Carlos Tablante
En el país hay consenso de la gravedad del momento, de que no hay gobierno: Maduro no da para más. La escasez de alimentos, la carencia de medicinas, los salarios no alcanzan para nada, la impunidad se adueñó de Venezuela, el poder judicial está carcomido por la corrupción, 27.000 homicidios solo en 2015, peligrosos criminales se adueñaron de las cárceles, es decir, no hay gobierno. La palabrería, la mentira, la puesta en escena de utilería, son parte del teatro que trata de ocultar el fracaso más absoluto. Luego de despilfarrar y robar los recursos del pueblo ahora quieren imponer el “yo no fui” para ocultar su absoluta incapacidad y evadir el hecho de que Maduro y el chavismo son los responsables directos de la tragedia que padece Venezuela.
Los 112 diputados electos el pasado 6 de diciembre recibieron un mandato claro: la gente no aguanta más y exige un cambio político inmediato, es decir, la salida de Maduro y su clan.
Las opciones constitucionales nos permitirían activar de inmediato, por iniciativa de un partido político, la convocatoria a un referéndum revocatorio. A partir de marzo, con la recolección de las firmas y las huellas dactilares, estaríamos iniciando el cambio de rumbo que la nación reclama con urgencia. Así mismo, la AN debería revisar la conformación del CNE y designar a los rectores al no existir ya la omisión constitucional que le permitió al TSJ hacer la designación temporal de algunos de sus miembros actuales. Tenemos la mayoría calificada para hacerlo.
Llegó la hora de convocar con la mayor amplitud a una jornada de movilización, diálogo y de unidad nacional para lograr el cambio de gobierno que haga viable las soluciones que de manera inmediata deben aplicarse para evitar el colapso total de Venezuela.
La caída de los precios del petróleo ha puesto en evidencia, una vez más, las principales características de este fracasado modelo militarista y populista: improvisación, desorden, incapacidad y corrupción. Mientras otros países petroleros optimizaron sus ingresos con ahorros y buenas inversiones, logrando aumentar sus niveles de producción de crudo y derivados, diversificando sus economías y mejorando así la calidad de vida de sus ciudadanos, en Venezuela se impuso el despilfarro y el saqueo de los dineros públicos.
Estamos ahora en una situación de emergencia. Frente a la voluntad popular que exige cambio, Maduro responde con ataques y amenazas. El acto realizado en el TSJ con motivo del inicio del año judicial recuerda aquel nefasto episodio de jueces gritando “Chávez no se va!”. En lugar de sumarse al deseo mayoritario de cambio y rectificación, Maduro y sus jueces tratan de imponer al país una guerra de poderes.
En la MUD se han discutido otras opciones como la enmienda, la reforma constitucional y la convocatoria a una asamblea constituyente. Considero que lo más viable en este momento es la activación del referendo revocatorio . Los 112 diputados están obligados a asumir el liderazgo de una gran convocatoria nacional de protesta por la escasez de productos esenciales para la supervivencia, por la caída del salario, contra la inseguridad, la violencia , contra el gran saqueo que sufre el país a través de la corrupción y la impunidad . Deben exigir que los que se robaron el dinero de los venezolanos sean castigados ejemplarmente y aprobar la Ley de Recuperación de Bienes vinculados a la Corrupción propuesta por el diputado Freddy Guevara, presidente de la Comisión de Contraloría y otros actores políticos, para recuperar los fondos robados por los corruptos y sus testaferros. Dónde están los reales? Por ejemplo, sabemos dónde está lo que se robaron Roberto Rincón y Diego Salazar, por lo tanto, podemos llegar a la fortuna de Rafael Ramírez.
El referéndum revocatorio será una nueva rebelión electoral, mucho más contundente que la del pasado 6 de diciembre. El pueblo está bravo y no tiene miedo.
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