Asdrúbal Romero M.
No poseo información acerca
del debate político que pueda estar desarrollándose al interior de la cúpula
del Régimen. Ahora bien, con la finalidad de identificar su función de
transferencia política, uno puede dedicarse a observarlo como si fuese una
“Caja Negra”. Con sus entradas: los estímulos que debe procesar, provenientes
de una realidad externa en sus múltiples y diversas facetas -económica, social,
política, etc.-, y sus salidas: las respuestas que genera a dichos estímulos.
En las más recientes semanas, le he prestado selectiva atención a las salidas
políticas. Como cualquier observador que desee visualizar alguna vía de
resolución posible a este atolladero político en el que estamos entrampados,
por encima de todo me interesa la función de transferencia política del
Régimen, es decir: cómo procesa éste toda esa abigarrada cantidad de estímulos
que le llegan para convertirlas en respuestas políticas. Todos los días las
genera, a diferentes niveles y en diversos frentes, algunas de ellas
notablemente contradictorias entre sí, pero aun así me he dicho: debe existir
una lógica escondida y unificadora de criterios para producirlas.
¿Cuál es? Pues bien, ese
proceso de observación- identificación del Régimen como una “caja negra” me ha
permitido arribar a una conclusión susceptible de ser enunciada con sorpresiva
simplicidad. La dividiré en dos apartados:
1. La facción que, claramente,
prevalece en la toma de decisiones políticas del Chavismo es la identificada
como el ala radical. Son Cilia, Jaua, los hermanitos Rodríguez, acompañados
seguramente por algunos militares, los que vienen imponiendo la línea dura
dentro de ese archipiélago de posiciones encontradas que, suponemos, deben estarse
moviendo dentro del Chavismo que continua dándole soporte al Régimen. Insisto
en la denominación: ¡Chaviiiismo! Que no se nos olvide nunca que la
crueldad de este régimen es parte de su legado; ni incurramos en el error, por
favor, de calificar como chavismo auténtico a los que ya abandonaron el barco
–o los fueron-.
2. La decisión política que se ha
impuesto es reducible, coloquialmente, a un “preferimos que nos tumben”. Así de
sencillo: “que nos den un golpe de estado, que nos persigan”. Observen bien:
todas sus decisiones y acciones están orientadas a provocar ese escenario de
salida.
¿Por qué esa línea
aparentemente ilógica? Ellos están perfectamente conscientes que conformen los
días transcurran más se agravará el panorama social y económico del país. Saben
que ellos ya no están en capacidad de torcer el inequívoco rumbo hacia el
desastre humanitario; que el Régimen no tiene futuro; que forzosamente tendrán
que salir del poder.
Siendo ese el seguro
escenario que avizoran, la decisión política se reduce a darse una respuesta
sobre el cómo preferimos salir. ¿Retratados en una confrontación democrática
como los muy malqueridos por una apabullante mayoría del pueblo? No luce
razonable, de allí que recurran a cualquier estratagema traída por los pelos
para impedir la realización del Referéndum Revocatorio. En contra de toda
lógica convencional que en un análisis, fuera de contexto, pareciera indicar
que su celebración les permitiría ganar tiempo; aliviar tensiones; aquietar los
ánimos.
¿Ganar tiempo para qué? Ya
ellos se hicieron esa pregunta y la respuesta es evidente: en cualquier
escenario en un futuro inmediato les irá peor. ¡El Tiempo del Futuro ya se lo
gastaron! Corrieron tanto la arruga, alienados por una explosiva mezcla de
irresponsabilidad, ineptitud, insensibilidad social y crueldad, que alcanzaron
el punto de no retorno en el que es imposible aliviar tensiones y aquietar los
ánimos de un pueblo hambreado. Ellos, perfectamente, lo saben. Conocen al
detalle las verdaderas cuentas de la República. Esas que seguro estoy estarán
en un saldo mucho más rojo que el que cualquiera se pueda imaginar, porque eso
es en síntesis lo que han sido ellos: ¡dilapidadores; ladrones; ocultadores y
tergiversadores de la realidad!
Por eso, pensemos bien, pongámonos
en su lugar. Opción preferida: Dejar el poder a consecuencia de un coup
d’état. Deben estar trabajando para que sea lo suficientemente blando que
les permita exiliarse en sus respectivos paraísos de refugio político donde eso
de ser perseguido sea algo muy relativo, con sus familias y una jugosa cantidad
de extraídos recursos fiscales en buen resguardo. Sueñan desde ya con
incorporarse a esa narrativa política anacrónica, tipo allendista, de la
izquierda bien intencionada que trabajó denodadamente en favor de los más
pobres; que su logros y avances eran tan notables que tenían que ser detenidos
por una infernal guerra económica, maquinada desde los palacios del maligno
imperio, porque si no se convertirían en referencia universal; que estaban
derrotando a los infames capitalistas porque, aún en medio del fragor del
heroico combate, producían alimentos suficientes para exportar a tres países y
la FAO se los había reconocido; que….que, finalmente, el Imperio, no teniendo
más remedio, habíase visto obligado a urdir y ejecutar el nefasto golpe de
estado en su contra, pero que ellos volverán.
No sé si los acontecimientos
den para que puedan incorporar a su épica fabulada la participación protagónica
en el golpe del Gran Jefe de los adecos, aquellos cuyas cabezas su profeta
había prometido freír, pero que por bondadoso no había honrado su promesa y
fíjate con qué maldad retribuyeron tan piadosa conducta. Este es el relato
político en el que ellos desean verse como protagonistas y campeones de un
retorno que Dios quiera nunca ocurra. Algunos lo soñarán como manifestación de
su fanatismo ideológico, los menos, y otros por visualizar en esa “huida hacia
adelante” el mecanismo para salvarse de tener que pagar sus deudas con la
justicia.
Esta conclusión, que a algunos
parecerá un tanto retorcida, es el resultado de mi interpretación hecha, como
les dije, a partir de observar con una intención precisa el
comportamiento político externo del Régimen, desde el momento en el que Maduro,
en tono amenazante, nos anunció a todos en cadena nacional: ¡Dólares No hay! El
tener que admitir esa realidad constituyó para mí un importante hito de
reconocimiento de que no podrían evitar lo que ya se encuentra en trágico
desarrollo. Por supuesto, que el análisis está contextualizado a una crisis
sobre cuya magnitud, naturaleza y evolución dinámica en múltiples ocasiones he
escrito. No deseo redundar, pero ya es incontrolable para ellos. No la pueden
detener, ni siquiera amortiguar. Sólo les queda buscar cómo operar en los
oscuros pasillos de la política para que su “huida hacia adelante” les resulte
lo más benigna y conveniente a sus propósitos. El reconocer como motivación
política principal del Régimen el “que nos den un Golpe de Estado”, sí, pero
con algún margen de negociación o cuota parte de influencia sobre él -o toda-, es
un buen punto de partida para el análisis de consecuentes escenarios.
1 comentario:
Creo que la sugerencia que hace el analista no es nueva, ya muchas personas, incluyendo a Enrique Capriles han dicho públicamente que la salida menos vergonzosa y que es la que el chavismo desea es la del golpe de Estado, que los presentaría como mártires y no como un gobierno rechazado por el pueblo.
Publicar un comentario