Libro de Actas donse se inscribe la independencia de Venezuela |
El antagonismo centralismo y autonomías se encuentra inscrito en los genes que darán concreción futura al fenotipo de la república.
Nelson Acosta Espinoza
Una nueva celebración. Se cumplen 202 años de la Declaración de Independencia del 5 de julio de 1811. A propósito de esta ocasión resulta aleccionador repasar, brevemente, algunas interpretaciones que se han elaboradas sobre este magno evento. Desde luego, una mirada fugaz. El espacio de este escrito no permite otra cosa.
Veamos, por ejemplo, la del gobierno. En su lectura, este evento es asumido como un antecedente de la revolución bolivariana o, lo que es lo mismo, del socialismo del siglo XXI. Emulando a Guzmán Blanco, Juan Vicente Gómez y Eleazar López Contreras, utiliza esta conmemoración para intentar legitimar su ejercicio de poder. En este sentido, el oficialismo ha pretendido dibujar una línea de continuidad entre el 5 de julio de 1811 y la asunción del poder de Hugo Chávez Frías. De ahí proviene su énfasis en el carácter militar y una concepción mítica de la gesta. De nuevo, la Venezuela Heroica y romántica de Eduardo Blanco. En este tenor, los hijos políticos de Chávez, entonces, también lo serán de Simón Bolívar y, en consecuencia, herederos de este histórico acontecimiento. Estas líneas gruesas resume la interpretación oficial de este suceso.
Afortunadamente la investigación histórica en el país ha avanzado. Sobre este tema se han desarrollado estudios que arrojan nueva luz en torno a este acontecimiento. Esta circunstancia ha permitido, por un lado, un acercamiento menos fantasioso y más realista; y, por el otro, han puesto al descubierto ángulos que la historiografía clásica había pasado por alto. Posemos la mirada en algunos de estos aspectos relativos a esta importante fecha patria.
Son varios los temas a resaltar. Primero, este movimiento no se caracterizó por la unanimidad. Los historiadores han destacado cómo al principio la reacción contra la metrópoli fue una guerra civil. Vale decir, una lucha entre venezolanos por derrumbar o mantener la Corona.
Segundo, los blancos criollos, los futuros próceres, se caracterizaban por su altivez y altanería, no sólo contra los blancos peninsulares, sino también hacia los miembros de los estamentos inferiores. El conocido episodio que protagonizan ante la Real Cédula de Gracias al Sacar, para facilitar a los pardos y morenos la posibilidad de un simbólico ascenso en la distribución estamental, confirma la conducta de los criollos. Se escandalizan y actúan como si estuvieran ante una catástrofe “actuada por los pardos con regia autorización.”
Tercero, se hace presente el antagonismo entre la pulsión centralista y el apego hacia los fueros regionales. La región, es importante recalcar, fue previa a la república y a la nación. Maracaibo, Guayana y Coro, en un principio, se mantienen fieles al Rey y dispuestos a pelear contra los republicanos. Valencia, Barcelona y Cumaná luchan por sus fueros ante la imposición de la capital. El antagonismo centralismo vs autonomías, entonces, se encuentra inscrito en los genes que darán concreción futura al fenotipo de la república.
Por otro lado, muy lejos de la historia oficial, hay que resaltar, que en sus orígenes, la república fue una hazaña civil y no militar. El procerato civil republicano es largo: Juan Germán Roscio, Andrés Bello, José Félix Sosa, Francisco Javier Uztáriz, Martín Tovar Ponte, Francisco Javier Yanes, Baltasar Padrón, Cristóbal Mendoza, Francisco Isnardy, Miguel José Sanz, Fernando Peñalver, Felipe Fermín Paúl, José Ángel Álamo, Pedro Gual, Luis López Méndez, Coto Paúl, José Vicente Unda, Juan Antonio Díaz Argote, Juan Antonio Rodríguez Domínguez, Mariano Talavera y Garcés, Francisco Espejo, Luis López Méndez, Miguel Peña, Antonio Muñoz Tébar, entre muchos otros.
En fin hay que combatir la apropiación oficial del significado de esta fecha; correr el velo militar y mesiánico que impide valorar en su justa dimensión la hazaña independentista y asumir que el 5 de julio de 1811 fue una epopeya ejecutada por los próceres civiles de la época.
Basta de propiciar cultos a militares mandones y heroismos frívolos. Recuperemos el contenido civil que impregna esta fecha y el espíritu federalista presente en la denominación de país como “Confederación Americana de Venezuela”.
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