domingo, 4 de octubre de 2015

¿Es política la lucha de los universitarios?


 
Nelson Acosta Espinoza
Bien, amigo lector, de nuevo esta semana voy a incursionar en el tema universitario. En esta ocasión voy a asumir este tópico desde una perspectiva general y con énfasis en su dimensión política. Definitivamente, es en este ámbito donde se deben buscar respuestas a este conflicto en ciernes.

En fin, formulemos  la pregunta: ¿es de naturaleza política esta lucha?  Y, si lo es ¿cuál sería la aproximación apropiada para librar esta batalla? Deliberadamente he estado usando palabras de connotación bélica. El propósito es despojar al conflicto de un exclusivo sentido reivindicativo. De plantearse únicamente en esos términos, la posibilidad de salir victoriosos sería  muy limitada.

La situación que confrontan los profesores universitarios no es exclusiva de este gremio. Si volcamos la mirada al ámbito donde despliegan sus actividades encontraríamos que es de carácter sistémico el escenario que enfrentan. Por un lado, deberían  enlazar las luchas por sus aumentos salariales con la de mejores condiciones académicas de trabajo. La universidad confronta una situación lamentable. Carece de presupuesto para desempeñar sus labores con los niveles de calidad y exigencia que requiere su condición de institución académica. De persistir esta situación y, sin ánimos de exagerar,  estaría en peligro su condición de establecimiento de educación superior. En el otro extremo, se encuentran los estudiantes y futuros egresados. En las actuales circunstancias políticas y económicas esta masa de jóvenes tiene comprometido su futuro. Las tasas de desempleo y subempleo  en este sector son altas. Para muchos, la única salida viable es emigrar en busca de mejores oportunidades de vida. Es imprescindible, entonces, enlazar todas estas luchas y orientarlas políticamente. El adversario común a todas ellas es la política  que representa Nicolás Maduro.

Ahora bien, ¿cómo llegamos a esta situación? Desde luego, la respuesta a esta pregunta es compleja e implica múltiples variables. No tengo espacio para enumerarla. Sin embargo, hay una que resalta sobre la totalidad de ellas. El gobierno ha  instaurado e implementado una política diseñada explícitamente para dañar el sistema autonómico de educación superior del país. Ha creado, en este y otros ámbitos, instituciones paralelas con el propósito, en un futuro cercano, remplazarlas por otras más acordes con la gestión socialista de la revolución bolivariana. Universidades bolivarianas, comunas, sindicatos paralelos,  entre otras iniciativas, forman parte de esta política de destrucción de la “vieja” institucionalidad democrática. Debemos agregar, una política económica que estimula el desempleo en general, en especial, en los sectores juveniles.

Aquí la MUD tiene un tema ideal. Lo educativo impacta en amplios sectores del país. Recordemos que históricamente las clases medias de la población y, en especial el movimiento estudiantil, han sido factores movilizadores de la opinión pública y gestores de cambio social. Inexplicablemente esta organización política no se ha puesto a la cabeza de este movimiento por una educación superior de calidad. Un cierto “virus” electoralista distorsiona la comprensión de la potencialidad política de esta disputa. Tengo la impresión que no se ha percibido a cabalidad el potencial dinamizador de la inevitable confrontación  que se avizora en el futuro inmediato. Es necesario politizar, en el buen sentido de la palabra, esta protesta salarial y conectarlas con otras reivindicaciones presentes en la diversidad de las espontaneas confrontaciones que se suceden diariamente en el país.


Por estas circunstancias es que enfatizo el carácter sistémico y político del conflicto universitario. Habría que diseñar, entonces,  una estrategia que permita que la lucha salarial connote otras batallas del mismo tenor y orientarlas hacia el “enemigo” que es común a todas ellas: el gobierno bolivariano.

No hay comentarios: