduro
sustituye a Chávez. Ese año se desvelan las debilidades del gobierno de Maduro
para atender la crisis, e inicia una espiral de conflictividad de menor
intensidad y menos violencia que la de comienzo de año. La crisis económica
(2015-16), consecuencia de políticas desacertadas, obliga a ajustes muy
difíciles de implementar en ausencia de apoyo suficiente. La acción
gubernamental deriva en inactividad y exceso de propaganda (hipótesis de guerra
económica), teniendo como norte la opción por “el modelo”. Se atiende a los
efectos en lugar de las causas. En estas condiciones la falta de solución
reproduce crisis. Y como máxima expresión de esa orientación se decreta la emergencia
económica (estado de excepción) y se anuncian improvisadas medidas económicas.
El
debate político sobre la transición tiende a girar en torno a la
democratización como respuesta alternativa a la militarización en marcha. Proceso
de militarización de la sociedad y la Administración Pública, iniciado en los
gobiernos de Chávez, que aumenta en el de Maduro, siendo su expresión extrema
la creación de una Compañía anónima militar.
La
ausencia de “líder indiscutido” provoca fisuras en todos los sectores, con disminución
de apoyos para el régimen y con fragilidades en la oposición. Lo que incide en
el manejo de la crisis. Así, las expectativas de transición tienden a
convertirse en retos.
La
crisis socio-económica, por su magnitud podría generar un estallido social,
pero la producción de estallidos diversos y pequeños tiende derivar en amortiguación
del gran estallido, que podría no producirse, conduciendo a una posible adaptación
en el comportamiento social. Por lo que no se puede apostar a que la
profundización de la crisis produzca, necesariamente, ese estallido, y que éste
opere como detonante de cambios.
El
triunfo electoral del 6D, producto de una estrategia unitaria convertida en
alternativa ante un deficiente gobierno, produce una nueva mayoría
parlamentaria (2/3) con la que se puede tomar decisiones difíciles, y con la
que se rescata el papel del parlamento en el equilibrio propio del juego
democrático. Nos obstante, el sector gubernamental mantiene la estrategia de
utilizar al TSJ para confrontar la acción parlamentaria con la improvisación de
mecanismos inconstitucionales; y esto expresa un comportamiento de resistencia
al cambio.
La
posibilidad de transición por transacción no es descartable, debido al rol de
la disidencia y el impulso de personalidades, podría ser un efecto de la política
de reconciliación y verse reflejada en acuerdos inevitables como el caso Guyana.
La
posibilidad de la militarización o transición a un régimen propiamente militar
podría ser un proceso gradual o derivar de una salida de facto.
La
transición a la democracia o democratización (redemocratización), también
podría ser un proceso gradual o acelerado por medios institucionales en el
marco de una dinámica cambio – resistencia. Así se ha planteado la posibilidad
de la ausencia absoluta del Presidente, lo que obliga a una nueva elección para
completar el periodo. Mecanismos: 1) ANC, lo que significaría un nuevo comienzo,
expresión de la magia de mitos; 2) referendo revocatorio: lo que puede
producirse, mediante solicitud (firmas / CNE), una vez alcanzada la mitad del
periodo (10-01-16), y la revocación sería consecuencia de obtener un número
mayor de votos que para su elección; 3) renuncia (acto voluntario), en lo que
podría incidir la disidencia y las contradicciones internas, y hasta pudiera
provocar una transacción; 4) enmienda constitucional (breve modificación que se
aprueba por referendo), que tendría el objeto de disminuir el periodo
presidencial y eliminar la reelección indefinida.
* Centro
de Estudios Políticos y Administrativos (CEPA) FCJP-UC
Observatorio
Venezolano de las Autonomía (OVA)
Foro:
LA TRANSICIÓN POLÍTICA EN VENEZUELA
No hay comentarios:
Publicar un comentario