domingo, 29 de septiembre de 2013

Si los alcaldes gobernaran Venezuela

Benjamin R. Barber, proponente de que los alcaldes gobiernen el mundo


Nelson Acosta Espinoza

"Si los Alcaldes Gobernaran el Mundo". Audaz propuesta, desarrollada por Benjamin R. Barber (nacido el 2 de agosto de 1939), teórico político y escritor mejor conocido por su best seller del año 1996, Jihad vs. McWorld. En los próximos meses la Universidad de Yale publicará su libro If Mayors Ruled the World el cual versará sobre al rol que las ciudades deberían jugar en este mundo globalizado. Su tesis puede resumirse brevemente en la siguiente afirmación: la democracia se encuentra bajo amenaza. Y, este peligro, proviene del desacople existente entre los problemas globales (calentamiento global, terrorismo, desigualdad económica, etc.) y las estructuras políticas heredades del siglo XV. Los problemas concernientes a la democracia y la política, sostiene Benjamin Barber, no pueden resolverse en el marco de los Estados nacionales que constituyen abstracciones jurídicas heredadas hace 500 años.

En este marco de argumentación Barber se pregunta: ¿qué hacer, entonces, en relación a la asimetría existente entre estos desafíos contemporáneos e instituciones políticas arcaicas? Su respuesta es provocativa. Hay que colocar el peso de la atención sobre las ciudades y permitir que estas instancias a través de un Parlamento Global de Alcaldes gobiernen el mundo. Estos espacios proporcionan cobijo a más de la mitad de la población humana; son fuentes primarias de las innovaciones sociales, culturales y políticas que dan forma a nuestro planeta. En sus plazas adquirimos nuestra condición de ciudadanos y ejercemos el derecho de escribir nuestras propias narrativas. Véase, por ejemplo, Zuccotti Park (New York), la plaza Tahir (El Cairo), la Tiananmen (Pekín) y más recientemente, la plaza Taksim (Istambul). En fin, sin la menor duda, la ciudad es el hombre.

Desde luego esta argumentación del profesor Barber se encuentra enmarcada en un contexto global y es referida a ciudades (principalmente) del mundo "desarrollado". Sin embargo, su razonamiento tiene pertinencia en los ámbitos locales. En otras palabras, esta contrariedad entre espacios urbanos y abstracciones jurídicas es recurrente en nuestro país. Sobre este tema me he referido en ocasiones anteriores. He señalado que una de las aristas del conflicto político en Venezuela, es aquel que opone, por un lado, el estado centralizado y expoliador de las regiones y, por el otro, las ciudades y municipios que luchan por su autonomía política y financiera. En este sentido hemos propuesto asumir a plenitud la tesis federal y federalizar la narrativa política del bloque democrático. Ello es necesario por varias razones. Primero, fracciones de la oposición hacen suya una concepción monolítica del país que no se presta para la valoración positiva de las diferencias; y segundo, articulado con esta visión, practican un "centralismo" que resta eficacia discursiva a la lucha política por las autonomías regionales. Operan, por así decirlo, con herramientas conceptuales que no facilitan la creación de una narrativa política alternativa.

Con vista a las elecciones municipales del 8 de diciembre la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) ha redactado un importante documento bajo el nombre "Lineamientos de gestión municipal por el pueblo y el progreso" (ver enlace al final del artículo). En este papel de trabajo se abordan cuatro sectores: desarrollo económico, urbano, paz y ciudadanía. Sin lugar a dudas, constituye un genuino esfuerzo por asumir con seriedad la cuestión municipal y es punto de partida en la senda hacia la construcción de un genuino federalismo.

De los distintos aspectos analizados en este documento vale la pena detenerse en el área de financiamiento de los gobiernos locales. Este es un aspecto crucial. Sin autonomía financiera no es posible concebir la política. El documento de la MUD señala que la debilidad financiera de los estados y municipios ha sido recurrente desde el siglo XIX. Esta tradición centralista en las finanzas públicas ha persistido a pesar de las reformas descentralizadoras iniciadas en el año 1989 y las que se intentaron en el marco del proceso constituyente. Las reformas fiscales de los años 1989 y 1999 se llevaron a cabo bajo la férula de una orientación centralista. No se incrementó la generación de recursos propios. Por el contrario, se amplió la asignación del sistema de reparto vigente hasta ese momento. Al respecto Christi Rangel, investigadora de estos temas de la ULA (Universidad de los Andes), señala que persistió "la imposición desde el centro de las reglas del juego en las condiciones de las transferencias, relaciones jerárquicas y clientelares, discrecionalidad en las entregas y su distribución, autonomía limitada para los gobiernos territoriales y por último, lo más grave es que dejó abierta la posibilidad de la re-centralización fiscal". Es obvio que la tesis del federalismo fiscal ha de ser un ingrediente en la formulación del progresismo que alienta la MUD.

En fin, como señala Benjamin R. Barber, no se puede avanzar en la democratización global y local en el marco de estas estructuras políticas y jurídicas centralizadas. Enfrentar al estado rentista, federalizar el relato y abogar por la organización federal del estado venezolano son tareas inaplazables. En fin, no resulta fantasioso ni utópico plantearse que nuestros alcaldes puedan algún día gobernar a Venezuela.

A continuación el enlace al documento de la MUD.

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