martes, 30 de septiembre de 2014

Venezuela: Crisis política, opciones de cambio.



El jueves 25 de Septiembre el Foro Social de Carabobo realizó un segundo evento enmarcado en su línea de analizar temas neurálgicos de la política nacional y regional. En esta ocasión bajo el título “Venezuela: crisis política, opciones de cambio”. El objetivo de la convocatoria fue el examen de las distintas ópticas en torno a este importante tema. Se privilegió las distintas posiciones que hacen vida dentro de la Mesa de la Unidad Democrática.

Argenis Urdaneta, Roberto Enriquez, Carlos Berrizbeitia y Cristóbal Fernández Daló expusieron sus distintas visiones sobre este aspecto sustantivo de la política nacional. Desde estas perspectivas diversas se pasearon sobre las distintas sendas que pudieran conducir a un eventual proceso de transición política en el país.

En la apertura de este evento intervinieron el Presidente del Colegio de Abogados del Estado Carabobo, Nelson Riedi; el Vicerrector Académico de la Universidad de Carabobo, Ulises Rojas y el Coordinador del FSC Nelson Acosta Espinoza.

La clausura estuvo a cargo de Alejandro Feo la Cruz, Alcalde del Municipio de Naguanagua. La politóloga María Isabel Puerta tuvo la responsabilidad de moderar este importante encuentro.

Este evento contó con una nutrida y calificada asistencia de profesionales, lideres políticos y personalidades del mundo intelectual y político de este estado y el apoyo de valiosas instituciones locales tales como el Colegio de Abogados, Asociación de Ejecutivos, Cámara de Industriales, Cámara de pequeños industriales, Alcaldía de Naguanagua, FADESS, Universidad de Carabobo (Vicerrectorado Académico), Insituto de Estudios Jurídicos y el Observatorio Venezolano de las Autonomías.



¿De regreso a la política?


Nelson Acosta Espinoza

Si, amigo lector, la política comienza a prevalecer y a imponer su lógica en el país. Desde luego, usted puede legítimamente formularse las siguientes interrogantes ¿a qué se refiere esta afirmación? ¿Acaso, esta actividad no ha estado presente en nuestra cotidianidad a lo largo de estos años de revolución? Bien, lo que intentamos resaltar es que la práctica autoritaria que caracteriza al socialismo del siglo XXI comienza a mostrar profundas grietas. Lo que significa, entonces, que se está abriendo paulatinamente un espacio para el ejercicio de la política democrática. Entendida esta actividad como la búsqueda negociada de los acuerdos que implica la existencia de variedad en las ideas y posiciones en torno a los dilemas que enfrenta la nación. Es en este sentido que afirmamos que la política y su lógica democrática retornan.

Ahora bien, es importante iniciar un intercambio de ideas con la finalidad de discutir sobre la forma más adecuada de procesar este agotamiento. Es imprescindible prestar atención, por ejemplo, a la dimensión intelectual que debe alimentar la práctica política. En consecuencia, resultaría conveniente saber diferenciar sus aspectos tácticos de los estratégicos. En otras palabras, no ceder a la tentación de confundir los primeros con los segundos. La estrategia, como es sabido, constituye el dominio de los dirigentes, mientras que la táctica es el quehacer de los políticos de coyunturas. El estratega se preocupa por la historia; el táctico por las cámaras y los titulares y, en todo caso, por los votos que cámaras y titulares pudiera inducir.

Es bueno, señalarlo. La cultura prevaleciente en el período democrático privilegiaba los aspectos relacionados con el inmediatismo político. Cero consideraciones sobre el horizonte estratégico. Este se encontraba, por así decirlo, previamente definido (Pacto de Punto Fijo). Esta ceguera impidió a los actores políticos de la época avizorar la crisis que se avecinaba y, en consecuencia, renovar su apuesta estratégica. En otras palabras, diseñar un discurso y proyecto alternativo a lo ya existente.

Ahora bien, ¿cuál sería ese nuevo horizonte estratégico? Y ¿qué táctica sería la apropiada? Estas interrogantes apuntan hacia un tema complejo. Me voy a permitir en esta entrega adelantar, brevemente, algunas consideraciones.

La nueva apuesta democrática deberá superar, en un solo movimiento, las deficiencias del pasado y el modelo del socialismo del siglo XXI. Para alcanzar este doble cometido, sería necesario pensar el país dentro de un nuevo marco discursivo. Uno que propicie un estado federal que conduzca a la creación y afianzamiento de las autonomías regionales. Recordemos que esta búsqueda no es una demanda nueva ni carece de asiento histórico. Por el contrario, esta reivindicación se encuentra enraizada con los procesos culturales e institucionales que fraguaron la independencia y la creación de la república de Venezuela. Tuvo continuidad en las luchas por la autonomías seccionales a finales del siglo pasado, la descentralización en los últimos años de la década de los ochenta y se encuentra articulada con particularidades de carácter cultural y antropológico.

Bien pudiera preguntarse ¿qué es Venezuela? Una repuesta apropiada a esta cuestión tendría que pasearse por estas diferencias regionales que dibujan el mapa nacional. Andino, valenciano, monaguense, zuliano, guariqueños, etc., son particularidades culturales que no han sido procesadas debidamente por el discurso político que prevalece en el país.

En fin, los signos del presente son alentadores. Es por esta razón que afirmamos que la política reaparece. Sin embargo, cuidado con los peligros que se derivan de los viejos hábitos. Estemos atentos.

A  confesión de parte...



Humberto García Larralde


El lenguaje del fascismo es la guerra. Por su intermedio invoca luchas épicas contra enemigos de la Patria, siempre al acecho. En este imaginario romantizado, el pueblo deja de ser una conjunción heterogénea de individuos procurando intereses particulares o colectivos, para elevarse en una voluntad general única dispuesta a sacrificarse en defensa de la noble causa patria. Lo militar cobra preeminencia en esta gesta, tanto en la subordinación de lo civil a lo castrense, como en la imposición de códigos militares entre los adeptos. Su regimentación como tropa uniforme presta a cumplir las órdenes del Comandante supremo se escenifica como si fuese el “pueblo” que aplasta al enemigo. Tal fue el caso de los fascii di combattimento que seguían a Mussolini, como de los Sturmabteiling o S.A., brigadas de choque del terror hitleriano. Mantener la sociedad en tensión permanente, ingeniando conspiraciones que amenazan las “conquistas del pueblo”, era  menester para galvanizar a los fieles detrás del Líder.

Como es de imaginar, bajo tales condiciones desaparecía la política o ésta se trastornaba –invirtiendo a Clausewitz- en “la prosecución de la guerra por otros medios”. La apacible convivencia en sociedad se postergaba indefinidamente hasta la ansiada conflagración final que liberaría para siempre a la patria de sus odiados enemigos.

Chávez peroraba incansablemente contra una “guerra mediática” al verse criticado públicamente. Asimismo, no dejaba de recordar que su “revolución” era armada –con cañones y poder de fuego- por si el pérfido imperio y sus secuaces internos atentasen contra ella. Su sucesor, mucho menos habilidoso para defenderse en público y habiendo heredado el inmenso desastre urdido por aquél –con su complicidad y anuencia-, apela al calificativo de “guerra” para encubrir su incapacidad para enderezar tamaño entuerto. Haciendo gala de un cinismo insólito y desafiando el sentido del ridículo, Maduro insiste en la existencia de una “guerra económica” para explicar las penurias –increíbles en un país con los ingresos petroleros como el nuestro- que plagan hoy la vida de los venezolanos. Ahora, cuando los niveles de destrucción evidencian la vulnerabilidad del sistema de salud ante males como los que ocasionaron la muerte de varios pacientes en Maracay y Caracas, no se le ocurre otra cosa que aludir a una “guerra biológica” y hasta a una “guerra bacteriológica” de la "derecha" como justificativo. Y para no dejar piedra sobre piedra en la gesta bélica con que identifica su gestión, invoca también una “guerra sicológica” por parte de aquellos que exigen al gobierno informar con la verdad sobre estos casos.

