Maduro ha dicho a los venezolanos que no encontrarán en la Fuerza Armada un oficial que se convierta en Pinochet. Es decir, que no hallarán un militar que convirtiéndose en dictador a través de un golpe, derribe su gobierno. Hay que responder, no hace falta eso: Usted es Pinochet.
La dictadura de Pinochet en Chile, dejó un saldo de 40.018 víctimas entre los cuales hay más de 3.095 muertos, 3.399 mujeres torturadas, 1.700.000 exiliados, 250.000 presos y todo tipo de crímenes como el asesinato de Orlando Letelier, ex canciller, hasta secuestros, persecuciones, torturas y asesinatos. Es lo que el Tribunal Penal Internacional con sede en Roma, ha catalogado como “crímenes de lesa humanidad”.
No creemos que por muy obligados que estén los militares venezolanos a confesar en público una lealtad al actual régimen, ninguno que quiera rebelarse pudiera practicar a futuro lo descrito en el párrafo anterior. Y en todo caso en la historia de Venezuela no siempre los llamados golpes de estado, fueron para volcar al país en tiranías sangrientas. Basta recordar dos ejemplos, uno en el siglo XIX y otro en el siglo XX, el de Juan Crisóstomo Falcón y Julián Castro contra los Monagas, y el de Wolfgang Larrazábal contra Pérez Jiménez que no siguieron esa senda. Al contrario acabaron con el nepotismo y devolvieron la libertad y la democracia.
Pero un mandatario como Maduro que confunde Estado y gobierno cuando rechaza opiniones exteriores sobre el país, que no son contra Venezuela, sino sobre su régimen. Que habla de intentos de magnicidio y sublevaciones imaginarias, que ahora llama golpe azul y golpe continuado; que acusa a tres generales sin tropa u oficiales con aviones fantasmas de una conspiración sin dar pruebas, que remite la escasez económica a paramilitares en la frontera, no podemos menos que calificar esto como una comedia para ocultar la falta de legitimidad.
Los asesinatos de los estudiantes Kluivert Roa, Alejandro García, Luis Arianyi García, Yamir Tovar, José Daniel Frías, los jóvenes detenidos en estos días en Zulia, Táchira, Trujillo y Nueva Esparta y los heridos en Mérida, los habitantes maltratados en el Barrio El 70 de Caracas, la detención de Antonio Ledezma, el asalto a las casas de Copei, la creación de brigadas de soplones llamados eufemísticamente “patriotas cooperantes”; las denuncias de las torturas practicadas en la llamada “La tumba”; la preocupación por Venezuela expresada por la ONU, OEA, Colombia, Ecuador, España, Brasil, Panamá, Estados Unidos, Chile, diarios argentinos, franceses, italianos, mexicanos, dominicanos, CNN; permitirle al senil uruguayo José Mújica, condenar la primavera árabe que acabó con horrendas dictaduras, no es acaso una manifestación de que este régimen perdió la condición de democrático, la legalidad y legitimidad del poder.
No es de extrañar lo que vivimos pues como decía Federico el Grande “Todo el que avasalla a sus semejantes, se ve obligado a ser impostor y sanguinario”
1 comentario:
Sr Portillo su comparación de Nicolás Maduro con Augusto Pinochet es un disparate propio de las mentes socialistas como la suya. Habría que entender el daño social, económico y político que generó el inefable Salvador Allende para entender el proceso que siguió a su caída, sin que justifique yo los asesinatos y torturas posteriores, pero si el socialismo siembra tanto odio difícilmente cosecha amor, si usted fuera más preciso compararía a Nicolas Maduro con sus colegas socialistas como Mao Zedong asesinó entre 49 y 78 millones, a Josef Stalin asesinó a 23 millones a Pol Pot asesinó 2 millones y a Kim II Sung 1,6 millones de asesinados, sin dejar a un lado la "joyita" de Fidel Castro. Porque estos bondadosos socialistas además generaron miseria económica y cero libertades, y ni remotamente se pueden comparar las libertades en el Chile de Augusto Pinochet con las de Korea del Norte. Como que en su "corazonsito Socialista" le cuesta asimilar que los más grandes asesinos de la historia abrazaron la ideología socialista y comunista.
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