domingo, 15 de noviembre de 2015

¿Por qué no voto en el referéndum de FAPUV? (I)


Asdrúbal Romero  





No tiene sentido participar en un referéndum en el cual no se le ofrece al consultado una opción atractiva por la que votar. Me refiero a la tercera pregunta de la consulta electoral organizada por FAPUV, la más dilemática de las tres: ¿Está usted de acuerdo con el reinicio de actividades?

Me resultaría sumamente incómodo votar afirmativamente por el reinicio normal de actividades, como si los profesores fuésemos mansos corderitos que a la primera amenaza del Régimen salimos todos asustados a rendirnos. Nuestro reclamo salarial ante un gobierno que no logra controlar una inflación galopante es justo y legítimo. La forma cómo el mismo ha sido procesado por el Régimen es absolutamente inaceptable, habida cuenta que sus personeros, reiteradamente, se han negado a sentarse a discutir en un ámbito formal y bilateral con la legítima representación profesoral para la búsqueda de un acuerdo. Por lo tanto, razones no tengo para votar por el reinicio. Sin embargo, la dinámica que ha caracterizado el desarrollo del conflicto me conduce a vislumbrar la opción contraria, la del NO REINICIO, como una opción extrema que nos entrampa aún más en un conflicto en el cual no se alcanza a ver la lucecita al fondo del túnel. Todo lo contrario, lo que emerge de esa oscuridad es la posibilidad de un camino plagado de severos riesgos que por razones de índole táctico- estratégicas deberíamos evitar. Es por eso que varios analistas del conflicto hemos venido asomando la necesidad de considerar opciones intermedias, pero ninguna de ellas ha sido considerada favorablemente por FAPUV a los efectos de incluirla en la consulta. Viéndome obligado, entonces, a elegir entre dos opciones extremas que ambas me disgustan, mi opción es NO ELEGIR, es decir: NO PARTICIPAR.

Por supuesto, de lo anteriormente expuesto lo que resulta más espinoso es intentar explicar: por qué la opción del NO REINICIO la consideramos tan igualmente extrema e inconveniente como la opción que el mismo Régimen, con su provocadora resolución por parte de la Asamblea Nacional, nos induce a rechazarla de plano (la del REINICIO). Pero antes de entrarle al espinoso asunto, considero pertinente señalar que la forma como la FAPUV ha diseñado la consulta, persigue la consecución de una victoria política a lo interno de las instituciones con una temporalidad de muy rápida prescripción: NO REINICIAMOS. Muy bien: ¿Y después qué? Porque si va a ser más de lo mismo, LAS CASAS VACÍAS, equivale a cavar unos cuantos metros más de profundidad en el hoyo que todos nos encontramos sumergidos (con la FAPUV a la cabeza, pero con la ayuda de todos al no haber asumido el conflicto, como colectivo, con el espíritu de combatividad que demandaba la justa lucha en defensa de la Universidad Autónoma, Democrática y Popular, así como de la calidad de nuestro nivel de vida).

¿Por qué lo digo? La consulta ha sido estructurada sobre la base de tres preguntas. La primera: ¿Comparte usted los argumentos expuestos por la Asamblea Nacional?  Es obvia la respuesta. ¿Cuál universitario que se precie de serlo puede estar de acuerdo con ese adefesio amenazador?  Aunque en su contenido se haga un perfecto boceto de las acciones a las que el Régimen podría recurrir para reducir la Universidad a una institución bajo su control total, acciones, por cierto, hábilmente ancladas a las vulnerabilidades derivadas del torpe proceder de FAPUV (material del espinoso asunto), cabe preguntarse: ¿Se harán efectivas esas amenazas?

