domingo, 15 de septiembre de 2013

La paradoja venezolana


Nelson Acosta Espinoza

Generalmente nos reunimos a las cinco de las tarde de los días viernes de cada semana. Constituimos un grupo heterogéneo. Diverso en nuestra procedencia (Falcón, Cojedes, Barinas, Aragua, Caracas, Carabobo, Guayana, Monagas, Miranda, la nación Siria) y profesiones (geólogo, antropólogo, abogado, arquitecto, médico, ingeniero, químico, educador). La homogeneidad, igualmente, no reina en las ideas que profesan los miembros de esta peña vespertina. Los hay conservadores, izquierdistas modernos, trotskistas intensos, revolucionarios trasnochados, social demócratas, cristianos, reaccionarios, habladores de pendejadas, etc. En fin, un abigarrado grupo de personas que, hasta cierto punto, expresan la diversidad cultural de este país que llamamos Venezuela.

La anterior descripción viene a cuento porque en estas tertulias se discute, sin tapujos y falsos ornamentos, la política del país. Me voy a permitir relatar algunos de los puntos conversados el viernes pasado. Reflejan, hasta cierto punto, hacia donde marchan las opiniones sobre temas cruciales del día a día de la nación.

Por ejemplo, el barinés nacido en el pueblo de Altamira de Cáceres, uno de los más equilibrados en sus observaciones (mezcla de agudeza llanera con una "pizca" de zarrameria andina), sostiene que Maduro no llegará a cumplir los seis años de gobierno. Respalda este juicio por la incapacidad que muestra este personaje para aplicar las medidas apropiadas para solventar la grave crisis económica. Su corset ideológico socialista, a su juicio, no se lo permitiría. El coreano de Churuguara, por su parte, bordea esta reflexión desde un ángulo distinto. Toma prestado la idea del corset ideológico y le agrega un nuevo ingrediente. Con aplomo que le proporciona su paseo por la social democracia adeca afirma: "lo grave, no es solamente la complejidad de la crisis económica, hay que agregar que el país chavista ha llegado a la conclusión que Maduro no es Chávez." La magia seductora de Hugo Rafael está ausente en Nicolás. Este derrumbe de opinión pública, sentencia, es difícilmente reversible. El contertulio de El Tigre, por su parte, es optimista. Piensa que al gobierno le puede quedar un as bajo la manga y explica cómo la crisis en Siria pudiera elevar el precio del barril de petróleo e incrementar los ingresos fiscales. Una ayuda financiera para aumentar el gasto público en tiempo de elecciones municipales. Gasto público… compra tiempo.

El caraqueño introduce el tema del papel que debe jugar la oposición en las actuales circunstancias. Tópico polémico para este grupo de contertulios. En esta área no hay unanimidad. Sostiene que la oposición ha tenido un buen desempeño en el aspecto electoral. Haber logrado la unidad y la tarjeta única es un logro apreciable. Sin embargo, resalta, carece de una dirección política que se plante el tema del poder. Sostiene que la actual precariedad institucional hace obligante tener garra para plantearse este tema. Lo electoral se debe acompañar con una estrategia de poder. Esta lógica implica la elaboración de un discurso político que vaya más allá de las denuncias e intente encontrarse con el pueblo que tradicionalmente ha sido clientela del oficialismo. Hay que transitar, afirma con énfasis, la ruta Mandela. Los dos contertulios de los Valles Altos de Carabobo (Aguirre y Bejuma), sostienen, por el contrario, que hay que aplicarse a las tareas inmediatas y, éstas, son de carácter electoral. Ya habrá tiempo para plantearse la construcción de un nuevo proyecto de país.

El amigo sirio, originario de la bella ciudad del jasmín (Damasco) y sabio como Saladino, se interroga sobre lo que él denomina la paradoja venezolana. Por un lado, afirma, el país confronta una crisis de índole terminal (una de las inflaciones más alta del mundo, escasez de productos básicos, cortes del suministro eléctrico continuos, bajos salarios, precios inaccesibles, inseguridad, deterioro institucional generalizado, corrupción extendida, etc.) y, en otro extremo, las encuestas que miden actitudes y valores, señalan que los grupos empobrecidos evalúan su condición de vida en términos positivos, a pesar de la precariedad de sus condiciones materiales de subsistencia. Algo anda mal en el ejercicio del liderazgo de la oposición. A su juicio, no han podido politizar a su favor las condiciones objetivas que sufre la mayoría de la población.

En fin, en estos encuentros informales, suertes de "think tanks ad hoc", nos paseamos por los problemas del país. Estos conversatorios ilustran dos aspectos que no deben subestimarse. Uno, la "exogamia política" que caracteriza estos encuentros (de ahí su diversidad ideológica, geográfica y profesional); y dos, su genuina preocupación por la dimensión intelectual de la política. Los del viernes, son ciudadanos que espontáneamente reflexionan sobre estos asuntos de carácter colectivo.

Nos preguntamos. ¿Se encuentra en sintonía con este "país de los viernes" la dirección política de la oposición? 

El 8 de diciembre lo sabremos.

1 comentario:

Antonio Avellan dijo...

Original e interesante artículo donde se expone la fuerza de la diversidad.