lunes, 27 de agosto de 2012

La tragedia de Amuay



Nota: en la madrugada del sábado 25 de agosto, una enorme explosión sacudió al complejo refinador situado en la península de Paraguaná, estado Falcón. Grandes llamas redujeron a cenizas parte del parque industrial de la refinería de Amuay, que conforma este complejo, uno de los centros de procesamiento de petróleo más grandes del continente americano.

Por segunda semana consecutiva tenemos que reportar hechos lamentables sucedidos en Venezuela. Ayer fue la caída de un importante puente sobre el río Cúpira que une a la capital, Caracas, con el oriente del país.

Esta vez, un accidente con consecuencias gravísimas: pérdida de numerosas vidas humanas (cercanas a las 50, según cifras oficiales) y una gran cantidad de personas heridas, algunas con terribles quemaduras. Lamentamos este suceso, que ha entristecido a toda la nación, sea cual sea su color político. Nuestras condolencias a todos quienes han sufrido las consecuencias de este terrible accidente. Nuestras palabras de aliento a quienes han sobrevivido y tienen ahora la difícil tarea de abordar un incierto día-a-día. A las familias que han perdido sus viviendas, sus enseres, sus seres queridos, ánimo, ya vendrán tiempos mejores. A los comerciantes que por causa de esta tragedia ven reducidos a escombros sus negocios, calma: ya vendrán nuevas oportunidades. Llorar lo perdido no les hará recuperarlo. Trabajar para un futuro mejor, eso si les podrá ayudar.

Sabemos lo duro que será aceptar los hechos. Que se culpará a tal o cual persona por el accidente. Que la recuperación, tanto psíquica y moral como material, será larga y complicada. Aunque no sirva de ejemplo, por aquello de "mal de muchos, consuelo de tontos", pensemos por unos instantes la terrible situación en que se encuentran nuestros hermanos en Siria: un país acogotado por la guerra, por la insania de un gobernante y su equipo, que ha llevado a ese hermoso y hospitalario país a la perdición, la ruina y la desgracia. Donde cientos de personas mueren -o peor aún, sobreviven con dolorosas heridas, mutilaciones y enfermedades- cada semana, sin que el mundo parezca, hasta el momento, compadecerse y ayudar parar de una vez esta locura de poder.

Pronto, más pronto de lo que imaginamos, los sucesos de Paraguaná serán parte de un pasado triste y doloroso. Entre tanto, les damos a nuestros conciudadanos lo único que podemos darles: ánimo para continuar en la lucha por la vida, calor humano a quienes tanto han perdido, comprensión por su dolor y sus pérdidas. A todo el pueblo de Venezuela, en especial al de Paraguaná, nuestras palabras de apoyo ante tan terribles circunstancias.

Finalmente, unimos nuestra voz a las que han solicitado una investigación seria sobre lo ocurrido que establezca causas y responsabilidades y proponga las medidas necesarias para que un suceso de esta naturaleza no vuelva a ocurrir.

Los otros accidentes

La explosión del sábado es el peor accidente ocurrido en la industria petrolera venezolana en los últimos 30 años y el séptimo de una serie de incidentes ocurridos en el Centro Refinador de Paraguaná. En enero, se incendió un sector de la Unidad de Destilación 1 y días más tarde, un desperfecto en la planta PVAY-2 provocó una paralización temporal. En febrero, hubo otro incendio en la refinería de Cardón. En marzo, se produjo una explosión en la unidad de hidroprocesos número de Amuay y en Cardón, una falla en una línea de aire. Y en mayo, el complejo entero se paralizó a causa de una falla eléctrica.

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