“No es noble la rebelión por sí misma, sino por lo
que exige”.
Albert Camus
Manuel Barreto Hernaiz
La hiperinflación, el hambre, las terribles
angustias y calamidades que hay que afrontar en pos de cualquier medicamento,
la corrupción y la incontrolable inseguridad llegaron a los límites
insoportables, lo que hace que el termómetro de la protesta social se encuentre
en un punto de ebullición.
Sin embargo, el causante de esta terrible tragedia
nacional -el régimen y sus secuaces- de nuevo da muestras de una actitud
pendenciera e intolerante que lejos de ahuyentar a los indignados ciudadanos,
propicia el conflicto.
Continúa el Gobierno potenciando la sempiterna
teoría de la conspiración, del golpe de Estado, siguen con ese estirar de
arrugas en que ha devenido la manera de gobernar de este absurdo régimen; sin
embargo, sus estrategias están claras, pues ante los problemas que agobian el
país y frente a esa sensación de que la administración Maduro tiene muy poca
competencia para encararlos, ellos mismos provocan el conflicto político, al
propiciar protestas, al exacerbar con persecución judicial el descontento por
los abusos de poder y provocar la ira de la ciudadanía.
De nuevo, es el Gobierno quien propicia la
irracional conducta política, al persistir en ese estéril enfrentamiento en la
Asamblea Nacional con unos diputados demócratas que han llegado para rescatar
el país de la mayor crisis de su historia, y al pretender desconectar el
descontento y el malestar general de una fuerza social que amenaza seriamente
al continuismo.
Hoy vivimos tiempos de turbulencia, de
incertidumbre, de absurda confusión en los que mucha gente, perdida en la
angustia y cansada de buscar afanosamente el sustento diario o la desaparecida
medicina, no sabe dónde ir, ni a quién acudir.
La experiencia histórica nos indica que al encauzar
energías de sus integrantes en conseguir objetivos perfectamente válidos y
aceptados por la sociedad, la vía pacífica tiene más efectividad que la
violenta en términos promedio.
Sin embargo, no se puede descartar que el uso
combinado de la fuerza, protesta o reclamo moderados, junto a métodos
preferentemente pacíficos, tal vez sea la estrategia óptima a seguir para
algunos de estos movimientos.
Para la profesora Margarita López Maya, la protesta
o acción colectiva viene a ser una acción fundamentalmente racional y política,
que se considera un instrumento utilizado en un momento determinado para
interpelar a la autoridad y con ello alcanzar ciertos fines colectivos, esa
acción social es considerada la política de la calle.
Si bien las condiciones socioeconómicas son el
caldo donde se cultiva el malestar y/o los sentimientos de indignación moral e
injusticia, serán, en definitiva, causas de índole sociopolítica, las que
impulsarán la movilización, la sostendrán en el tiempo y moldearán sus
características.
La combinación de malestar, inconformidad, de
pérdida de credibilidad en los mensajes de un régimen que se presentó como la
continuidad salvadora, tan solo ha incrementado la ausencia de esperanza
respecto a la posibilidad de su cambio, en sentido positivo para la mayoría de
la población, lo que conlleva a una profunda desesperanza, un gran desencanto y
desconfianza, que se manifiesta en un generalizada depresión.
Así las cosas, ya la mayoría de los venezolanos se
cansó de esperar una adecuada respuesta a sus apremiantes necesidades, desde
las más básicas hasta aquellas que le garanticen su supervivencia.
El régimen va de salida por no haber controlado
sino propiciado la inflación, la inseguridad, la corrupción, la incompetencia
administrativa y ejecutiva, por la inocultable tendencia totalitaria desde el
poder; y sobre todo, la degradación moral y pública en toda su estructura
No hay comentarios:
Publicar un comentario