domingo, 9 de febrero de 2014

Pérez y Chávez: ¿un mismo itinerario?


Nelson Acosta Espinoza

Esta es una pregunta que suena atrevida en el contexto de la celebración de un aniversario más de la asonada militar del 4 de febrero del 1992. Sin embargo, me parece valioso insistir en esta línea de argumentación ¿Qué queremos decir? ¿En qué sentido estos dos personajes compartieron un mismo itinerario histórico? No se asombre amigo lector. Existe un viejo refrán que señala que los extremos se acercan. En este caso, entonces, la pregunta a formular sería, ¿cuál extremo es ese, en donde coinciden estos adversarios históricos? A ver.

En su segunda presidencia Carlos Andrés Pérez intento modificar la estructura de poder y la economía del país. A tal efecto se diseñó un plan de la nación bajo el nombre de "El Gran Viraje". En forma sucinta se intentaba modificar el modelo sustitutivo por uno de economía de mercado y, de esta forma, acompañar las tendencias de la globalización y las liberalizaciones de las economías mundiales, minimizando el tamaño e intervención del estado dando prioridad a la actividad privada. Igualmente se impulsó el proceso de descentralización del sistema político nacional, con las elecciones de gobernadores y alcaldes por primera vez en la historia democrática de Venezuela. Estas iniciativas se llevaron a cabo desde una perspectiva tecnocrática. No se intento generar una estrategia de contenido popular que sustentara esta profunda transformación de la sociedad venezolana. Se pretendió llevarla a cabo desde los aparatos administrativos del estado, sin enfrentar con decisión a los viejos actores que ofrecían una resistencia activa. Los resultados son conocidos. Se frustró este ensayo por modificar y modernizar la sociedad venezolana.

En cierto sentido, el socialismo del siglo XXI, es un Gran Viraje, pero, al revés. El gobierno socialista del difunto presidente Chávez y el actual presidente Maduro, han desmantelado la organización estatal heredada de la democracia. Se han estatizado las empresas básicas y revertido los procesos de descentralización iniciados a finales de la década de los ochenta. El común denominador con el gobierno de Carlos Andrés Pérez radica en que se intenta llevar a cabo esta profunda transformación desde la administración de los aparatos del estado. El socialismo del siglo XXI ha privilegiado una visión instrumental de Estado; vale decir una agencia que puede ser conquistada y ocupada por el partido mayoritario después de las elecciones y ser usada como instrumento exclusivo de sus políticas. Al igual que Carlos Andrés Pérez este socialismo del siglo XXI intenta introducir modificaciones sustantivas a la sociedad desde el estado desplegando una política de carácter asistencialista. Distintos fines, idénticos medios.

Démosle una vuelta a la tuerca y preguntemos ¿qué hacer, entonces? Veamos. Estamos ante la posibilidad de fundar un nuevo relato político y construir un nuevo sujeto popular cuya identidad sea percibida como un alter ego de la oligarquía socialista que asumió el poder en el país. Hoy en día el tramado institucional del estado no está en capacidad de procesar demandas sociales (vivienda, seguridad, transporte, empleo, etc.) y, en consecuencia, el gobierno ha perdido legitimidad y eficacia. Este es el momento propicio para encadenar esta diversidad de demandas no satisfechas y cristalizarlas en torno a determinados símbolos populares que impliquen la negación del actual orden institucional. Para lograr este objetivo se requiere de un relato, una oposición que se asuma como alternativa de poder y enlace su oferta con los símbolos populares. Para ello sería necesaria la emergencia de un líder que canalice esta lucha y dicotomice el espacio social y político del país. La pregunta brota a boca de jarro, ¿existe este líder? Pronto lo sabremos.

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