domingo, 2 de febrero de 2014

El enriquecimiento súbito en el socialismo del siglo XXI

Diagrama típico de Venn. El conjunto A y el conjunto B tienen elementos comunes en la intersección A con B

Rafael García Elías

Una herramienta clásica para explicar la teoría de conjuntos es el diagrama de Venn. Cualquier estudiante de bachillerato posiblemente recuerda aquel rectángulo que incluía dos círculos: el A y el B. Los círculos se superponían y la zona en común era conocida como" la intersección del conjunto A con B". El rectángulo que contenía a los círculos era el todo; y los círculos, los entes abstractos matemáticos.

Utilicemos este modelo entendiendo que el rectángulo que contiene a los círculos representa la economía de Venezuela. El conjunto A es el sistema económico propuesto por las teorías socialistas basado en subsidios, regulaciones, dólares baratos y controlados, regulaciones, cooperativas, núcleos endógenos, etc. Y el conjunto B representa la economía liberal de mercado: empresas, dólar paralelo, mercados abiertos donde rige la oferta y la demanda, etc.

En el conjunto A el diagnóstico, con base histórica y en nuestra propia experiencia, significa baja productividad, necesidad permanente de subsidios por parte del petro-estado, consumo sin producción y alta dependencia de las importaciones en todas las áreas de la economía.

En el conjunto B, en cambio, implica una dura lucha contra un estado regulador, que se impone con infinidad de normas, reglamentos, impuestos, colaboraciones a empresas asfixiadas por la falta de materias primas y de divisas seguras y de oportuna adquisición para obtener los insumos fabriles necesarios; y lo peor, estar expuesto a un conjunto de leyes, interpretables por fiscales y jueces, que pueden convertir un problema de carácter netamente mercantil en un caso penal, con posibilidades de cárcel.

Ambos esquemas son de mal pronóstico, en cuanto a su éxito. Ambos han llenado al país de proyectos fracasados: areperas socialistas, núcleos agrícolas, crisis permanentes en las empresas de Guayana, endeudamiento de PDVSA, carencia de cemento y cabillas, entre otras casos por un lado (conjunto A); y empresas cerradas, eliminación de la oferta de viviendas en alquiler, empresariado que se va del país, retiro del sector privado de la construcción de viviendas económicas, etc., por sólo citar algunos casos (conjunto B).
Ahora bien: sin embargo, se ven algunos negocios exitosos de empresas que desbordan en su bienestar económico; lo curioso es que estas empresas no están ni en el conjunto A, ni en B; estas empresas están en la intersección de A con B.

El mejor ejemplo de los negocios exitosos son los importadores (importadores, dicho sea de paso, de lo que sea) que obtienen dólares baratos del sistema proteccionista del estado socialista (A) y venden sus productos al mejor postor, en un mercado capitalista (B).

Pero la estrella de estos negocios, en la intersección de ambos sistemas, que generó fantásticas ganancias en cuestión de semanas fue le compra de certificados de deuda de PDVSA, bonos argentinos, y deuda pública nominadas en dólares americanos que fueron comprados al cambio oficial, según lo pautado en el sistema socialista (conjunto A), y su inmediata reventa a descuento, en la meca del capitalismo: la Bolsa de Valores de Nueva York, en Wall Street, (conjunto B) obteniendo de manera inmediata dólares libres, los cuales luego pueden ser vendidos en el mercado negro venezolano, a pesar de las aparentes restricciones y leyes que convierten esta venta en un ilícito cambiario. Esta operación enriqueció las alforjas de un grupo importante de boliburgueses y dejó una pesada carga financiera en la espalda de PDVSA y del Banco Central de Venezuela, que deberá ser pagada a futuro por todos los venezolanos.

De este tipo de negocios hay muchos otros ejemplos: los cupos para la importación de leche en polvo, azúcar y alimentos en general, los contratos oscuros con China, Bielorrusia, Irán, y otros en los cuales se contratan en dólares al cambio oficial (A) y luego la parte líquida del negocio se convierte a tasa de mercado negro (B).

Es importante concluir que todos los negocios planteados en la intersección de A con B dañan al patrimonio de la república y enriquecen a un pequeño grupo de afectos al régimen. Son los actos de corrupcion, diferentes al robo simple, que han transferido la mayor cantidad de riquezas a un pequeño grupo, en muy corto tiempo, en la historia de Venezuela. El daño es ireparable porque las operaciones fueron ¨licitas¨. (*)



(*) La culpa no la tiene el ciego, sino del que le da el garrote. (Del refranero popular).

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