domingo, 23 de junio de 2013

La universidad que deseo

Vista parcial del campus de la Universidad de Carabobo


Teresa Morán L.

Advertencia: El siguiente es un texto apto para ciudadanos conscientes, no contiene retórica lastimera ni poses sentimentales.

Parafraseando al poeta Leonardo Padrón “Confieso que estoy agotada”. En los últimos cuatro años las universidades autónomas venezolanas han sido asfixiadas y ahora con una aplicación homogénea de ajuste retributivo ni se diga. Esta medida me plantea un desacuerdo profundo de forma y de fondo, remitiéndome a un universo de sombras y otredades que son interrogadas desde mi vigilia ante la indolente pose irracional de algunos personeros y personajes que nos acompañan en el diario vivir de nuestras actividades.

Quizá por ser esta mi primera experiencia como empleada universitaria me siento tan angustiada porque la Casa que Vence las Sombras,  a mi entender, no sólo ha sido asediada con diferente y creciente entonación por los gobiernos de turno, sino también desde su interior; observo una acumulación de villanías y desprecios que le vienen muchas veces de quienes han recibido su bien, al punto de desear gritarles, como Cesar a Bruto, “ustedes también hijos míos”

Pese a todo, nuestra Universidad de Carabobo, una de las más importantes del país, se ha ganado un prestigio no sólo por su pizarra mágica donde la tiza dibuja día a día la posibilidad del aprendizaje, sino por el trabajo que hacemos desde las diversas dependencias que la integran el cual a su vez nos da derecho al salario y a la dignidad. Todo lo que hacemos dentro de ella lo hacemos además con la valentía de la libertad, en la tolerancia del otro, en el quehacer creativo y con la lámpara de Diógenes de la investigación.


A continuación un vídeo: Canto infinito, UCV



Por eso, en estos días atroces, hay que detenerse en medio del campus universitario. En estos días nos toca evaluar lo que hemos hecho, lo que somos para nuestra universidad y lo que hemos dejado de hacer.

¿De dónde surgen los investigadores de nuestro país? ¿Quiénes son los más afectados con un paro? ¿Cómo se sienten los académicos? ¿Qué tipo de empleados pretendemos ser tras nuestro paso por la universidad? ¿En dónde se encuentra la historia de este país? ¿Dónde se forjan los estadistas, profesores, constructores, médicos, ingenieros y un largo etcétera en este país? ¿Quiénes apoyan a la Universidad de Carabobo?

Nuestra UC, al igual que LUZ, UCV, ULA,  entre otras máximas casas de estudios es una de las instituciones garantes de la libertad; no ofrece alabanzas al poder, es garante de la conciencia crítica. Su institucionalidad es el centro irradiante de ciudadanía.

En estos días cuando los problemas nunca faltan dentro de nuestras universidades, cuando las divisiones son montones, los quebrados se multiplican y las clases de diálogos que se establecen son confusos y muchas veces falsos, debe quedar claro que es un deber sentirla como ciudadanos venezolanos que somos, porque la universidad no es sólo de nosotros, los que nos llamamos universitarios, sino que debe serlo de la sociedad que la necesita. Y esta es, según creo, una cuestión fundamental. ¿De quién es la universidad? La universidad no es un feudo de los universitarios, sean estos profesores, estudiantes o empleados administrativos ni, por supuesto, cada cátedra o cada departamento universitario es un mandarinato.

Desentenderse de lo que pasa en nuestra universidad, es de idiotas, como se decía en la Grecia clásica, en el sentido etimológico del vocablo idiota, es decir, los ausentes de la ciudad.

Pero no quiero dejarme llevar por la apasionada lucidez de Emil Michel Cioran, filósofo del pesimismo; en definitiva lo que deseo es encontrar una universidad donde tus sueños pueden ser una fábula o una leyenda; una universidad donde la ciencia sea dada en sesiones intensivas; una universidad donde su personal llámense profesores, administrativos u obreros, logren arrancarle claridad a la sombra, hilvanando un discurso fascinante,  develando el propio misterio de las cosas.

Sólo anhelo una universidad ejemplar que pavimente los caminos de todos los venezolanos y venezolanas, llevándonos por la senda educativa del desarrollo, la democracia, la justicia y la investigación sin ceder por supuesto al acoso de las sombras.

A continuación un vídeo: Canto infinito, UCV

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