martes, 30 de septiembre de 2014

No es verdad


Simón García

La encerrona, pésimo nombre para denominar propósitos de enmienda, ha dado sus primeros frutos. Pareciera que los partidos han decidido convertir a la MUD en una verdadera herramienta de acción unitaria. El anuncio de un consenso en torno a Chúo Torrealba, aumenta las señales de añadirle a la iniciativa política su dimensión social y acelerar el retorno a la base de la sociedad.

Un relanzamiento de la MUD es urgente para elevar la autoestima de la oposición, para alentar su expansión hacia otros espacios, para nutrirse y nutrir el descontento. El inevitable naufragio del modelo y el fracaso de gestión del presidente hunden al país en una zona de inviabilidad. Las indecisiones y decisiones oficiales generan inestabilidad e incertidumbre. También propician motivaciones de cambio en numerosos sectores, incluidos seguidores del gobierno.

Existen otras circunstancias ventajosas. Las dos mitades enfrentadas por años, están descubriendo modos de encuentro. Irrumpe la novedad de que la Unidad está adquiriendo un sentido nacional ante la profundidad de la crisis y el sacudón de sus efectos destructivo en la vida de todos.

La MUD de Aveledo jugó un estimable papel acompañando la resistencia de la sociedad y cohesionando a una oposición que ha insistido en contener la más meditada y hasta ahora eficaz ofensiva llevada a cabo en el continente para imponer un modelo a la cubana. Su desempeño, aun contabilizando sus errores, contribuyó a impedir que el Estado autoritario doblegara el espíritu democrático de libertad, convivencia y justicia social vinculada al bienestar y no a la socialización de la pobreza y la normalización de la servidumbre cotidiana al Estado.

No es verdad que esta sea una oposición rodeada de fracasos. La acusación clava su bayoneta contra la MUD y nada extraño tendría que se proponga abrir el boquete de planchas separadas cuando algunos de los furiosos desacreditadores de las elecciones decidan participar con la excusa de ser una tercera vía para expresar a los ni ni.

No es verdad que la oposición no crezca. Todas las encuestas registran un sostenido crecimiento de una oposición en trance de pasar la raya del 50% de apoyo. Es natural que la población que abandona el oficialismo necesite un tiempo para metabolizar un cambio de inclinación. Lo grave es que un discurso agresivo y amenazante, desde sectores de la oposición, restablezca la polarización y cerque con alambre de púas a quienes objetivamente están refutando al gobierno.

No es verdad que hoy exista la necesidad de un deslinde interno. Toda la oposición comparte la vía democrática y constitucional cuya modalidad ordinaria son los procesos electorales: Constituyente, Revocatorio; Renuncia pasan por los votos. Que la estrategia no se reduzca a la lógica electoral es otro asunto.

No es verdad que haya que anticipar la lucha por el trofeo de la candidatura presidencial. Si hay interesados, deberían mantenerse en una competencia responsable, atenta a fortalecer los partidos, revitalizar a las organizaciones sociales y mejorar la condición alternativa de toda la oposición, no de una de sus partes. Sin falsas ofertas insurreccionales, sin atajos y sin descalificaciones a quienes sostienen una opción de lucha sobre otras bases y razones.

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