Lamentablemente, tales desvaríos no son para despacharlos, hilarantes, por absurdos. Expresan la única forma en que encuentra Maduro y la oligarquía en el poder para perpetuar el régimen de expoliación –de saqueo- en que han convertido esta “revolución”. Es la confesión más palmaria de que no les interesa buscar los consensos necesarios para superar la actual catástrofe. Su problema no es obrar por el bien del país. El modelo ha sido exitoso –afirman- y el país está en vías de lograr la máxima felicidad social. Y procuran creerlo en un intento por sepultar su culpa en el envilecimiento de la vida de los venezolanos. Pero de ello no tienen escape. De ahí la repetición incesante de contraposiciones maniqueas que pretenden que los “buenos revolucionarios” están defendiéndose legítimamente de las “guerras” libradas en su contra por traidores aupados por el imperio. 

Y debe reconocerse que el fascismo venezolano en esto ha sido habilidoso, ataviándose con un ropaje de izquierda, justiciero y bendecido por las ruedas de la Historia, para encubrir un régimen militar represivo, excluyente, con vocación totalitaria. Esta metamorfosis llega al extremo incluso de acusar a los luchadores por la democracia de “fascistas” (¡!) como forma de justificar, de acuerdo con esa cosmovisión comunista que se empeñan en ser expresión, el atropello de sus derechos más básicos. De ahí el llamado a estrechar anillos de seguridad por parte de la militancia del PSUV, agrupada en unidades de batalla chavistas (UBCh) y colectivos armados, confirmación de la naturaleza claramente fascista de esa agrupación política.

Hubo una época, no tan lejana, en que ser de izquierda significaba defender la búsqueda de la verdad y el avance del conocimiento para desenmascarar al oscurantismo que impedía avanzar a estadios de mayor justicia y libertad. Significaba reivindicar la civilidad y la ciudadanía activa, de conciencia crítica y libertaria, frente a los intentos de su sojuzgamiento bajo la bota militar. Hoy, quienes se autoproclaman “revolucionarios” y de “izquierda”, promueven activamente la ignorancia para ampararse detrás de fanatismos de secta como último refugio ante la implacable evidencia de su fracaso. Con ello amparan a los Carvajal, Cabello, Ameliach, Rodríguez Torres y demás especímenes pinochetescos que se han “cogido” al país -en ambos sentidos de la palabra- en connivencia con los Jorge Rodríguez, Aristóbulo Istúriz y Jaua. Pero es que ante la alternativa de abandonar los frutos del régimen de expoliación que ha construido, la oligarquía militar / chavomadurista no va a ceder.

Con los ingresos petroleros más altos de la historia y ante un sistema de precios controlados que no reflejan el costo verdadero de bienes y servicios, una gasolina regalada y un dólar oficial artificialmente barato, ingredientes para transformar en multimillonarios a quienes tengan los contactos adecuados, ¿van a rectificar? ¿Para qué han convertido el Poder Judicial en instrumento “revolucionario” si no es para garantizar un manto de impunidad ante tanta vagabundería “bolivariana”? ¡“Se trata de enfrentar una guerra”, viva la “revolución”!

Las imbecilidades que a diario repite la oligarquía a través del control hegemónico que ejercen sobre los medios representan un intento desesperado por la absolución ante tanta maldad y perversidad. Igual que la hipocresía, la invocación de una mitología justiciera de “izquierda” representa el tributo que le hace el vicio a la virtud.

No es verdad


Simón García

La encerrona, pésimo nombre para denominar propósitos de enmienda, ha dado sus primeros frutos. Pareciera que los partidos han decidido convertir a la MUD en una verdadera herramienta de acción unitaria. El anuncio de un consenso en torno a Chúo Torrealba, aumenta las señales de añadirle a la iniciativa política su dimensión social y acelerar el retorno a la base de la sociedad.

Un relanzamiento de la MUD es urgente para elevar la autoestima de la oposición, para alentar su expansión hacia otros espacios, para nutrirse y nutrir el descontento. El inevitable naufragio del modelo y el fracaso de gestión del presidente hunden al país en una zona de inviabilidad. Las indecisiones y decisiones oficiales generan inestabilidad e incertidumbre. También propician motivaciones de cambio en numerosos sectores, incluidos seguidores del gobierno.

Existen otras circunstancias ventajosas. Las dos mitades enfrentadas por años, están descubriendo modos de encuentro. Irrumpe la novedad de que la Unidad está adquiriendo un sentido nacional ante la profundidad de la crisis y el sacudón de sus efectos destructivo en la vida de todos.

La MUD de Aveledo jugó un estimable papel acompañando la resistencia de la sociedad y cohesionando a una oposición que ha insistido en contener la más meditada y hasta ahora eficaz ofensiva llevada a cabo en el continente para imponer un modelo a la cubana. Su desempeño, aun contabilizando sus errores, contribuyó a impedir que el Estado autoritario doblegara el espíritu democrático de libertad, convivencia y justicia social vinculada al bienestar y no a la socialización de la pobreza y la normalización de la servidumbre cotidiana al Estado.

No es verdad que esta sea una oposición rodeada de fracasos. La acusación clava su bayoneta contra la MUD y nada extraño tendría que se proponga abrir el boquete de planchas separadas cuando algunos de los furiosos desacreditadores de las elecciones decidan participar con la excusa de ser una tercera vía para expresar a los ni ni.

No es verdad que la oposición no crezca. Todas las encuestas registran un sostenido crecimiento de una oposición en trance de pasar la raya del 50% de apoyo. Es natural que la población que abandona el oficialismo necesite un tiempo para metabolizar un cambio de inclinación. Lo grave es que un discurso agresivo y amenazante, desde sectores de la oposición, restablezca la polarización y cerque con alambre de púas a quienes objetivamente están refutando al gobierno.

No es verdad que hoy exista la necesidad de un deslinde interno. Toda la oposición comparte la vía democrática y constitucional cuya modalidad ordinaria son los procesos electorales: Constituyente, Revocatorio; Renuncia pasan por los votos. Que la estrategia no se reduzca a la lógica electoral es otro asunto.

No es verdad que haya que anticipar la lucha por el trofeo de la candidatura presidencial. Si hay interesados, deberían mantenerse en una competencia responsable, atenta a fortalecer los partidos, revitalizar a las organizaciones sociales y mejorar la condición alternativa de toda la oposición, no de una de sus partes. Sin falsas ofertas insurreccionales, sin atajos y sin descalificaciones a quienes sostienen una opción de lucha sobre otras bases y razones.

domingo, 21 de septiembre de 2014

Venezuela: crisis politica, opciones de cambio


Como anunciáramos en la edición anterior de este blog, esta semana tendrá lugar un foro titulado "Venezuela: crisis política, opciones de cambio", donde los diversos actores expondrán sus visiones sobre lo que según ellos deberá ocurrir próximamente en Venezuela.

El foro tendrá lugar en el Colegio de Abogados del Estado Carabobo, el jueves 25 de septiembre a las 4:00 pm, en el auditorium. La entrada es libre y anticipamos que ésta será una tarde en extremo interesante.

El programa es como sigue:
4:00  Inscripciones
4:30  Apertura; palabras de:
                      Nelson Riedi, Presidente del Colegio de Abogados
                      Ulises Rojas, Vicerrector Académico de la UC
                      Nelson Acosta, Coordinador de FSC
4:45  Cambio y transición-- Argenis Urdaneta
5:00  Gobierno de Unidad Nacional -- Roberto Enríquez
5:20  Congreso Nacional de Ciudadanos: Carlos Berrizbeitia
5:40  Unidad y elecciones: Cristóbal Fernández Daló
6:00  Preguntas y respuestas
6:30 Cierre: Palabras de Alejandro Feo La Cruz, Alcalde del Municipio Naguanagua
6:45 Refrigerio

Moderadora: María Isabel Puerta

Miembros del Comité organizador del Foro:
  Gonzalo Montañez
  Rodrigo Penso
  Eli Yepez,
  Argenis Urdaneta
  Carlos Graffe
  Nelson Acosta
  Miguel A.

