Nelson Acosta Espinoza
¿Para qué sirven los diputados? La pregunta la formulo una joven señora en unas de las cotidianas colas que rutinariamente debemos hacer para obtener los insumos de primera necesidad. La expreso en tono angustioso y de reclamo ante la situación que diariamente tiene que enfrentar. Sorpresivamente, otros clientes la acompañaron en el cuestionamiento. Todos, se sentían desasistidos por sus supuestos representantes. Este sentimiento de desamparo alcanza, por igual, a los diputados del oficialismo y de la oposición. La mayoría, dato revelador, desconocía las existencias de primarias para su escogencia. Este escribidor, fue testigo de este acontecimiento puntual; ¿puntual?
Bien amigo lector, parece pertinente dar respuesta a esa interrogante. Desde luego, hablo desde el campo contrario al oficialismo. En fin, el bloque democrático debería abrir cauces para un debate de esta naturaleza. Estamos cerca de las elecciones primarias y a meses de las parlamentarias. La oposición tiene oportunidad de obtener mayoría en estos comicios. Sin embargo, para alcanzar esta meta, pareciera necesario articular sus representantes con la población y dar respuesta, con los hechos, a la interrogante con la que iniciamos este breve escrito.
Hay que estar consciente que un sentimiento de orfandad política anida en los corazones de grandes sectores de la población. La conducta exhibida por los diputados de la oposición y del oficialismo en la actual Asamblea Nacional refuerza esta sensación de desapego que florece en los votantes. Existe un abstencionismo en potencia. Fenómeno este que indica y señala la falta de conexión entre los elegidos con sus electores. Bueno es señalar que este sentimiento pudiera ser inducido por el oficialismo: intentar quebrar moralmente a la población con la finalidad de que acepte complaciente las dificultades que les toca enfrentar. De ahí la pregunta inicial ¿para qué sirven los diputados?
Hay que dotar a estas elecciones de un profundo significado político. No es una contienda electoral. Es una batalla de naturaleza política. Los que resulten favorecidos deben estar conscientes de esta cualidad. La próxima Asamblea Nacional, quizás sea la última del socialismo del siglo XXI. En consecuencia, los representantes electos opositores deben estar contestes de la responsabilidad y riesgos que conlleva el ejercicio de este rol en tiempos finales de esta hojarasca. Bueno es recordar la historia. El 24 de enero de 1848 se produjo, lo que popularmente se conoce como "el Día del Fusilamiento del Congreso” o, como la historia lo relata, asalto al Congreso Nacional de Venezuela.
Estamos a tiempo para formular una oferta política que rompa con el electoralismo per se. Hay que retomar los temas que conciernen a los ciudadanos y trasmitir la idea de la imperiosa necesidad de derrotar política, discursiva y electoralmente a este proceso mal llamado socialismo del siglo XXI.
El marketing es importante. Pero siempre debe subordinarse a la propuesta política. Si esta se encuentra ausente, el mercadeo se vacía de contenido. Los ciudadanos que se encuentran enfrentando las colas y otras dificultades exigen ser interpelados con un nuevo lenguaje que reproduzca sus necesidades y se aleje de los estereotipos del pasado. De lo contrario, la pregunta inicial queda sin respuesta.
Si se fracasara en este cometido se abriría campo para la emergencia de movimientos de desobediencia civil en el país. “No nos representan”, por ejemplo, podría transformarse en el lema medular de un movimiento ciudadano que canalice el desencanto y desapego de buena parte de la sociedad hacia una clase política que la siente lejos de la calle e incapaz de dar respuesta a los problemas de los ciudadanos. Sin duda, la política pudiera ser es así.
2 comentarios:
Amigo Nelson, me gusto tu articulo, lo comparto y lo publicito. Fuerte abrazo. Raul Storey.
Amigo Nelson, me gusto tu articulo, lo comparto y lo publicito. Fuerte abrazo. Raul Storey.
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