domingo, 18 de mayo de 2014

El “diálogo” debe continuar


Ha transcurrido más de un año desde aquel respaldo a una auditoría total de resultados electorales y no se ha realizado


Alek Boyd, 
El País (España) 17 de mayo de 2014

Examinemos a los actores principales primeramente: Gobierno de Nicolás Maduro y oposición “oficial” asociada a la Mesa de la Unidad Democrática (MUD). El primero cuenta con un récord de larga data que hace, prácticamente imposible, tomarlo en serio. Es decir, poca credibilidad puede tener un Gobierno cuyo presidente llegó al cargo en condiciones dudosas y violando la constitución. Luego tenemos al otro bando, representado por líderes cuya legitimidad ya caducó, y cuya representatividad, en el mejor de los casos, es una fracción del universo opositor.

Luego tenemos a los observadores de UNASUR. Vale recordar que la misma UNASUR anunció su respaldo, en abril de 2013, a una auditoría total de los resultados de la elección que Maduro supuestamente ganó. Dicha auditoría nunca se llevó a cabo, por tanto la credibilidad de los representantes de UNASUR, como observadores dizque imparciales, es igual a la de los dos actores ya mencionados.

En ese marco se realizaron algunos encuentros, el primero televisado, los demás en privado. En una reunión previa al inicio del “diálogo”, entre representantes de ambos bandos en Aruba, el chavismo ignoró casi la totalidad de las condiciones de la MUD. El gobierno de Maduro se aseguró el cumplimiento de sus condiciones antes de comenzar con la farsa, y la MUD, por razones desconocidas para la mayoría de los venezolanos, aceptó participar. El gobierno de Maduro no ha cambiado un ápice su política de represión brutal, encarcelamientos indiscriminados, y violación sistemática de derechos humanos. Vale hacer un alto al respecto de violaciones sistemáticas de derechos humanos en Venezuela, cosa que viene ocurriendo ininterrumpidamente según la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, y recordar que tal es el caso desde el año 2005.

El “diálogo” entre las partes no ha producido ni un sólo resultado: los presos políticos siguen presos y sus “procesos judiciales” regidos por la Fiscalía chavista siguen siendo una farsa; los estudiantes siguen siendo arrestados, torturados y acusados falsamente; los colectivos del terror campean a sus anchas; altas autoridades del gobierno siguen fabricando evidencias y denunciando complots inexistentes; es decir, nada ha cambiado. El chavismo no ha dado ni una sola muestra que indique una intención distinta a la de mantenerse en el poder a cualquier costo.

Esta semana la oposición suspendió el “diálogo”, supuestamente por la continuada represión contra estudiantes y arrestos indiscriminados. Nicolás Maduro dijo por su parte que el “diálogo” se había suspendido debido a “fuertes presiones”, sin dar más detalles. Se ha anunciado un nuevo encuentro para éste domingo, entre MUD, UNASUR y nuncio, para “descongelar” el asunto.

Luego hemos de escuchar afirmaciones que indican que el fracaso del diálogo se debe a: las revelaciones de la Secretaría de Asuntos Hemisféricos del Departamento de Estado (Roberta Jacobson) al declarar que representantes de la MUD le solicitaron no sancionar a los responsables de violaciones a los derechos humanos en Venezuela; o la supuesta disposición del Gobierno de Obama de imponer un embargo a Venezuela, lo cual, salvo el chavismo y la MUD, nadie ha planteado en el contexto actual; o la irresponsable premura en la obtención de resultados que algunos actores albergarían, desconsiderando los “buenos auspicios” de los representantes de UNASUR. Los culpables del fracaso parecen estar en todos lados menos en Venezuela.

Lo que ninguno de los comentaristas y expertos de oficio resaltan, es que ha transcurrido más de un año desde aquel respaldo a una auditoría total de resultados electorales, acordado en Lima por UNASUR y que legitimaría a Nicolás Maduro como presidente, y no se ha realizado, ni se realizará. Los “bien dispuestos” cancilleres de UNASUR no han dicho palabra de discriminación o crítica al respecto, por consideraciones económicas que son las que dictan la agenda. Lo que no se escucha es que las sanciones propuestas no son contra Venezuela, sino contra individuos responsables de violaciones a los derechos humanos, léase Maduro y su gente. Tampoco se habla de las relaciones profesionales y conflicto de intereses de representantes de la MUD con banqueros boliburgueses, a quienes, muy probablemente, afectarían las sanciones individuales propuestas, de allí sus peticiones al Departamento de Estado de no imponer sanciones a los chavistas.

Es decir, tenemos a un Gobierno acorralado por las continuas violaciones a los derechos humanos, pero que ha facilitado, y sigue facilitando, oportunidades de negocios fabulosas para sus oficiales, socios, banqueros, y países y empresas aliadas. El chavismo es un excelente negocio, para quien colabora con él. Todos los que se sientan en ese “diálogo”, con la excepción del nuncio Aldo Giordano, tienen un interés económico en mantener el status quo, y es por ello que está destinado irremediablemente al fracaso. Pero el show debe continuar, para que el mundo crea que con ese “diálogo” Venezuela saldrá de la crisis.

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