sábado, 19 de octubre de 2013

Habilitante para habilitar al inhábil



Paciano Padrón

Llamamos Ley Habilitante, aquella que hace hábil para legislar a quien no lo es, pero no legitima al ilegítimo. En efecto, la Constitución de la República (Art. 203) establece que la Asamblea Nacional, por mayoría calificada de tres quintas partes de sus integrantes, puede facultar para dictar leyes a quien tiene la función constitucional de ejecutarlas, no de aprobarlas. La Ley que habilita para legislar al usualmente inhábil para hacerlo, debe determinar las materias sobre las que legislará y el tiempo en que lo hará. Es ilógico delegarle legislar en lo referido al control de la administración, porque es facultar al controlado para dictar las normas que lo han de controlar a él mismo. Esto es un despropósito.

Maduro ha dicho algo que es deseable, pero que él incumple: “erradicar la corrupción exige hacerla visible allí donde pretende ocultarse”. Ciertamente es necesario hacer visible la podredumbre para limpiar la administración y sancionar a los corruptos, no obstante Maduro y sus colaboradores del cogollo -tanto los militares que constituyen la mayoría, como los civiles- actúan como gatos tapando sus propios excrementos, cuando de lo que se trata no es de ocultar sino de hacerlo visible para la corrección y sanción. De esa Ley Habilitante -si es que se aprueba y llega a ser tal- no hay razones para esperar nada bueno.

El ilegítimamente proclamado por el CNE como Presidente de la República viene hablando, desde hace ya varios meses, de que solicitaría poderes especiales para legislar contra la corrupción, intentando así centrar el debate nacional sobre la podredumbre administrativa, pretendiendo poner los ojos sobre el pasado. A Maduro le salió el tiro por la culata, porque lo que se puso de manifiesto es la corrupción del régimen decadente y podrido, sin alcanzar el otro propósito de desviar la atención de la escasez y la inflación que hoy indignan al venezolano.

Se ha dicho y lo reitero, que prever penas más severas para quienes incurran en delitos de corrupción, no resuelve el problema; lo que sí intimida es la aplicación de la ley y la sanción del corrupto. El problema no es de falta de leyes, sino de acatamiento de las mismas, y de que los altos personeros del cogollo den ejemplo de rectitud, en lugar de estar sumidos en la podredumbre y en el indebido usufructo de los bienes públicos. En este gobierno indecente el robo es descarado, al estar amparado el delito por los órganos de control y justicia.

Maduro, al presentar el Proyecto de Ley Habilitante, requirió poderes para legislar ya no solo sobre el tema de la corrupción, sino para combatir lo que el régimen ha llamado la guerra económica de los escuálidos contra la revolución, pretendiendo hacer ver que luego de casi quince años de gobierno inepto, la escasez de productos y la inflación son consecuencia de quienes adversamos la incompetencia del régimen.

Pidió el Presidente ser habilitado para legislar por un año, cuando una de las razones de ser de una Ley Habilitante es aprobar instrumentos legales de manera expedita, para atender requerimientos urgentes; un año niega la urgencia, como la negaron los extensos lapsos para los cuales el expresidente Chávez obtuvo habilitación.

Si en algún momento no se requiere una Ley Habilitante en Venezuela, es en la actual coyuntura, donde el Ejecutivo Nacional tiene sometidos y secuestrados los otros poderes públicos, los que bailan al son que les toque Miraflores, disponiendo de la mayoría necesaria para aprobar las leyes que al gobierno le dé la gana. Rechazamos la Habilitante por engañosa e innecesaria.

Lo que Venezuela requiere hoy es un gobierno que gobierne y sancione la corrupción, un gobierno que incremente la producción, acabe con el desabastecimiento y ponga freno a la inflación que anula los ingresos de los venezolanos, haciéndolos sal y agua.

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