No hay duda: salieron respondones
los obreros de las industrias básicas de Guayana. Un acto organizado en una zona de seguridad y alejada de los
centros poblados, (Caruachi), fuertemente custodiada a la cual solo
tuvieron acceso los trabajadores seleccionados por las autoridades escenificó la ruptura del comandante con la fuerza laboral de la región. Una reseña periodística
describe lo allí sucedido: “No pocos
trabajadores gritando y pidiendo contratos colectivos, abandonaban el acto, mucho antes del “corte” de la cadena. Las cámaras evitaban
enfocarlos. Maduro los regañaba a gritos. El personal de seguridad les advertía
que “el que salga no entra de nuevo”. Demasiado tiempo aguantando y demasiados
motivos de reclamo. Se hizo incontenible.
Esta
actitud rebelde tiene sus antecedentes. Mencionemos dos: la derrota que los trabajadores de Ferrominera le propinaron
al gobierno y el extraordinario acto popular organizado por Henrique Capriles
en Ciudad Bolívar.
Definitivamente, el socialismo del Siglo XXI no cuenta con el respaldo de los trabajadores de las industrias
básicas de Guayana. El incumplimiento de las promesas, aunado a la orden
presidencial de prohibir los contratos colectivos; la pretensión de eliminar
conquistas como los HCM, subsidios escolares, aportes a viviendas y la
descalificación de los trabajadores al llamarlos “privilegiados que quieren vivir como los ricos” selló el
distanciamiento de este núcleo con el
llamado socialismo del Siglo XXI.
En 1971, Elio
Pietri dirigió una excelente película denominada “La classe operaia va in paradiso”. Protagonizada por Gian Maria Volontè. La narración transcurre
en una fábrica e intenta analizar las relaciones que se establecen entre el
hombre y la máquina, el sindicato y la nueva izquierda, las protestas
estudiantiles y las luchas obreras. El desenlace final es altamente alegórico:
el protagonista Lulu (Gian María Volontè) delira con la existencia de un muro
que debe derribar, detrás del cual se encuentra el paraíso de la clase obrera.
Bien: tomemos esta última metáfora. Así pues, en Guayana se inició el derrumbe del muro
socialista del siglo XXI. Su desplome abre camino al proceso
democratizador de las estructuras de poder del sindicalismo guayanés y del
país.
En Caruachi, en la Guayana venezolana, en el corazón del mayor centro obrero del país, se demostró que el socialismo de Siglo XXI no conduce a los trabajadores al
paraíso.
Chávez durante la cadena nacional suspendida en Guayana
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