Esta iniciativa surge del seno del Foro Social de Carabobo, cuyos fines son los de aportar un espacio plural, abierto al debate democrático de ideas y creado para formular propuestas y
profundizar la reflexión sobre aspectos neurálgicos para la región y su impronta en el país. En él participan organizaciones de la sociedad civil, movimientos sociales, ONGs, etc. para articular y profundizar la democracia y acentuar una mayor autonomía política y financiera del estado Carabobo.

Como puede colegirse, los fines del Foro Social son coincidentes en muchos aspectos con los del Observatorio. De ahí que le hayamos dado el apoyo, junto a los otros organismos que participan, para el éxito del evento y su divulgación. Damos las gracias, en especial, al Presidente del Colegio de Abogados (Nelson Riedi), a la Universidad de Carabobo (Vicerrector Académico, Ulises Rojas) y al alcalde de Naguanagua (Alejandro Feo La Cruz)

¡Bienvenidos sean!

¿Es pícaro el venezolano?


Nelson Acosta Espinoza

Recientemente recibí una invitación del antropólogo Jesús Cardozo a participar en un circuito de conferencias sobre el tema de la idiosincrasia del venezolano. Cardozo espera convocar a diversos expertos para debatir sobre este tópico. Sin lugar a dudas, esta es una iniciativa relevante. Su importancia radica, entre otras cosas, en lo siguiente: es de vital importancia intentar descifrar las claves que permitirían comprender y, eventualmente, modificar lo que convencionalmente se denomina como la idiosincrasia del habitante de este país. Esta tarea tiene una especial significación en los tiempos que corren. La revolución socialista, por ejemplo, se ha propuesto la creación de un "hombre nuevo", radicalmente distinto al arquetipo dentro del cual se supone calza la personalidad del venezolano.

Antes de avanzar, parece necesario definir que se entiende por idiosincrasia y cuales rasgos caracterizan la venezolana. La idiosincrasia es "rasgos, temperamento, carácter, etc., distintivos y propios de un individuo o de una colectividad", afirma el Drae. Proviene del griego idiosyncrasie que se puede traducir como "temperamento individual." En algún momento el término comenzó a usarse para describir las sociedades. Por ejemplo, los ingleses por elegantes y fríos, los argentinos por arrogantes, los colombianos por recatados. Desde luego, estas descripciones son arbitrarias y, la mayoría de las veces, no hacen justicia a las sociedades que pretenden detallar.

La idiosincrasia venezolana ha sido objeto de estudios por antropólogos y psicólogos. Su finalidad ha sido excavar y resaltar en los elementos que conforman o sustentan la identidad del venezolano. Los políticos, por otra parte, también se han aventurado en este ámbito. Aquí el propósito ha sido auscultar los rasgos que definen la cultura popular con la finalidad de construir identidades políticas estables en el tiempo.

La picardía del venezolano o el triunfo de Tío Conejo, por ejemplo, es el resultado de las reflexiones del reconocido psicólogo, Axel Capriles, sobre el carácter social del venezolano. Este reconocido investigador identifica dos figuras que definen el contorno de lo que este estudioso considera nuestra identidad. La picardía y el héroe. La primera es una figura arraigada en la memoria histórica nacional y connota ingenio, informalidad y astucia. El héroe, por su parte, es el instrumento del cual nos valemos para proporcionar continuidad a nuestra identidad como habitantes de este país.

En otro extremo, algunos intelectuales afectos al gobierno, señalan que en los últimos cien años se ha insertado en la mentalidad colectiva del venezolano rasgos de viveza y mendicidad. Para la revolución han sido estas características las que han definido al venezolano previo a la quinta república y, desde luego, deberán ser extirpados en aras de la construcción de una nueva idiosincrasia socialista.

En fin, como puede verse el tema es apasionante y tiene profundas implicaciones valóricas y morales. Me voy a permitir introducir una objeción de índole antropológica. ¿Es lícito hablar del venezolano? ¿Este concepto abarca la variedad de "venezolanos" que existen en este país? ¿No somos, acaso, la abigarrada combinación de diversas identidades? ¿Orientales, andinos, llaneros, zulianos, centrales no conforman diversas y distintas historias e idiosincrasias?

Me parece legítima esta observación. Los relatos convencionales no reconocen las diversas singularidades culturales que dan forma a los diversos mundos de vida que coexisten y constituyen nuestra venezonalidad.

Esta iniciativa del antropólogo Jesús Cardozo abre un espacio para intentar dar respuestas a estas incógnitas que tocan lo medular de nuestra singularidad como país.

Ellos sin independencia; nosotros sin whisky


Miguel A. Megias

Gracias a la magia de Internet (y a mi buen dominio del inglés) he podido seguir, segundo a segundo, los resultados del referéndum del 18 de septiembre en Escocia. La BBC le dio una excelente cobertura, con varios canales de comentarios, entrevistas y resultados en vivo.

Empecemos por destacar que el conteo de las papeletas fue manual, nada electrónico, como es el estilo cada vez más enredado en Venezuela. No hubo tampoco revisión “biométrica” de los votantes (léase “captahuellas” ), ni nada que entrabara el desarrollo de la votación. Entre el cierre de urnas y el momento de la certificación de datos apenas transcurrieron unas seis horas. Y bien claritas, las cifras iban danzando, tanto para el SI, como para el NO con una descripción detallada de las boletas nulas, que generalmente eran unas pocas (“el elector marcó ambas opciones”, etc.).

Desde los primeros resultados se hizo evidente el triunfo del NO. Better together fue el lema de los que estaban en contra de la secesión de Escocia. Con el típico carácter británico, los líderes del SI, fueron aceptando sin duda ni pasión visible, su derrota. Y los ganadores, aunque jubilantes a ratos, también aceptaron, sin mayores demostraciones emocionales, su triunfo. Un limpio referéndum , con muy amplia participación, que disipó las dudas sobre la escisión de Escocia. Una vez más, fair play (juego limpio).

Ahora, los comentaros. Sin duda, había mucho en juego. Una nueva nación estuvo a punto de nacer pero con graves problemas por delante, que parece fue el argumento para el punto de quiebre de los votantes. Una Escocia que estaría fuera de la Unión Europea, fuera de la zona euro y quizás también fuera de la libra. Una Escocia que tendría que establecer sus nuevas fronteras sin la protección del denominado “espacio Schengen” (sin fronteras entre países de la Unión). A mi juicio, un país lleno de esperanzas, para algunos, pero con plomo en el ala, según otros.

Pero no todo está perdido: lo que si parece haber logrado el referéndum es garantizarle más amplias autonomías a los ciudadanos escoceses. Las cuatro naciones que conforman el Reino Unido de la Gran Bretaña (Inglaterra, Gales, Irlanda del Norte y Escocia) han salido beneficiadas, sin duda. Pues al poner el foco sobre los problemas de Escocia, se pone de relieve las carencias autonómicas de cada nación. Y aunque tienen tres administraciones descentralizadas, todavía hay muchas aspiraciones insatisfechas por parte de los parlamentos regionales.

En mi opinión, Europa ha ganado; en vez del potencial desmembramiento de una zona, el pueblo ha votado por una Unión Europea más sólida, con menos fisuras. Muchas de las aspiraciones de Escocia, Gales e Irlanda deberán ahora ser atendidas. Así lo han manifestado tanto los del SI como los del NO. Y así también lo ha sugerido, en su discurso, el primer ministro, David Cameron, refirmado posteriormente por Gordon Brown, por cierto nativo de Glasgow, lider del partido laborista y ex primer ministro de Reino Unido.

