Carlos Romero Mendoza
¿Creemos que la democracia empieza en lo cercano?, como lo afirma el slogan de la plataforma ciudadana española Ganemos Madrid 1]. Si hay dudas al respecto, no se podrá entender el reclamo con respeto a la autonomía municipal que hacen los Alcaldes de la Unidad en el estado Mérida.[2] En su declaración pública, estos representantes electos denuncian la política del oficialismo de obstaculizar la gestión pública local y de desconocer la institucionalidad local con la creación de figuras paralelas de gestión. Además, reiteran el impacto negativo que tiene en la salud financiera de los municipios la metodología para calcular el presupuesto nacional avalada por la Asamblea Nacional.
Por autonomía debemos entender, según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española, la potestad que dentro de un Estado tienen municipios, provincias, regiones u otras entidades, para regirse mediante normas y órganos de gobiernos propios.[3]
Esa definición permite asumir que la autonomía municipal supone la potestad del Poder Público Municipal de regirse por sus propias normas y órganos. En consecuencia, la autonomía municipal va de la mano con el diseño de las atribuciones y competencias de los distintos niveles políticos territoriales, conforme a la Constitución y a las Leyes.
En Venezuela, el artículo 168 de la Constitución advierte que la autonomía no es absoluta, el nivel de autonomía queda condicionado a la voluntad política de la Asamblea Nacional, pues los límites, restricciones o incluso la ampliación de esa autonomía tiene como fuente, además de la Constitución, el contenido de las leyes debidamente aprobadas.
Sin debate plural y menos aún sin consulta pública, hemos experimentado el desconocimiento de nuestra autonomía municipal con la suspensión de las elecciones municipales desde el 2009 por acción de la Asamblea Nacional; con la implantación del Sistema de Policía Nacional y también con la sanción de la Ley Orgánica de Jurisdicción de Justicia de Paz Comunal, cuyo contenido desconoce la competencia municipal en materia de justicia de paz.
Así mismo, la autonomía se vio lesionada como consecuencia del control social que impone el modelo de Estado Comunal, cuando desconoce la existencia de las instituciones políticas municipales, en la relación entre el Estado y sus ciudadanos; con lo cual, buscan evitar que el Poder Público Municipal pueda impulsar efectivamente procesos participativos incluyentes en la búsqueda del orden y de la promoción del desarrollo económico y social del municipio, atendiendo a su propios recursos humanos, naturales y económicos.
El contenido del Plan de la Patria 2013-2019, que imponen gradualmente, desconoce la Constitución Nacional y no reconoce al Municipio como la única forma constitucional de organización del territorio nacional, y con ello pretenden impedir que el ciudadano experimente la democracia a través de la actuación de las instituciones políticas más cercanas.
En otros países, la autonomía municipal tiene mayor presencia en la agenda política del debate, tal es el caso reciente de México, allí el Presidente propuso crear un modelo de Policías Nacionales Únicos que motivó a distintos sectores, públicos y privados, a elevar su voz de alerta, exigiendo que esa propuesta garantizara la autonomía municipal en materia de seguridad[4].
En Argentina la autonomía municipal se ve incluida en la agenda del Segundo Encuentro de Partidos/Espacios Vecinales de Rio Negro[5] y en España, el Gobierno de la Rioja, impulsa unaLey de Capitalidad, con la intención de ampliar la autonomía municipal de Logroño, con la finalidad de mejorar la calidad de vida de sus ciudadanos, de la protección social y la autonomía personal[6].
En consecuencia la autonomía municipal es tema para el debate en varias culturas políticas, e incluso en el caso de Logroño se asume como una política de mejora para los ciudadanos; hay casos, que evidencian el valor agregado que representa la autonomía municipal para el desarrollo de la participación ciudadana.
La autonomía municipal es un concepto complejo en la práctica, que no admite un modelo único, y que demanda la capacidad permanente de diálogo y negociación política, en el marco de un diseño institucional donde se acepte que el poder político es compartido y que la responsabilidad también, en un marco de unidad territorial.
El reclamo de los alcaldes en Mérida, así como el reclamo de muchos ciudadanos, pueden encontrarse en la necesidad de una mayor autonomía municipal para lograr respuestas efectivas a las necesidades básicas de las comunidades.
En este sentido, atendiendo al llamado de la Unidad el pasado 23 de enero del 2015, de abrir urgentemente los espacios de base para que en los barrios y urbanizaciones los ciudadanos independientes puedan participar en la elaboración y ejecución de la política democrática”[7], la autonomía municipal se convierte en un tema de política democrática y en una alternativa viable, para alimentar esos espacios de bases y para promover el compromiso político entre ciudadanos y candidatos a diputados en la labor de recuperar una Asamblea Nacional como espacio de debate político plural.
Para lograr experimentar la democracia desde lo más cercano necesitamos que la sociedad se reencuentre con una Asamblea Nacional plural que oriente sus esfuerzos al rescate de una institucionalidad política fuerte, soportada en un orden jurídico inspirado en el bien común y comprometido con el respeto a la dignidad de la persona humana.
_________________________________________
[1] Ganemos Madrid. Recuperado el 26 de enero de 2015.
No hay comentarios:
Publicar un comentario