domingo, 2 de febrero de 2014

Para los "sin carro": ¿Es posible una solución?

Sistema de buses de tránsito rápido (BRT) ofrecido por Miguel Cocchiola en su campaña para la alcaldía de Valencia

Miguel A. Megias

Hace poco mi automovil se averió. Y debido a la escasez de repuestos, pasó varias semanas en el taller. De manera que, para desplazarme, decidí utilizar el transporte público, lo que en muchas ciudades del mundo sería una decisión sencilla y lógica. Y así fue como me tocó vivir, en carne propia, las carencias y dificultades por las que atraviesan miles de personas diariamente: el caos del transporte público. Ingresé de ese modo, sin darme cuenta, a una nueva clase social, que denominamos los “sin carro”, con todas sus consecuencias.

El primer día que tomé el autobús caminé casi un kilómetro para llegar a “la parada”. La parada, en realidad, es cualquier lugar de la carretera por donde circulan carros, camiones y autobuses. Esperé un rato hasta que a lo lejos apareció una “buseta”, es decir un microbús, destartalado, sin un cartel que identificara ni la ruta ni la dirección. Al levantarle la mano, se paró en la mitad de la vía para recogerme y me aventuré a adivinar que  mi deseado destino fuera parte del trayecto. Afortunadamente, como vivo casi al principio de la ruta, el bus tenía asientos vacíos. Pagué mi tarifa (no lo llamo boleto, porque el boleto, en realidad, no existe) mientras el bus arrancaba a todo dar; que si no es porque me agarro a uno de los asientos casi me deja botado en la vía. Y ahí empezó el calvario.

El autobús estaba provisto de un equipo de sonido digno de una discoteca: a todo volumen y con ritmo tropical. Cuando le pedí al conductor, amablemente desde luego, que bajara un poco el sonido porque me dolía la cabeza, no dijo nada; pero al poco rato, en vez de bajarlo lo subió aún más. No tuve más remedio de soportar, durante todo el viaje, las salsas que, una tras otra, iban amenizando el viaje. Llegué a mi destino, ahora si, con el bus forrado de pasajeros, la mayor parte a pie, sudando y casi sordo por el estruendo de los altavoces. ¡Un auténtico martirio!

Esta experiencia se repitió varios veces, cada vez que necesitaba trasladarme. Finalmente, mi carro fue reparado y acabó el martirio. En mis “aventuras” en autobús tuve la suerte de que nunca me atracaran. Por si acaso, llevaba el celular escondido en mi ropa interior y apagado (por si acaso sonaba mientras los potenciales asaltantes hacían su trabajo, una precaución elemental). Conocí de primera mano, el sufrimiento por el que pasan diariamente los “sin carro”.  Pude vivír en carne propia, lo que día a día tienen que soportar los ciudadanos para trasladarse a su trabajo o para hacer alguna gestión, en unidades destartaladas, discotecas ambulantes, humeantes, incómodas, sin señalización de rutas, sin paradas fijas, con asientos rotos y llenos a tope en las horas pico, sudando a mares en este maravilloso clima tropical. Y desde luego tuve que “aportar” muchas veces pequeñas cantidades de dinero a los “charleros”, personas que entran al bus y empiezan a pedir, en voz bien alta “¡una colaboración, ciudadanos, tengo a mi mujer enferma!” o “¡panas, acabo de salir de Tocuyito (carcel local de pésima fama) y necesito real para empezar de nuevo, colaboren!”, etc. Desde luego, nadie se atreve a no “colaborar” por el temor a que en verdad te asalten, te roben o te maten. Eso es lo que a diario tienen que vivir los que por carencias u otros motivos no tienen un vehículo para desplazarse y deben usar el transporte colectivo.

Lo que más me llamó la atención de esta experiencia es la inequidad, la desigualdad existente entre los ciudadanos “con carro” y los “sin carro”. En mis viajes al exterior nunca necesité tener vehículo propio; es más, nunca lo deseé. Porque el transporte público, en muchísimos países, es tan bueno que no se requiere tener auto propio para desplazarse en la ciudad o entre ciudades. Nació en mi, pues, la inquietud por saber como se ha resuelto el problema del transporte público en otros lugares y ciudades del mundo. Y descubrí que existen, desde hace años, sistemas muy eficaces, económicos y excelentes de transporte público tales como el del Curitiba (Brasil) o el Transmilenio (Bogotá) en nuestro propio continente, por citar sólo dos ejemplos.

