domingo, 7 de junio de 2015

Resguardar la vida de los venezolanos en huelga de hambre

Nelson Acosta Espinoza
Las huelgas de hambre son medidas extremas. Requieren un alto  nivel de coraje y determinación por parte de quienes asumen esta acción de protesta política. Igualmente, este acto debe estar acompañado por el apoyo solidario y creativo de las organizaciones que apoyan y soportan esta actividad extrema.  Simplificando. Esta acción implica una confrontación de voluntades.  Los huelguistas, por un lado  y, las autoridades a quienes les compete otorgar las reivindicaciones solicitadas, por el otro. Su teatro de operaciones, por así decirlo, es la conquista de la opinión pública.

En el caso del ayuno que practican un grupo de venezolanos, encabezados por Leopoldo López y Daniel Ceballos, sus demandas son sencillas: fijación del calendario electoral, presencia y supervisión internacional y libertad de los presos políticos. Su posibilidad de alcanzar estas metas depende del nivel de compromiso de la MUD y de la movilización popular. Insisto, su campo de operaciones lo define los corazones de la población. Vale decir, la posibilidad de despertar solidaridad en la ciudadanía.

La marcha, convocada por López el sábado 31 de Mayo, tuvo eco en la población. Un grupo importante de venezolanos mostraron su desacuerdo y angustias en relación al estado de pobreza, inseguridad, alto costo de la vida, inflación, etc.,  que azota a la población y pone en peligro sus estándares de vida. Desde luego, estas reivindicaciones estaban encadenadas a gestos de solidaridad con estos venezolanos que habían iniciado esta huelga de hambre.

La población respondió. La MUD no estuvo, en esa ocasión, a la altura de la respuesta que escenifico la ciudadanía. Dudas, cálculos y, un cierto “egoísmo” político prevaleció en los momentos iniciales. Posteriormente, sectores asociados a esta agrupación se incorporaron a la marcha y respaldaron la acción de los huelguistas.

¿Y, ahora, qué? ¿Cuáles acciones hay que desarrollar para brindar solidaridad con estos venezolanos? ¿Existe voluntad en los actores políticos (MUD) de acompañar activamente esta lucha? Bien, estas preguntas están por responder. Ojala que las mismas sean afirmativas y se pueda desarrollar una campaña nacional en solidaridad con López, Ceballos y demás huelguistas.

Sin embargo, hay que estar claros. Un triunfo del estado en este tema implicaría desmoralización de la población opositora y un retroceso para las aspiraciones electorales y políticas de este sector. Esta afirmación puede sonar un tanto contundente. Sin embargo, la experiencia en situaciones similares así lo indica (véase el caso irlandés).

Más allá de las diferencias y pretensiones de corte electoralistas hay que entender que el momento es de naturaleza Política y, posteriormente, de índole electoral. Ojala no se inviertan los términos. Las apetencias electoralistas no deben subyugar las políticas. De ser así, en opinión de este humilde escribidor, se cometería un error de carácter histórico. Revelaría la ausencia de una concepción estratégica para enfrentar la grave situación que confrontamos todos los venezolanos.

Desde luego, hay que preservar la vida de estos compatriotas. Se hace indispensable desarrollar, entonces, movilizaciones intensas y de calle (pacificas) para poder alcanzar los objetivos propuestos y/o un compromiso político honorable que de salida a esta situación límite en que se encuentran los participantes en esta forma de protesta.

Históricamente esta herramienta de lucha puede tener una duración determinada o ser ilimitada. En esta segunda opción el desenlace final será la muerte por inanición que sobrevendrá entre los 60 y 90 días del comienzo del ayuno.

Es indispensable, en consecuencia, desarrollar una intensa movilización política para resguardar la vida de los huelguistas y alcanzar las metas propuestas. Estos objetivos conciernen a todos los venezolanos y, particularmente, a los grupos asociados a la MUD. Salvemos la vida de los huelguistas.





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