67º Mensaje histórico.
Germán Carrera Damas
Escuela de Historia
Facultad de Humanidades y Educación
Universidad Central de Venezuela
Los venezolanos enfrentamos tiempos críticos en los cuales no puedo menos que preguntarme: ¿Dónde están los perros adecos? A quien crea ver en esta denominación un propósito denigrativo, me permito recordarle que el 15 de enero de 1952, escribió Rómulo Betancourt a Raúl Leoni: ….”La verdad es que después del descalabro octubriano grietas insalvables debieron abrirse, y si no fueron tan hondas es porque los adecos somos una extraña gente, soldada por una disciplina ‘para perros’, como gustaba de calificar Laureano [Vallenilla Lanz] a la impuesta a su godarria”….
El conocimiento algo detenido de la obra teórica y la acción, políticas, del fundador de la democracia moderna en Venezuela, me permite creer que la calificación de adeco, aplicada por él al militante arquetípico del partido por él concebido, promovido y celosamente guardado, era enaltecedor, por cuanto significaba, con la expresión para perros, firmeza en la lealtad respecto de los valores de libertad y democracia, y tenaz consecuencia respecto de los objetivos sociales y políticos definidos en el seno de su partido, y predicados y practicados por los adecos hasta volverlos patrimonio del pueblo.
Estas consideraciones son el preámbulo a una pregunta que seguramente muchos nos hacemos: ¿Existe Acción Democrática? No es ésta una pregunta desatinada, si atendemos a la comprobación de que la legitimidad de un partido político nace de su acervo de realizaciones, y a la de que la proyección de tal partido es validada por la consecuencia demostrada respecto de esa obra. ¿Tiene, algún otro partido o movimiento político venezolano, un capital histórico aunque sea de lejos comparable al acumulado por Acción Democrática a lo largo de una actuación asentada en grandes y prolongados sacrificios, grupales e individuales, y generosa de mártires?
Pero, ¿Y las obras? No es posible enunciarlas todas, a partir de la primaria y básica de haber rescatado la Soberanía popular, secuestrada a perpetuidad desde la ruptura de la República de Colombia, dándole con ello a la República su cabal sentido. Como se lo dio a la condición de ciudadano la implantación del sufragio universal, directo y secreto, gracias a la cual la mujer venezolana ingresó a la ciudadanía plena. Sobre estas bases fue erigida, con la eficiente colaboración de los partidos políticos democráticos entonces nacidos, la República liberal democrática, persistente en los millones de venezolanos que la reivindicamos con nuestra defensa de los valores de Democracia y Libertad.
No por descuido, ni por subestimación, dejo de mencionar la obra material. Lo hago porque mantengo mi confianza en que el pueblo venezolano, que hizo suyo esos valores, hasta entonces no disfrutados por derecho, sigue manteniéndolos en calidad de ser los motivos primordiales de su aspiración a ejercer la Soberanía popular como principio básico para poder atender, en ejercicio de la Democracia y goce de su libertad, a la canalización y solución de las cuestiones materiales generadas por su evolución hacia su conformación como una sociedad genuinamente democrática.
Ese es el capital histórico acumulado a partir de la determinación de los cuatro soñadores realistas que fueron capaces de concebir la instauración de una República liberal democrática en una sociedad plantada en un atraso secular. Si reivindicarlo es la fuente de legitimación histórica de los adecos, ¿Cómo no asumir, de manera abierta y orgullosa, la responsabilidad de hacer valer ese pasado, que es presente para el pueblo democrático, manteniendo activamente el compromiso no sólo con el presente sino también, y fundamentalmente, con el futuro de la democracia venezolana?
Mas para cumplir la segunda parte de ese compromiso se está perdiendo un tiempo precioso, y se ha incurrido en una falta que es urgente enmendar; falta consistente en no haber concurrido a las primarias con una candidatura propia, en torno a la cual fuese adelantado el desarrollo de un partido nacional. Muy pronto la democracia venezolana restablecida requerirá el firme apoyo de un partido nacional, pero de uno que haya demostrado saber de Democracia. De no contarse con ese apoyo, el rescate de la democracia venezolana podría extraviarse.
Nacido como un partido del pueblo, y empeñado históricamente en la formación de un pueblo para ese partido, el de los adecos debe comportarse en acuerdo con su obra histórica.
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