sábado, 1 de junio de 2013

Calixto y la moderación endógena


José Julián Hernández C.

Lo ignoro, pero tal vez Calixto Ortega tenga un canal de comunicación con José Vicente Rangel. Lo digo por aquello de la postura inclinada a moderar. El tono de la Revolución chavista es la intransigencia como sentido y la exaltación como derivación; o sea, la puesta en marcha del mensaje provocador y aglutinador desde el poder y la reacción esperada de fanatismo colectivo. Dicho sea de paso, los llamados “colectivos” rara vez han caído en ese juego; lo de ellos es “jugar a la revolución” pero con armas de verdad y de cierto calibre. No así Lina Ron que se prestaba al juego de poder, cumplía su rol simbólico, pero terminaba siempre desautorizada.

Cuando los eventos tomaban cierto calor y el propio Gobierno se veía involucrado en los hechos, la intransigencia se mezclaba con la exaltación y las cosas se salían de control. Aparecía la ponderación que era administrada por el propio Chávez, y le servía para apaciguar los ánimos, crear un relativo letargo y, dependiendo de la situación, se podían poner las cosas en el congelador o asumir un repliegue táctico. En tales circunstancias la moderación de Calixto, en la línea de José Vicente, aparecía en escena no sólo como artimaña sino como un ejercicio que, aún lejos de la sindéresis, era útil para el entendimiento; pero no entendimiento con el contrario, sino de la fuerza, estatura o razón circunstancial del contrario. La autoridad de Chávez y el “llamado de alerta” de los refrenados hacían que existiera una suerte de moderación endógena que, aunque llevada al gusto y al ritmo de las necesidades del oficialismo, daba un cierto respiro a la república como afirmación de coexistencia.
Comedido y prudente –visto así en sus propias filas– Calixto ha sido designado como Encargado de Negocios de nuestra Embajada en Washington. Investido como cuasi embajador tiene la tarea de incrementar el diálogo con la sociedad estadounidense, lo cual incluye a los sectores comerciales y gubernamentales. 


En realidad, indicios de recesión económica y de baja en la intensidad de las relaciones con China modifican las condiciones comerciales y energéticas, con lo cual se le replantean al Gobierno sus espacios de entendimiento. El entorno marca la pauta del futuro y desborda con su complejidad de factores externos e internos la capacidad de maniobra del poder político en Venezuela. Hoy la moderación es exógena; la coexistencia se impone al chavismo desde el entorno y la reconocerá tarde o temprano como un dato de su propia sobrevivencia.

La moderación es señal de sabiduría de un orden político. Calixto, como socialcristiano que fue, lo entiende; y, al parecer, a otros no les quedará más remedio que entenderlo. ¡Viva la República!

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