Asdrúbal Romero M.
Nunca imaginé que se gestaría tanta acritud en la caimanera internáutica alrededor de la inscripción de candidatos opositores a las elecciones regionales. Continúo pensando qué tal decisión fue de sentido común. En mi cerebro la asimilé a la siguiente situación: nos anuncian repentinamente la apertura de un curso que siempre hemos querido tomar; además de no disponer enteramente de los recursos económicos para inscribirnos, tenemos algunos compromisos contraídos para el lapso en el que ha sido programado; aún así queremos estar allí y la reserva de cupo es dentro de dos días; es gratuita; si no reservamos perdemos el chance de poder inscribirnos. ¿Qué harían ustedes? ¡Es de cajón! Reservar y después vamos viendo si nos será factible resolver todos los problemas que obstaculizan convertirnos en participantes efectivos del tan esperado curso.
A pesar de lo sensato de la decisión opositora, el fuego prendió en su pradera. Uno esperaría que amainara, pero no lo hace y es prioridad estratégica del Régimen resoplarle oxígeno para que no lo haga. Sorprendido a las primeras de cambio por la jugada defensiva de la Oposición, el Régimen hará todo lo posible por desincentivar la participación opositora, de allí las cartas de buena conducta de Diablodado; las inhabilitaciones de más alcaldes y las respectivas amenazas de hacerlo también con candidatos destacándose por su mejor posicionamiento en las encuestas; la Comisión de la dadreV como corte inquisidora de última instancia para resolver lo que ni los votos ni las trampas CNE puedan resolver; etc. De lo que se trata es de asegurarse que la participación de los escuálidos, ya que decidieron hacerlo, se dé en las condiciones más humillantes para ellos y así nutrir la confrontación al interior de las fuerzas democráticas con la consecuente manutención de una nada despreciable tendencia abstencionista. El juego del Régimen está claro.
¿Y el de la Oposición? Creo que también, le corresponde bailar una especie de danza infernal donde los diablos intentarán sacarlos del ruedo y ellos mantenerse. Y si tienen que abandonarlo, que sea a cuenta de tantos fouls que los árbitros descalifiquen a los diablos. Tendrán que bailar “pegao” así apeste el aliento de los contrarios. Los líderes lo tienen claro, saben por la que tienen que pasar, nada agradable, ni fácil, por cierto, pero políticamente no lo han comunicado bien a sus bases. Sigue prevaleciendo en el ánimo opositor, la primera impresión comunicada por Henry Ramos Allup.
Aunque sustentado en inobjetables criterios políticos, la forma soberbia como comunicó logró el efecto contrario. Por allí se comenta que los demás partidos, en reconocimiento a su facilidad para desenvainar pistolas, le encomendaron la tarea de explicarle el asunto a unas bases “rebeldes”. Que saliera primero el pistolero, que luego entraban todos. Y Ramos, sabedor que la Unidad no estaba en peligro, dijo aquel infeliz “los adecos vamos a participar, con acuerdo o sin acuerdo”. Fue como echarle gasolina a un fuego que apenas estaba prendiendo. Le puso sordina al criterio de la participación condicionada que partidos como Voluntad Popular y Primero Justicia han tratado de hacer valer en la opinión pública, bajo el lema que inscribir candidatos no implicaba necesariamente la participación.
Tampoco es que eso de la “participación condicionada” sea fácil de vender. Es como un criterio implícito que mejor no se explica mucho porque enreda. Si se arranca con condiciones, el Régimen se abalanzará sobre ellas para violarlas, así sea el elemental cambio del CNE habida cuenta que las comadronas fueron capturadas flagrantemente cometiendo delitos electorales. No se habla de condiciones pero tanto gobierno como oposición saben que existe un límite. El otro día tuve la grata oportunidad de ver a Vladimir a la 1 entrevistando a Miguel Pizarro. Llegó un momento en que el entrevistador parecía desesperado en tratar de conocer dónde estaba ubicado ese límite. Decía: pero qué pasa si el gobierno sigue poniendo presos a dirigentes e inhabilitando alcaldes, ¿aun así participarían? Pizarro, que es uno de esos líderes emergentes que comunica políticamente muy bien aunque a veces cometa errores por inmadurez, como ratón rehuyéndole a gato, llegó un momento en que le dijo: Vladimir, nosotros no somos kamikazes, si el Régimen, por ponerte un ejemplo, vía CNE eliminara la presencia de los testigos de mesa, ¿cómo íbamos a participar? Estableció, claramente, una cota superior de ese espacio limítrofe difuso. Si la Tibisay llevara su descaro hasta esa condición límite descrita por Pizarro, obviamente la Oposición abandonaría, pero el pánico de hacer elecciones le quedaría pintado en el rostro a Maduro con tinta indeleble.
