sábado, 1 de junio de 2013

UCV, mon amour



En 1956, Alain Resnais, un joven director de cine francés, hizo un documental sobre el exterminio de los judíos con material del propio ejército nazi. Se llamaba Noche y niebla. Un par de años después andaba en Japón buscando material para otro documental, esta vez sobre la caída de la bomba Atómica en Hiroshima. Resnais no estaba muy seguro de qué hacer con el material, acaso las imágenes eran demasiado fuertes. Entonces se le ocurrió contactar a la escritora Marguerite Duras, quien escribió el guión. Era una historia de ficción, la historia de una cineasta francesa que va a Japón a hacer un documental sobre el mismo tema y allí tiene una relación con un japonés. Las imágenes de los amantes entrelazados dicen sobre la tragedia de Hiroshima y Nagasaki acaso más que las imágenes directas de la destrucción. En todo caso plantean una mirada diversa, creativa, sobre un acontecimiento histórico. Tal vez por esas razones ganó la Palma de Oro como mejor film en el Festival de Cannes en 1959 y el Oscar al mejor guión en 1961.

II

En 1825, regresa a Venezuela el médico cirujano y científico José María Vargas, tras haber permanecido exiliado en Puerto Rico donde desarrolló una importante labor profesional y científica. Desde su llegada se dedicó de inmediato al ejercicio de su profesión, incorporándose además a la Universidad Real y Pontificia de Caracas como profesor de Anatomía. En 1827, fue reorganizada dicha universidad por el Libertador, cambiándosele el nombre a Universidad Central de Venezuela, y aboliendo los criterios de exclusión que impedían ingresar a la casa de estudios a mestizos y a pobres. Vargas fue electo el primer rector, de acuerdo a los nuevos estatutos republicanos y convierte a la UCV en la primera universidad del país, condición que hasta hoy ostenta, a pesar de todo. La Universidad se muda desde el seminario Santa Rosa hasta San Francisco.


Posteriormente, Guzmán Blanco le quitará a la UCV los bienes que le había legado el Libertador para su sustento, como la hacienda de cacao de Chuao. Desde entonces la universidad pasará a depender totalmente del presupuesto que le otorgue el Estado.

III

En 1928, los estudiantes universitarios están a la vanguardia de la lucha contra la dictadura de Gómez. Muchos de ellos pagan con cárcel tal osadía.

En 1955 se inaugura la Ciudad Universitaria, diseñada por Carlos Raúl Villanueva, la cual es elevada a la categoría de Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco en 2000. En los años sesenta, la UCV es refugio de guerrilleros y desde ella se expande el Movimiento de Renovación Universitaria. Caldera la allana y la cierra por dos años. Pasa el tiempo y se profundiza su crisis. Hoy en día la UCV subsiste a duras penas. Muchos, que deberían apoyarla, abusan de ella, la prostituyen. Es como si le pegaran a su madre después de robarla. Abusa de la UCV el profesor o empleado que no cumple su horario de trabajo. Abusa de la UCV el vigilante que cobra por dejar pasar un carro. Abusan de la UCV los que organizan la venta de cupos. Abusan de la UCV quienes la usan como mercado para el narcotráfico. Abusan de la UCV los motorizados que ruedan por sus aceras sin importarles a quién se llevan por el medio. Abusa de la UCV quien llega en una costosa camioneta a usar gratis las canchas de tenis. Abusa de la UCV el estudiante que carga su teléfono celular sin preguntarse quien paga la factura eléctrica. Abusan de la UCV quienes se dedican al robo de automóviles en sus estacionamientos. Abusa de la UCV el estudiante que hace la cola para comer gratis cargando en sus manos una botella de refresco que cuesta BsF.XX. Abusan de la UCV los comerciantes y buhoneros que se instalan allí sin pagar patente. Abusa de la UCV la patinetera que rueda su skateboard sin importarle los avisos de prohibición porque las ruedas dañan los mosaicos. Abusa de la UCV el militante político que pega pancartas o que pinta las paredes, incluso las obras de arte, sin importarle que formen parte del Patrimonio Cultural de la Humanidad. Abusan de la UCV quienes lanzan bombas lacrimógenas para sabotear las protestas y queman garitas de vigilancia. El Alma Mater da y da, ¿y qué recibe a cambio?

IV

Hace pocos días varios estudiantes de Arte –Estrella Gomes, Lena Pagliarani, Andrew Ramírez e Israel Rojas– colgaron en Youtube un video. Se llama UCV, mi amor y es un trabajo que excede en mucho los requisitos académicos. Allí, entre las imágenes y el audio del film de Resnais, se cuelan, sin alterar la estética original, imágenes de la UCV, la que conocemos, la de todos los días, la sufrida, la que nos duele, la que quijotescamente defendemos a pesar de los míseros salarios y de la destrucción a que ha sido sometida. Es una obra de una rara belleza. Con pocas palabras y en blanco y negro, en apenas 6 minutos y 16 segundos, unos jóvenes nos susurran en los ojos y en los oídos imágenes y palabras que apuestan al futuro. En días en que nos movilizamos para que los salarios sean dignos de la importancia de la casa que fundó Bolívar como Institución Republicana, este documental viene a ser como un alivio a tanta frustración, decepción e impotencia. Ojalá lo vea el ministro Pedro Calzadilla, historiador egresado de la UCV, ojalá trabaje su ánimo y se acuerde de cuando era un docente comprometido con su cátedra y promotor de publicaciones desde el Fondo Editorial Tropykos. Porque UCV, mi amor, como Hiroshima mon amour, es un canto a la paz, a la memoria y contra el olvido. Y el ministro Calzadilla quiere que la UCV ayude a promover una cultura de paz. Pero primero hay que darle lo que se merece como institución. Y no sólo se trata de sueldos dignos. Ojalá se acuerde de las palabras del maestro Prieto Figueroa: para aspirar a ser un país de primera necesitamos una educación superior de primera. Ojalá. UCV, mi amor. “No has visto nada en Hiroshima. Nada”. “Lo he visto todo en Hiroshima. Todo. El hospital lo he visto. Estoy segura…”

1 comentario:

Antonio Avellan dijo...

Conmovedor . Siendo un joven de muy pocos recursos, pude sacar mi carrera en la UCV. Quienes hoy están en el poder, muchos como yo se graduaron en la UCV, quisiera saber a quien le hechan la culpa por los abusos que hoy sufre nuestra UCV, y si argumentan que nada pueden hacer para cambiar esa situación.