En un vídeo reciente, el ex alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, (1998-2000) explica la filosofía detrás de la planificación de ciudades: la igualdad democrática. Según Peñalosa (y otros que descubrí después) “la ciudad debe ser de los peatones, no de los carros; y el transporte público debe reflejar la equidad entre ciudadanos”. Y así, con esto en mente, creó cientos de kilómetros de ciclovías (vías para bicicletas), en particular en las zonas más pobres, donde la mayoría de los habitantes pertenecen a la categoría de los “sin carro”. Y, adoptando los sistemas existentes en Curitiba, logró implantar en Bogotá el sistema BRT (Bus Rapid Transport, por sus siglas en inglés) que consiste en carriles “sólo para buses”, por donde circulan con rapidez y eficiencia los autobuses articulados de gran capacidad. Lo más notable es que al ir los buses por una vía especial, a la que no tienen acceso los automóviles, llegan a su destino mucho más rápido que los carros, que siguen embotellados en un tránsito infernal. El beneficio para el público es innegable. Y el Transmilenio es utilizado no sólo por los “sin carro” sino también por muchos ciudadanos que han entendido que viajar en sus propios vehículos es más costoso, más lento y mucho menos eficaz que el transporte colectivo.

¿Es posible aliviar el sufrimiento diario de los millones de venezolanos “sin carro” y crear sistemas de vías rápidas BRT en Venezuela? Una búsqueda por Internet refleja que se han hecho dos intentos; uno en Caracas (BusCaracas) y otro en Barquisimeto (TransBarca). No sabemos como funcionan pues no los hemos visitado. Pero tenemos que suponer que es el inicio de un transporte colectivo bien organizado.

Según Wikipedia, “Transbarca (Sistema de Transporte Masivo de Barquisimeto C.A.) es el sistema de transporte masivo de la Ciudad de Barquisimeto en Venezuela, es de tipo BRT. Su construcción se inició en 2005, durante la gestion de Henri Falcon como alcalde del municipio Iribarren, luego la obra pasa a manos del estado, durante el gobierno de Hugo Chávez donde es paralizado durante mucho tiempo hasta que finalmente es inaugurado el 14 de septiembre de 2013 en manos del Gobierno del Presidente Nicolás Maduro, entró en operación el mismo día, con dos troncales (líneas) y seis rutas alimentadoras.”

Y según el diario Ultimas Noticias, el BusCaracas funciona pero solo cobran en algunas estaciones. En la noticia no indican cuales son los recorridos ni horarios, lo que habrá que investigar a futuro. Ojalá los habitantes de Valencia cuenten, pronto, con un sistema BRC que funcione con eficiencia.

El alcalde recién electo de Valencia, Miguel Cocchiola, durante su campaña ofreció el sistema de transporte rápido que denominó “TransValencia”. Sin embargo, al leer la propuesta indica que (según Notitarde el 31/08/2013) “La Alcaldía sólo se encargará de supervisar la prestación eficiente del servicio, así como del mantenimiento de los canales exclusivos de circulación para los autobuses, y las estaciones. La primera etapa se construye muchísimo más rápido de lo que tarda un Metro, y con una inversión mínima tendremos en poco tiempo este sistema tan necesario para la ciudad… El éxito está garantizado ya que ciudades latinoamericanas lo han probado con resultados excelentes. Bogotá, Lima, Santiago y Curitiba son algunos ejemplos de que se puede progresar en este sentido”. Ojalá y se cumpla con esta y otras promesas y que alguna empresa se arriesgue a poner los autobuses lo que, tal parece, no hará el alcalde.

Entretanto, soñamos con que algún día, pronto, tengamos en Valencia un sistema BRT que alivie los sufrimientos de los “sin carro” y dignifique la movilización de personas de todas la edades y condición social. Ello requiere de una visión que se resume en una frase: “la ciudad es para las personas, no para los carros”.

A continuación un vídeo del BusCaracas



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Oh, Al fin veo un artículo que indica y destaca la realidad, y sobre todo plantea soluciones y cita ejemplos hechos efectivos. Bien por su escritor.

Unknown dijo...

Hola Miguel! es Francisco Corral.
Te comento: Veo muy dificil que la situaciòn cambie. Te digo porque: 1- Hay que lavarle el cerebro a los usuarios, malandros, charleros y demas hiervas aromaticas. 2- Serian necesarias N rutas en la ciudad y sus alrededores. 3- Ninguna alcaldia y mucho menos de la oposiciòn sera capaz de hacerlo....4- Simplemente hay que cambiar el pais totalmente desde sus raices y eso empieza por educar a su gente ESE ES EL PROBLEMA A RESORVER!!!!! y no es facil amigo. Lo que escribiste es una triste realidad del dia a dia de los SIN CARRO.

Unknown dijo...

Disculpen..... ES RESOLVER!!!!

Miguel Megias dijo...

creo que es una gran oportunidad para que montes un sistema de transporte digno hay un hueco en el servicio de transportes arma tu proyecto y empieza el movimiento tu mismo y veras que se te dará porque ademas de ser necesario y productivo le estas devolviendo un poco al pueblo que tanto lo necesitan los sin carro ! buen articulo aunque me da tristeza de saber que todo anda igual o peor ! suerte