Lo peor está ahora por venir, en cuanto a Cataluña de refiere. Precisamente ese 19 de septiembre, fecha en que se hacen públicos los resultados del referéndum en Escocia, en España se viven momentos complicados. El gobierno de Cataluña ha aprobado la ley de consultas que le permitirá a Artur Mas, president de la Generalitat, convocar para el 9 de noviembre un referéndum similar al de Escocia. Según los voceros oficiales, los resultados de la consulta en Escocia no han hecho variar ni lo más mínimo las aspiraciones catalanas independentistas. A diferencia del gobierno de Inglaterra, donde se pactó su realización, en España esa posibilidad parece negada. El gobierno de Rajoy está totalmente en contra de la consulta. Su alegato está fundamentado en la propia constitución española ya que, de haber una consulta para la separación de una parte de España, todos los españoles, y no solo los afectados (catalanes, en este caso) deberían ser consultados. La Moncloa, sede del gobierno de España, prepara su ofensiva frente a la hipótesis de una consulta que, a su juicio, es ilegal y que parece que no permitirían. En semanas veremos o un choque de trenes o en su lugar, algo más razonable: permitir la consulta y confiar en el el buen juicio de los ciudadanos residentes en Cataluña.

Desde mi punto de vista, es una torpeza del gobierno negarse tan categóricamente a la consulta, máxime cuando los resultados, según se ha dicho, no son vinculantes. Creemos que los catalanes razonables, que deben ser muchos, inclinarían la balanza hacia el NO, tal como ocurrió en Escocia y así se daría por terminado este capítulo independentista. Y servirá de advertencia, entre otros, a los vascos y gallegos. Nada peor que prohibir algo: más temprano que tarde harán la consulta.

Está bien comprobado históricamente que los nacionalismos no le hacen bien a los pueblos, excepto apelar a las emociones mas primigenias. Un nacionalismo irracional fue el que impulsó a un Hitler a llevar al pueblo alemán a su peor derrota en siglos. Los nacionalismos en los Balcanes condujeron a la muerte y al sufrimiento a miles de ciudadanos, como nos consta. Los nacionalismos en el medio oriente están causando dolor, tristeza y miseria a millones de seres indefensos. No hay ninguna razón para pensar que el nacionalismo catalán será diferente. Ser español y catalán -en el orden que cada quien desee ponerlo- es mucho mejor que ser catalán a secas. Creo que somos muchos los que admiramos al laborioso pueblo de Cataluña, pero eso no les otorga una virtud especial; su separación de España les traería algunos beneficios, tal vez, pero con toda seguridad muchas penurias y todo a costa de sentirse “sóc català”. Finalmente, recordemos una vez más, que fue el nacionalismo de Franco (España, una, grande, libre) lo que nos llevó a una guerra fratricida, un millón de muertes y unas heridas que aún no han sido del todo sanadas.

Los tiempos que se avecinan para los catalanes -y para todos los españoles- prometen ser complicados. La solución propuesta por el PSOE, -una España federal en vez de una España de las autonomías- no parece haber sido acogida por los líderes de Cataluña. Lloverá y escampará -nuestro ex presidente Carlos Andrés dixit- mucho en las semanas y meses por venir. Y al final, esperamos que sea el pueblo -no la clase política- el que salga beneficiado por esta confrontación.

A todas estas, en Venezuela debemos mirar estos acontecimientos con mucho interés. En el fondo, lo que está en juego es el deseo de los pueblos de autogobernarse, la necesidad de autoafirmarse y de utilizar los recursos generados en la región en bien de sus ciudadanos. Como ha dicho un comentarista, "el problema no es que nos den más sino que nos quiten menos". Sentimientos muy similares a los que recurrimos en esta región del mundo, tan bien dotada de recursos naturales y aparentemente tan escasa de talento político. El país atraviesa un empantanado presente y no se avista, en un futuro cercano, salida para el berenjenal en que estamos todos metidos, gobierno y oposición. Los radicales de lado y lado juegan a ganar como en Escocia: todo o nada. La revolución o la contra revolución. Pero a diferencia de Escocia, no hay referéndum a la vista en Venezuela que le ponga punto final a la diatriba.

Entretanto, el whisky, ese regalo de los dioses escoceses que tanto gusta al venezolano -habiendo tan excelentes rones nacionales- parece que va a escasear más que el papel sanitario: dicen las malas lenguas que con la falta de dólares para las importaciones no habrá licores en Navidad. Como dicen los guaros(1): “¡fin de mundo!”.

Veremos.

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Nota: Se llaman “guaros” a los habitantes del Estado Lara, cuya capital es la ciudad de Barquisimeto.

Dilemas nacionalistas

Mejor dejar el mapa como está, y el multinacionalismo intacto





Héctor E. Schamis
Publicado en El País (España) el 21 de septiembre de 2014

Como un virus latente, el nacionalismo europeo entró en actividad. La metáfora retrata un cierto ciclo histórico. La Europa de 1918 fue un orden basado en estados multinacionales, en tensión permanente con los anhelos nacionalistas. En la entre guerra los movimientos expansionistas vehiculizaron esos anhelos, incluyendo al Fascismo en cualquiera de sus variadas, pero todas anti democráticas, versiones. El orden internacional post 1945 buscó silenciar las voces nacionalistas, y la Guerra Fría fue funcional a ese objetivo. Sirvió para congelar las identidades nacionales, disueltas en un sistema de alianzas e instituciones protectoras de seguridad. El virus volvió a su estado de latencia.

Era esperable entonces que la disolución del orden soviético fuera encabezada por movimientos nacionalistas, más allá de que el mismo fuera estrenado en una brutal, genocida y muy europea guerra en los Balcanes. Regresar el virus a su estado de latencia se hizo otra vez necesario si el objetivo era hacer funcionar aquello que llamamos “Occidente”, para que el nacionalismo fuera en todo caso como en la ex Checoslovaquia y no como en la ex Yugoslavia. La estrategia fue por una parte expandir el supranacionalismo militar, NATO, y complementarla al mismo tiempo con el regionalismo económico, político y cultural, la Unión Europea.

Es lo que muchos intelectuales europeos de principio de siglo—de siglo XXI, esto es—llamaron “glocalización”, la combinación de procesos e instituciones supranacionales en paralelo a procesos subnacionales. No es solo seguridad, comercio y una moneda común. La glocalización también incluye las normas, la cultura y el espacio físico subnacional, la geografía que toma entidad y sirve para la construcción de una identidad regional. La noción captó fenómenos sociales nuevos y la genialidad de la ingeniería institucional: disolver la centralidad del estado nación hacia arriba—la globalización—y hacia abajo—lo local. La pregunta entonces fue si alcanzaría para inmunizar a Europa del siempre latente virus.

Y por cierto que no fue suficiente, ni hacia arriba ni hacia abajo. Hacia arriba porque la ola nacionalista actual ha sido alimentada por la prolongada crisis económica europea, a su vez anclada en un dramático fracaso de la regulación y supervisión macroeconómica de la Unión. La crisis y las fallas regulatorias han abonado extraordinariamente el euro escepticismo, que refuerza el escepticismo casi genético de Westminster, a propósito de Escocia.

Hacia abajo tampoco ha alcanzado, porque solo hay que recordar que la manifestación empírica más clara de la glocalización supuestamente se vería en regiones de transición, aquellas con economías flexibles e identidades superpuestas; Escocia, el Piamonte y Cataluña, por nombrar algunos ejemplos no al azar. Es para reflexionar, justamente, porqué es allí donde lo nacional ha emergido bajo la forma independentista más intensa.

Si la historia reciente del nacionalismo está plagada de paradojas, su proyecto político—la secesión—está por su parte invadido de dilemas de difícil o imposible resolución. Un dilema es de viabilidad burocrática, del grado de capacidad estatal. Un estado tiene que cobrar impuestos, regular los servicios públicos y el transporte, además de impartir justicia y recolectar la basura, para “ser” estado. Para algunos lo pequeño es hermoso, pero en este caso la belleza depende del principio organizador de un nuevo estado, o sea, que tan pequeño resulte. Porque si la cuestión es la identidad desagregada a su mínima expresión, ese estado no podrá funcionar. En definitiva, si por cada tribu termina existiendo un estado, las fallas comenzarán a ser sistémicas.

