Esta breve reseña obedece a la importancia que tiene
esta investigación: El Negara.
El Estado-teatro en el Bali del siglo XIX para
la antropología política y la reflexión sobre el poder.
Clifford Geertz descarta la amenaza (Hobbes)
o el engaño (Marx) como puntos de partida
para el análisis de esta dimensión de la dominación.
Reivindica, por el contrario, la importancia que posee,
por si misma, la representación simbólica del poder.
Línea de reflexión relevante en estos tiempos de elecciones.
Debido a su relativo aislamiento y a una larga tradición de investigaciones y estudios, Bali se ha convertido en una rica fuente de información sobre el tradicional estado del teatro hindú del sudeste asiático. En esta obra, el antropólogo Clifford Geertz (1923-2006) aplica su conocido método de análisis cultural a la organización social del Bali decimonónico y ofrece un vívido retrato de los símbolos, mitos, rituales y ceremonias; en breve, del teatro —que constituían en esencia el negara pre-colonial, el Estado Balinés. El negara no era ni una tiranía ni un gobierno burocrático. De hecho, ni siquiera pueda decirse que fuera un gobierno. Por el contrario, era un espectáculo organizado, un estado teatro diseñado para dramatizar las obsesiones dominantes de la cultura balinesa: la desigualdad social y el orgullo de pertenecer a un determinado estatus.
Geertz, como conclusión, afirma que el Estado balinés desafía las conceptualizaciones más fáciles procedentes de cualquiera de los modelos y lugares comunes familiares en el marco de la teoría política occidental. Analizando los principios organizativos del Estado balinés, a través de sus diversos niveles y funciones, demuestra las limitaciones de todos los intentos de distinguir el carácter práctico del ritual de dicha organización. De esta forma, el autor remedia las deficiencias y distorsiones de las modernas nociones occidentales que reducen la política al poder, el Estado a un artefacto organizativo comprensible en términos puramente instrumentales y los procesos simbólicos o culturales a un mero accesorio del arte de gobernar.
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