domingo, 23 de octubre de 2011

Gobiernas tú


Los  procesos eleccionarios  tienden a propiciar la articulación de lógicas  distintas. Por ejemplo,  electoral y  política. La primera, responde a las urgencias que se desprenden de la necesidad de derrotar electoralmente al adversario político y, la segunda,  permite dar respuesta a la “pulsión” de obtener y transformar las estructuras de poder de una sociedad en un momento histórico. En situaciones de estabilidad institucional la electoral evoca a la lógica política y aquella juega un rol hegemónico. Es en este escenario donde prevalecen las técnicas de mercadeo,  triangulación y  esquemas  dirigidos a persuadir y seducir a los potenciales electores.

Por su parte, la lógica política  predomina en coyunturas de inestabilidad o transición y su despliegue tiene como propósito acceder para modificar las instancias de poder. Lo electoral, en consecuencia, tiende a subordinarse  a lo político; esta última dimensión proporciona los contenidos sustantivos que deberán  dirimirse en la contienda electoral.

 Ilustremos lo anterior a través de dos frases emblemáticas de procesos electorales acaecidos en  nuestro pasado reciente.   Por ejemplo, la consigna “este hombre si camina” (Carlos Andrés Pérez, 1973) era de naturaleza electoral. No expresaba una oferta diseñada para alterar radicalmente la estructura del gobierno.   Por el contrario, connotaba la voluntad de restaurar para  centralizar el poder del estado.   En  extremo opuesto, se sitúa  la sentencia “hay que freír en aceite las cabezas de  adecos y copeyanos” (Hugo Chávez Frías, 1998). Este lema designaba una reivindicación de naturaleza política: desplazar del poder a la vieja élite partidista. Modificar sustancialmente el tradicional arreglo político que históricamente había prevalecido en el país. Reivindicaciones particulares (agua, electricidad, vialidad, ingreso, salud, etc.) no constituyeron lo medular  de su oferta. Chávez “surfeó” sobre el descontento que la población sentía en relación a la dirección política.  En este sentido, conjugó armoniosamente las lógicas política y electoral. De ahí se desprende, en parte, la razón de  sus tempranos éxitos electorales.

Ahora bien ¿cuál de estas lógicas es la dominante en la actualidad? ¿Cómo conceptualizar el dilema que enfrenta el país? ¿Esta disyuntiva es de naturaleza electoral o política? ¿Qué  está en juego? Sin duda, es política la lógica que prevalece y está en vilo el destino del país. En consecuencia, confrontar al poder no tan sólo sería inevitable sino que constituiría la estrategia apropiada. Este es el marco dentro del cual las consignas electorales de la oposición adquirirían su verdadero significado. Vale decir, comunicar con claridad la decisión de ser alternativa al poder constituido. Términos como porvenir, paz, progreso, etc. adquieren peso significativo en la medida que se subordinen a la lógica política. En caso contrario, no pasarían de ser abstracciones sin capacidad de discriminar en lo electoral y lo político.

“Gobiernas tú”, por ejemplo, es una consigna que expresa con nitidez una  alternativa distinta a la del chavismo. Además de su obvio contenido político da pie para la construcción de una narrativa  que enlace las reivindicaciones particulares (empleo, seguridad, salud, educación, vivienda, etc.) en una cadena que produzca un sólo significado: desplazar al chavismo para distribuir el poder.

En fin sí “gobiernas tú”, darás respuestas a los problemas que te agobian.

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