Esas fallas también estarán localizadas a nivel del sistema internacional. Si por cada tribu hubiera un estado, Europa tendría cientos de ellos. ¿Es pensable una Unión Europea con tantos miembros como las Naciones Unidas? Lo pequeño bien puede resultar un gigante, tal vez hermoso pero inmanejable. En realidad, ni siquiera es pensable una UE capaz de tolerar una modesta propagación de secesiones. Las incertidumbres generadas por la reconfiguración de la geografía política—el mapa—no parecen ser previstas por políticos que tal vez desconozcan que esas incertidumbres se volverían contra ellos mismos a la hora de gobernar.

Si hay incertidumbre acerca del estado, esa misma incertidumbre se proyectará inevitablemente sobre la configuración del régimen político. Conceptualmente, el nacionalismo llevado a su última expresión deja de ser democrático, y a menudo lo es antes de llegar a esa “última expresión”. Es que la propia lógica tribal va en contradicción con la lógica de una sociedad plural, heterogénea, multiétnica y multicultural, es decir, como son las sociedades “realmente existentes”. En esas sociedades, las formas pacíficas de regulación de la diversidad solo pueden ocurrir bajo un orden político democrático. Paradoja y dilema simultáneo, con menos diversidad pueden haber menos incentivos democráticos.

La economía política de los nacionalismos supone diferentes reivindicaciones materiales. Los escoceses reclaman recursos que nunca les llegaron. Tal vez resulte ahora: una externalidad positiva de la derrota en el referéndum es haber obligado a Londres a prometer hacer efectiva la tan ansiada y postergada devolución. Pero esa devolución ya ocurrió en los casos de Cataluña y el Piamonte, por ejemplo, más allá de la legitimidad de renegociarlas. La reivindicación del independentismo catalán y de la Lega Nord no es recibir más recursos, sino enviar menos.

Curiosamente, la transferencia de recursos es el meollo de la tributación. Decir que los impuestos de una región subsidian la ineficiencia de otra—Andalucía o Calabria, por ejemplo, a menudo objeto de las quejas nacionalistas—es análogo a decir que los impuestos de los ricos subvencionan el desempleo de los pobres. Precisamente, de eso se trata, sea clase social o geografía. Con categorías analíticas marxistas, hasta se podría hablar de un nacionalismo proletario y otro burgués, valga la soberana heterodoxia.

Finalmente, ¿cómo conciliamos estos nacionalismos con el cosmopolitanismo dominante? ¿Cómo hace una sociedad donde es tan común encontrar familias con madre y padre de diferentes nacionalidades—e hijos de una tercera—para organizarse en base a la normatividad ofrecida por una utopía comunitaria nacionalista? ¿Y cómo escogen una sobre otra, entre todas las comunidades nacionales disponibles?

No es un absurdo. Estas son las preguntas de la vida cotidiana europea que el nacionalismo no puede responder. Mejor votar que NO, entonces, dejar los mapas como están y el multinacionalismo intacto.

martes, 16 de septiembre de 2014

"Venezuela: crisis política, opciones de Cambio"



El Foro Social de Carabobo ha preparado un evento donde se debatirá sobre las diversas opciones de cambio que han sido planteadas por voceros de la oposición democrática.

El acto tendrá lugar el jueves 25 de septiembre, a las 4:00 pm, en el Colegio de Abogados del Estado Carabobo y contará con la presencia de destacadas personalidades tales como Roberto Enríquez, Carlos Berrizbeitia y Cristóbal Fernández Daló, además de los voceros locales Nelson Riedi (Presidente, Colegio de Abogados), Ulises Rojas (Vicerrector, UC), Argenis Urdaneta y Nelson Acosta, y  la moderadora María Isabel Puerta .

El cierre del evento estará a cargo del Alcalde de Naguanagua, Alejandro Feo La Cruz.

Quedan cordialmente invitados a escuchar a los voceros y hacerles preguntas. La entrada será libre.

lunes, 15 de septiembre de 2014

La adequidad


Nelson Acosta Espinoza

Acción Democrática ha arribado a 73 años de existencia. Sin lugar a dudas, un largo recorrido. Trazado por sus éxitos y fracasos. Innegablemente, en muchos sentidos, esta organización política ha marcado fuertemente la historia política del país. Vale la pena, pues, dedicar este breve escrito a indagar sobre lo positivo y negativo que pudiera arrojar un balance de tan larga trayectoria.

Comencemos con esta observación sustantiva. En sus inicios, este partido se constituyo como algo más que una maquinaria electoral y política. Su larga existencia, es una prueba de esta afirmación. Confrontó, durante ese periplo, las más variadas vicisitudes, (gobierno y oposición; partido legal e ilegal; unas veces en el poder y otro perseguido). Pero además, debemos añadir, que Acción Democrática inauguró un inédito esquema de narración política. Aquí reside, a mi juicio, su gran contribución a la cultura política del país.

A esta altura se hace necesario formular algunas preguntas: ¿Qué queremos decir con esta última afirmación? ¿A qué se debe el éxito de esa "gramática política”? Y, finalmente, ¿este campo discursivo sirvió de referente a las otras organizaciones de ese período histórico? ¿Sería plausible sostener, entonces, la existencia de un dispositivo simbólico bajo el nombre de la adequidad?

Sin duda son preguntas complejas. Vamos a intentar responderlas de la forma más sencilla posible. Veamos. En primer lugar, el discurso adeco fue exitoso porque supo articular los símbolos populares que proporcionaban, en aquella época, la materia prima para la construcción de identidades políticas estables en el tiempo. De hecho, para grandes sectores de la población, adeco y venezolano se connotaban mutuamente.

En fin, este movimiento político logró, por un lado, satisfacer las demandas populares y democráticas y, por el otro, otorgó al movimiento popular una nueva y unitaria imagen de sí mismo. Su narrativa articuló los temas industrialistas, distribucionistas, asistencialistas, participacionistas, antiimperialistas y los condenso en la figura simbólica de "Juan Bimba" quien entró en el escenario político de la mano de esta organización política. Delimitó, igualmente, lo que los semiólogos denominan un "campo de enunciación". Vale decir, un conjunto de reglas que definían el marco cognitivo para poder aproximarse a la política. Es por ello que es posible postular que las agrupaciones políticas de la época, más allá de sus diferencias inmediatas, compartieron estas pautas lo cual les permitía “hablar” dentro de un mismo género discursivo: la adequidad.

Desde luego, esta narrativa se agotó a finales de la década de los setenta. El espejismo petrolero entró en crisis y con ello la institucionalidad que lo soportaba. La dirigencia política de la época no pudo y, aún no ha podido, elaborar una nueva narrativa que suplanté la ya agotada adequidad. Paradójicamente, el chavismo ha reciclado estas agotadas estructuras narrativas. Las ha radicalizado sustituyendo, por ejemplo, el policlasismo de la versión democrática por una invocación clasista; el imaginario civilista democrático por uno de carácter cívico militar; las tesis estatistas ya agotadas están siendo practicadas en su versión socialista cubana. En fin, estamos retrocediendo históricamente.

Los partidos políticos tienen delante de si un enorme compromiso histórico. Por un lado, descifrar el sujeto histórico de una nueva hegemonía y, por el otro, producir la narrativa con capacidad de interpelarlo. Este nuevo discurso debería significar y sintetizar, por ejemplo, los temas urbanos. Para ello sería necesario saber transmitir "lo que se va a decir para ser escuchado y lo que hay que escuchar para poder hablar."

Tengo confianza. Esta nueva gramática ha comenzado a elaborarse.

En defensa del federalismo




Miguel A. Megias

El Observatorio Venezolano de las Autonomías nació, hace ya unos tres años, como una iniciativa para auspiciar el estado federal y las autonomías municipales. Así al menos se declara en este blog, en la página titulada “Declaración de principios”:

“El Observatorio ... es una ONG (Organización No Gubernamental) cuyo propósito fundamental es el estudio y divulgación de temas relacionados con las autonomías políticas, el federalismo como forma de gobierno y mecanismo de distribución del poder. "

Tan preciados principios son tratados, desde sus diversas vertientes, por nuestros colaboradores y columnistas. Debemos insistir, ante los partidos políticos, ante otros grupos de opinión y ante el público que nos lee y nos sigue, que el federalismo pudiera bien ser el nuevo principio bajo el cual llevemos a Venezuela a un destino mejor. Propiciar las autonomias regionales es un buen antídoto contra el centralismo y los males que este acarrea.

