sábado, 8 de julio de 2017

¿Poder dual en Venezuela?


Nelson Acosta Espinoza
Amigos lectores, sin ánimo de pecar por exagerado creo que sería admisible calificar, como dramáticos y decisorios, los acontecimientos políticos sucedidos a lo largo de estos tres meses de protestas.

Opino, igualmente, que estos dos calificativos calzan apropiadamente para describir los dos hechos políticos que cerrarán este histórico mes de julio: el plebiscito que se convocará el 16 del mes en curso como instrumento para presionar al gobierno a revertir la decisión de convocar una Asamblea Constituyente y la elección de los futuros miembros de este aparato político.

Como lo señalé, estos adjetivos cuentan debidamente las protestas llevadas a cabo por la oposición democrática a lo largo de estos últimos tres meses. También, narran la toma del Palacio Legislativo por grupos violentos oficialistas que penetraron al recinto e hirieron a 5 diputados. Hechos que ocurrieron durante la sesión conmemorativa de los 206 años de la firma de la Acta de Independencia.

Por otro lado y como preludio a este último acontecimiento, el Vicepresidente Tarek El Aissami junto una tropa de partidarios del gobierno irrumpieron en este Palacio Federal y protagonizaron un evento “anti imperialista”. En su intervención señaló “Estamos en las instalaciones de un poder del Estado que ha sido secuestrado por la misma oligarquía que traicionó a Bolívar y su causa (…) el hecho de venir hoy al Salón Elíptico es para reivindicar a nuestros mártires y la historia viva contra aquellos que quieren entregar nuestra patria a los intereses oscuros del imperialismo”.

Voy a intentar conceptualizar lo descrito en los párrafos anteriores. Para llevar a cabo esta tarea voy hacer uso de un concepto que la ciencia política ha utilizado para describir situaciones, sino homologas, cercanas a la que estamos experimentando en el país. Me refiero al término poder dual. Una advertencia: intento hacer un ejercicio teórico con la finalidad de ayudar a interpretar la compleja situación política que experimentamos y la crítica coyuntura que se avecina.

En fin, este concepto intenta describir a cualquier contrapoder o contrainstitución “en lugar y en oposición al poder del gobierno establecido”. Esta dualidad presupone la posibilidad de una ruptura de naturaleza revolucionaria. ¿En qué sentido? Brevemente, se trata de un acontecimiento que no es de carácter constitucional. Esta última condición explicita que la ruptura del equilibrio social es de tal naturaleza que no puede ser absorbida por el ordenamiento jurídico del Estado. Se crea así, una situación que ha sido descrita por estudiosos de este tema como de “equilibrio catastrófico”.

En las próximas semanas vamos a ser testigos de un forcejeo sin precedentes en nuestra historia política. Oposición y gobierno medirán sus fuerzas. La singularidad de este evento reside en que las opciones en juego son excluyentes y, en este sentido, su resultado marcará el futuro inmediato de la nación.

La constituyente, de ser instalada, coloca al país en tránsito hacia la concreción de un régimen de naturaleza totalitaria. Pudiéramos señalar que este sería el capítulo final del madurismo. Desde luego, no por ser final, deja de tener un costo político gigantesco para el país y su población. Por otro lado, el resultado del plebiscito mostrará la voluntad de cambio que existe en la población.

Estas dos “voluntades” son excluyentes y, es en este sentido, que calificamos como catastrófico el equilibrio resultante de la confrontación entre estas dos posiciones. Su resolución, pudiera implicar una ruptura en cualquiera de las direcciones que apuntan las opciones en juego.

Sin embargo, tengo fe en la cultura democrática existente en el país. Sostengo que esta atmosfera cultural se encuentra presente en los actores en pugna. Sus códigos, explícitos e implícitos, servirán para instituir los nexos necesarios que permitirán la conservación del orden constitucional.

La defensa y preservación de la Constitución puede ser el punto de encuentro que desmonte esta dualidad de poder que amenaza la paz institucional del país.

Sin dudas, la política es así.

NOTA: Celebramos que a Leopoldo López se le haya concedido la medida de casa por carcel. Es un triunfo de los demócratas y un buen síntoma de los tiempos por venir.










1 comentario:

coromoto casamayor dijo...

Excelente articulo.Estoy de acuerdo. La consulta del 16 fe julio permitirá conocer su de verdad somos mayoría para evitar que se convoque a una asamblea constituyente. TODOS ESTAMOS OBLIGADOS A SALIR Y VOTAR. Y LA IGLESIA PLENA DEBE SALIR Y APOYARNOS.GRACIAS PROF OR COMPARTIR. DIOS LO BENDIGA