¿Dónde está ese límite o condición de quebrar palitos? Nadie lo sabe ahora. Es difuso. Se mueve. Va cambiando. Aunque parezca absolutamente paradójico depende de esa masa opositora que desesperanzada o dolida por tantas causas amenaza con abstenerse. Ambos contendientes deben monitorear día a día ese sentimiento que está allí y es muy respetable. El Régimen lo hace. La Oposición debería hacerlo. Día a Día. Si creciera, el Régimen podría seguir hacia adelante, envalentonado, pensando que podría ganar unas diez gobernaciones. Son varios los estados donde casi todo el empleo es público y la Oposición tiene dificultades para cubrir geográficamente todos los espacios electorales, estos dos factores, aunados a la trampa y a una marcada abstención en nuestro sector bastión podrían hacer la diferencia verosímil. Para el Régimen no es mal negocio presentarse ante el mundo, jactándose de haberse dado un baño democrático y poder mostrar todavía la mitad del país en rojo.
Hay quienes habiéndome escuchado verbalmente este razonamiento, me dicen que si estoy loco. Que el Régimen no va, si no tiene como construir victorias creíbles en la mayoría de las Gobernaciones. Eso es un imposible, si de verdad estuvieran pensando en ese objetivo, más pronto que tarde le van a dar la patada a la mesa. Insisto, para mí el escenario posible, y no malo, para el Régimen es el de diez gobernaciones – o por allí-. Y es posible, sí y solo sí nuestro principal bastión opositor termina quedándose en el deshoje de las margaritas. Por eso el Régimen trabaja todos los días para acrecentar la molestia y el dolor en ese bastión.
Y si el clima abstencionista comenzara a disminuir, porque se hubiese activado la comprensión de la danza que nos ha tocado bailar. Ahhhhh, entonces el Gobierno buscaría la forma de traspasar los límites insoportables para la Oposición y forzar su retiro. Quedaría algo peor de lo que ya está: con una más consolidada imagen de dictadura. En ningún caso su juego es democrático. Sólo baila por las apariencias. No van a entregar el poder por la vía democrática. Coincido con Ramón Muchacho. La Oposición ya lo sabe. Pero no le queda de otra, el problema no es conquistar supuestos espacios de gestión cuya cotización en bolsa es casi nula, sino seguir bailando, cuerpo a cuerpo, con el enemigo, sin regalarle espacios de lucha ni brindarle oportunidades para ponerse la máscara democrática otra vez.
1 comentario:
Estoy completamente de acuerdo con el articulista. Si la oposición no va a las elecciones de gobernadores cometerá un gravísimo error. La pelea contra un régimen antidemocrático y pro-comunista es en todos los frentes. La oposición debe demostrar que, por encima de todo, su lucha es democrática, es decir, electoral, como no puede ser de otra manera. El país no quiere al gobierno chavista que no tiene nada que exhibir a su favor puesto que el país está absolutamente acabado. A cada obstáculo la oposición debe responder con inteligencia y tenacidad, tenacidad. En esta lucha no valen susceptibilidades ofendidas porque se trata de la vida o la muerte de la democracia venezolana. No importa lo que haya dicho Ramos Allup; incluso me parece que tiene razón, porque abstenerse de participar es hacerle un gran favor al régimen que está indiscutiblemente identificado como dictadura. Ciertamente, si la oposición se abstiene el Gobierno se pondrá una vestidura democrática, una vestidura meramente, y se prolongará la agonía del pueblo venezolano cuyo anhelo es recuperar su libertad, su democracia y el bienestar que sólo ésta puede brindar.
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