Todo dependerá de cuán paradito quede el poder del Régimen después del 6D. Por ahora, en mi opinión, más que el anuncio de un inmediato proceder, el rechazable comunicado persigue dos objetivos principales. En primer lugar: tratar de lavarle la cara a Maduro en su responsabilidad del paro técnico de las universidades de calidad en nuestro país. Es decir, pretende, ante los estudiantes y sus padres, endilgarle la culpa a los profesores y autoridades universitarias de que ellos no estén recibiendo clases, con lo cual busca obtener un beneficio electoral de tal circunstancia o, en todo caso, minimizar su costo político al respecto. El segundo objetivo pasa por la hipótesis no descartable de muchos analistas: al Gobierno le interesa, políticamente, tener desactivadas estas universidades hasta el 6D. De ser cierta esta hipótesis, lo cual es en mayor o menor grado verosímil dependiendo específicamente de cada casa de estudios (en la ULA es claramente así), entonces el comunicado no busca detener la parálisis. Todo lo contrario, persigue, mediante la provocación, inducirnos a rechazar el reinicio aunque sea parcial de actividades de docencia, con lo cual caeríamos en su trampa (¡Otra más!). Pura ganancia para el Régimen, nos desactiva y anula la posibilidad de generación de un foco de profundo descontento estudiantil, causado  por la severa crisis de inoperatividad funcional en unas instituciones azotadas por una inclemente inflación que supera, con creces, el 1000% en los rubros correspondientes a gastos de funcionamiento y mantenimiento de las instalaciones. El Régimen se escuda detrás del paro, para intentar mimetizar su incapacidad de cara al desafío de detener el acelerado empobrecimiento al que nos vemos sometidos tanto los ciudadanos como las instituciones públicas. Y, por si fuera poco, las resoluciones de la AN le permiten dejar instalado un probable escenario a posteriori del 6D para unas acciones que contarán, denlo por descontado, con el acompañamiento de una intensa campaña comunicacional de descrédito moral de los universitarios y sus autoridades.

Con relación a la segunda pregunta: ¿Considera usted que están dadas las condiciones mínimas para el reinicio de las actividades de docencia en aula? De nuevo, la respuesta más fácil es la negativa. Entonces, como se comentaba en la sesión de AVERU de este pasado lunes (9/11) en la UC: Quien haya votado NO en las dos primeras: ¿Con qué argumento vota que sí al reinicio en la tercera? La cuestión está diseñada para los tres NO en fila. Máxime cuando la tercera pregunta ya no tiene esa versión escueta que expusimos en el primer párrafo, sino que ha sido reelaborada de la siguiente forma: ¿A pesar de no estar dadas las condiciones, objetivas y subjetivas, para el reinicio de actividades, ante las amenazas de intervención de la Universidad Venezolana, violentando su autonomía, está usted de acuerdo en el reinicio de actividades docentes? Cualquier comentario sobra. La intención manipuladora de origen se devela por sí sola.


Ahora bien, la segunda pregunta no es de naturaleza tan blanco o negro como parece. Depende de qué tipo de reinicio se plantee. Una reincorporación a media máquina, o una tregua, condicionada a que aquellos cursos donde las condiciones fueran tales que no permitieran una apertura responsablemente académica no se dictarían (por ejemplo: un laboratorio sin reactivos o con su equipamiento dañado); una reincorporación en la cual  al sector estudiantil se le explicara y advirtiera que debería llevar papel a sus exámenes, que no contaría con servicios básicos como sanitarios, comedor y transporte y, quizás, tampoco con buena luz y aire acondicionado en sus aulas y laboratorios, lanza la pelota hacia el campo del Gobierno y también, por qué no decirlo, en el de las autoridades. Pero esto último le daría fuerza al discurso de la INVIABILIDAD que las autoridades comienzan a pregonar. He aquí, en este señalamiento, un espacio para la concertación unitaria de esfuerzos entre FAPUV y AVERU que hasta ahora han venido peligrosamente navegando en este conflicto por vías separadas.

Definitivamente, hay espacios para la adopción de una salida intermedia, con ponderables ventajas estratégicas, pero hasta ahora este planteamiento ha sido desestimado por FAPUV o, por decir lo menos: es lo que se deja evidenciar de su diseño de un referéndum plebiscitario y a la larga suicida. En esas condiciones, reitero: no participo. Maduro es el verdadero responsable del Paro; Maduro es quien paraliza a las universidades, pero todavía falta mucha tela por hilar para que concertemos una unitaria y efectiva narrativa universitaria en esta peligrosa coyuntura. En la segunda entrega, expondré sobre las crónicas debilidades del conflicto y a qué se deben.

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