Y este comentario viene a colación porque hay en Europa, en este momento, dos movimientos que tienden hacia un federalismo más o menos pronunciado. El primero, es el caso español -y mas concretamente, el caso catalán. Algunos partidos españoles, principalmente el PSOE (Partido Socialista Obrero Español), urgen al gobierno central a renovar los principios que han regido a la España en democracia, desde la muerte de Franco y a raíz de la promulgación de la Constitución de 1978. Las fuerzas políticas, como salida ante le inminencia de un referendum para votar la independencia de Cataluña, ofrecen reescribir la carta magna para transformar “la España de las autonomías (comunidades autónomas)” en “la España Federal”.

Las diferencias entre gobierno autonómico y gobierno federal son sutiles y no se detallarán en este breve recuento. De hecho, hay escritores que afirman que “España ya es un estado Federal, con algunas inconsistencias (falta un senado territorial, por ejemplo)”. Tal pareciera que las comunidades autónomas tienen suficientes rasgos de independencia como para no requerir de mayor autonomía. Y sin embargo... la raíz del problema, como en muchos otros conflictos, está en la distribución de los ingresos, en los impuestos y en el disfrute local de los beneficios que las regiones generan.

Ahora se presenta un nuevo caso de federalismo en ciernes, esta vez en el Reino Unido de la Gran Bretaña. ¡Los escoceses quieren su independencia, al igual que los catalanes! La principal diferencia entre estos dos pueblos, en su lucha contra el centralismo, radica que en Escocia se llegó a un acuerdo negociado con la Gran Bretaña. En cambio, en España se declara que la celebración del referendum es “ilegal” y llevarla a cabo sería un desacato a la ley y por tanto, sus resultados serían nulos (en el supuesto que ganara el SI). Y se corre el riesgo, además, de que el propulsor de la independencia, el president Artur Más, pueda ir a prisión por desacato al Tribunal Constitucional.

El caso de Escocia es digno de estudio. Según Rafael Ramos, corresponsal de El País (España) en Londres “Pase lo que pase en el referéndum escocés del jueves, en Gran Bretaña ha nacido una revolución, la "revolución del tartán(1)". Es, en cierto modo, la versión británica de los indignados, de Beppe Grillo y Podemos, adaptada a la manera poco estridente de hacer las cosas que tiene este país. Es una revuelta de las regiones pobres del país contra Londres y el sudeste rico, de los votantes contra la clase política, una demanda generalizada de descentralización y poderes autonómicos, un grito contra el fundamentalismo financiero y el tipo de capitalismo salvaje que ha surgido de la globalización.”

Y agrego yo: de esa revuelta, “la revolución del tartán”, puede que surja un nuevo estado, Escocia, como nación independiente. O puede que no, ya que las opiniones de los ciudadanos están divididas y muy igualadas. Los indecisos, como en otras partes del mundo, serán los que decidan los resultados.

Amigos venezolanos: debemos tomar nota de lo que acontece en democracias más maduras que la nuestra. Tanto los catalanes como los escoceses reclaman y exigen trato justo de estados centralizadores y potencialmente “dominadores” del escenario local. Su lucha no ha sido fácil, está llena de obstáculos y dificultades pues quienes ejercen el poder raramente se despojan del mismo. Un buen demócrata es aquel que entiende que tiene límites, que sus derechos sólo llegan al punto en que tropiezan con la “nariz ajena”.

En los tiempos convulsos en que nos ha tocado vivir en este ex-paraiso tropical que fuera una vez Venezuela, poco o nada se debate sobre autonomías y federalismo. Mi impresión es que los principales partidos políticos (habrá alguna excepción, seguramente) tienen, al igual que el gobierno actual, vocación centralista. Desean el poder, ese es su objetivo, claro está, como en todos los partidos políticos del mundo. Pero un poder centralista, que no desean compartir con estados y municipios. Aunque no lo digan públicamente, en su ADN está llegar al poder para gobernar desde el centro, con sede en Caracas, y dejarle algunas migajas de la renta petrolera para que los estados y municipios la usufructen.

Cambiar ese esquema de cosas ha sido -y sigue siendo- la meta que nos hemos trazado desde este Observatorio. Si, como dice el gobierno, el petróleo es ahora “de todos”, ese “todos” debe incluir, principalmente a municipios y estados. Un gobierno central que sólo tenga atribuciones en cuanto al mantenimiento de la Fuerza Armada, las relaciones con el exterior y las regulaciones que sean necesarias para el buen funcionamiento de la nación, debe dejar en manos de los demás órganos de poder (estadal, munipal) todos los demás temas incluyendo educación, salud y seguridad (ver la imagen al inicio del artículo). 

Achicar el estado central y aumentar el poder de los municipios y estados, esa es la misión que qusiéramos alcanzar, desde luego por medios lícitos, democráticos y, aquí si viene bien la palabra, “por métodos revolucionarios”.

Para leer el artículo de Rafael Ramos, haga click aquí.

Nota: el "tartán" es la tela a cuadros usada en Escocia para la confección del kilt, el atuendo clásico de los escoceses, similar a una falda.

Un deber del ciudadano: la resistencia del Municipio



Carlos Romero Mendoza

Artículo escrito para PolitiKa Ucab, 
septiembre 11, 2014

El municipio como organización política ha pasado “cual inmune salamandra por entre las voraces llamaradas de todas nuestras contiendas y resistido tanto empeño consecutivo de cambios y reformas para quedar siempre con vida sobre ruinas de costumbres, de leyes y de Gobiernos.”

El Municipio necesita “urgentemente volver sobre sí mismo, reaccionar contra todos los achaques o estigmas que le han traído a menguada degeneración; reivindicar enérgica y consecutivamente de propia iniciativa, no sólo cuanto se ha dejado arrebatar por calamitosas tendencias invasoras y sin freno, sino también de todo aquello a que por negligencia o atonía ha venido renunciando tristemente”[1].

Estas son las palabras con las cuales iniciaba la I Convención de Municipalidades de Venezuela en el año 1911, pronunciadas por Francisco Linares Alcántara (hijo) en nombre del General Gómez.

Unos años después, en 1960, en la II Convención de Municipalidades de Venezuela Rómulo Betancourt, en sus palabras iniciales, advertía la existencia de un Estado en el cual el espíritu municipal y comunal casi se había extinguido como consecuencia de la dictadura. En sus palabras, el entonces Presidente, reclamaba el olvido de la historia de los cabildos abiertos y de la tradición de los trabajos comunales a los que el país había estado acostumbrado.

Hoy el Municipio sigue resistiendo “el empeño consecutivo de cambios y reformas” que se traduce en un gobierno que impulsa un proceso político de transformación del Estado con alta carga ideológica que advierte un quiebre del orden social, económico y político de la sociedad venezolana.

El Plan de la Patria 2013-2019 propone esa transformación y como lo alertó la Conferencia Episcopal Venezolana en abril 2014, se convierte en la principal causa de la crisis que golpea la esencia y las bases de nuestra sociedad, pues a través del mismo, se “esconde la promoción de un sistema de gobierno de corte totalitario, que pone en duda su perfil democrático.”[2]

El Plan de la Patria está conformado por un total de 24 objetivos nacionales, agrupados en 5 grandes objetivos históricos, y advierte en 12 de esos 24 objetivos nacionales sobre la transformación del Estado, a través del sistema de planificación nacional, el reordenamiento territorial y el impulso de un nuevo modelo económico.

Precisamente buscando concretar el Plan de la Patria, el Presidente Maduro, reeditando aquella estrategia política y comunicacional de los 5 motores constituyentes del año 2007, presentó ahora las 5 Revoluciones. Esas 5 Revoluciones son: económica productiva, conocimiento y las ciencias, profundización de las misiones socialistas, revolución de las políticas de Estado y por último el socialismo territorial, en su conjunto estas líneas estratégicas persiguen la construcción de un Estado Comunal que quiere apostar a un modelo ecosocialista, carente de grandes antecedentes.

El ecosocialismo es presentado en un documento titulado: Manifiesto de Asambleas por el Ecosocialismo del año 2013, como una alternativa concreta y radical, construida como nueva teoría política global que plantea un nuevo proyecto político que sintetiza una ecología necesariamente anticapitalista y un socialismo necesariamente liberado de las lógicas del productivismo[3]. El Plan de la Patria expresamente propone el impulso y la promoción del modelo ecosocialista.

Han transcurrido más de 100 años desde la I Convención de Municipalidades de Venezuela, y se puede repetir perfectamente las palabras de Linares Alcántara (hijo) cuando advirtió que entonces el municipio tenía que reaccionar y reivindicarse. En este sentido, tal y como lo registró Mario Briceño Iragorry, en su obra Mensaje Sin Destino, de 1951, ha llegado el momento en el cual, asumiendo nuestra cualidad de ciudadanos, ayudemos al “pueblo, no a que grite, como aconsejan los demagogos, ni a que olvide sus desgracias, como indican los conformistas del pesimismo, sino a que reflexione sobre sí mismo, sobre su deber y su destino”.

Tal vez en ese déficit ciudadano para debatir los temas públicos, priorizando siempre los temas y la búsqueda de toda solución en la vía electoral, estén una de las múltiples razones por las cuales el tiempo histórico me ha obligado a mí y a mí hijo, a vivir en un régimen con rasgos autoritarios, que nos obliga a hablar de democracia, libertad y justicia, como lo hicieron en el pasado mí bisabuelo y abuelo, el primero frente al régimen de Gómez y el segundo de Pérez Jiménez. Algo dejamos de hacer como sociedad, que palabras del pasado como las registradas en este artículo, recuperan sentido y valor ante la crisis del presente. Es necesario reflexionar sobre lo que debemos hacer para romper ésta tradición histórica y enrumbar el país hacia un desarrollo incluyente y sostenible.

En este sentido, resulta necesario y urgente, que esa reflexión de Pueblo a la que hizo mención Briceño Iragorry en el siglo pasado, se oriente a reivindicar al Municipio, como modelo político y como forma de organización del territorio nacional; busque recuperar el sentido y alcance del concepto de vida local y promueva un modelo adecuado de autonomía local, a través de la cual se recupere el valor de las instituciones locales.

Nuestro reto como sociedad es hacer que el Municipio sobreviva a esta nueva contienda que el tiempo histórico le ha impuesto. El camino no es fácil, pues supone recuperar la democracia desde el valor de lo local.

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Notas

[1] Romero, Carlos. Descentralización, municipio y ciudadanía. 30 de enero de 2014. Online en:
http://algomunicipal.blogspot.com/2014/01/descentralizacion-municipio-y-ciudadania.html

[2] Conferencia Episcopal Venezolana. Comunicado de la Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana: “Responsable de la Paz y el destino democrático de Venezuela”. 02 de abril de 2014. Online en:
 http://www.derechos.org.ve/2014/04/02/comunicado-de-la-presidencia-de-la-conferencia-episcopal-venezolana-responsables-de-la-paz-y-el-destino-democratico-de-venezuela/

[3] Romero, Carlos. Entendiendo esto que llaman Ecosocialismo. 07 de septiembre 2014. Online en:
 http://estado-ley-democracia.blogspot.com/2014/09/entendiendo-esto-que-llaman.html

domingo, 7 de septiembre de 2014

De erizos y zorros



Nelson Acosta Espinoza

A los amigos lectores puede parecerle extraño el título de este escrito. Podrían preguntarse, por ejemplo, ¿qué relación podría establecerse entre estos mamíferos y la actividad política? ¿Cómo hacer corresponder sus respectivas conductas con la acción que despliegan los actores políticos del país? En fin, ¿en nuestro escenario político quien asume la conducta asociada al erizo o la zorra? Veamos.

En principio, el erizo es descrito de la forma siguiente: cauteloso, paciente por limitado y tozudo. Está obligado a la perseverancia porque no tiene más remedio que sacar todo el partido posible a sus escasas pero potentes habilidades. La zorra, por el contrario, es considerada un animal astuto y empleado, en muchas culturas, como símbolo de sagacidad. En Japón, por ejemplo, el kitsune (zorro en japonés) es una forma poderosa de espíritu animal muy travieso y astuto.

Isaiah Berlín (1909-1997), politólogo e historiador de las ideas, en su célebre ensayo del año 1953, El erizo y el zorro, despeja varias de las preguntas formuladas en el párrafo anterior. Basándose en un proverbio atribuido al poeta griego Arquiloco que reza como sigue: "Mientras que el zorro sabe muchas cosas, el erizo sabe mucho de una sola cosa". Berlín, establece una distinción entre dos clases de pensadores, políticas y seres humanos en general: Los erizos simplifican la complejidad del mundo y reúnen su diversidad en una única idea; los zorros, por el contrario, son incapaces de reducir el mundo a una sola idea y están constantemente moviéndose entre una inmensa variedad de imágenes y de experiencias.

Retomemos las preguntas iniciales de este breve escrito. En nuestro escenario político ¿qué conducta predomina, la del erizo o la del zorro? Bien, sin hacer alarde de destrezas semióticas, es fácil dar respuesta a esta interrogante. La última alocución del Presidente Maduro, por ejemplo, ilustra ese enfoque simplificador que intenta proporcionar un cierto sentido de unidad a la confusa realidad dentro de la cual este régimen se hunde cada día más. Basta con señalar que a pesar de haber perdido en pocos meses más de 15 puntos de popularidad insiste, cual erizo, en transitar la misma ruta con los mismos pasajeros que son responsables de la erosión de su capital político.

Las principales encuestadoras del país, inclusive las de vocación gubernamental, reportan esta pérdida de apoyo a la gestión oficial. Hinterlaces, por ejemplo, la sitúa en 18 puntos; Datanálisis, por su parte, muestra que la situación del país es negativa y que la popularidad del presidente ha caído en un 35%.

Ahora bien, el otro polo ¿es portador de una visión flexible que impediría encartonar lo existente en el marco de una única idea? ¿Se encuentra transitando la oposición venezolana la ruta del zorro descrita por Isaiah Berlín?

Voy a intentar delinear una respuesta a esa interrogante. Soy de la idea que los sectores democráticos han avanzado hacia una política fundada en el respeto y cultivo de la diversidad de opiniones y posturas políticas. Sin embargo, les hace falta ejercitar la habilidad del zorro: moverse con ligereza en el terreno movedizo que caracteriza el campo de lo político en el país. Y, además, desechar el hábito cognitivo que predica sobre la existencia de una sola respuesta verdadera para los problemas que presenta la nación.

En fin, es obligación de los sectores democráticos vivir alertas, poniendo a prueba sus ideas, creencias y valores. La tolerancia y el pluralismo, siguiendo a Berlín, más que imperativos morales, constituyen necesidades prácticas para la supervivencia colectiva.

Para finalizar: la oposición tiene el talento de un zorro y las creencias de un erizo. En consecuencia, si no resuelve este dilema es improbable que alcance el éxito político que se espera de ella.

Sin pobreza no hay revolución


Carlos Tablante

La reducción de la pobreza en Venezuela es menor a la que indican las cifras oficiales, sobre todo cuando observamos la capacidad adquisitiva del ingreso de los venezolanos. El gobernador del Estado Aragua, Tareck El Aissami, sostuvo recientemente que “Mientras se consigue más pobreza hay más lealtad a la revolución y más amor por Chávez. Mientras el pueblo es más pobre es más leal al proyecto revolucionario“, en el marco del lanzamiento del proyecto “Base de Misiones Socialista” un plan estatal recientemente creado que busca integrar los programas sociales del régimen. Resulta irónico que el  gobernador del Estado Aragua haya hecho semejante declaración desde un espacio creado con el supuesto fin de mejorar la calidad de vida de la sociedad, objetivo final de las misiones, hasta donde se había anunciado.

Ante estas asombrosas declaraciones del gobernador de Aragua, nos preguntamos: ¿Son verdaderamente las misiones, un programa de asistencia social creado para ayudar a los mas necesitados? ¿Eliminar la pobreza en Venezuela es una prioridad para el gobierno?  Estas y muchas otras interrogantes nos vienen a la cabeza cuando escuchamos ese tipo de declaraciones. No nos olvidemos de aquella famosa afirmación (confesión?) del ministro de Educación – para aquel momento- Héctor Rodríguez, quien aseguró “No vamos a sacar a la gente de la pobreza para llevarlas a la clase media y que pretendan ser escuálidos“.  Todo indica que la pobreza se ha convertido en un pilar fundamental de la estrategia del régimen para controlar a la población. Podríamos decir entonces que el fomento de la pobreza es una política de Estado.

El empobrecimiento de Venezuela es evidente. Quince años de autoritarismo-militarista han destruido casi en su totalidad el aparato productivo. El tamaño de las ingresos disminuye cada día mas, deteriorando la calidad de vida de los ciudadanos enfrentados a los niveles de carestía e inflación más altos del mundo. Económicamente y por ende, socialmente, el país va en franco retroceso.

La pobreza es la consecuencia inevitable de la imposibilidad de la sociedad de producir los bienes y prestar los servicios necesarios para cubrir las necesidades de la población. La ineficiencia del régimen en resolver los problemas del pueblo y en darle respuesta a las calamidades que sufren los venezolanos en todas las áreas, solo es superada, en sus efectos catastróficos, por la impunidad reinante que ha permitido que una nueva casta corrupta se apodere, como nunca antes, del dinero de los venezolanos. Ya es evidente que la igualación es parte de la visión estratégica de este Estado delincuente, pero se trata de una igualación hacia abajo, respondiendo a un principio primitivo: si todos son pobres “serán más leales a la revolución”. Este es un planteamiento de fondo, alarmante: la necesidad de multiplicar a los pobres, de que aumente la pobreza, para así crear una sola clase social que le permita a la casta corrupta que gobierna y a sus cómplices boli-burgueses, mantenerse en el poder. La falta de liderazgo en el sector oficial, es una debilidad que quieren tapar con el control absoluto del Estado y sus ciudadanos. La pobreza es el arma que utilizan para lograrlo.

Fernando Enrique Cardozo, ex Presidente de Brasil (1995-2002), definió lo que sucede en Venezuela como “el renacimiento de una visión utópica, una utopía regresiva”. La nueva élite que se ha apoderado del Estado venezolano intenta establecer un rumbo decimonónico a la sociedad, negando la modernidad, el progreso, el avance y el desarrollo del país, utilizando la pobreza como un mecanismo de dominación, pretendiendo retrotraer a períodos de la historia superados.

En Venezuela existe una mayoría de ciudadanos que se niega y opone a que ese modelo destructivo siga imponiéndose en la sociedad.  Nosotros, desde la oposición a este régimen, tenemos la responsabilidad de definir y construir el bien común que impulse y desarrolle un orden social justo que armonice los aspectos individuales y sociales de la vida. Nuestro país tiene la capacidad de producir grandes ingresos para convertirnos en una sociedad rica, que produzca riqueza para todos, una riqueza social, convirtiendo a toda la sociedad en una fuerza productiva.

Igualar hacia arriba es nuestro rumbo, convertirnos en un motor de dinamismo y de integración social, creando las condiciones necesarias para que el pueblo pueda salir adelante con su propio esfuerzo, con dignidad, sin miedo, superando así la pobreza que lo agobia, lo limita y lo somete a un régimen que no le permite expresarse ni progresar.

La verdadera revolución es aquella que iguala a los ciudadanos hacia arriba y no hacia abajo. Esa, está aún por construirse. Los venezolanos, unidos, podemos lograrlo.

“Chávez nuestro, que estás en el cielo...”


No hay argumentos válidos contra deidades. Y Chávez, como Evita, como Juan Perón, ya entró en el terreno divino


Alek Boyd,
Publicado en El País (España) el 3 de septiembre de 2014

En el pasado quedó, afortunadamente, el encanto global de Hugo Chávez. No me refiero a su muerte, sin duda a destiempo, sino a aquella visión romántica que tenían muchos en Europa por el verbo incendiario del caudillo venezolano. Recuerdo cuando comencé a escribir sobre asuntos políticos de Venezuela, en octubre de 2002, como la inmensa mayoría de las personas con las que hablaba sobre mi país me decían, palabras más o menos: “pero Chávez está ayudando a los pobres. Por primera vez en la historia un gobernante se ha ocupado de que los enseñen a leer y a escribir, ha hecho universal el acceso a la salud y además ha reclamado la soberanía de Venezuela...” Curiosamente, en un continente donde el estamento político está profundamente desacreditado, como lo es el europeo, muchos de sus habitantes tomaban la palabra de aquel político venezolano como misa. Pero reitero, felizmente, ello cambió.

Después del mayor despilfarro de recursos que se haya visto en el continente americano en las últimas décadas, nadie puede obviar la realidad venezolana. Huelga entrar en discursos estadísticos. La pobreza, el crimen, el desempleo, la escasez, los apagones, los miles y miles de muertos, la corrupción, el déficit democrático, las violaciones a derechos humanos, civiles y políticos, la total ausencia de justicia e independencia de poderes, el abuso del mismo, es decir, la obra que el chavismo ha erigido en 15 años está a la vista. Para cada especie propagandística promulgada por los medios de comunicación del estado, hay cientos, miles de casos de la vida real que contradicen al aparato hegemónico gramsciano.

Es por ello que cada vez se escuchan menos, allende las fronteras venezolanas, aquellas voces dispuestas a repetir al pie de la letra, sin cuestionamientos, lo que decía Chávez. Se les ha hecho imposible defender sus argumentos. Y, ¿dónde encontramos paralelismos de gente que ha decidido creer en algo que no existe en la vida real?

“Chávez nuestro, que estás en el cielo...” Han leído bien, estimados lectores. “Chávez nuestro, que estás en el cielo...” No es un error, sino el último ejemplo de que al chavismo -al menos en Venezuela- no se lo puede juzgar como a otros movimientos políticos convencionales. No pertenece al territorio del PP, o del PSOE. Chávez no es Pujol. Chávez es el Messi en la liga de Evita y Juan Perón. Intocable. Ahora etéreo, incorpóreo, “en los cielos”. No se juzga a un santo, se cree en un santo. Y es allí donde empieza y termina la religión chavista, porque es una religión, no nos equivoquemos. Quien en Venezuela, a estas alturas, siga creyendo en que el chavismo es la solución, no es una persona a la que pueda convencerse de lo contrario con argumentos estadísticos, políticos, y económicos.

No hay argumentos válidos contra deidades. Y Chávez, como Evita, como Juan Perón, ya entró en el terreno divino. De allí no sacan a nadie. En ese terreno no hay argumentación correcta, sino fe. Los herederos de Chávez, Maduro y Cia, han copiado la fórmula que su mismo líder espiritual aplicó, sin éxito, con Simón Bolívar: Chávez pintó al icono más reconocido de rojo, pretendiendo en una suerte de simbiosis histórica ponerse al mismo nivel, equipararse con Bolívar, el padre de la patria. Pero Maduro y su gente han ido aún más allá, puesto que Bolívar no abandonó nunca el terreno político, el mundo de los mortales, mientras que Chávez es Dios:

"Chávez nuestro que estás en el cielo, en la tierra, en el mar y en nosotros, los y las delegadas
Santificado sea tu nombre
Venga a nosotros tu legado para llevarlo a los pueblos de aquí y de allá
Danos hoy tu luz para que nos guíe cada día
No nos dejes caer en la tentación del capitalismo
Mas líbranos de la maldad y de la oligarquía
Porque de nosotros y nosotras es la patria, la paz y la vida
Por los siglos de los siglos, Amén
¡Viva Chávez!"

Sin saberlo, es de Dios que hablamos y hemos hablado los venezolanos en los último años. Con razón no hemos encontrado, ni encontraremos nunca, puntos comunes y soluciones.